Una lágrima hacia ti
Ay, Guatemala yo preparé mi sangre en batallones rojos para regarla entera sobre la tierra santa. ¡La conservo intacta en mi purpúrea alcurnia de soldado ileso! Silencios de derrota atisban mis insomnios. Los siento, en resabios de miel amarga, pringando mis acciones de recelo. Haz caído, Guatemala. Guía, esperanza, ejemplo de América, haz caído. ¡Titán de cenizas! ¡Desintegrada imagen de la fe vencida! El polvo que la ruina anuncia en los aires va formando nubes. Allá en los horizontes, se confunden con las nubes negras que provocan cascos de centauros-pulpos de prosapia rubia. Vienen sedientos a tu fresca sabia; La tomaron a sorbos, "por la democracia". Mis ojos no pueden seguir siempre secos cuando están tan húmedos los de tu pueblo. El pueblo llora, Guatemala, pero cree. Llora pero sabe que el porvenir es fiel. Por aquel que no murió en la hora del combate (ese mismo que ahora muere sin cielos por testigo); por el que escapó a la muerte y la encontró de nuevo; por el dolor de dejarte y el de haberte perdido; por la enorme lágrima que llora el pueblo; por el porvenir; por ti y por mi; Guatemala, hoy me alejo, envío esta lágrima esperanzada y doliente a dialogar futuros con tu pueblo inerme. M.I.O Septiembre de 1954. Uaxactún ... dormida A Morley, el desconocido y venerado amigo Uaxactún, la de grises ensueños, voz escondida detrás del misterio; bella durmiente de los bosques nuestros! he venido a besarte los ruedos, o la verde maraña del pelo, o el aire que mide el silencio. Uaxactún, Uaxactún. Yo sé que tu muerte es invento del blanco: te dormiste cansada de andar por los siglos, compañera sola del monte infinito. Adivino el comienzo del sueño, cuando lanzaste tus glóbulos pardos - retoños del bronce - al fluir de los vientos, Uaxactún, Uaxactún, Imitando en atávico gesto La dispersión que de allende los mares nos enviara el asiático ancestro. Y cuando lanzaste tu grito de adiós despidiendo al abuelo del abuelo del quetzalíneo Tecum. Uaxactún, Uaxactún. Y cuando cerraste tus ojos de templos, y cuando cruzaste tus brazos de estelas (detenidos relojes que duermen el tiempo). Más tu embrujada quietud y el silencio cederán al influjo de un príncipe bello que "levántate y anda" te ordene en un beso. Uaxactún, Uaxactún. Ya se oye en tu sueño de siglos el trinar de aurorales alondras, anunciando el final de la noche cuando tus nuevos retoños de bronce se bañan al sol que alumbra SUS tierras. UAXACTÚN UAXACTÚN Es el final del sueño: se anuncia el príncipe; deviene el pueblo con pífanos y tamboriles, sembrando ejemplos rojos en el corazón de América. M.I.O. Palenque
Algo queda vivo en tu piedra hermana de las verdes alboradas, tu silencio de manes escandaliza las tumbas reales. Te hiere el corazón la piqueta indiferente de un sabio de gafas aburridas y te golpea el rostro la procaz ofensa del estúpido "¡oh!" de un gringo turista. Pero tienes algo vivo. Yo no sé qué es, la selva te ofrenda un abrazo de troncos y aun la misericordia araña de sus raíces. Un zoólogo enorme muestra el alfiler donde prenderá tus templos para el trono, y tú no mueres todavía. ¿Qué fuerza te mantiene más allá de los siglos viva y palpitante como en la juventud? ¿Qué dios sopla, al final de la jornada el hálito vital en tus estelas? ¿Será el sol jocundo de los trópicos? ¿Por qué no lo hace Chichón - Itzá? ¿Será el abrazo jovial de la floresta o el canto melodioso de los pájaros? ¿Y por qué duerme más hondo a Quiriguá? ¿Será el tañer del manantial sonoro golpeando entre los riscos de la sierra? Los incas han muerto, sin embargo. Rapsodia a Fidel
Vámonos, Ardiente profeta de la aurora, Por recónditos senderos inalámbricos a liberar el verde caimán que tanto amas.
Vámonos, Derrotando afrentas con la frente Plena de martianas estrellas insurrectas, Juremos lograr el triunfo o encontrar la muerte. Cuando suene el primer disparo y se despierte En virginal asombro la manigua entera, Allí, a tu lado, serenos combatientes, Nos tendrás. Cuando tu voz derrame hacia los cuatro vientos Reforma agraria, justicia, pan, libertad, Allí, a tu lado, con idénticos acentos, Nos tendrás. Y cuando llegue el final de la jornada La sanitaria operación contra el tirano, allí, a tu lado, aguardando la postrer batalla, Nos tendrás. El día que la fiera se lama el flanco herido Donde el dardo nacionalizador le dé, Allí, a tu lado, con el corazón altivo, Nos tendrás. No pienses que puedan menguar nuestra entereza Las decoradas pulgas armadas de regalos; Pedimos un fusil, sus balas y una peña. Nada más. Y si en nuestro camino se interpone el hierro, Pedimos un sudario de cubanas lágrimas Para que se cubran los guerrilleros huesos En el tránsito a la historia americana. Nada más. M.I.O. 7 de julio de 1956 Día del juramento |
No hay comentarios.:
Publicar un comentario