skip to main | skip to sidebar Cuando se cumplen 65 años de su nacimiento y 25 de su muerte, los amigos y hermanos recuerdan a este notable poeta de la generación del sesenta, con un poema de extraordinaria intensidad y belleza. Como lo señalara Washingron Delgado, Illariq Chaska es uno de los más importantes poemas épicos de la literatura peruana. Animal mitológico por HNC, pasteles y tinta (1965)
Este es el principio de una marcha hacia el amanecer, y de un poema cuya luz creciente cuyo árbol de palabras me acompaña sin yo añadirle nada: cuaderno imborrable bajo mi rostro aún oscuro. Las palabras refieren claramente con idioma distinto, los comienzos del cambio que vendrá a abrir los nuevos surcos, los ojos de los muertos, los caminos del campo que entrarán en la ciudad. Confiando en que los hombres vivirán por ellos; caminos de los campos, de corazón a corazón, avanzo avanzo nunca retrocedo mientras trato de hallar la región adecuada y la luz exacta en donde fundaré mi emoción y mis pasos, y mi futura morada. Es sabido que las frases mueren y que puede un oráculo callar, y es también sabido que los hombres olvidan sin quererlo y que han de morir y callarán; Ello ocurre porque "es común" y porque "es necesario huir" o porque "pasó ya nuestro momento". Mas ese fue otro tiempo, ahora hablamos en la sangre de los hombres que un día penetraron en la selva con una fuente de vigor común, entre enredaderas, a riesgo de ser fusilados de incógnito. Ellos nacieron por su propia voluntad (y aún habiéndoseles hecho difícil) y tal es el principio de este canto: (yo recuerdo cuando, bajando de los meses recorría mi futuro: yo estaba con ellos, y observaba entre una luz tan verde que daba miedo huir, y si los apresaban todo en ellos sería desconocido (aunque como acostumbran les interrogaran las vísceras). Y es que desde hace años se prepara en esperanza esa estación permanente para el hombre y por el hombre nacida en tanto dolor (¡Ha terminado el llanto que empezó a correr aquellos días dentro de la casa y el silencio y el sudario que ahora exprimiremos cada noche). ¡Oh pueblo, nuestro poder antiguo nuestra invencible raíz alimentada por los ríos alimentando nuestro amor que nunca calló nos salvarán! ¡No pueden vencernos, estoy tan vivo que no tengo sombra! ¡He manchado mi camisa con una luz inviolable!
Un guerrillero (hablando fieramente) peleó solo, en plena noche. Lo cegaron con cuchillos y no advirtió sus heridas, "Ya murió" escuchaba entre gritos, y su experiencia tan grande en el dolor, su soledad con árboles lo salvaron de morir. Ya desde el alba anduvo fatigado por la selva, y se le vio como imagen de otro y asimismo se le vio en Púcuta robándole el calor al grande pasto. Del humo de la hierba o el tabaco tomó aliento, y de su enorme corazón. "No queremos luchar para morir y no queremos matar si nos escuchan; oíd, hace tiempo que mi padre murió calcinado, atragantado con su dolor y su coca y hace tantos meses que no pruebo más que desperdicios que mi sangre ha enceguecido. Tal vez yo sea ya otra cosa". En medio de los árboles y bajo otro cielo más claro, hijo de su propio corazón, nuestro hermano labora: Fue difícil cosechar en medio de los golpes: sus semillas son ahora balas.
"Hemos aprendido a armar nuestros brazos con semillas, con la hoz con el maíz desenvainado. Como antes, las armas han sido las más nobles. Queríamos hacer del suelo un amigo, y del agua una madre de plata. Y era hermoso entrar en la yunga acompañados por aves y serpientes, y escuchar en la cascada una voz nuestra. Así, nos hemos unido todos, y si alguien nos busca con odio, no nos hallará: habrá de pelear antes contra duros árboles y crótalos, y con las flores de afiliados pétalos. Nuestro mundo no conoce muertos y nos cuida su gran sueño. ¡Ha resonado el caracol, nos ha nacido un tiempo de raíces nuevas, y unos pies para inundar los caminos! y aún añadiremos, ¡nuestro cuerpo es inmenso y apacible, somos hombres! Este es el principio de la marcha nacida del pueblo que nos hizo, que nos dio las semillas, los cereales desde niños y fuego para el frío, porque el pueblo es inmortal y de él nacieron las palabras más hermosas y los términos que nos persuaden de la noble tarea que nos toca: liberar con nuevas armas al siervo; al muerto que viviere a la mujer que da a luz en su rincón nocturno, a ella y a todas las que no saben si sobrevivirán y ellos no es todo, lo sabemos desde niños. Todo empieza allí, cuando a la edad de cinco años se tiene un gran corazón.
