martes, 30 de septiembre de 2008

EL ESPACIO Y EL TIEMPO SUBJETIVOS DE LA SEDICENTE FILOSOFIA APRISTA

Desde el número 3, VANGUARDIA viene publicando una amplia y detallada refutación del esperpento reaccionario “Espacio-Tiempo-Histórico” que Haya de la Torre ha pretendido introducir en el demagógico y nazi fascista proceso del apra con el mote rimbombante de “filosofía del aprismo”.

Enfocamos hoy otros aspecto del mencionado esperpento, el que deseamos refutar en forma exhaustiva, por mucho que nuestra refutación –hablando en términos que la guerra puso de moda- haya logrado a estas horas silenciar totalmente las baterías sedicentemente ideológicas de Incahuasi.



HAY INDIVIDUOS que no pueden pensar sino por medio y a través de las palabras. Psicologías verbalistas, mentalidades en donde bullen las formas las formas aherrojando y triturando las ideas. Contextura espiritual del clásico personaje que tan genialmente creara y echara a caminar por el mundo el famoso portugués Eca de Queiroz, en el “Epistolario de Fádrique Mendes”.

Pacheco ha tenido en América más discípulos y seguidores que Don Quijote o el propio Sancho. Las constituciones políticas de estos países han corrido el riesgo de ser modificadas poniendo como condición indispensable para ser Presidente de facto, Magistrado o dignatario, ser Pacheco, pertenecer a la escuela criolla del Pachequismo.

La “Filosofía Aprista” es, comprobadamente, la más alta, la más preciosa, la más calificada expresión del pachequismo. Las grandes palabras adquieren sonsonetes resonantes que las impregnan de un sentido “pachequístico”. En el “Espacio-Tiempo-Histórico” de Haya de la Torre asistimos a la evolución de lo “cantinflico” a lo “pachequístico”. En Cantinflas –nos referimos al cómico genial- a la palabra se le ha sacado su vértebra, su tuétano y su espíritu; la palabra es arrastrada como guiñapo, y hacinada en la jeringonza, hasta tornarse caricatura del discurso parlamentario de polítiquero ignorante, de capitulero audaz.

Parece como que Pacheco, Cantinflas perdiese su envoltura grosera y caricaturesca, para disfrazarse con los sagrados ornamentos de la metafísica. La palabra en Pacheco, no sólo pierde vértebra, tuétano y espíritu –como en Cantinflas- sino que se le han introducido elementos estrafalarios, impregnados de brujería, de ensalmos de curandero, de cábalas de sortilegio.

Eca de Queiroz no pensó jamás que su personaje iba a encarnarse tan perfecta y gananciosamente en la política peruana. El “Espacio-Tiempo- Histórico” es una de las producciones excelsas del pachequismo.

EN SU TESIS destinada a refutar a Hegel y a Marx porque “la filosofía de cada uno de ellos es la Filosofía de su época”, Haya proclama que el Tiempo no es Tiempo, ni el Espacio es espacio. El Espacio deja de ser Extensión Objetiva, de tres dimensiones, mensuarable y material , y el Tiempo, asimismo, no es más Duración Objetiva, posible de medida, para transformarse en invenciones antojadizas, en fantasmas subjetivos, en el tiempo aprista y en el espacio aprista.

“El Tiempo Histórico –afirma Haya de la Torre en su artículo- no es una medición de períodos como si se tratara de una nueva cronología. Es subjetivamente la intuición y sentido del tiempo individual y social vinculados consciente y funcionalmente al modo de vivir, trabajar y desenvolverse de los pueblos”.

El tiempo cronológico, tal como lo entendemos y lo sentimos todos, tal como lo comprende y lo establece la Ciencia, ese no es el tiempo del señor Haya y de su apra. Es un tiempo que se escoge y se estira, que es “individual” en unos casos y “social” en otros, que se vuelve intuición como quería el idealista y reaccionario francés Henry Bergson.

Según este famoso Tiempo Histórico el Calendario Gregoriano vale tanto como la carabina de Ambrosio; los períodos de rotación y translación de la tierra y el movimiento del Sistema Solar dentro del plano de nuestra Galaxía, equivalen a la fantasía de cualquier cuento para niños. La Astronomía no es una Ciencia sino el vasto entretenimiento de soñadores y distraídos caballeros.

Según este tiempo subjetivo, este tiempo-intuición, cualquier deudor tramposo puede invocar ante los Bancos, o ante sus acreedores, que el vencimiento no es el que marca la fecha escrita en la letra de cambio sino aquel que corresponde a su peculiarísima intuición subjetiva.

Según Haya, el Tiempo transcurre en concordancia con nuestro criterio, al capricho de cada cual, según “la intuición” de cada ser viviente. Hay tantos “Tiempos” como individuos, o como “observadores” para hablar en la misma jerga que el filósofo del aprismo ha capturado a la terminología einsteniana.

El Espacio, para Haya, es también subjetivo, asunto de la intuición de cada ser pensante. No es una Extensión Objetiva, mensurable que existe independientemente de nuestra conciencia y de nuestras facultades espirituales, sino un producto de nuestra imaginación , de nuestra estado de ánimo, de nuestro buen o mal humor.

Elevar la cantinflería hasta los cielos de la Metafísica pachequística, para venir a parar en el absolutismo de Luis XIV sosteniendo al final de cuentas, “El Tiempo soy yo” y “El Espacio también soy Yo”, no valía la pena. La paranoia megalomaniaca del señor Haya le hace adoptar postura de autócrata, hasta con el Espacio y con el Tiempo. Para Inca Paz, ni el Espacio ni el Tiempo existen independientemente de nuestra conciencia, de nuestra imaginación, de nuestra voluntad, sino que son siervos de Incahuasi, yanaconas de Inca Paz. Este absurdo filosófico tiene su nombre en el diccionario de la Filosofía: se llama solipsismo y constituye el pantano más desdichado en el que puede caer cualquier filosofante idealista.


