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martes, 12 de noviembre de 2013

RAVINES : LA SOFISTIFICACION DEL ESPACIO TIEMPO HISTORICO LA “NEGACION DIALECTICA” DE LA FILOSOFIA MARXISTA

LA SOFISTIFICACION DEL ESPACIO TIEMPO HISTORICO
LA “NEGACION DIALECTICA” DE LA FILOSOFIA MARXISTA

         EL ANALISIS de los movimientos versátiles y procesionales del señor Haya de la Torre, de sus saltos mortales en el espacio y en el tiempo, de su cantinflería solemne, huachafa y ltúrgica, nos conduce al campo concreto y espantosos de lo caótico.
            Porque si hay algo que haga sentir la sensación física de espanto es la vecindad del caos. Al entrar en el análisis de esa gigantesca faramalla inventada por Haya de la Torre, con el pomposo nombre de “Filosofía del Aprismo”, se llega a sentir el contacto del vacío, a tocar los linderos mismos de la insanía; el cráneo y los huesos tiritan bajo el soplo del viento helado que viene de la estepa, de la alienación.
            Y el ser humano, la conciencia del hombre, el pensamiento que ha sido aguzado por las vigilías, tiemblan de pavor ante la idea del vacío mental…Más que miedo a la muerte, el hombre teme a esta suerte de vacío; a ese tremendo drama, del que el cómico Cantinflas ha hecho popularísimo sainette. A este vacío de las palabras que se quedan en palabras.
            Las palabras son humildes hasta hacerse mínimas en su infinita simplicidad. Su magia oculta tiene poderes de dramático sortilegio, de tempestuosa violencia emocional, de aguzada e irrebatible fuerza percusora en la entraña misma del hombre y de sus fenómenos espirituales. Esto a condición de que el Verbo se haga carne en la Idea. A condición de no quedarse en aquello que está asimilado a la locura en William Shakespeare: “¡ Palabras…palabras…palabras!”
            Haya, en sus prolongadas conferencias, en su descomunal exposición de la “Filosofía del Aprismo” nos ha conducido hasta el borde abismal de esta sensación del vacío mental; de las ideas que vagan como almas en pena flageladas por las palabras, descuartizadas por las palabras, gasificadas por las palabras.
            ¡Palabras…palabras…palabras!
            ¡PALABRAS sin nada dentro!; es decir esa categoría espantosa que es la Nada, esa pesadilla repugnante y horrible, que es el No Ser del Pensamiento; eso contra lo que se subleva la imaginación y la Conciencia toda, que el filósofo nazi Martín Heideger denominó la Catarsis de la Nada. Eso es lo que nos da Haya de la Torre en su “Filosofía del Aprismo”.
            No es ya que se llegue a dudar de las calidades mentales del conferencista, de su capacidad de concatenar y ordenar algunas ideas, más o menos estrafalarias. Es que se siente la necesidad de entrar en el campo de la psiquiatría, en busca de la Idea Fija y de las motivaciones de la confusión. Porque este caos del aprismo no surge porque sí; no es simplemente fenómeno psíquico, caso psico-patológico; es hecho social, fenómeno multitudinario, acontecimiento político y –lo que más nos importa- acaecimiento peruano. Y si es peruano, por absurdo que pueda ser, es nuestro.
            A través de la estrafalaria cantinfleria de las palabras del señor Haya, por encima y más allá de sus conceptos contradictorios, hinchados, tortuosos y huachafos, se comprueba algo así como un pespunte negro que recorre todas las conferencias, todos los artículos, todas las recientes manifestaciones del Jefe y de la dirección del Apra. Es el empeño ansioso y testarudo de ofrecerse a las fuerzas reaccionarias de los Estados Unidos, sobre todo, como la punta de lanza en América del Sur de la Cruzada contra lo que Haya ha denominado “El nuevo Quinta Columnismo”, o sea contra toda manifestación política de carácter social orientada a obtener el mejoramiento del mísero nivel de existencia de nuestro pueblo.
            Es literalmente titánico el esfuerzo de la dirección del Apra para presentarse como la fuente ideológica de la lucha contra el marxismo, como la “filosofía” anti-marxista más contundente; como el arsenal más nutrido de la acción contra toda idea que pueda tener algo de socialista.

            EL MONSTRUOSO  engendro del “Espacio-Tiempo-Histórico” ha sido lanzado  precisamente con esa finalidad categórica y explícita: negar la Filosofía Marxista, como dice el señor Haya. “Debo anticipar –afirma Pachakútec- que la tesis del Espacio-Tiempo-Histórico desprende a su vez su negación dialéctica de la Filosofía Marxista…al desplazarse el marxismo como praxis mundial a otros Espacio-Tiempo-Históricos, cae en una limitación cerradamente dogmática”
            El propósito capital de Haya es aparecer ante las fuerzas de la reacción, ante el nazi-fascismo derrotado, ante las fuerzas oscuras y agazapadas del imperialismo, como el filósofo del anti-marxismo, como el negador de la teoría que está sacudiendo la conciencia mundial, no solamente entre los obreros, sino muy especial y vigorosamente entre los intelectuales, científicos, investigadores, hombres de letras, mentalidades progresistas y esclarecidas.
            Haya pretende dar consistencia a su tesis con un razonamiento simplista, pedante y sofístico.
            Hegel –afirma con plena justeza por otra parte- en su famosa Lógica, que “la relación de los sistemas filosóficos que han precedido con aquellos que les han sucedido, es la misma, en general, que la relación existente entre los Grados de la Idea Lógica que preceden y aquellos que siguen. Es decir, que los sistemas posteriores envuelven a los anteriores, en calidad de momentos suprimidos”. Fundándose en este principio hegeliano, Haya de la Torre pretende aparecer como el creador del nuevo sistema que viene a suprimir el marxismo, a realizar su Negación Dialéctica.
            Haya invoca a Hegel en alemán para tener más autoridad: “Vorlesungen ubre die Geschichtedeer Philosophie” –y repite: “cada Filosofía es la Filosofía de su época; es un eslabón de toda la cadena del desenvolvimiento espiritual que sólo puede satisfacer los intereses de su tiempo”.
            Y ufano y triunfal, sube apresuradamente hasta las almenas de Incahuasi, vuelve el rostro hacia el Norte, se ofrece como el Gran Cruzado, y proclama que el marxismo ha satisfecho ya sobradamente los intereses de su tiempo, se ha congelado como sistema y exige dialécticamente la aparición del “nuevo sistema”, inventado por el señor Haya, que venga a refutarlo y a reemplazarlo. Además, según Inca Paz, “el marxismo ha caído en una limitación cerradamente dogmática”, se ha terminado. De esta manera, el señor Haya viene a realizar el sueño que Hitler y sus ideólogos no pudieron realizar con su gigantesco clamor ¡Tod dem Marxismus! – Muerte al Marxismo.

            PACHAKÚETEC demuestra con esta lógica infantil, que no tiene idea de lo que es el Marxismo, ni barrunta siquiera la esencia y el contenido de la Filosofía  Marxista. Si su ignorancia sobre Hegel es un monumento, la que adolece respecto a Marx, llega a los linderos del absoluto.
            El señor Haya no sabe que la Filosofía Marxista no es un Sistema que viene a oponerse a otro Sistema. Aquí esta su error y su ignorancia capital. Hay una diferencia esencial, de naturaleza y de sustancia, entre los sistema kantiano, hegeliano u otros y la Filosofía Marxista.
            “Porque toda Filosofía Verdadera –escribe Marx en el número 78 del “Kolnischen Zeitung”- es la quinta esencia espiritual de su tiempo, el momento debe llegar en que la Filosofía tenga un contacto, una relación recíoproca con el mundo real de su época. No sólo interiormente, por su contenido, sino también exteriormente, por sus manifestaciones. La Filosofía dejará de ser entonces una oposición de sistema a sistema, para transformarse en la Filosofía frente al mundo, en la Filosofía del mundo presente.”
            Esto es lo que no ha entendido jamás el señor Haya. Por no haberlo entendido, anda buscando “Negaciones Dialécticas” a la Filosofía Marxista.
            No se trata más de un sistema que se opone a otro sistema; de un Sistema que refuta, suprime y supera a otro Sistema filosófico; se trata ya para siempre, del “fin de la Filosofía Clásica” en este sentido sistemático. La Filosofía Marxista es una Filosofía frente al mundo, frente a la vida, frente a la Realidad que transcurre sin cesar. No es más Sistema al estilo clásico; es Ciencia Filosófica, análoga a la Física, a la Química, a la Astrofísica, a la Antropología, a la Mecánica Ondulatoria.
            Si alguien se presentase en el campo de la Ciencia a sostener que es necesario Negar Dialécticamente la Física, porque el hombre ha logrado la Desintegración del Atomo, los científicos llamarían a la policía o a los guardianes de la Casa de Orates.
            Nadie puede en su sano juicio, en negar la Química, o la Biología, o la Astrofísica, o la Mecánica. Se puede trabajar por enriquecerlas, por ampliar más y más el conocimiento humano, el dominio del hombre sobre la Naturaleza, pero de ninguna manera por hacer juegos de palabras “negando dialécticamente” tal o cual rama de la ciencia. Intentarlo, es absurdo, es ridículo y es fatuo.
            Este es el intento que Haya pretende con la Filosofía Marxista.
            La Filosofía Marxista, - señor Haya, caballeros apristas y aproides-  no es un Sistema frente a otro Sistema; es la Ciencia Filosófica contemporánea; es la Weltanschauung”, la interpretación integral, general y válida de la realidad en incesante devenir. Es ciencia ya no puede ser suprimida, como un sistema filosófico cualquiera, no puede ser “negada dialécticamente” por otro sistema.

