LA FUERZA DE LOS POBRES.
Ante este desastre que padecemos nadie, y menos los pobres, pueden hundirse en la desesperaciòn o depresiòn, porque serìa un lujo dejarse llevar por esos problemas psicològicos y dejar que sus hijos se mueran de hambre. Nadie se puede encerrar en sì mismo y no enfrentar la realidad. Tenemos que abrirnos al mundo y saber que el desastre està afuera y que arde como una maldita fogata en nuestros corazones. Por eso, la vida en esta hora, hay que defenderla y tomarla como tarea propia. Este es el mensaje que debemos enviar como si fuese la màs sagrada de las misiones.
Ante este desastre que padecemos nadie, y menos los pobres, pueden hundirse en la desesperaciòn o depresiòn, porque serìa un lujo dejarse llevar por esos problemas psicològicos y dejar que sus hijos se mueran de hambre. Nadie se puede encerrar en sì mismo y no enfrentar la realidad. Tenemos que abrirnos al mundo y saber que el desastre està afuera y que arde como una maldita fogata en nuestros corazones. Por eso, la vida en esta hora, hay que defenderla y tomarla como tarea propia. Este es el mensaje que debemos enviar como si fuese la màs sagrada de las misiones.
No pensemos que el gobierno o los diversos gobiernos regionales se van a ocupar de nosotros. Algo ayudaràn. Pero recuerden que los gobiernos, cuando han ocurrido hechos semejantes, se han olvidado de nosotros, porque su fin no es promover el bien comùn, sino el lucrar y la corrupciòn.
La solidaridad adquiere entonces un lugar importante en estos dìas, en este mundo que se olvida y se ha olvidado de los pobres. Cuando nos demos cuenta que hacernos responsables del dolor del otro, nuestra vida nos colocarà por encima de toda fatalidad.
Por eso, antes de ello, debemos reconocer que hemos fracasado en escoger a nuestros gobernantes, que sus deberes sòlo han sido dejarnos en la deriva, en manos de los profetas de los imperios y las transnacionales y en los de la televisiòn, ya que ellos sòlo buscan la salvaciòn en la supuesta "panacea del hiperdesarrollo", sabiendo que el consumo y el consumismo, como valores supremos del sistema, no es la sustituciòn del paraìso.
Felizmente, a pesar de la gravedad de la situaciìòn, aun quedan seres en el mundo que saben sobrevivir heroicamente en la miseria. Ellos son los verdaderos màrtires de este momento, pues no han caìdo ni en el escepticismo ni en la resignaciòn, sino han asumido con la mayor de las fuerzas y valentìa, la magnitud del desastre que nos envuelve, ya que saben -concientemente o no- que degradarse los volverìa en una patètica caricatura, en alguien irreconocible en su humanidad.
Y de ello dio fe Pier Passolini que, cuando le preguntaron, por què se interesaba en la vida de los marginados, respondiò con la mayor de las sabidurìas: "Porque en ellos la vida se conserva sagrada en su miseria".
juan cristóbal: teléfono 461-2550. celular: 989-852-137
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la esperanza nos espera al pie de un abismo (benedetti)
y cuando soy feliz, veo bailar alondras en el viento.
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