viernes, 26 de septiembre de 2008

RAVINES: LA DESDICHADA REFUTACION DE HAYA A LENIN



DESAFIANTE y rotundo se repite el aserto del señor Haya: “El imperialismo es la primera etapa del capitalismo en los países atrasados”. El huésped de Incahuasi pretende así refutar o, por lo menos, rectificar a Lenín, quien escribió en 1916 el libro titulado “El Imperialismo, novísima etapa del Capitalismo”, que ha sido editado más tarde, en todos los idiomas, con los títulos “El Imperialismo, fase superior del Capitalismo” y “El Imperialismo, última etapa del Capitalismo”
Este aserto del sumo sacerdote del aprismo viene a corroborar nuestras afirmaciones sobre la ignorancia cabal de Pachacútek en cuestiones económicas. Esta petulante y sandía definición exhibe como en una magnífica vitrina, el desconocimiento que el señor Haya padece de todo lo que tenga lejano olor a Economía Política.
La afirmación de Haya tiene dos aspectos: el aspecto científico, donde se comprueba su analfabetismo; y, el aspecto político en donde se atrapa su grueso contrabando oportunista al servicio de los intereses imperialistas extranjeros. El enemigo de las “ideas extranjeras y europeizantes”, resulta un amigo entrañable del capital financiero extranjero e imperialista, de las maniobras de piratería que las empresas imperialistas ponen en práctica para conquistar, oprimir y saquear los países retrasados económicamente. Y todo esto combinado con el fraseario sobre “Interamericanismo Democrático sin Imperio”.

Examinemos el aspecto económico-científico de la cuestión.
Haya sostiene que el imperialismo es la primera etapa del capitalismo en los países atrasados. Y esto es falso, porque es anticientífico, a la luz de los hechos y de las normas de la Economía Política.
En efecto: la primera etapa del capitalismo se caracteriza por la forma dispersa en que se presenta la Acumulación Primitiva; por la presencia, como factor sustantivo y fundamental, de ese tipo de capital que en Ciencia Económica se denomina Capital Comercial y cuya función se expresa en el proceso que ha pasado a la historia económica con el nombre de Mercantilismo; que se caracteriza por la concurrencia comercial progresiva y por la expansión creciente de esa concurrencia, que llega a cristalizarse en ideología y a plasmarse en doctrina política. En el liberalismo de los tiempos heroicos del capitalismo.
Si examinamos el fenómeno imperialista, como hecho económico, comprobamos que sus características esenciales son la presencia del Capital Financiero y no la del Capital Comercial, como elemento hegemónico, como categoría preponderante y directora. Y esto, igualmente en los países económicamente avanzados como en los retrasados.

El imperialismo penetra en los países atrasados, no como Capital Comercial, engendro de la Acumulación Primitiva Capitalista, sino como Capital Financiero moderno, con todos los atributos absorbentes, totalitarios y monopolistas de éste. Y algo más todavía. Ese capitalismo imperialista, al penetrar en nuestros países, no actúa como Capital Comercial o como mero Capital Industrial, sino que opera, presiona e interviene en la vida económica, política y social de los países poco desarrollados como Capital Financiero. Su esencia no varía, al atravesar el océano, ni al traspasar los meridianos, los paralelos, los Trópicos o los Círculos árticos o antárticos. Sus consecuencias tampoco varían: opera de la misma manera, con análogos métodos, con normas similares, con resultantes idénticas, en el Perú y en el Congo, en Bolivia y en la India, en Etiopía o en América Central.
EL Capital Financiero norteamericano o inglés, no se convierte en Capital Comercial al llegar al Perú. Sigue siendo Capital Financiero y actúa como tal con métodos específicos y con formas típicamente imperialistas.
La gran diferencia entre Capital Comercial y Capital Financiero no es aquilatada, ni vislumbrada siquiera por el señor Haya de la Torre. Su simplicidad demagógica le hace confundir categorías separadas en forma tajante en la realidad y en la clasificación científica.
Mientras el Capital Comercial es el engendro de un mero proceso mercantil, el Capital Financiero es ya la resultante de la fusión del capital bancario -de aquel que mueven los bancos- con el que invierten las industrias. Para explicar mejor citemos la clásica definición del economista Rudolph Hilferding, en su libro “El Capital Financiero” “Fase Moderna del desarrollo del Capitalismo”.

En la página 301 de su famoso libro, Hilferding define así el Capital Financiero: “Una parte cada día mayor del capital industrial no pertenece a los industriales que lo utilizan. Pueden disponer del capital únicamente por mediación del Banco, que representa, con respecto a ellos, el propietario de dicho capital. Por otra parte, el Banco se ve obligado a colocar en la industria una parte cada vez más grande de su capital. Gracias a ello, se convierte en proporción creciente, en Capital industrial. Este Capital Bancario; Capital en forma de Dinero que por este procedimiento se trueca de hecho en Capital Industrial, es lo que llamo Capital Financiero. El Capital Financiero es pues el capital que se halla a disposición de los Bancos y que es utilizado por los industriales”.
Este es definida y calificadamente el tipo de Capital que viene a nuestra tierra a operar por cuenta y en beneficio de los intereses imperialistas.
Y su forma no es aquella de las etapas primarias del Capitalismo sino de las más avanzadas y modernas precisamente.

Aquí es donde el señor Haya demuestra que no sabe nada de Ciencia Económica, pues llega al absurdo de calificar como elemento de la primera etapa del capitalismo en nuestros países a uno de los factores que sólo aparecen en más alta madurez del capitalismo.