            LA FILOSOFIA Marxista es ahora la interpretación fiel de la Realidad que pasa, que fluye, que deviene. No es el Sistema dentro del cual tiene que entrar la realidad: es –como dice Engels- el “reflejo del espejo”  de la Realidad en su desenvolvimiento incesante.
            Si esta Filosofía marcha constantemente con la Realidad, la interpreta siempre fielmente y sigue con ella, dentro de ella, sobre ella, conociéndola, interpretándola, transformándola –sobre todo, transformándola-, esta Filosofía no puede tener fin. Es tan eterna como la Realidad misma. Negar esta Filosofía, equivales a negar la Realidad, a paralizar la vida, a imponer la Negación Dialéctica del Devenir, esto es, entrar en el No Ser. A este absurdo monumental, nos conduce el señor Haya con su estólido razonamiento.
            Y es curioso que parezca como que Marx había previsto las invenciones del señor Haya; pues en el mismo artículo del mismo período dice: “Y si  individuos aislados no digieren la Filosofía Moderna y mueren de una indigestión filosófica, esto no será una prueba contra la Filosofía, así como la explosión de una caldera que hace saltar a algunos pasajeros, no es una prueba contra la Mecánica”                                    
            He aquí a Cantinflas hinchado y peripatético, enfermo de la indigestión Filosófica que vaticinaba Carlos MArx-
            La Indigestión Filosófica de Haya y del Aprismo se ha transformado en esta incontrolada e incoercible evacuación de palabra, palabras, palabras.
             Y en medio del torrente de pestilencia reaccionaria, la gran idea fija del señor Haya, que la reacción negativa e imperialista, el feudalismo retrógrado, las fuerzas cavernarias del más protervo oscurantismo, lo tomen a su servicio como Jefe de Cipayos o Capitán de Lansquenetes, para reprimir todo avance social, todo progreso socialista.
            Y esto no es ya “filosofía aprista”, ni filosofía de ninguna especie.
            Esto es sucio negocio político. Es turba maniobra nazi contra el progreso ascencional y triunfante del socialismo en todas las latitudes del mundo.
            Y ésta es la médula reaccionaria, nazi-fascista y contemporánea del aprismo.



lunes, 11 de noviembre de 2013

RAVINES : EL ´HUEVO DE COLON´ DE LA REFUTACION A MARX ( PERIODICO VANGUARDIA)

EL ‘HUEVO DE COLON’ DE LA REFUTACION A MARX

La Conferencia del señor Haya sobre Filosofía del Aprismo y los artículos publicados sobre este mismo tema, constituyen el más grueso contrabando de ignorancia de que tengamos noticia en América Latina.- Desde el número 3 de VANGUARDIA venimos publicaado artículos de refutación a Haya de la Torre.
             Hoy enfocamos el punto que el señor Haya y su gente estiman como el “huevo de Colón” del refutamiento; como “la paloma” del castillo de fuegos de artificio, como una verdadera “bomba atómica”.

                El señor Haya de la Torre en su empeño de refutar a Marx, y de asumir, -como dice, sin ruborizarse, Antenor Orrego-  “la rectoría Espiritual del Continente”, convocó a sus oyentes al Teatro Municipal, para revelar, en ambiente propicio, su más precioso y resonante descubrimiento.

            El gran refutador del Marxismo nos trae una bomba atómica, fabricada –según Antenor Orrego- en los laboratorios de Incahuasi, por el Gran Alquimista Uia-pacushka.

            Antenor trata de embaucarnos. La bomba atómica no es producto de Incahuasi. Fue lanzada hace muchos años en el libro “Guía de la Familia” de C.E.M. Joad, cuya versión castellana fue editada por Losada de Buenos Aires, en 1940. En la página 431 del mencionado libro y en la 1932 está delineada y establecida la “pérdida del motorcito de la Historia”, el cese de la Lucha de Clases y, en consecuencia, la caída espectacular y abocinada del marxismo en el absurdo filosófico, en el desastre lógico.
            El señor Haya no es el inventor del argumento. Lo ha copiado de C.E.M. Joad; la bomba atómica no es un producto de Incahuasi; el gran Alquimista Uia-Pacushka es sólo un copista, un imitador, un repetidor de calcos y moldes europeos. Ni siquiera tiene el mérito de la originalidad.

            El señor Haya ha afirmado que Marx dice que el motor de la Historia es la Lucha de Clases. Exactamente lo mismo que afirma Joad. Y que Marx traza la perspectiva del desarrollo histórico y prevé que la humanidad futura estará constituida por una sociedad sin clases. Luego –concluye el señor Haya, coincidiendo exactamente con C.E.M.Joad- si se acaba el motor de la Historia, que es la Lucha de Clases, ¿cómo podrá marchar la Historia sin motor? ¿Qué hará el Marxismo , el materialismo histórico y el Materialismo Dialéctico el día que se haya perdido el motorcito de la historia? He aquí el argumento contundente de la refutación.

            La gente que no ha leído nunca el libro de Joad y su inepto párrafo de las páginas 431 y 32, recibe como una novedad el argumento del señor Haya. Y no habrá quien no quede impresionado ante este descubrimiento genial, que confunde y pone en éxtasis de anacoreta a Antenor, ante este argumento sencillo, pulverizante y digno de facilitar el salto a “la Rectoría espiritual de América”.
            Como a Víctor Raúl le fracasó aquella aspiración de ostentar el título de Maestro de la Juventud, quiere hacerse otorgar otro más académico, el de la “Rectoría” que le concede el señor Orrego, por la invención de la Bomba Atómica.
            Por nuestra parte, desarmemos la bomba atómica y veremos que no se trata ni siquiera de aquellos burdos “camotes” que sirvieron para sembrar el terror en tiempos menos democráticos o nada democráticos”.
            Marx dice, al abrir su célebre “Manifiesto Comunista”, que “La Historia de la Humanidad es la Historia de la Lucha de Clases”.
            En efecto, en toda la época abarcada por Marx en su Manifiesto, la Lucha de Clases es un hecho histórico, irrefutable y concreto. En nuestros días lo sigue siendo. Pero, esto no significa que así será, sin cambio, por los siglos de los siglos, ni que así fue desde el principio, es decir, desde la parición del hombre sobre la tierra.

            Engels ha esclarecido muy precisamente esta cuestión. Hay, escribe, “Dos poderes inexorables que han impulsado a la humanidad a través de los tiempos: el hambre y el amor” Y luego, cuando glosa “El Manifiesto Comunista” afirma que se trata de  “la Historia Escrita de la Humanidad”. El principio de la Lucha de Clases, en consecuencia, no rige –según Marx y el marxismo- en las sociedades primitivas, en la proto-historia, o en aquella historia incipiente, en la que los hechos están profusamente entremezclados con tradiciones y leyendas, con mitologías y hazañas sobrehumanas..
            Allí,  impera muy vigorosamente no aún la lucha de clases, sino aquellos dos poderes inexorables: el hambre y el amor.
            La Lucha de Clases términa sólo cuando se opera la abolición integral de la propiedad privada, es decir cuando triunfa y se impone el socialismo en la vida de una sociedad dada. Esto implica supresión de las clases, abolición de la lucha entre ellas, creación de la sociedad sin clases. Este es precisamente el tipo de sociedad que se halla ya establecido en la Rusia Soviética.
            Allá ya no hay clases; hay sólo categorías sociales, condicionadas por la capacidad de trabajo de cada cual. No obstante, la historia sigue desarrollándose dentro de las orientaciones del marxismo, en concordancia con la Dialéctica Marxista.
            Y es que aquello del “Motor de la Historia” es una metáfora, un lindo juego de palabras, que ayuda al señor Haya a tener razón.

            Marx ha explicado con amplitud y prolija claridad, la visión del futuro en el desenvolvimiento social. La Historia se desenvuelve bajo el impulso de las contradicciones sociales internas. Estas contradicciones no son eternas , ni invariables, ni idénticas, ni siempre iguales, varían con las  épocas, cambian, dan saltos, se transforman en su negación y éstas en su nueva negación. No permanecen ni estáticas ni fijas. Se agudizan y se suavizan; tienen flujos y reflujos; están vivas. Tal es la esencia del Marxismo.
            Tratar de inmovilizar las contradicciones sociales en la Lucha de Clases, es sofisticar a Marx, es crear un muñeco para darse el lujo de derribarlo, es mentir con desenfado y con descaro. Y esto es lo que hacen el señor Haya y su gente.
            Hay una etapa de la Historia de la Humanidad en que, sin duda alguna, categórica, palmariamente, la Historia de la Humanidad es la Historia de la Lucha de Clases. Esto, desde que existe la Historia escrita hasta nuestros días. Los millones de años antes, no era ésta la contradicción sustantiva. Tan luego como desaparecen las clases en una sociedad dada, la Lucha de Clases deja de ser la contradicción esencial. La sociedad cambia y comienza a obedecer a otras leyes. Los contrarios han sido cambiados, sustituidos en el primer plano, por otros contrarios. Esto es lo que ahora está aconteciendo en Rusia. La sociedad socialista está liquidando los residuos de la herencia del pasado, no solamente en la producción, en las relaciones económicas y sociales, sino además –y esto es muy importante- en la vida y en la conciencia de los hombres.
            Del régimen socialista –período de la liquidación total de las clases- en el cual impera el principio básico de “Cada uno rinde según su capacidad, y cada uno recibe según esa capacidad”, la sociedad entrará en la etapa comunista, marchando hacia la abolición del Estado, hacia la liquidación del Poder Político, lo cual será sustituido por un vasto y complejo sistema técnico. En esta nueva etapa imperará el régimen en el cual “cada uno dará según su capacidad y cada uno recibirá según sus necesidades”.
            ¿Qué lo que moverá la Historia de esta sociedad sin clases? ¡Pobre Historia sin motor, según el señor Haya!, ¡Desventurado Marx,  que no tuvo la fineza de talento de pensar que vendría un día, en su carro de nubes, con Chullo, poncho y montera, el Gran Pachacútec, a plantearle la gran objeción, abollarle toda la magistral teoría y congelarle todo el pensamiento genial.
            Pero,  Marx era mucho más perspicaz, sutil y clarísimo de lo que el señor Haya ha imaginado. Carlos Marx parece que había previsto la objeción del señor Haya. Así nos dice con sencillez, “Cuando ya no existan clases, cuando las contradicciones sociales hayan sido superadas y resueltas, cuando el hombre haya llegado a ser el Hombre Total, dominando su mundo desde la cima del Humanismo Integral, pues la Historia será regida por una viviente y perdurable contradicción”.
            ¡Ya no será la Lucha de Clases, señor Haya!
           
