VOLODIA ME CONDUJO AL DESIERTO
Volodia me condujo al desierto de la infancia
Su gran ojo de cóndor me remite al río de los Andes
Él teme al olor de la abeja y al árbol de eucalipto
Virginia no es una mujer fatal ni una yegua fácil
Lima se desmorona y gira sobre sí misma
Transpirando gas y sangre
Golpes y cicatrices
¿Quién no ha extraviado sueños mundanos?
Un amor fallido agoniza de pie casi aterrado
Carbón, leña y cenizas
Bajo un viento desamparado
Mueren nuestros cuerpos vivos
Espectro esmeralda que divide los destinos
Y aletarga las alcobas llenas de ilusión
Lo absurdo de este día se ha acostado
Vestido de horas, silencio y pájaros negros
Del polvo enamorado nacen volando alondras plateadas
Noche perpetua noche clara
La pasión se nutre de encuentros inesperados
Despierto y escribo mi consigna:
Se prohíbe pensar en extraños
Mi lámpara fatigada se enfría
Todo se desvanece hasta la música de Beethoven.
Por lobogabriel - 20 de Febrero, 2008, 8:16
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