Otra de las características que definen al imperialismo es la de la Concentración de Capitales, el monopolio de la Producción y la imposición compulsiva de formas de Mono-Producción.
La Concentración de Capitales es un fenómeno de plena y avanzada madurez del capitalismo. Y este fenómeno se presenta no tan sólo en los países de economía desarrollada, sino en los nuestros, de economía retrasada.
En la época presente, bajo la égida del Capital Financiero, dentro de las normas impuestas por el proceso económico imperialista, la Concentración del Capital es un fenómeno criollo, peruanísimo, involucrado en todo el dinamismo de nuestra actividad bancaria, industrial y comercial.
La dinámica de nuestra producción no está gobernada principalmente por la libre-concurrencia –característica y expresión de la primera etapa del Capitalismo- sino por una firme tendencia monopolista, que es el rasgo fundamental del imperialismo, o sea del Capitalismo en su etapa superior.

Ya miremos hacia el campo de la explotación petrolera o minera, al de las plantaciones de azúcar o algodón, al de nuestra incipiente industria ligera, al de nuestro comercio de exportación, encontraremos siempre en plena actividad y en actitud beligerante, no precisamente la libre-concurrencia, sino el proceso monopolista, el imperio de la concentración del capital. En consecuencia, la característica objetiva corresponde no a la primera etapa del capitalismo, sino a la más moderna y avanzada. Tal característica monopolista no la pierde el Capital Financiero al emigrar a los países atrasados. Todo lo contrario; tal carácter se acentúa, se intensifica y se torna más brutal si se quiere.

La calidad que define al Capitalismo en su primera etapa, es la rica variedad de su eclosión. Al observar el proceso del capitalismo en los siglos XVII, XVIII y XIX en los diversos países del mundo donde esta forma económica se ha desarrollado, comprobamos que su creación y desarrollo corresponden a necesidades concretas de los distintos países.
En la época presente, es decir en la etapa imperialista, por el contrario, esa variedad de producción de producción desaparece y es radicalmente cancelada. A la libre producción sucede la Mono-Producción. El Capital hace producir, no para satisfacer las necesidades domésticas del país, sino para alimentar las necesidades de las grandes industrias, de ,los gigantescos monopolios imperialistas. El Perú, por ejemplo, podría producir dentro de los marcos de un proceso capitalista normal, el hierro que le hace falta para sus maquinarias agrícolas, construcciones, vías férreas y locomotoras; el alambre, las planchas y los utensilios de cobre que pueden ser consumidos en el país o exportados; los metales que dan sus minas, etc. No sucede así; no producimos de acuerdo con las necesidades del Perú, sino conforme lo establecen los dictados del capital financiero extranjero. Se ha implantado en estos países la Mono-Producción.
Ni Argentina, ni México, ni el Perú, producimos aquello que necesitamos. Argentina ha sido convertida en productora de carnes, cueros y cereales; Chile, de cobre y salitre, Colombia, petróleo y café; Venezuela, petróleo; América Central, plátanos, café, cacao; Cuba, azúcar y tabaco; el Perú, algodón, azúcar, minerales y petróleo; Bolivia, estaño.
Esta no es, en forma alguna, la primera etapa del capitalismo; es la más desarrollada, la más avanzada; la etapa superior del capitalismo en los países retrasados, en las Naciones subyugadas y colocadas en la condición de semi-colonias.

Si analizamos desde el ángulo de la técnica, el señor Haya queda completamente pulverizado.
Lo que viene a nuestros países, no es aquella locomotora de Mr. Stephenson, de la primera edad del Capitalismo; viene la locomotora eléctrica, último modelo. No nos llega el automóvil de Mr. Henry Ford, que marchaba arrojando humo como una pipa y saltando como una langosta; sino que nuestros magnates reciben el auto último modelo, de ésos que tanto complacen el repantigamiento feliz y digestivo del señor Haya. No arriba a nuestras playas el barco velero del ciclo heroico de la primera etapa del capitalismo, sino el Motorship, la aeronave, el “Clipper” con sus cuatro motores, rutilantes y tipo 1946.

Primera etapa del Capitalismo con Capital Financiero, con Monopolio Capitalista, con creciente Exportación de Capitales, con Monoproducción, con técnica no sólo siglo XX, sino técnica que refleja la última palabra, la última moda del maquinismo.
Afirmar tal monstruosidad, refleja ignorancia cabal, desconocimiento de las cuestiones más elementales de la Economía de nuestro tiempo, indigencia científica. El argumento del señor Haya, bajo la severa luz científica resulta ingénuo, estrambótico y tonto. Es como si pretendiese hacernos creer que un inglés, un norteamericano o un francés que vienen al país pasada ya la cincuentena, se transforman en niños de teta al llegar a las playas peruanas.
PERO, nada hay totalmente irracional y absurdo en los viveros del “Jardín de la Infancia” –que dice Federico More- todo tiene su razón de ser; mejor dicho su espíritu de cundería. De este enunciado económico “El Imperialismo es la primera etapa del Capitalismo en los países atrasados”, se desprende una política muy especial, muy filo imperialista, muy de contrabando reaccionario.
Hemos analizado la cuestión desde el punto de vista económico. En próximo ensayo, la analizaremos desde el punto de vista político. Y allí veremos toda la magnitud, las proporciones y la calidad del contrabando.
Por lo pronto, el señor Haya no tiene noción de los rudimentos de la Ciencia Económica Contemporánea. Y, así no se tiene derecho alguno a aspirar a la dirección de los destinos de un país como el Perú. De un páis que ha tenido hacendistas como Piérola, y a pesar de sus graves errores políticos, como don Augusto Leguía.
Está fuera de duda, que merecemos mejor suerte.

ooooooooo


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