            Será la  “contradicción entre el Hombre y la Naturaleza. Entre el hombre que avanzará humanizando  la Naturaleza, proceso a través de cuyo desarrollo, se “naturará” el Hombre. Esta lucha será la marcha hacia la Naturaleza Humanizada y hacia la Humanidad Naturada. Y esta contradicción durará tantos milenios, cuanto existan frente a frente, el Hombre y la Naturaleza”.
            ¡Que tal Pachacútec!
            El viejo genial había previsto que en este soberbio y magnífico rincón de la tierra, se erguía un día, en gloria y majestad, el hijo del Gran Chimú, para decir cosas sandías. Y antes de morir, el gran filósofo dejo escrita la refutación del refutador.

            Del vasto y tenaz empeño que el señor Haya y sus acólitos han puesto en esta “Refutación del Marxismo Congelado” y de la gigantesca zalagarda que han armado sobre el novísimo argumento descubierto por Pachacútec, se desprenden dos conclusiones, bien precisas:
            La primera conclusión es que Víctor Raúl, sus consejeros y sus sabios en general, son completamente ignorantes en marxismo. Tan ignorantes o más de lo que demostraron ser en Economía, cuando interpelaron al Minsitro de Agricultura. A la sombra de esta ignorancia que se la imaginan compartida por todo el Perú y hasta por todo el continente, lanzan inepcias como la del “motorcito perdido de la historia”.
            Si hubiesen conocido las conclusiones de Marx sobre el proceso social, no habrían caído en el ridículo en el que ahora se ven cogidos.
           
            La segunda conclusión que es dable obtener, es el empeño que ha puesto el señor Haya en presentarse a nuestra Derecha como su salvador. El mismo juego de Adolfo Hitler. Haya pretende meter miedo a la derecha con el comunismo. Lo quiere presentar como un monstruoso peligro potencial. Señala hacia Rusia; asusta a los burgueses timoratos, les muestra los bigotazos de Stalin, el capote de Zhukov, la espada de Koniev y hasta el sable de Budionev, y les grita: ¡Ya vienen…ya se vienen…Aquí, todos a mi, el gran clavo caliente que está predestinado a salvar vuestros capitales, vuestras haciendas, vuestro dinero en los Bancos, vuestras mujeres y vuestras hijas! ¡Venid a mí, Derecha de mi corazón, pues yo no fui siempre sino un resentido, un hijo pródigo, un “enfant terrible” que siente sobre sus adiposidades el peso fiero y terco de la vejez! ¡En vuestro apacible seno se trabaja tan poco y se vive tan bien y se goza tanto…que no vale la pena estar haciéndose el revolucionario!
            Si no os entregáis a mí – dice el señor Haya, a la Derecha- los comunistas os cortarán la cabeza. Y hay quienes se palpan el cuello para saber si el cuchillo está todavía lejano.
            El señor Haya y el Apra, pasan así de una etapa a otra, más avanzada, de reaccionarismo. Primero, se han empeñado en probar que el aprismo no es marxismo; que nada tienen que ver con él, ni con sus tendencias renovadoras, avanzadas o revolucionarias. Luego, ahora, después de las cenas y los festines ofrecidos por la gran aristocracia; después de los suculentos almuerzos a bordo de los “yacths” de millonarios, el señor Haya trata de demostrar que no sólo no es marxista, sino que además puede salvar a Derecha Peruana del horrendo peligro bolchevique.

            El lenguaje, la postura y la maniobra son
exactamente los que utilizó Adolfo Hitler en el terreno mundial.

            Sólo que Víctor Raúl no es Adolfo, el Perú no es Alemania y las condiciones concretas en que se desenvuelve la vida americana y mundial, no se prestan para que tome contextura el “espectro del comunismo”.
            Y éste es otro nuevo fracaso del señor Haya.
            En próximo artículo analizaremos la Refutación de Lenin.







sábado, 9 de noviembre de 2013

RAVINES : LA LOGOMAQUIA DEL BOMBO DE ANTENOR


Nota del blog;la crítica de Ravines por su forma esta completamente alejada a la visión critica desde un punto de vista mariateguista. En primer lugar hubiera reconocido el merito de Antenor Orrego por su buen ojo al reconocer a nuestro Cesar Vallejo poeta. Como podemos observar tiene todo el estilo del que decía combatir  a las posiciones de Haya.

LA LOGOMAQUIA DEL BOMBO DE ANTENOR

ANTENOR Orrego fue largo tiempo considerado como el “Filósofo del Aprismo”.- El autobombo trujillano, cuyos parches fueron batidos en el periódico “El Norte” por una comparsa amiga y bohemia, consagraron a Antenor como una especie de Emerson, Kayserling y Berdiaeff trujillano.- La pobreza y chatura del ambiente consintieron tal consagración. Además, que Orrego literato y académico, no hacia mal a nadie con sus actitudes narcisistas.
Hoy se han trocado los papeles: Mientras Víctor Raúl se torna “filósofo”, Antenor se transforma en político, en padre conscripto, en representante con dos mil soles mensuales.
Antenor regresa en “La Tribuna” del martes 16 de octubre, “a sus primeros amores”.- Se calza sobre la nariz los espejuelos del comentarista y blandiendo en alto el mazo de su verbo lo descarga sobre el viejo parche del bombo trujillano.
Antenor badajea con saxofónico fervor, y con episcopal solemnidad, consagra a Víctor Raúl como “La Efigie de un Estadista”.- Y está bien la frase, porque al final de la loa en do mayor, no queda sino la efigie.
Es lástima para nuestra cultura y para el respeto que se merecen los jefes políticos peruanos, que el auto-bombo haya sido trasladado del mágico, veleidoso y alegre jardín de la literatura al terreno agonal de los políticos.- La caída en la más encarnecedora huachafería se hace tristemente inevitable. “Cada cosa tiene su tiempo y su lugar” decía el sabio Salomón.-

Aquello de que “el Perú asume con el pensamiento de Haya de la Torre, la rectoría espiritual del continente”, y de que las tres conferencias del Jefe Máximo “trazan y relievan una poderosa actitud constructiva en medio del caos que nos deja un mundo viejo que se ha derrumbado de raíz con el impacto de la guerra y en medio de desorientación de un mundo nuevo” constituye no sólo una exagerada lisonja, sino que sobrepasa las fronteras dejadas por aquellos que, en éstos países , ensalzaron y consagraron a nuestros Melgarejos.-
Quizás han cambiado las palabras y los personajes.- Pero, el espíritu, el nivel ético, la actitud humana, permanecen invariables.- Es la misma repugnante borrachera: la una de chicha, la otra de champaña.
Pero, en una democracia, cada se soporta políticamente como le place y en la forma en que cree servir mejor los intereses de su partido.- Por esto, reconocemos el derecho que tiene Antenor Orrego para quemar la cantidad de incienso que quiera ante las ojotas imperiales.
Lo necesario de refutar es la cancamusa filosofante que sirve de basamento a la exacerbada loa.
Según Orrego, Haya de la Torre ha incorporado, en una especie de “cocktail” incásico “la dinámica de Hegel, el jugo de las fuerzas económicas de Marx y el concepto orgánico de las culturas de Spengler”. No es cuestión aquí de analizar el hibrido.- De lo que se trata es de exhibir la monstruosidad, el maravilloso disparate, el diamantino absurdo que nos trae Antenor el filosofante, y gracias a cuál, “el Perú asume la rectoria espiritual del continente”.
¡Señoras y señores!
¡Astrofísicos, matemáticos, sacerdotes y filósofos!
¡Químicos, atomistas, espiritistas, magos y almas en pena!
Toda la discusión de más de dos mil quinientos años sobre la honda e inconciliable discrepancia entre Materialistas e Idealistas, no ha sido sino paparrucha de simplainas, que tuvieron la desdicha de caerse de la cuna.- Antenor afirma que “Materialismo y Espiritualismo son simples palabras”…

Los naturalistas de Mileto, Heráclito y los Eleáticos, el gran Demócrito, -el mayor y el más genial de los materialistas de la antigüedad y los sofistas; Platón y Aristóteles, sus grandes y magnificas luchas, no tienen ya validez alguna.- Desde el momento en que “gracias a la palabra ded Haya de la Torre, el Perú asume la rectoría espiritual de América”, todo ésto se vuelve polvo y ceniza.
Epicuro, Tito Lucrecia Caro, los estoicos, los escépticos, los neoplatonistas perdieron lamentablemente su tiempo discutiendo cuestiones que estaban predestinadas según el sr. Antenor, para que las liquidara con unas cuantas palabras mágicas, el verbo milagroso de Víctor Raúl.