Y en recuerdo de las madres lejanas que nos enviaban refrescados ríos y canastillas de papas, y si alguna vez las fuimos a conocer nos dieron desde un lecho hasta un sueño, pues "así son los pueblos oprimidos de la tierra", y sin saberlo aquellas que estoy llamando madres nos amamantaron en los momentos de sequía ¡cuántas habrán muerto por nosotros, y cuántas nos habrán reclamado! Nuestro origen es común, uno ha nacido tantas horas antes, tanto tiempo ha esperado nacer, y fue una turbia oscuridad salimos a una luz principal donde las rocas cristalinas y las nuevas aguas nos guiaron a los valles auténticos, donde desyerbamos antes de la siembra, y nos agradecimos antes de mingar; llamamos valles a aquellos que suben con su yedra por las paredes de los cerros, hasta las cumbres, a costa de un trabajo prolongado, de siglos de sudor y ñaqariy, por lo que todos los valles son sagrados. Allí los hombres se acuerdan de su origen, allí la tierra, al principio del año sus entrañas nos fueron conocidas, y las plantas más hondas pertenecen a nuestra familia. Todo nace del pueblo, todo crece como una canción permanente de sus valles. No volveré a las cuevas del silencio. No regaré mi saliva desesperando. Porque el camino de la luz es uno y ha de ser para todos, y porque en la ardua lucha no pierda nuestra vigorosa voz, aquí escribí mis palabras aquí volví a nacer, y si mataran la esperanza aquí moriré, no querré ya más, Este es el principio.
II
Un grupo ha combatido ya en Junín, por Túpac Amaru, por nuestro pueblo y por los hombres, y es en medio de su fe tan única que es buscada por los ejércitos y perros, y es odioso que los mande un comandante, un vil terrateniente pues no entienden que luchan con hombres señores de sí mismos; les piden que olviden las oscuras cárceles y los baños de sangre, y los padres quebrados al sol, y los descuartizados hace siglos. De otra manera les habló Túpac Amaru: Nuestra patria es hermosa, con sus cerros que no terminan nunca, nuestra patria es grande como las nubes que no acaban de pasar. Si alguna vez morimos, si caemos al pie de un gran monte nos recogerán en frutos, elevarán nuestras manos los trigales: yo no he de morir, de mi pueblo soy y a él he vuelto. Y para que si desde hace siglos no me ven, me sientan, os pregunto: ¿qué recuerdo tenemos y qué vendrá después de todo? Confiad en mí, hay pies para irse y pies para no volver. Oídme, he regresado, recorred como yo los pueblos donde viven los muertos de hambre, donde se horrorizan las mismas bestias del arriero. ¡observad mis pasos de largas sombras y la bandera con que llamé, la trompeta con que uní! ¡Escuchad, confiad, ya he muerto muchas veces y otras muchas reviviré! Nuestra patria es grande como un río que endulza muchos mares; y la vida de los campos y el tiempo de la libertad y la grandeza! Avanzan cincuenta o más kilómetros, en la noche, dentro de su piel, hacia el amanecer, toda la noche, y habrán de encontrar que está cerca, a pocas leguas el definitivo día! Hubo tantas muertes antes y tantos ojos que lloraron y son ya milenarios y cuya desolación nadie que la entendiera podrá narrarla! 1965 y antes no hubo un año sin matanzas; los voluntarios son cada día más. En Illariq Chaska unos hablan quechua, y los demás, que no dejan de escucharlos y saber de las antiguas armas y el idioma materno, han venido de la costa del mar, hablando en oro con la mirada horizontal! Juntos se arman y ensayan una y otra vez. Pachacútec hendió los cerros con su puño y las piedras lloraron. Fue así que un camino abierto por el hombre, coronó los cerros hasta el mar; Sólo los más ancianos lo recuerdan, y refieren que cogió al sol con las manos para que su luz durara y desde entónces el maíz es dócil y las aguas cantan. Aquellos hombres dejaron sus huellas en la piedra y las aves los mencionan en sus cantos. Ellos son cada día más.
