sábado, 5 de mayo de 2012

Recordando a Tomás Borge por Daniel Martinez Cunill

-From: Gustavo Pérez Hinojosa <gperezhinojosa@gmail.com>
Date: Sat, 5 May 2012 08:18:53 -0500
Subject: Recordando a Tomás Borge por Daniel Martinez Cunill
To:

05-05-2012

Nicaragua
Recordando a Tomás Borge

Daniel Martínez
Cunill<http://www.rebelion.org/mostrar.php?tipo=5&id=Daniel%20Mart%EDnez%20Cunill&inicio=0>
Rebelión <http://www.rebelion.org/>


En Nicaragua, una vez más la muerte ha golpeado a las puertas del Frente
Sandinista de Liberación Nacional. Esta vez en busca de Tomás Borge,
Comandante de la Revolución, fundador del FSLN.

Fallecido en el hospital militar de Managua, no dudo que Tomás hubiera
preferido una muerte combatiente, de ser posible con olor a pólvora, más
ajustada a su personalidad, a su azarosa vida y a su desbordante
imaginación, que lo hacía pensar en sí mismo enfrentando enemigos y
obteniendo contundentes victorias.

El héroe de referencia de Tomás era un personaje de novela, Winnetou el
apache, que salido de la pluma del escritor Karl May pobló la imaginación
del joven matagalpino, y que tres o cuatro décadas después seguía afirmando
que los principios de la lealtad, la rectitud y la defensa de los humildes
las había aprendido del indígena de sus lecturas adolescentes.

El referente ético de Tomás era sin lugar a dudas Carlos Fonseca. La muerte
de Carlos nunca dejó de dolerle, lo torturaba, y transformó más de un
insomnio en remembranzas de su compañero de ideales Recordando pasajes de
sus vidas a Tomás se le llenaban los ojos de lágrimas. También lo hacía
llorar el recuerdo de su hija Bolivia, que se suicidó mientras el dirigente
sandinista estaba en la cárcel, decisión de la cual Tomás se sentía
culpable.

Desde luego, Tomás admiraba a Fidel Castro y le hubiera gustado parecerse
más a él. En realidad el parecido comenzaba porque ambos nacieron en la
misma fecha, un 13 de agosto, pasaba por su pasión por los discursos épicos
ante plazas llenas y terminaba en una obstinada testarudez a la hora de
defender sus verdades. Es más, sospecho incluso que Tomás admiraba en
secreto al Che, pero le tenía celos por la enorme cercanía e identificación
que el guerrillero tuvo con Fidel.

La mayor realización de Tomás era hacer discursos apasionados, preñados de
poesía, audaces parábolas y reflexiones políticas simples, que le permitían
entrar en sintonía con las multitudes y, como director de una enorme
sinfónica, dirigir, acordar y exaltar los sentimientos de todo un pueblo.
Sus dotes de orador, tan superiores a las de sus compañeros, terminaron por
ser fuente de discrepancias y en más de una ocasión debió ceder a
regañadientes los micrófonos a alguno de sus pares de la Dirección Nacional.

El Comandante Borge fue encargado de las labores de Ministro del Interior.
En la decisión se sumaron su propia terquedad, una división de tareas en
que la Dirección Nacional operó con una errada visión de la unidad del
Frente basada en las matemáticas simples y una fina línea maquiavélica de
sus compañeros de armas, que no pusieron mucha resistencia ante su demanda
y prefirieron batallar con la reforma agraria o las finanzas, antes que con
lo múltiples enemigos que una revolución genera.

Tomás fue leal a los nicaragüenses, cumplió a cabalidad con la encomienda,
guiado por la máxima de *Implacables en el combate y generosos en la
victoria, *el MINT, centinela de la alegría del pueblo, como le gustaba
decir, debió enfrentar más enemigos de los que nunca se imaginó y defender
los primeros pasos de una proceso de cambio social inédito recurriendo a
todas las formas de lucha y a la inteligencia de sus miembros. Sin duda se
cometieron equivocaciones, pero nunca se cometió el error de traicionar la
sobrevida de la Revolución.

La noche del 25 de febrero de 1990 en que el candidato a presidente por el
FSLN, Daniel Ortega, fue derrotado por Violeta viuda de Chamorro, Tomás
durmió sólo, acuartelado en su oficina del Ministerio del Interior. Lloró,
lloró mucho, "como perro apaleado" según su posterior confesión. Cuáles
fueron sus sentimientos son parte de los infinitos secretos que Tomás se
lleva a la tumba y sería indigno intentar interpretaciones.

Es de honor recordar que Tomás hizo algunas reflexiones autocríticas sobre
las causas de la derrota. Reconoció, por ejemplo que la arrogancia los
había hecho perder contacto con la realidad. "Nos sentíamos dioses" dijo el
Comandante y lo peor es que ahí le atinó medio a medio. Pero le faltaron
fuerzas, o aliados, para llevar hasta el final esas autocríticas y las
diluyó en medio de lugares comunes. Preparados sólo para la victoria, los
miembros de la Dirección Nacional no tenían un plan, un proyecto, para la
derrota y se desdibujaron e improvisaron una serie de errores antes de
decidir una nueva estrategia.

A fin de cuentas, su rol opaco después de la derrota electoral es uno más
de los innumerables fantasmas que cruzaban por su pensamiento y que hacían
de él un personaje complejo. El Comandante Borge pasaba de la ternura a las
explosiones de ira con facilidad. La frontera entre su corazón sensible, de
poeta, y su carácter férreo y a veces duro era muy fina y transitaba de uno
al otro por impulsos que sólo él era capaz de explicar y raramente lo
hacía. Tomás era bueno para el perdón y extremadamente parco para las
explicaciones.

Creo que los dolores vividos en su extensa vida guerrillera, la muerte de
su esposa, hijas, amigos entrañables, combatientes del MINT que cayeron en
cumplimiento de sus órdenes, terminaron por ocupar demasiado espacio en su
corazón. Algunas operaciones especiales, que en defensa de la Revolución
tuvo que decidir en su cargo de Ministro del Interior, también venían a
sumarse a la carga emotiva de sus contradicciones.

Es indudable que la partida de Tomás cierra un ciclo histórico de las
luchas populares de Nicaragua. Ojalá que su muerte sirva para recordar los
valores morales del sandinismo, que han sido poco a poco relegados por sus
dirigentes, arrastrando en esa deriva a una generación de sandinistas de
base que no merecían vivirlo así y que los necesitarán si desean
reconstruir los cimientos averiados de la Revolución de 1979.

El llamado "juicio de la Historia" lo hacen otros hombres, torturados por
otros fantasmas y otras ambiciones, de manera que es prudente desconfiar de
ellos. Por esa razón, termino señalando que es justo reconocer que con la
Revolución Popular Sandinista Tomás obtuvo grandes victorias y derrotó
muchos enemigos. Tal vez -por desgracia- nunca logró derrotar totalmente al
adversario que llevaba en su interior.



--
Luis Anamaría http://socialismoperuanoamauta.blogspot.com/
http://centenariogeorgettevallejo.blogspot.com/
http://socialismoperuano.blog.terra.com.pe/
cel 993754274

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