ACERCA DEL ANIVERSARIO 86,
OPINIÓN DE DANIEL CHUMPITAZ
(Primera parte)
(04 de marzo de 2015)
Por Miguel Aragón
Por intermedio de dos listas selectivas de un total de cincuenta y cinco direcciones de correos de amigos y amigas, yo divulgué mi comentario Acerca del Aniversario 86 de la Reunión de Barranco, durante los días 22, 24, 27, y 29 de enero. En él me referí a la más importante reunión del socialismo peruano realizada hasta el presente, a la reunión dirigida por José Carlos Mariátegui y realizada el 7 de octubre de 1928 en Barranco. Fecha que, como es notorio. y comprensible, algunos todavía siguen asumiendo equívocamente que esa fue la fecha de "fundación del Partido Socialista del Perú".
A los pocos días de iniciada la divulgación de la primera parte de mi documento, Daniel Chumpitaz sin esperar conocer la serie completa, me envió un comentario, que trascribo a continuación. Documento breve, pero que yo considero muy sustancial. Después de recibirlo, me sentí obligado a compartirlo y comentarlo con otros amigos. Observo que la opinión de Chumpitaz no es solamente una opinión singular, sino que conversando con otros amigos, he comprobado que varios de ellos piensan de manera similar. Otro motivo más, para compartir y comentar sus ideas en forma amplia.
A continuación, veamos el comentario de Daniel Chumpitaz:
El Martes, 27 de enero, 2015 14:09:31, Daniel Chumpitaz <dachll@yahoo.com> escribió:
En conclusión según lo escrito por M. Aragón, nunca existió en el Perú el partido socialista formalmente constituido. Pero en que cambia la historia con esto?.
Algo que nunca podrán negar es lo escrito, pensado y sentido por JC Mariátegui. Su Pensamiento marxista-leninista sigue vivo y latente.
Saludos.
Lic. Daniel Chumpitaz Llerena.
En primer lugar, quiero expresar mi saludo y agradecimiento a Chumpitaz, por emitir su temprana opinión. La opinión de un gran amigo, al cual conozco desde hace más de veinticinco años, es muy importante. Y tan es así, que comenzar a responderle puntualmente me está demandando más de treinta días, en los cuales entre "sobresaltos" escribo, borroneo, y vuelvo a escribir este comentario que lo comencé el mismo día 27.
Si somos realistas, tenemos que ser sinceros en reconocer que, actualmente lo que más le está haciendo falta al movimiento socialista peruano es superar la tradicionalista como perjudicial "conspiración del silencio", el muy criollo "diálogo de sordos".
Para seguir desarrollando y fortaleciendo al movimiento socialista peruano, del cual nos sentimos partícipes, nos hace falta volver a desarrollar un amplio debate y contrastación de ideas, rescatando y retomando lo mejor de nuestra gran tradición socialista.
El movimiento socialista peruano en más de noventa y cinco años de historia, desde 1918 hasta el presente, tiene registrados varios hitos muy significativos de intenso y profundo debate esclarecedor y orientador. Solamente a través del intercambio y el debate de ideas, se puede seguir desarrollando la teoría socialista. Una teoría que sea reflejo objetivo de la realidad, y que sirva para impulsar la acción clasista.
Si pues, como ha observado Chumpitaz, según mis últimas conclusiones, el Partido Socialista del Perú propuesto por José Carlos Mariátegui nunca llegó a constituirse, ni en vida del Amauta, ni tampoco después de su partida. La tarea de fundación pública del Partido Socialista del Perú sigue siendo una tarea pendiente, tarea que al irse postergando desde 1928 hasta el presente, se ha delegado de generación en generación, y no precisamente por incapacidad y menos por desidia, otros han sido los motivos.
De manera similar, el estudio, debate, aprobación y agitación de la propuesta programática desarrollada por José Carlos Mariátegui, hasta ahora sigue siendo una tarea pendiente.