El medioevo, con sus Abelardos y sus Avicenas, y sus teólogos y sus escolásticos; el Renacimiento con su Giordano Bruno, sus Campanella y sus candentes luchas que culminaban en suplicios y en hoguera.- Y luego aquella épica batalla que arranca desde Francis Bacon y Thomas Hobbes, hasta el Obispo Berkeley y David Hume.- Todo ésto es inválido. Todo eso ha sido superado por el verbo cantinflero del señor Haya.- Todo eso fue tonta y ridícula logomaquia.- Así lo dice el señor Antenor, al compás del tam tam selvático de su bombo sonoro, en homenaje a ese nuevo “Emperador Jones”.
Todo eso fue pérdida de tiempo.- Ahora, lo mismo da creer en la Teoría de los Quanta de PLanck, en la Teoría de la Relatividad, o en las almitas en pena, en los espíritus o en los aparecidos.- No hay ninguna diferencia.-
Gasendi, Descartes, Duns Scotto, los Enciclopedistas y Diderot, Enmanuel Kant, Fitche, Shelling y ese gigante entre los gigantes que se llamó Jorge Guillermo Federico Hegel, Ludwing Feuerbach y los positivistas y los agnósticos, los pragmatistas y los neo-hegelianos, todos ellos fueron pobres diablos que no lograron jamás entrever la cantinflica postura del “huevo de Colón” de la Filosofía.- Eso estaba destinado, por designio de Pachacamac al hijo predilecto de los Incas, Víctor Raúl.-

Carlos Marx, el titán, el único que sobrepasa a Hegel, Federico Engels, Nicolás Lenin han empleado su tiempo en pensar y en escribir logomaquias, como asevera el señor Antenor.- ¡Y todo esto, porque aún no había aparecido el verbo de Víctor Raúl!
¡Aparece!...Suena como la trompeta del Juicio Final, y el abismo entre Materialismo e Idealismo en Filosofía, se calma, se rellena, y toda discusión sobre el tema, se hace “logomaquia que no explica ni aclara nada”.- Ahora, después del Verbo de Pachakútec, desde el punto de vista cognoscitivo, vale tanto el principio del “Invariante” en Física, como el cuento de Blanca Nieves y los Siete Enanos. Es igual y no hay discrepancia alguna entre la existencia real del mundo sensible y la Ciencia que comprueba y ratifica esa existencia, y la escoba de las brujas desgreñadas que salen en las noches de luna creciente a dar su paseíto sobre los techos.

Así lo dice el señor Antenor, en nombre del Bhuda Viviente, Víctor Raúl.- De hoy en adelante, para que “El Perú asuma, con el pensamiento de Haya de la Torre, la rectoría espiritual del continente”, se acabó la discusión filosófica, y es obligatorio ponerle punto final, porque “Materialismo y Espiritualismo –dice el señor Antenor- son simples palabras que se resuelven a la postre en una logomaquia que no explica ni aclara nada”.
Logomaquia es un término rebuscado que quiere decir Discusión que versa nada más que sobre palabras; no sobre la esencia de las cosas, ni sobre su contenido o sobre el contenido del concepto.
Ante esto, tenemos que plantear unas preguntas simples al señor Antenor.
-Qué es primero: la Conciencia o el Ser Humano Viviente?. Qué fue primero: la idea o la Realidad Material?, ¿El Espíritu o la Naturaleza?. En palabras más concretas y cercanas de nuestra comprensión: ¿Qué fue primero: el altísimo concepto que Antenor tiene de Víctor o la cabeza pegada al cuerpo de Antenor?.-
Nadie que quiera conocer o hacer filosofía, puede evadir esta interrogante; la evasión no resuelve nada, ya que lo más que puede conseguirse es caer en un lamentable agnosticismo; es decir crear otro problema complicando el anterior.
De la respuesta que el señor Antenor o cualquiera, den a los interrogantes formulados, se desprenderá una posición filosófica neta: o se entrará en el Materialismo o se caerá en el Idealismo.- La cuestión no tiene salida, ni arreglo ecléctico, ni puentes verbales de absurdas logomaquias orreguianas.- Aquí es donde la Filosofía nos dice tajante e inexorablemente: ¡Ser o no Ser!.- Y es aquí donde no caben hamletismos, donde las evasiones solo sirven para mostrar la calidad y la hondura de las cobardías.-
El señor Antenor divaga, sueña como en un paraíso artificial, cree en aparecidos y en endriagos, cuando afirma que la discrepancia entre Materialismo e Idealismo en Filosofía, ha sido cancelada por su excelso lider.- Si quiere salir del ensueño, ensaye responder a las preguntitas arriba planteadas.-
En cuanto a la “Teoría clásica de Marx sobre el concepto de la Lucha de Clases” otro de los geniales inventos de Víctor Raúl, celebrados por el bombo y el bombardón del señor Antenor, nuestros lectores encontrarán un análisis en otro artículo de la presente edición.

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sábado, 18 de octubre de 2008

RAVINES :>“ESPACIO-TIEMPO” ARMA DE NUEVOS MELGAREJOS"

Es de aquí de donde el señor Haya de la Torre ha extraído todo aquello que él llama “Filosofía del Aprismo” y de donde ha sacado los materiales de su concepción política, de su moral y de su lógica. A este hacinamiento, le ha denominado dialéctica. Y a este relativismo de pacotilla ha pretendido encumbrar a la categoría de concepción filosófica, acompañándola de la audacia de enfrentar el esperpento a las concepciones filosóficas de Hegel y de Marx.
Si actuamos exclusivamente dentro de esta concepción relativista –como hace Haya de la Torre- si operamos sólo dentro del mundo de lo relativo, pues la verdad concreta y objetiva no existiría. No podría instituirse lógica alguna, que no fuese la del vértigo del hecho que pasa, no sería dable echar las bases de una moral digna de respeto y capaz de servir de norma y directiva a la conducta y a las acciones humanas. Lo episódico devoraría insaciable lo permanente y el hombre debería renunciar al hallazgo de la verdad.
Esto es precisamente lo que sienta Haya de la Torre en su “Filosofía Aprista”. Se mete en lo Relativo, como en una caparazón; se hunde en la ciénaga de su relativismo y se queda en la relatividad, porque eso le conviene como negocio político, como posición moral, como estrategia y como táctica.
Del devenir sólo toma el hecho que está pasando; del proceso dialéctico, la tricotomía formal de Tesis, Antítesis y Síntesis; de la Teoría de la Relatividad, el título, las grandes palabras y las frases a la moda; de la Moral, el costado precario y episódico.
Por esto, al señor Haya de la Torre no le interesa la esencia permanente de la Patria sino los cambios que se producen en su contorno personal. No le importa la vía de la grandeza del Perú, sino su propio camino hacia el poder. No pretende crear un partido que dure incorporándose a la vida nacional, sino tan sólo una secta que lo venere como pontífice y que lo exalte como caudillo. No sólo no le interesa ninguna especie de moral, sino que se ha fabricado una “Etica” aprista, cuya esencia reside en la absoluta falta de escrúpulos, en el ningún respeto a la palabra empeñada, en el engaño como táctica y en la aventura como estrategia.
Sobre este relativismo inmoral, decadente y espurio, el señor Haya ha construido, el sistema de su “filosofía”; la lógica de su política y la moral de su partido.
Para dar fuerza a este “relativismo” unilateral, sofisticida, y por consiguiente, falso. El señor Haya ha tomado a cargo la Teoría de la Relatividad de Einstein. Se colgó a las palabras a la moda, al fraseario puesto en candente actualidad por la gigántesca polémica que ha suscitado en todos los círculos científicos del mundo, el gran sabio judio-alemán.

Y levantó como un pendón personal[istmo el “Espacio-Tiempo-Histórico” con su Espacio y su Tiempo relativos.

ANTE TODO, será preciso dejar sentado aquí que la idea del “Tiempo Relativo” no ha sido una creación einstenniana. Haya de la Torre insiste en ésto, porque no sabe ni conoce que muchísimo tiempo antes de Einstein, los filósofos discutían ya estas cuestiones del Espacio y del Tiempo relativos. Esta ignorancia, unida a la mala fé, ha llevado al señor Haya a afirmar que Marx ha sostenido la idea del Tiempo y el Espacio Absolutos de Newton, lo cual es calificadamente falso, como lo prueban las tesis de Marx, de Engels, de Len[in, precisamente sobre el Tiempo y el Espacio.
La idea del Tiempo Relativo, fue enunciada hace muchos miles de años por el griego Epícuro, oponiendo su concepción a la del Tiempo Absoluto de Aristóteles. “El Tiempo –afirmaba genialmente Epicuro- no existe por s[i mismo, sino por los objetos sensibles, sólos, de donde resulta la noción del pasado, del presente y del porvenir. No se puede concebir –añadía- el tiempo en sí, independientemente del movimiento o del reposo de las cosas.”
Esta idea es la misma que enunciaron más tarde, de modo más preciso y dentro de la concepción universal de la Lógica Dialéctica, Carlos Marx y Federico Engels.
Albert Einstein vino, con su Teoría de la Relatividad Restringida, a demostrar, a comprobar, a ratificar, los enunciados filosóficos de Epicuro, y luego los de Marx, de Engels y de los Materialistas Dialécticos.
Hasta aquí, no hemos salido del campo del relativismo.
Y ni científica, ni filosóficamente, podemos quedarnos aquí, con el señor Haya y sus bomberos, sus dorados y sus búfalos. Porque nos quedaríamos en el epicentro de la ignorancia, en el corazón de la falsedad.
La Filosofía Dialéctica comprende el relativismo, lo explica y lo capta. Pero, no se detiene en él; no se empantana en su limitación. Lo sobrepasa, los supera y la niega. Va hacia el plano superior del absoluto, asciende más allá, hacía la explicación universal, general y válida de la Realidad en movimiento, que es precisamente la característica científica de la Filosofía Contemporánea, esto es de la “Weltanschauung”.
Y la Ciencia en general y muy especialmente la Ciencia de la Relatividad, la Teoría Einsteiniana, transpone asimismo estas fronteras relativistas, para ingresar en los campos de lo que Einstein denomina el “Intervalo”, o con otro nombre, el “Invariante”.

