domingo, 11 de octubre de 2015

ENTREVISTA A JUAN CRISTOBAL “SOCIALISMO PERUANO” / por LUIS ANAMARIA: A ORILLAS DE LA MUERTE

1.¿Por qué aceptas una entrevista cuando dijiste que ya no darías más entrevistas?
RESPUESTA (R): Porqué quien te responde no es la persona que tú crees, sino su fantasma. Hace dos años atrás que me siento un fantasma, soy un fantasma, y eso por una cosa muy simple: porque me siento muy cerca de mi final, de mi muerte, es como si la estuviera viendo. Y eso no me asusta. Al contrario, me dan fuerzas para poder responder preguntas como las que tú me haces.

2.¿Por qué siendo un hombre tan vital y feliz en tu vida familiar te inquieta los temas finales de la vida?
R: A todos los mortales (claro, menos a los inmortales y a los ingenuos que se creen inmortales) nos interesa los temas finales de la vida, es decir, la muerte, porque siempre es presentada como algo misterioso, incógnito, desconocido, diabólico, pero yo que la estoy viendo hace dos años, no la veo así, la veo llena de vida, con muchos túneles y paisajes por donde caminar, río por donde navegar, vientos por donde volar, rosas y colinas donde hacer el amor, pero eso sí, con algunas dificultades y dolores para realizar todo ello, por el sólo hecho de hacerlos, porque todo cuesta en la vida, la vida es un trabajo permanente (no solamente cuando se hace poesía), la muerte también, la vida es dolorosa (aunque tengamos economía feliz y resuelta, vida familiar equilibrada), la muerte también, pero para que eso no nos afecte y podamos hablar desde sus orillas con la mayor serenidad, hay que hacer eso, justamente: hablar sobre ella y con ella cuando estamos vivos y radiantes, tratar de descubrir sus secretos, etc., entonces cuando uno llega a ser un fantasma de la muerte ya conoces casi todos sus secretos y nada te asusta, al contrario, te dan deseos de cruzar sus orillas para reconocer todo lo que conoces y te has imaginado, y descubrir algunos pequeños enigmas que andan saltando por allí.

3. Juan  si te quedas solo en una isla, dinos, por favor ¿cuales libros de poesía te acompañarían?
R: Siempre he estado en una isla (en La isla de tesoro) , y los libros que siempre me acompañan son: Ensayos sobre la ceguera (José Saramago), La metamorfosis (Kafka), Cien años de soledad (Gabriel García Márquez), Pedro Páramo (Rulfo), La poesía de Juan Gonzalo Rose y Jorge Teillier.  

4. ¿Qué consejo le darías  a los poeta jóvenes?
R: Que consigan un editor que no les cobre y que no den entrevista en vida, sólo cuando sean fantasmas cerca de la muerte. Dar entrevistas en vida es un error que nos proporciona la inexperiencia personal y la experiencia del diablo. Y que no se crean un oráculo o la última chupada del mango.

5. Cual es tu opinión de los poetas de tu generación.
R: Prefiero no opinar. Los buenos fantasmas no se comprometen, sólo lo hacen con la muerte. Y si insistes, decirte que hay dos poetas, por lo menos, buenos, pero Juan Ojeda es al que siempre hay que leer y rescatar, porque siempre está vivo y no muerto como Hinostroza.

6. Anunciaste un “último libro y final”, ¿tienes inéditos?, y si los tienes ¿piensas publicarlos? ¿por qué?
R: “Desde una aparente serenidad” es mi último libro y final, después de ese libro no he vuelto a escribir. Pero me ha sucedido como una especie de milagro. Milagro en que yo no intervine concientemente, sino salió, como dicen los antiguos, “por obra de la suerte”. Tenía, por lo menos, dos libros inéditos, uno terminado en el 2004 y que no quise editarlo porque me comprometí en otros temas, y comencé a publicar algunos poemas de ese libro inédito en el Facebook y sucede que dos editoras me lo pidieron, lo cual acepté para ver si “era verdad tanta belleza”, y sucede que para fines de octubre estarán editados. El otro inédito tiene su pequeña historia. Un amigo del alma, Pedro Reyes Ravenna, antes de morir (murió muy joven, a los 50 años más o menos) me entregó un manuscrito (allá por los años 1980, más o menos, si la memoria no me falla, y ya me está fallando) que él trataba de hacer como un poema-ensayo, se llama “La Odisea de Damián”, donde trataba de descifrar, según su particular criterio, la vida de los dioses del Olimpo, pero el texto, que era muy breve, estaba, tal vez por la prisa de su muerte, bastante enredado, poco entendible, lo que te digo que quería hacer era lo que me confesó. Después de un tiempo me contrataron en una Universidad para dictar el curso de Literatura griega, entonces tuve que empaparme de ella. Hice de todo para hacerlo, porque es un tanto compleja. Y por el año 2000 se me ocurrió, a partir de la idea del texto de mi amigo, no hacer lo que él quería, pero si me dio la idea de hacer algo con su idea y con las ideas que ya tenía de la literatura griega, entonces comencé a trabajar un texto que se llama “Cara a cara con Homero”. El pretexto es un diálogo con Homero, pero en realidad es un diálogo con la cultura griega, que dicen es la base de la cultura occidental (aunque ahora otras la están negando). Y mi diálogo era hablar desde la voz de nuestra cultura andina. Y eso se ve al final: cuando le digo a Homero, que él no es Homero, el Homero soy yo, y termino hablando desde los Barrios Altos, cantando huaynos y valses de autores como Manuel Acosta Ojeda y Luis Abelardo Núñez, sin dejar de citar a personajes como Vallejo, Martín Adán, algunas  leyendas andinas, etc. Ese libro está allí, tratando de vivir, pero falta otro fantasma para que lo haga caminar. Espero que algún editor me pase la voz y se atreva. Porque los editores son también fantasmas, pero otro tipo de fantasmas que no ven las orillas de la muerte, sino las orillas de la suerte. Ojalá el teléfono suene.





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