PARA la Ciencia y para la Filosofía Marxista, el Tiempo y el Espacio, no son Categorías Metafísicas, ni fenómenos subjetivos, sino fundamentalmente, hechos concretos y objetivos. El Espacio existe como hecho real, como función de la materia que lo invade que lo ocupa y que lo llena; y el Tiempo existe también como hecho real, como función del movimiento que transcurre en ese tiempo, que lo hace sensible y mensurable. Nuestra conciencia puede creer o imaginar o querer que un Espacio sea diminuto o gigantesco. Pero ese Espacio no será ni mayor ni menor de lo que real, objetivamente es, independientemente de nuestro imaginar o nuestro querer. Exactamente lo mismo respecto del Tiempo.

Cuando el hombre de Ciencia acepta el Espacio Objetivo y el Tiempo objetivo y rechaza el tiempo y el espacio subjetivos, ese hombre de Ciencia está adoptando una posición filosófica materialista, lo quiera o no lo quiera. Y si abandona tal posición deja de hacer ciencia para caer en el terreno de lo fantástico, de lo falso, de lo anticientífico.

Con su Tiempo subjetivo, con su Espacio intuido, Haya de la Torre no hace sino repetir las tontas y reaccionarias elucubraciones que en las más diversas páginas, nos dieron Henry Bergson, en Francia; Martin Heideger, Karl Jaspers y los filósofos del nazismo en Alemania.

Ufano y audaz, el gran señor de Incahuasi prosigue su discurso de Pacheco. Sin bajar la voz, sin aminorar su liturgia, con toda la pompa que corresponde a las grandes palabras de Cantinflas, Pacheco nos dice solemnemente que su Filosofía toma en consideración tres factores que son repetidos constantemente a través de la trama del esperpento. Estos tres factores que el señor Haya eleva como tres columnas de su estructura son: Espacio. Tiempo y Movimiento.

Ya vemos lo que le sucede al Espacio y lo que le pasa al Tiempo apristas. Se hacen subjetivos, se hacen solipsistas, se reducen al fin a un capricho, a una arbitrariedad, a un supremo y despectivo me da la gana. Quedan en calidad de militantes apristas, sometidos a disciplina, actuando según las intuiciones del Jefe Máximo o de acuerdo con el ritmo del tam-tam del bombo de Antenor Orrego.

VEAMOS ahora lo que le va acontecer a este “Movimiento” aprista. Haya sienta bien claro que lo que entiende por Movimiento es dinamismo. Y el dinamismo, esto es el Movimiento, sólo, de por sí, no existe en ninguna parte. Nadie ha visto al movimiento, ni la mitad del Movimiento, ni la décima parte del Movimiento. El Movimiento no existe, ni puede ser concebido ni enunciado solo, aisladamente, como lo hace Haya, sino íntima, etrna, indisolublemente vinculado a la Materia, a la masa.- No hay Materia sin Movimiento, ni Movimiento sin Materia. Y ésta es la única concepción válida que acepta la Ciencia y que la realidad comprueba y ratifica.


Por esto, cuando entramos en el campo de la Filosofía Aprista, y nos encontramos con el Tiempo subjetivo, el Espacio Subjetivo y el Movimiento aislado de la materia, tenemos que escapar como de un asilo de insanos o de una trastienda de demagogos.

El Movimiento abstracto, aislado, separado de la masa material y concreta es un absurdo anti-científico; es una concepción falsa que ataca los principios más elementales de todas y cada una de las ciencias.

El Tiempo Subjetivo y el Espacio Subjetivo, son fabricaciones antojadizas, fantasía absurdas, invenciones supersticiosas semejantes a las quye hablan de duendes, de almas en pena, de brujas y aparecidos. Ni la Física, ni la Mecánica, ni la Astronomía, ni ciencia alguna, pueden aceptar de ninguna manera, la existencia de un Tiempo Subjetivo y de un Espacio Subjetivo, es decir de tiempos y espacios que se estiran y se encojen a voluntad del individuo, del observador o del ser pensante. Si la ciencia rechaza categóricamente tales elementos como fantasías y absurdos, como falsedades y retórica, mal pueden ser aceptados por la Filosofía.

Esta fabricación del señor Haya –denominada pachequisticamente “Filosofía Aprista”- nos da la impresión de un hombre que atrasando su reloj moviendo las manecillas hacia atrás, creyese y quisiese hacernos creer que fabrica tiempo, o que, al contrario, adelantando el reloj jurase por su dios y por su dama, por sus antepasados y por toda la prosapia de los Pachecos, que es capaza de acelerar el ritmo de las horas o el proceso de los días. De este hombre pensaríamos lo mismo exactamente que de aquel argentino Baigorria, que hacia llover a su voluntad y que se denominaba Fabricante de Lluvias. El señor Haya no nos dice que fabrica lluvias, pero si que fabrica Tiempo y que fabrica Espacio. A esto conduce directamente su concepción del Tiempo Subjetivo y del Espacio Subjetivo. Si para el “fabricante de lluvias” hubieron calificaciones precisas cuando actuaba sólo en el terreno municipal y policíaco, no pueden ser otras las que corresponden a una situación idéntica que tiene la agravante de ser planteada en el terreno de la política de un pueblo, en la marcha de un partido que pretende hacerse el arbitro totalitario de los destinos del Perú.


ooooooo

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