PARA Einstein, esto es para la ciencia de nuestros días, el Tiempo y el Espacio son Relativos: son funciones de la Materia en Movimiento –no del Movimiento sólo, como ha interpretado absurdamente el señor Haya- son fenómenos objetivos, que existen y transcurren independientemente de nuestra conciencia, de nuestro pensamiento y de nuestra voluntad –y no como afirma Haya, dependiendo del deseo o del humor o del capricho del “observador”- mas, para Einstein, ese Tiempo y ese Espacio Relativos, mutables y sometidos a contingencias y variaciones, están regidos por el principio inmutable, permanente y absoluto del “Intervalo”, del Invariante.
Y esto es lo que no ha entendido, lo que ni siquiera sospechaba el señor Haya, ni los exégetas que hacen resonar el bombo en su alrededor.
Si solamente existiese la Relatividad del Espacio y del Tiempo, estas categorías se conventirían en fantasmas. Es así precisamente como lo ha malentendido el señor Haya –lo cual no es culpa de Einstein ni de la relatividad- fabricando sobre este concepto fantasmal toda la “Filosofía aprista”.
Para los newtonianos, existían el Tiempo Absoluto y el Espacio Absoluto y sobre estas dos columnas edificaron su magnífico edificio. Para los einstennianos, el Tiempo es Relativo y el Espacio es asimismo Relativo, pero lo define clara y nítidamente Minkowsky, para los relativistas “Sólo existe en la realidad, una especie de unión íntima de estas dos entidades”, el Tiempo y el Espacio. A esta unión íntima, a este dato verdaderamente objetivo e impersonal, a esta única parte sensible de la realidad, Einstein le ha denominado “Intervalo”. El Intervalo que es siempre un invariante.
He aquí lo que el señor Haya no ha captado de las divulgaciones que han llegado a sus manos. Nada más que de las divulgaciones, pues el Jefe del Apra carece de todo conocimiento de Matemáticas, a partir de la “Reducción de Términos Semejantes” del Algebra. Atrapó la Relatividad, es decir el nombre genérico; captó lo “Relativista”, es decir el adjetivo puesto a la moda, pero no ingresó ni un paso más allá de los umbrales de la Teoría de Einstein. Si hubiese avanzado, habría aprendido que lo sustantivo de la Relatividad Einstenniana comienza en este Invariante que es el Intervalo. En este Intervalo, se trata sin duda alguna de relaciones, -relación entre el Tiempo y el Espacio- pero esta relación es una verdad absoluta invariante, y sobre ella descansa hoy el edificio de la Ciencia Contemporánea.
La mayor sofisticación que el señor Haya ha podido hacer, al mistificar la Teoría de la Relatividad, en el escamoteo del “Intervalo”, o sea del Invariante, punto básico de donde parte y a donde converge lo relativo.

PARA la Teoría de la Relatividad, pueden variar, de acuerdo con la velocidad del observador, la distancia espacial o la distancia cronológica, pero la especie de amalgama que resulta del espacio y del tiempo, este conglomerado de las cuatro dimensiones, ser[a siempre invariante, ser[a una cantidad independiente de la voluntad del observador, ser[a el dato concreto independiente de la velocidad del observador, ser[a la verdad objetiva, el peldaño relativo de la escala de lo absoluto.
Y esto es lo que el sabio Albert Einstein denomina “Intervalo”. Esta es la columna capital de la Teoría, del genio contemporáneo.
El señor Haya, al entrar a saco en las capas superficiales de la rica mina einstenniana, al llegar a las goteras de la ciudadela que guarda el tesoro científico, regresa con gran alboroto, y con las manos vacías; carga con el título de la Teoría y nada más; no insinúa siquiera un remedo del “Intervalo” o sea del Invariante.

Esta huida vergonzosa la realiza impunemente el Jefe del Apra, porque la opera en la sombra. La Teoría de la Relatividad se exhibe, se demuestra y se comprueba por medio de fórmulas matemáticas. Y la enorme masa del público –inclusive Haya de la Torre- no saben, ni comprenden, ni tienen la menor simpatía por las altas matemáticas. Y este ha sido el escudo, ésta ha sido la fortaleza, tras la cual el señor Haya quiso establecer su guarida. Ha sido necesario descender hasta allí para refutarlo con palabras y palabras asequibles al gran público.
Haya de la Torre ha tomado de Einstein la Relatividad, lo relativo, el relativismo, el observador, la Cuarta Dimensión, etc., etc. Es decir todo lo que flota en superficie. Pero, no ha querido insinuar siquiera nada que tenga alguna relación con el “Intervalo”, con el Invariante Einstenniano.
Porque lo invariante en Astrofísica, corresponde a la Verdad Concreta, rotunda y absoluta en Filosofía; a la posición firme, consecuente y principista, en Política; a la actitud neta, austera y definida en la conducta, en la Posición moral, en la Etica partidaria. Y esto es precisamente todo aquello de lo que el apra y el aprismo carecen. Algo más, es todo lo que el apra y el aprismo repugnan, detestan y recusan. Al señor Haya le basta con lo relativo y con el relativismo. Relativismo en política, relativismo en moral, relativismo en el camino, relativismo en la meta, relativismo en las ideas, relativismo en los métodos. Y, por este camino llegamos directamente, a la filosofía de aquel personaje dostoyewskiano, de “Crimen y Castigo”, el megalómano Raskolnikov: “Todo está permitido”.

HE aquí pues, cómo el señor Haya ha tomado de Einstein lo que le ha convenido para sus fines personales. Nos ha escamoteado lo esencial: el Intervalo, lo Invariante. Y ha fabricado su esperpento el “Espacio-Tiempo-Histórico” embaucando a las gentes con el nombre del gran sabio contemporáneo. Y con este hacinamiento de residuos de la gran cosecha científica, el señor Haya se ha presentado ante los reaccionarios norteamericanos a ofrecerse como el “Refutador de Marx”. Como el despampanante filósofo de la División Azul. Como el nuevo Melgarejo que declara la guerra a Rusia y emprende el peregrinaje a los campos de batalla de Liberia, caminando por el deshecho. Han variado los tiempos históricos. Hoy día Melgarejo necesita ir armado con la bomba atómica y con una filosofía aprista. Y el señor Haya se ha presentado pidiendo el registro de la marca de fábrica en las oficinas de Wall Street y del antiguo Tanmany Hall.


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martes, 30 de septiembre de 2008

EL ESPACIO Y EL TIEMPO SUBJETIVOS DE LA SEDICENTE FILOSOFIA APRISTA

Desde el número 3, VANGUARDIA viene publicando una amplia y detallada refutación del esperpento reaccionario “Espacio-Tiempo-Histórico” que Haya de la Torre ha pretendido introducir en el demagógico y nazi fascista proceso del apra con el mote rimbombante de “filosofía del aprismo”.

Enfocamos hoy otros aspecto del mencionado esperpento, el que deseamos refutar en forma exhaustiva, por mucho que nuestra refutación –hablando en términos que la guerra puso de moda- haya logrado a estas horas silenciar totalmente las baterías sedicentemente ideológicas de Incahuasi.



HAY INDIVIDUOS que no pueden pensar sino por medio y a través de las palabras. Psicologías verbalistas, mentalidades en donde bullen las formas las formas aherrojando y triturando las ideas. Contextura espiritual del clásico personaje que tan genialmente creara y echara a caminar por el mundo el famoso portugués Eca de Queiroz, en el “Epistolario de Fádrique Mendes”.

Pacheco ha tenido en América más discípulos y seguidores que Don Quijote o el propio Sancho. Las constituciones políticas de estos países han corrido el riesgo de ser modificadas poniendo como condición indispensable para ser Presidente de facto, Magistrado o dignatario, ser Pacheco, pertenecer a la escuela criolla del Pachequismo.

La “Filosofía Aprista” es, comprobadamente, la más alta, la más preciosa, la más calificada expresión del pachequismo. Las grandes palabras adquieren sonsonetes resonantes que las impregnan de un sentido “pachequístico”. En el “Espacio-Tiempo-Histórico” de Haya de la Torre asistimos a la evolución de lo “cantinflico” a lo “pachequístico”. En Cantinflas –nos referimos al cómico genial- a la palabra se le ha sacado su vértebra, su tuétano y su espíritu; la palabra es arrastrada como guiñapo, y hacinada en la jeringonza, hasta tornarse caricatura del discurso parlamentario de polítiquero ignorante, de capitulero audaz.

Parece como que Pacheco, Cantinflas perdiese su envoltura grosera y caricaturesca, para disfrazarse con los sagrados ornamentos de la metafísica. La palabra en Pacheco, no sólo pierde vértebra, tuétano y espíritu –como en Cantinflas- sino que se le han introducido elementos estrafalarios, impregnados de brujería, de ensalmos de curandero, de cábalas de sortilegio.

Eca de Queiroz no pensó jamás que su personaje iba a encarnarse tan perfecta y gananciosamente en la política peruana. El “Espacio-Tiempo- Histórico” es una de las producciones excelsas del pachequismo.

EN SU TESIS destinada a refutar a Hegel y a Marx porque “la filosofía de cada uno de ellos es la Filosofía de su época”, Haya proclama que el Tiempo no es Tiempo, ni el Espacio es espacio. El Espacio deja de ser Extensión Objetiva, de tres dimensiones, mensuarable y material , y el Tiempo, asimismo, no es más Duración Objetiva, posible de medida, para transformarse en invenciones antojadizas, en fantasmas subjetivos, en el tiempo aprista y en el espacio aprista.

“El Tiempo Histórico –afirma Haya de la Torre en su artículo- no es una medición de períodos como si se tratara de una nueva cronología. Es subjetivamente la intuición y sentido del tiempo individual y social vinculados consciente y funcionalmente al modo de vivir, trabajar y desenvolverse de los pueblos”.

El tiempo cronológico, tal como lo entendemos y lo sentimos todos, tal como lo comprende y lo establece la Ciencia, ese no es el tiempo del señor Haya y de su apra. Es un tiempo que se escoge y se estira, que es “individual” en unos casos y “social” en otros, que se vuelve intuición como quería el idealista y reaccionario francés Henry Bergson.

Según este famoso Tiempo Histórico el Calendario Gregoriano vale tanto como la carabina de Ambrosio; los períodos de rotación y translación de la tierra y el movimiento del Sistema Solar dentro del plano de nuestra Galaxía, equivalen a la fantasía de cualquier cuento para niños. La Astronomía no es una Ciencia sino el vasto entretenimiento de soñadores y distraídos caballeros.