Y como es lógico, el cumplimiento de esta tarea de agitación programática, debe preceder al cumplimiento de la tarea de organización. La necesaria unidad programática está llamada a superar a todas las fallidas tentativas de pretender unificarse en torno a "bases de unidad partidaria", tentativas fallidas que solamente han servido para encubrir el autoritarismo de más de un caudillo personalista.
Las señaladas anteriormente, son las dos conclusiones principales que se desprenden de manera explícita de mi comentario escrito a fines del mes de enero.
Antes de comentar y responder las opiniones de Daniel Chumpitaz, considero necesario volver a saludar y reiterar mi felicitación a Manuel Velásquez por la oportuna redacción de su artículo Aniversario 86 (del 7 de octubre de 2014), texto "provocador", dicho en el mejor sentido de la palabra, que ahora nos está ayudando a impulsar y centralizar el estudio y debate acerca de esa etapa tan importante, como crucial, de la historia del socialismo peruano. En mi comentario de enero, y en una carta escrita pocos días después y dirigida al mismo Velásquez, yo me he referido explícitamente a las ideas expuestas en su artículo, y no a la opinión particular de otras personas, algunas de las cuales desde hace un buen tiempo se auto consideran y auto proclaman "el centro" del socialismo peruano.
1.- ¿EN QUE CAMBIA LA HISTORIA?
Daniel Chumpitaz, refiriéndose a mi reciente afirmación de que "en la reunión de Barranco del día 7 de octubre de 1928 no se constituyó el Partido Socialista del Perú", se pregunta a sí mismo, y nos pregunta a todos los interesados: "¿en que cambia la historia con esto?"
Supongo que más de uno, con gran preocupación, se ha planteado la misma pregunta, ¿cambia o no cambia la historia?, ¿se puede cambiar la historia de hechos ocurridos en el pasado?
1.1 Comencemos por precisar, que La Reunión de Barranco ha sido un hecho histórico, y como decía José Carlos Mariátegui: "contra los hechos históricos poco o nada pueden las especulaciones abstractas de la inteligencia ni las concepciones puras del espíritu".
Cualquier afirmación nueva o aparentemente nueva, sea correcta o incorrecta, buena o mala, que se proponga sobre la Reunión de Barranco, nunca podrá cambiar los hechos realmente ocurridos en esa oportunidad. Pero si las nuevas afirmaciones se sustentan en hechos reales y se exponen seriamente, estas nuevas afirmaciones podrán reafirmar, o tal vez cambiar, la interpretación de los hechos. Una cosa son "los hechos" realmente ocurridos, y otra cosa es "la interpretación", o las interpretaciones, de esos mismos hechos.
Todo proceso histórico es uno y único. Por ejemplo, el 7 de octubre de 1928 solamente ocurrió una sola y única Reunión de Barranco, con lo cual descartamos la idea que "ese día, en el mismo lugar, y con los mismos participantes ocurrieron varias reuniones diferentes". A diferencia de lo que piensan los idealistas, considero que de un mismo hecho histórico no ocurren varios procesos según la "imaginación" y el gusto de cada estudioso. Pero de ese único proceso si pueden desarrollarse, y por lo general se desarrollan, varias interpretaciones diferentes. Como dice el habla popular, cuando se presentan algunas discrepancias sobre un mismo hecho, "todo depende del color del cristal con que se mire".
1.2 Mis dos últimas conclusiones sobre la Reunión de Barranco no pretenden cambiar los hechos realmente ocurridos en octubre de 1928, lo cual no solo resulta imposible, sino que sería un absurdo de mi parte. Pero mis dos últimas conclusiones si intentan contribuir a replantear algunas de las conclusiones equívocas que se siguen divulgando hasta el presente.
Se entiende, que en mi condición de agitador intelectual, esta propuesta de replanteamiento no la hago solamente con fines de revisión histórica, tarea nada desdeñable. Sino, que yo me propongo un nuevo replanteamiento con el premeditado objetivo político de precisar las tareas del presente.