guerrileros por HNC, gouache 1966 Conocí a Hernando en el verano de 1965, en casa de Toño Cisneros, y con el tiempo se convertiría en el mejor amigo que tuve en esta vida. Aquella noche en casa de Toño bebimos y conversamos largo. Lo que me llamó más la atención de él fue su conversación reflexiva, conceptuosa, exenta de toda frivolidad. La gravedad y el rigor eran los rasgos esenciales de su espíritu. Recuerdo que por aquel tiempo había sido reestrenada "Zorba el griego". Como la primera vez, fue recibida con beneplácito por la mayoría y con condescendencia por los más severos; pero Hernando contestó tranquilamente "Yo soy antizorbiano", cuando le pidieron su opinión sobre el dionisíaco personaje de Nikos Kazantzakis.
Había estudiado Antropología y cursado unos años de pintura en Bellas Artes. Y tenido como profesor de Antropología a José María Arguedas; juntos habían llevado a cabo una investigación sobre mitos andinos en la sierra Sur. En ese trabajo, Hernando, que hablaba perfectamente el quechua, recogió el mito de Inkarri, según el cual el cuerpo desmembrado del Inka se reintegra y crece, subrepticiamente, en la Casa de Pizarro. Sabía que los mitos son sueños colectivos de los pueblos y por eso los que recogió en aquella experiencia con Arguedas lo impactaron profundamente. Lo cual, ligado a su identificación con el pensamiento de Mariátegui, lo llevaron a creer de todo corazón que solamente el socialismo redimiría a la cordillera de los Andes.. El post grado que cursó en La Sorbona afiló su convicción. Y escribió ensayos sobre el mundo de los Andes. Pero, como ocurre con algunos talentos, era reacio a la edición y la publicidad. Nadie conoce la suerte de aquellos trabajos. Viajamos a la Embajada cubana en París, en agosto de 1967, y recorrimos, asombrados, la isla. Cooperativas agrarias, escuelas, fábricas, hospitales, etc. Y el sugestivo paisaje tropical. Hernando había llevado sus acuarelas y colores de pastel y pintó mucho. A su retorno a París lo regaló todo entre los estudiantes latinoamericanos y franceses. Creo que se quedó sin ninguno de sus bellos trabajos. Pero Hernando, vasto como un renancentista, también escribía poesía. En la infinita biblioteca de su padre había conocido la poesía universal, pero particularmente la inglesa y norteamericana; sobre todo los versos de W.B. Yeats y T. S. Eliot. Felizmente la familia pudo retener una parte de su producción poética. Y hela aquí presentada por su hermano Rodrigo. La poesía de Hernando ostenta unas características que es preciso destacar. No es brillante, sino enjundiosa como la de Yeats. Y como la de Eliot, está confeccionada en el lenguaje cotidiano para trasmitirnos con arte sutil ideas profundas. Y da una clara visión de uno de los éspíritus más importantes de la generación del 60, fallecido antes de cumplir los 40 años.
--- El mar 9-dic-08, Gerardo Quiroz Chueca <gerardqch@yahoo.es> escribió: De: Gerardo Quiroz Chueca <gerardqch@yahoo.es> Asunto: http://lospoemasdehernandonunez.blogspot.com/ A: r.montoyarojas@gmail.com Cc: "Rosina Valcárcel Carnero" <chaskaros@yahoo.com> Fecha: martes, 9 diciembre, 2008, 1:03 pm
Amigos: Por si acaso no resultara clara la nota anterior, puesto que le remite el propio Microsoft e ignoro si en ella van las fotos y textos, por esta les mando la referencia: Abundando, esta fotografía que de ese blog extraje, que muestra una vista de la estancia en Pacaraos, puede avalar un cierto conocimiento del quechua local por un citadino ilustrado como lo fue Núñez. GQCh | ¡Todo sobre Amor y Sexo! La guía completa para tu vida en Mujer de Hoy: http://mx.mujer.yahoo.com/ |
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