Según este tiempo subjetivo, este tiempo-intuición, cualquier deudor tramposo puede invocar ante los Bancos, o ante sus acreedores, que el vencimiento no es el que marca la fecha escrita en la letra de cambio sino aquel que corresponde a su peculiarísima intuición subjetiva.

Según Haya, el Tiempo transcurre en concordancia con nuestro criterio, al capricho de cada cual, según “la intuición” de cada ser viviente. Hay tantos “Tiempos” como individuos, o como “observadores” para hablar en la misma jerga que el filósofo del aprismo ha capturado a la terminología einsteniana.

El Espacio, para Haya, es también subjetivo, asunto de la intuición de cada ser pensante. No es una Extensión Objetiva, mensurable que existe independientemente de nuestra conciencia y de nuestras facultades espirituales, sino un producto de nuestra imaginación , de nuestra estado de ánimo, de nuestro buen o mal humor.

Elevar la cantinflería hasta los cielos de la Metafísica pachequística, para venir a parar en el absolutismo de Luis XIV sosteniendo al final de cuentas, “El Tiempo soy yo” y “El Espacio también soy Yo”, no valía la pena. La paranoia megalomaniaca del señor Haya le hace adoptar postura de autócrata, hasta con el Espacio y con el Tiempo. Para Inca Paz, ni el Espacio ni el Tiempo existen independientemente de nuestra conciencia, de nuestra imaginación, de nuestra voluntad, sino que son siervos de Incahuasi, yanaconas de Inca Paz. Este absurdo filosófico tiene su nombre en el diccionario de la Filosofía: se llama solipsismo y constituye el pantano más desdichado en el que puede caer cualquier filosofante idealista.


PARA la Ciencia y para la Filosofía Marxista, el Tiempo y el Espacio, no son Categorías Metafísicas, ni fenómenos subjetivos, sino fundamentalmente, hechos concretos y objetivos. El Espacio existe como hecho real, como función de la materia que lo invade que lo ocupa y que lo llena; y el Tiempo existe también como hecho real, como función del movimiento que transcurre en ese tiempo, que lo hace sensible y mensurable. Nuestra conciencia puede creer o imaginar o querer que un Espacio sea diminuto o gigantesco. Pero ese Espacio no será ni mayor ni menor de lo que real, objetivamente es, independientemente de nuestro imaginar o nuestro querer. Exactamente lo mismo respecto del Tiempo.

Cuando el hombre de Ciencia acepta el Espacio Objetivo y el Tiempo objetivo y rechaza el tiempo y el espacio subjetivos, ese hombre de Ciencia está adoptando una posición filosófica materialista, lo quiera o no lo quiera. Y si abandona tal posición deja de hacer ciencia para caer en el terreno de lo fantástico, de lo falso, de lo anticientífico.

Con su Tiempo subjetivo, con su Espacio intuido, Haya de la Torre no hace sino repetir las tontas y reaccionarias elucubraciones que en las más diversas páginas, nos dieron Henry Bergson, en Francia; Martin Heideger, Karl Jaspers y los filósofos del nazismo en Alemania.

Ufano y audaz, el gran señor de Incahuasi prosigue su discurso de Pacheco. Sin bajar la voz, sin aminorar su liturgia, con toda la pompa que corresponde a las grandes palabras de Cantinflas, Pacheco nos dice solemnemente que su Filosofía toma en consideración tres factores que son repetidos constantemente a través de la trama del esperpento. Estos tres factores que el señor Haya eleva como tres columnas de su estructura son: Espacio. Tiempo y Movimiento.

Ya vemos lo que le sucede al Espacio y lo que le pasa al Tiempo apristas. Se hacen subjetivos, se hacen solipsistas, se reducen al fin a un capricho, a una arbitrariedad, a un supremo y despectivo me da la gana. Quedan en calidad de militantes apristas, sometidos a disciplina, actuando según las intuiciones del Jefe Máximo o de acuerdo con el ritmo del tam-tam del bombo de Antenor Orrego.

VEAMOS ahora lo que le va acontecer a este “Movimiento” aprista. Haya sienta bien claro que lo que entiende por Movimiento es dinamismo. Y el dinamismo, esto es el Movimiento, sólo, de por sí, no existe en ninguna parte. Nadie ha visto al movimiento, ni la mitad del Movimiento, ni la décima parte del Movimiento. El Movimiento no existe, ni puede ser concebido ni enunciado solo, aisladamente, como lo hace Haya, sino íntima, etrna, indisolublemente vinculado a la Materia, a la masa.- No hay Materia sin Movimiento, ni Movimiento sin Materia. Y ésta es la única concepción válida que acepta la Ciencia y que la realidad comprueba y ratifica.


Por esto, cuando entramos en el campo de la Filosofía Aprista, y nos encontramos con el Tiempo subjetivo, el Espacio Subjetivo y el Movimiento aislado de la materia, tenemos que escapar como de un asilo de insanos o de una trastienda de demagogos.

El Movimiento abstracto, aislado, separado de la masa material y concreta es un absurdo anti-científico; es una concepción falsa que ataca los principios más elementales de todas y cada una de las ciencias.

El Tiempo Subjetivo y el Espacio Subjetivo, son fabricaciones antojadizas, fantasía absurdas, invenciones supersticiosas semejantes a las quye hablan de duendes, de almas en pena, de brujas y aparecidos. Ni la Física, ni la Mecánica, ni la Astronomía, ni ciencia alguna, pueden aceptar de ninguna manera, la existencia de un Tiempo Subjetivo y de un Espacio Subjetivo, es decir de tiempos y espacios que se estiran y se encojen a voluntad del individuo, del observador o del ser pensante. Si la ciencia rechaza categóricamente tales elementos como fantasías y absurdos, como falsedades y retórica, mal pueden ser aceptados por la Filosofía.

Esta fabricación del señor Haya –denominada pachequisticamente “Filosofía Aprista”- nos da la impresión de un hombre que atrasando su reloj moviendo las manecillas hacia atrás, creyese y quisiese hacernos creer que fabrica tiempo, o que, al contrario, adelantando el reloj jurase por su dios y por su dama, por sus antepasados y por toda la prosapia de los Pachecos, que es capaza de acelerar el ritmo de las horas o el proceso de los días. De este hombre pensaríamos lo mismo exactamente que de aquel argentino Baigorria, que hacia llover a su voluntad y que se denominaba Fabricante de Lluvias. El señor Haya no nos dice que fabrica lluvias, pero si que fabrica Tiempo y que fabrica Espacio. A esto conduce directamente su concepción del Tiempo Subjetivo y del Espacio Subjetivo. Si para el “fabricante de lluvias” hubieron calificaciones precisas cuando actuaba sólo en el terreno municipal y policíaco, no pueden ser otras las que corresponden a una situación idéntica que tiene la agravante de ser planteada en el terreno de la política de un pueblo, en la marcha de un partido que pretende hacerse el arbitro totalitario de los destinos del Perú.


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viernes, 26 de septiembre de 2008

RAVINES: LA DESDICHADA REFUTACION DE HAYA A LENIN



DESAFIANTE y rotundo se repite el aserto del señor Haya: “El imperialismo es la primera etapa del capitalismo en los países atrasados”. El huésped de Incahuasi pretende así refutar o, por lo menos, rectificar a Lenín, quien escribió en 1916 el libro titulado “El Imperialismo, novísima etapa del Capitalismo”, que ha sido editado más tarde, en todos los idiomas, con los títulos “El Imperialismo, fase superior del Capitalismo” y “El Imperialismo, última etapa del Capitalismo”
Este aserto del sumo sacerdote del aprismo viene a corroborar nuestras afirmaciones sobre la ignorancia cabal de Pachacútek en cuestiones económicas. Esta petulante y sandía definición exhibe como en una magnífica vitrina, el desconocimiento que el señor Haya padece de todo lo que tenga lejano olor a Economía Política.
La afirmación de Haya tiene dos aspectos: el aspecto científico, donde se comprueba su analfabetismo; y, el aspecto político en donde se atrapa su grueso contrabando oportunista al servicio de los intereses imperialistas extranjeros. El enemigo de las “ideas extranjeras y europeizantes”, resulta un amigo entrañable del capital financiero extranjero e imperialista, de las maniobras de piratería que las empresas imperialistas ponen en práctica para conquistar, oprimir y saquear los países retrasados económicamente. Y todo esto combinado con el fraseario sobre “Interamericanismo Democrático sin Imperio”.

Examinemos el aspecto económico-científico de la cuestión.
Haya sostiene que el imperialismo es la primera etapa del capitalismo en los países atrasados. Y esto es falso, porque es anticientífico, a la luz de los hechos y de las normas de la Economía Política.
En efecto: la primera etapa del capitalismo se caracteriza por la forma dispersa en que se presenta la Acumulación Primitiva; por la presencia, como factor sustantivo y fundamental, de ese tipo de capital que en Ciencia Económica se denomina Capital Comercial y cuya función se expresa en el proceso que ha pasado a la historia económica con el nombre de Mercantilismo; que se caracteriza por la concurrencia comercial progresiva y por la expansión creciente de esa concurrencia, que llega a cristalizarse en ideología y a plasmarse en doctrina política. En el liberalismo de los tiempos heroicos del capitalismo.
Si examinamos el fenómeno imperialista, como hecho económico, comprobamos que sus características esenciales son la presencia del Capital Financiero y no la del Capital Comercial, como elemento hegemónico, como categoría preponderante y directora. Y esto, igualmente en los países económicamente avanzados como en los retrasados.

