miércoles, 5 de agosto de 2020

parte 01 El Mapa

*PARTE 01 – El Mapa* 

En algunos casos fue el azar, en otros obró la necesidad.

Fue azar el descubrimiento, por unas fiscales probas en el Callao con la importante colaboración de policías no menos honestos,  de una red criminal que reinaba en el poder judicial, denominada “Los Cuellos Blancos”, con múltiples ramificaciones en el mundo del hampa de cuello y corbata.

Fue azar el que, para afrontar los problemas derivados del llamado caso “Lavajato y Odebrecht,  se nombrase para su conocimiento a fiscales del temperamento y rectitud de Raúl Vela y Domingo Pérez.

Mientras, en paralelo y siempre condicionado por el accionar de los fiscales, en el escenario de la política criolla  se producían hechos que se fueron  concatenando de modo tal que terminaron por excretar al fujimorismo y aprismo del congreso, a Pedro Pablo Kucsinsky  de la presidencia y  conducir al suicidio al delincuente Alan García Pérez.

La presión de masas democráticas (no izquierdistas ni mucho menos socialistas) hizo también lo suyo  con la inédita movilización en la noche de Navidad, con el combate contra el hampa judicial – congresal, y cómo no, las grandes movilizaciones electorales contra el fujimorismo.

La resultante fue una aparente, temporal y mediatizada limpieza congresal, la cárcel de la Sra. Fujimori, la decadencia del fujimorismo acompañando la agonía terminal del APRA y y la pérdida de brújula por completo de la izquierda institucional.

¿Qué reflejaba el plano político de lo que ocurría en la economía y la lucha de clases?

Desde 1,990 (fecha en realidad arbitraria) la gran burguesía criolla agrupada en la CONFIEP, la Asociación de Bancos, Seguros y AFPs, la Sociedad de Minería y Petróleo , CAPECO, Sociedad Nacional de Industrias, Sociedad Nacional de Pesquería,  ADEX, etc, que tienen el control del Estado, han gobernado el Perú a través de interpósitas organizaciones políticas a cambio de dejarles robar las migajas de sus babilónicos banquetes. 

Así, pasaron por encargo de ellos al gobierno, sus amanuenses y correveidiles,  Alejandro Toledo, Alan García, Humala y Nadine, PPK y Vizcarra, y por cierto, en el congreso los fujimoristas, apristas, acuñistas, castañedistas, y demás. 

Algunos de estos políticos emergentes responden a un sector lumpenizado de la burguesía vinculado a modalidades como  tráfico de drogas, colegios y  universidades estafa, contrabando, minería ilegal, tráfico de tierras y trata de personas. 

Si se analiza cada uno de los procesos electorales desde 1990 hasta la fecha podrá comprobarse el decisivo apoyo de la referida burguesía institucionalizada a  diversos candidatos dando más o menos medios y dinero a sus favoritos y a sus menos favoritos.

Ninguno se salva de estas prácticas como receptadores: 

Alejandro Toledo, el cerdo García, Humala,  “el innovador de izquierda” PPK y probablemente Vizcarra.. 

En algunos casos esas ayudas también llegaron desde el exterior, como en los casos del “nacionalista” Humala y la Sra. Fujimori. 

Este modo de operar se reproduce en comicios municipales y regionales sobre todo cuando existen potenciales negociados en las respectivas circunscripciones. 

Mientras los grandes burgueses se enriquecían al máximo robando vía plusvalía, sus políticos robaban a baja escala y con su venia las consabidas coimas de decenas de millones de dólares, que en el contexto son las migajas y sobras del banquete burgués. De ellas han sabido comer Toledo, García, Humala, PPK y adláteres.

La fiesta hubiese proseguido con algunos pequeños dolores de cabeza producidos por las luchas de los pueblos (Arequipa, Espinar, Tía María, Moquegua, Bagua, Majaz, Cajamarca, ley pulpín, luchas de los pobladores por mejores condiciones de vida – agua y saneamiento, titulación, transporte.) pero fue creciendo el malestar social en un importante sector de la ciudadanía ( no de izquierda, no socialista) que se movilizaba contra la corrupción y la podredumbre, contra la posibilidad que el lumpen fujimorista llegase a Palacio.

¿Quiénes promovían estas luchas?

Mayoritariamente gente de la pequeña burguesía imbuida, en el mejor de los casos de  ideas liberales que se encontraban asqueadas de la podredumbre y pestilencias políticas.

En las alturas de la gran burguesía (Confiep y demás) empiezan por cuestionar a sus operadores políticos por el desorden  social que han generado a consecuencia de sus pillajes y robos.

Empieza una suerte de contradicción entre los empresarios. 

De una parte  un ala estulta, escasa intelectualmente, lumpenizada en las formas, iletrada y semi analfabeta ( ..allí encajan los Roque Benavides, los Chlimper , los Luna Gálvez, los Ramírez de Alas Peruanas, etc) y otra cosmopolita, presuntamente más elaborada.

Los primeros prefieren continuar teniendo de   operadores políticos a los Fujimori, a los apristas, a los Urrestis, a comentaristas como  Aldo Mariátegui, Philip Butters, Rafael Rey, José Barba, Rospigliosi, Mariella Balbi, Jaime Bayli o De Althaus. 

Los otros, a políticos como los del Partido Morado, Acción Popular, algún sector “izquierdista” y a voceros periodísticos como Rosa María Palacios, Alvarez Rodrich, Nicolás Lúcar, Mónica Delta y demás.

Todos en conjunto, todos,  son reaccionarios que mantienen contradicciones secundarias entre sí.

Entonces llegó el COVID y modificó grandemente el panorama como veremos màs adelante.

(CONTINUARA)

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