El imperialismo penetra en los países atrasados, no como Capital Comercial, engendro de la Acumulación Primitiva Capitalista, sino como Capital Financiero moderno, con todos los atributos absorbentes, totalitarios y monopolistas de éste. Y algo más todavía. Ese capitalismo imperialista, al penetrar en nuestros países, no actúa como Capital Comercial o como mero Capital Industrial, sino que opera, presiona e interviene en la vida económica, política y social de los países poco desarrollados como Capital Financiero. Su esencia no varía, al atravesar el océano, ni al traspasar los meridianos, los paralelos, los Trópicos o los Círculos árticos o antárticos. Sus consecuencias tampoco varían: opera de la misma manera, con análogos métodos, con normas similares, con resultantes idénticas, en el Perú y en el Congo, en Bolivia y en la India, en Etiopía o en América Central.
EL Capital Financiero norteamericano o inglés, no se convierte en Capital Comercial al llegar al Perú. Sigue siendo Capital Financiero y actúa como tal con métodos específicos y con formas típicamente imperialistas.
La gran diferencia entre Capital Comercial y Capital Financiero no es aquilatada, ni vislumbrada siquiera por el señor Haya de la Torre. Su simplicidad demagógica le hace confundir categorías separadas en forma tajante en la realidad y en la clasificación científica.
Mientras el Capital Comercial es el engendro de un mero proceso mercantil, el Capital Financiero es ya la resultante de la fusión del capital bancario -de aquel que mueven los bancos- con el que invierten las industrias. Para explicar mejor citemos la clásica definición del economista Rudolph Hilferding, en su libro “El Capital Financiero” “Fase Moderna del desarrollo del Capitalismo”.

En la página 301 de su famoso libro, Hilferding define así el Capital Financiero: “Una parte cada día mayor del capital industrial no pertenece a los industriales que lo utilizan. Pueden disponer del capital únicamente por mediación del Banco, que representa, con respecto a ellos, el propietario de dicho capital. Por otra parte, el Banco se ve obligado a colocar en la industria una parte cada vez más grande de su capital. Gracias a ello, se convierte en proporción creciente, en Capital industrial. Este Capital Bancario; Capital en forma de Dinero que por este procedimiento se trueca de hecho en Capital Industrial, es lo que llamo Capital Financiero. El Capital Financiero es pues el capital que se halla a disposición de los Bancos y que es utilizado por los industriales”.
Este es definida y calificadamente el tipo de Capital que viene a nuestra tierra a operar por cuenta y en beneficio de los intereses imperialistas.
Y su forma no es aquella de las etapas primarias del Capitalismo sino de las más avanzadas y modernas precisamente.

Aquí es donde el señor Haya demuestra que no sabe nada de Ciencia Económica, pues llega al absurdo de calificar como elemento de la primera etapa del capitalismo en nuestros países a uno de los factores que sólo aparecen en más alta madurez del capitalismo.

Otra de las características que definen al imperialismo es la de la Concentración de Capitales, el monopolio de la Producción y la imposición compulsiva de formas de Mono-Producción.
La Concentración de Capitales es un fenómeno de plena y avanzada madurez del capitalismo. Y este fenómeno se presenta no tan sólo en los países de economía desarrollada, sino en los nuestros, de economía retrasada.
En la época presente, bajo la égida del Capital Financiero, dentro de las normas impuestas por el proceso económico imperialista, la Concentración del Capital es un fenómeno criollo, peruanísimo, involucrado en todo el dinamismo de nuestra actividad bancaria, industrial y comercial.
La dinámica de nuestra producción no está gobernada principalmente por la libre-concurrencia –característica y expresión de la primera etapa del Capitalismo- sino por una firme tendencia monopolista, que es el rasgo fundamental del imperialismo, o sea del Capitalismo en su etapa superior.

Ya miremos hacia el campo de la explotación petrolera o minera, al de las plantaciones de azúcar o algodón, al de nuestra incipiente industria ligera, al de nuestro comercio de exportación, encontraremos siempre en plena actividad y en actitud beligerante, no precisamente la libre-concurrencia, sino el proceso monopolista, el imperio de la concentración del capital. En consecuencia, la característica objetiva corresponde no a la primera etapa del capitalismo, sino a la más moderna y avanzada. Tal característica monopolista no la pierde el Capital Financiero al emigrar a los países atrasados. Todo lo contrario; tal carácter se acentúa, se intensifica y se torna más brutal si se quiere.

La calidad que define al Capitalismo en su primera etapa, es la rica variedad de su eclosión. Al observar el proceso del capitalismo en los siglos XVII, XVIII y XIX en los diversos países del mundo donde esta forma económica se ha desarrollado, comprobamos que su creación y desarrollo corresponden a necesidades concretas de los distintos países.
En la época presente, es decir en la etapa imperialista, por el contrario, esa variedad de producción de producción desaparece y es radicalmente cancelada. A la libre producción sucede la Mono-Producción. El Capital hace producir, no para satisfacer las necesidades domésticas del país, sino para alimentar las necesidades de las grandes industrias, de ,los gigantescos monopolios imperialistas. El Perú, por ejemplo, podría producir dentro de los marcos de un proceso capitalista normal, el hierro que le hace falta para sus maquinarias agrícolas, construcciones, vías férreas y locomotoras; el alambre, las planchas y los utensilios de cobre que pueden ser consumidos en el país o exportados; los metales que dan sus minas, etc. No sucede así; no producimos de acuerdo con las necesidades del Perú, sino conforme lo establecen los dictados del capital financiero extranjero. Se ha implantado en estos países la Mono-Producción.
Ni Argentina, ni México, ni el Perú, producimos aquello que necesitamos. Argentina ha sido convertida en productora de carnes, cueros y cereales; Chile, de cobre y salitre, Colombia, petróleo y café; Venezuela, petróleo; América Central, plátanos, café, cacao; Cuba, azúcar y tabaco; el Perú, algodón, azúcar, minerales y petróleo; Bolivia, estaño.
Esta no es, en forma alguna, la primera etapa del capitalismo; es la más desarrollada, la más avanzada; la etapa superior del capitalismo en los países retrasados, en las Naciones subyugadas y colocadas en la condición de semi-colonias.

Si analizamos desde el ángulo de la técnica, el señor Haya queda completamente pulverizado.
Lo que viene a nuestros países, no es aquella locomotora de Mr. Stephenson, de la primera edad del Capitalismo; viene la locomotora eléctrica, último modelo. No nos llega el automóvil de Mr. Henry Ford, que marchaba arrojando humo como una pipa y saltando como una langosta; sino que nuestros magnates reciben el auto último modelo, de ésos que tanto complacen el repantigamiento feliz y digestivo del señor Haya. No arriba a nuestras playas el barco velero del ciclo heroico de la primera etapa del capitalismo, sino el Motorship, la aeronave, el “Clipper” con sus cuatro motores, rutilantes y tipo 1946.

Primera etapa del Capitalismo con Capital Financiero, con Monopolio Capitalista, con creciente Exportación de Capitales, con Monoproducción, con técnica no sólo siglo XX, sino técnica que refleja la última palabra, la última moda del maquinismo.
Afirmar tal monstruosidad, refleja ignorancia cabal, desconocimiento de las cuestiones más elementales de la Economía de nuestro tiempo, indigencia científica. El argumento del señor Haya, bajo la severa luz científica resulta ingénuo, estrambótico y tonto. Es como si pretendiese hacernos creer que un inglés, un norteamericano o un francés que vienen al país pasada ya la cincuentena, se transforman en niños de teta al llegar a las playas peruanas.
PERO, nada hay totalmente irracional y absurdo en los viveros del “Jardín de la Infancia” –que dice Federico More- todo tiene su razón de ser; mejor dicho su espíritu de cundería. De este enunciado económico “El Imperialismo es la primera etapa del Capitalismo en los países atrasados”, se desprende una política muy especial, muy filo imperialista, muy de contrabando reaccionario.
Hemos analizado la cuestión desde el punto de vista económico. En próximo ensayo, la analizaremos desde el punto de vista político. Y allí veremos toda la magnitud, las proporciones y la calidad del contrabando.
Por lo pronto, el señor Haya no tiene noción de los rudimentos de la Ciencia Económica Contemporánea. Y, así no se tiene derecho alguno a aspirar a la dirección de los destinos de un país como el Perú. De un páis que ha tenido hacendistas como Piérola, y a pesar de sus graves errores políticos, como don Augusto Leguía.
Está fuera de duda, que merecemos mejor suerte.

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martes, 23 de septiembre de 2008

RAVINES: EL ‘HUEVO DE COLON’ DE LA REFUTACION A MARX

La Conferencia del señor Haya sobre Filosofía del Aprismo y los artículos publicados sobre este mismo tema, constituyen el más grueso contrabando de ignorancia de que tengamos noticia en América Latina.-
Desde el número 3 de VANGUARDIA venimos publicado artículos de refutación a Haya de la Torre.



Hoy enfocamos el punto que el señor Haya y su gente estiman como el “huevo de Colón” del refutamiento; como “la paloma” del castillo de fuegos de artificio, como una verdadera “bomba atómica”.

El señor Haya de la Torre en su empeño de refutar a Marx, y de asumir, -como dice, sin ruborizarse, Antenor Orrego- “la rectoría Espiritual del Continente”, convocó a sus oyentes al Teatro Municipal, para revelar, en ambiente propicio, su más precioso y resonante descubrimiento.

El gran refutador del Marxismo nos trae una bomba atómica, fabricada –según Antenor Orrego- en los laboratorios de Incahuasi, por el Gran Alquimista Uia-pacushka.

Antenor trata de embaucarnos. La bomba atómica no es producto de Incahuasi. Fue lanzada hace muchos años en el libro “Guía de la Familia” de C.E.M. Joad, cuya versión castellana fue editada por Losada de Buenos Aires, en 1940. En la página 431 del mencionado libro y en la 1932 está delineada y establecida la “pérdida del motorcito de la Historia”, el cese de la Lucha de Clases y, en consecuencia, la caída espectacular y abocinada del marxismo en el absurdo filosófico, en el desastre lógico.
El señor Haya no es el inventor del argumento. Lo ha copiado de C.E.M. Joad; la bomba atómica no es un producto de Incahuasi; el gran Alquimista Uia-Pacushka es sólo un copista, un imitador, un repetidor de calcos y moldes europeos. Ni siquiera tiene el mérito de la originalidad.

El señor Haya ha afirmado que Marx dice que el motor de la Historia es la Lucha de Clases. Exactamente lo mismo que afirma Joad. Y que Marx traza la perspectiva del desarrollo histórico y prevé que la humanidad futura estará constituida por una sociedad sin clases. Luego –concluye el señor Haya, coincidiendo exactamente con C.E.M.Joad- si se acaba el motor de la Historia, que es la Lucha de Clases, ¿cómo podrá marchar la Historia sin motor? ¿Qué hará el Marxismo , el materialismo histórico y el Materialismo Dialéctico el día que se haya perdido el motorcito de la historia? He aquí el argumento contundente de la refutación.

La gente que no ha leído nunca el libro de Joad y su inepto párrafo de las páginas 431 y 32, recibe como una novedad el argumento del señor Haya. Y no habrá quien no quede impresionado ante este descubrimiento genial, que confunde y pone en éxtasis de anacoreta a Antenor, ante este argumento sencillo, pulverizante y digno de facilitar el salto a “la Rectoría espiritual de América”.
Como a Víctor Raúl le fracasó aquella aspiración de ostentar el título de Maestro de la Juventud, quiere hacerse otorgar otro más académico, el de la “Rectoría” que le concede el señor Orrego, por la invención de la Bomba Atómica.
Por nuestra parte, desarmemos la bomba atómica y veremos que no se trata ni siquiera de aquellos burdos “camotes” que sirvieron para sembrar el terror en tiempos menos democráticos o nada democráticos”.
Marx dice, al abrir su célebre “Manifiesto Comunista”, que “La Historia de la Humanidad es la Historia de la Lucha de Clases”.
En efecto, en toda la época abarcada por Marx en su Manifiesto, la Lucha de Clases es un hecho histórico, irrefutable y concreto. En nuestros días lo sigue siendo. Pero, esto no significa que así será, sin cambio, por los siglos de los siglos, ni que así fue desde el principio, es decir, desde la parición del hombre sobre la tierra.

Engels ha esclarecido muy precisamente esta cuestión. Hay, escribe, “Dos poderes inexorables que han impulsado a la humanidad a través de los tiempos: el hambre y el amor” Y luego, cuando glosa “El Manifiesto Comunista” afirma que se trata de “la Historia Escrita de la Humanidad”. El principio de la Lucha de Clases, en consecuencia, no rige –según Marx y el marxismo- en las sociedades primitivas, en la proto-historia, o en aquella historia incipiente, en la que los hechos están profusamente entremezclados con tradiciones y leyendas, con mitologías y hazañas sobrehumanas..
Allí, impera muy vigorosamente no aún la lucha de clases, sino aquellos dos poderes inexorables: el hambre y el amor.
La Lucha de Clases términa sólo cuando se opera la abolición integral de la propiedad privada, es decir cuando triunfa y se impone el socialismo en la vida de una sociedad dada. Esto implica supresión de las clases, abolición de la lucha entre ellas, creación de la sociedad sin clases. Este es precisamente el tipo de sociedad que se halla ya establecido en la Rusia Soviética.
Allá ya no hay clases; hay sólo categorías sociales, condicionadas por la capacidad de trabajo de cada cual. No obstante, la historia sigue desarrollándose dentro de las orientaciones del marxismo, en concordancia con la Dialéctica Marxista.
Y es que aquello del “Motor de la Historia” es una metáfora, un lindo juego de palabras, que ayuda al señor Haya a tener razón.

Marx ha explicado con amplitud y prolija claridad, la visión del futuro en el desenvolvimiento social. La Historia se desenvuelve bajo el impulso de las contradicciones sociales internas. Estas contradicciones no son eternas , ni invariables, ni idénticas, ni siempre iguales, varían con las épocas, cambian, dan saltos, se transforman en su negación y éstas en su nueva negación. No permanecen ni estáticas ni fijas. Se agudizan y se suavizan; tienen flujos y reflujos; están vivas. Tal es la esencia del Marxismo.
Tratar de inmovilizar las contradicciones sociales en la Lucha de Clases, es sofisticar a Marx, es crear un muñeco para darse el lujo de derribarlo, es mentir con desenfado y con descaro. Y esto es lo que hacen el señor Haya y su gente.
Hay una etapa de la Historia de la Humanidad en que, sin duda alguna, categórica, palmariamente, la Historia de la Humanidad es la Historia de la Lucha de Clases. Esto, desde que existe la Historia escrita hasta nuestros días. Los millones de años antes, no era ésta la contradicción sustantiva. Tan luego como desaparecen las clases en una sociedad dada, la Lucha de Clases deja de ser la contradicción esencial. La sociedad cambia y comienza a obedecer a otras leyes. Los contrarios han sido cambiados, sustituidos en el primer plano, por otros contrarios. Esto es lo que ahora está aconteciendo en Rusia. La sociedad socialista está liquidando los residuos de la herencia del pasado, no solamente en la producción, en las relaciones económicas y sociales, sino además –y esto es muy importante- en la vida y en la conciencia de los hombres.
Del régimen socialista –período de la liquidación total de las clases- en el cual impera el principio básico de “Cada uno rinde según su capacidad, y cada uno recibe según esa capacidad”, la sociedad entrará en la etapa comunista, marchando hacia la abolición del Estado, hacia la liquidación del Poder Político, lo cual será sustituido por un vasto y complejo sistema técnico. En esta nueva etapa imperará el régimen en el cual “cada uno dará según su capacidad y cada uno recibirá según sus necesidades”.
¿Qué lo que moverá la Historia de esta sociedad sin clases? ¡Pobre Historia sin motor, según el señor Haya!, ¡Desventurado Marx, que no tuvo la fineza de talento de pensar que vendría un día, en su carro de nubes, con Chullo, poncho y montera, el Gran Pachacútec, a plantearle la gran objeción, abollarle toda la magistral teoría y congelarle todo el pensamiento genial.
Pero, Marx era mucho más perspicaz, sutil y clarísimo de lo que el señor Haya ha imaginado. Carlos Marx parece que había previsto la objeción del señor Haya. Así nos dice con sencillez, “Cuando ya no existan clases, cuando las contradicciones sociales hayan sido superadas y resueltas, cuando el hombre haya llegado a ser el Hombre Total, dominando su mundo desde la cima del Humanismo Integral, pues la Historia será regida por una viviente y perdurable contradicción”.
¡Ya no será la Lucha de Clases, señor Haya!

Será la “contradicción entre el Hombre y la Naturaleza. Entre el hombre que avanzará humanizando la Naturaleza, proceso a través de cuyo desarrollo, se “naturará” el Hombre. Esta lucha será la marcha hacia la Naturaleza Humanizada y hacia la Humanidad Naturada. Y esta contradicción durará tantos milenios, cuanto existan frente a frente, el Hombre y la Naturaleza”.
¡Que tal Pachacútec!
El viejo genial había previsto que en este soberbio y magnífico rincón de la tierra, se erguía un día, en gloria y majestad, el hijo del Gran Chimú, para decir cosas sandías. Y antes de morir, el gran filósofo dejo escrita la refutación del refutador.

Del vasto y tenaz empeño que el señor Haya y sus acólitos han puesto en esta “Refutación del Marxismo Congelado” y de la gigantesca zalagarda que han armado sobre el novísimo argumento descubierto por Pachacútec, se desprenden dos conclusiones, bien precisas:
La primera conclusión es que Víctor Raúl, sus consejeros y sus sabios en general, son completamente ignorantes en marxismo. Tan ignorantes o más de lo que demostraron ser en Economía, cuando interpelaron al Minsitro de Agricultura. A la sombra de esta ignorancia que se la imaginan compartida por todo el Perú y hasta por todo el continente, lanzan inepcias como la del “motorcito perdido de la historia”.
Si hubiesen conocido las conclusiones de Marx sobre el proceso social, no habrían caído en el ridículo en el que ahora se ven cogidos.

La segunda conclusión que es dable obtener, es el empeño que ha puesto el señor Haya en presentarse a nuestra Derecha como su salvador. El mismo juego de Adolfo Hitler. Haya pretende meter miedo a la derecha con el comunismo. Lo quiere presentar como un monstruoso peligro potencial. Señala hacia Rusia; asusta a los burgueses timoratos, les muestra los bigotazos de Stalin, el capote de Zhukov, la espada de Koniev y hasta el sable de Budionev, y les grita: ¡Ya vienen…ya se vienen…Aquí, todos a mi, el gran clavo caliente que está predestinado a salvar vuestros capitales, vuestras haciendas, vuestro dinero en los Bancos, vuestras mujeres y vuestras hijas! ¡Venid a mí, Derecha de mi corazón, pues yo no fui siempre sino un resentido, un hijo pródigo, un “enfant terrible” que siente sobre sus adiposidades el peso fiero y terco de la vejez! ¡En vuestro apacible seno se trabaja tan poco y se vive tan bien y se goza tanto…que no vale la pena estar haciéndose el revolucionario!
Si no os entregáis a mí – dice el señor Haya, a la Derecha- los comunistas os cortarán la cabeza. Y hay quienes se palpan el cuello para saber si el cuchillo está todavía lejano.
El señor Haya y el Apra, pasan así de una etapa a otra, más avanzada, de reaccionarismo. Primero, se han empeñado en probar que el aprismo no es marxismo; que nada tienen que ver con él, ni con sus tendencias renovadoras, avanzadas o revolucionarias. Luego, ahora, después de las cenas y los festines ofrecidos por la gran aristocracia; después de los suculentos almuerzos a bordo de los “yacths” de millonarios, el señor Haya trata de demostrar que no sólo no es marxista, sino que además puede salvar a Derecha Peruana del horrendo peligro bolchevique.

El lenguaje, la postura y la maniobra son exactamente los que utilizó Adolfo Hitler en el terreno mundial.

Sólo que Víctor Raúl no es Adolfo, el Perú no es Alemania y las condiciones concretas en que se desenvuelve la vida americana y mundial, no se prestan para que tome contextura el “espectro del comunismo”.
Y éste es otro nuevo fracaso del señor Haya.
En próximo artículo analizaremos la Refutación de Lenin.

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