Si podemos demostrar documentada y seriamente que "el 7 de octubre de 1928 se constituyó el Partido Socialista del Perú", las tareas del presente tendrán ciertas características particulares acordes con ese hecho. Mientras que, si por el contrario, concluimos que "el 7 de octubre se constituyó el Comité Organizador del Partido Socialista del Perú", nuestras tareas del presente necesariamente tendrían que ser otras.
De eso trata el presente debate. No se trata de dilucidar "quien sabe más" (no nos interesa promover una competencia de sabidurías), ni tampoco de determinar "quien escribe mejor" (tampoco es nuestra intención inducir a una superficial disputa retórica).
Lo mismo ocurre con respecto al estudio, debate, aprobación y agitación de la propuesta programática desarrollada por José Carlos Mariátegui. Si "ya fue debatida y aprobada en el pasado" (como todavía siguen afirmando algunos testarudos que desesperadamente se aferran a algunos lugares comunes del pasado), entonces no tendríamos razón alguna para pretender volver a debatir y aprobar lo que ya fue aprobado anteriormente, eso sería perder el tiempo inútilmente, y esa no es mi intención. Por el contrario, si comprobamos documentadamente que hasta el presente "la propuesta programática de José Carlos Mariátegui no ha sido estudiada, debatida, aprobada ni agitada en ningún evento", las tareas del presente con respecto a esta propuesta programática son sumamente claras, y tenemos que reconocer que estas tareas prácticas actualmente "se nos caen de maduras" de las manos.
Y justamente esta definición del ¿qué hacer?, es la que pretenden eludir, quienes consideran que "todo ya está debatido y aprobado" …… desde octubre de 1928.
En el colmo de las paradojas, algunas de las personas que se nos presentan como los más intransigentes defensores de los lugares comunes, hasta hace muy poco han venido demostrando con hechos indiscutibles, que no conocen ni comprenden seriamente gran parte de los sucesos realmente ocurridos durante el transcurso del trascendental año 1928. Para demostrar esta afirmación, a manera de ejemplo solamente mencionaré dos casos.
Un caso es el de mi compañero de generación Eduardo Ibarra. En octubre de 2013, Ibarra publicó como válida una versión recortada de los Principios Programáticos propuestos por Mariátegui en octubre de 1928. Si yo, pecando de "entrometido", no le presentaba la observación correspondiente, posiblemente Ibarra hubiera seguido repitiendo el mismo flagrante error por unos pocos días, o tal vez por varias semanas más. Tengo que reconocer y saludo que Ibarra, después de recibir mi observación, reconoció, y lo más importante, rectificó su error, actitud que debemos valorar, y debe ser un ejemplo para todos y cada uno de nosotros sin excepción. Si ahora menciono este error del pasado reciente, no lo hago para hacer escarnio del error de octubre de 2013, sino que simplemente lo estoy colocando como un ejemplo de referencia, y desde ya me comprometo públicamente a no volverlo a mencionar, porque entiendo que un error reconocido y corregido, mirando para adelante, ya no es un error.
Otro caso, es el de Ramón García, que también es otro compañero de mi generación. Hace muy poco tiempo, García publicó el folleto Mariátegui-Haya. Materiales de un debate (setiembre de 2002), que incluye una selecta recopilación de textos de Mariátegui y de otros autores. En ese folleto, García presentó tres de los textos ordenados de la siguiente manera: En primer lugar, en la página 16 la Carta de José Carlos Mariátegui a la Célula Aprista de México, del 16 de abril de 1928; en segundo lugar, en la página 21 la Carta de Haya a Mariátegui, del 20 de mayo de 1928; y en tercer lugar, en la página 24 colocó la Carta Colectiva del Grupo de Lima anotando como supuesta fecha de redacción el "10 de julio de 1928". Pero ocurre, que Mariátegui escribió y presentó esa propuesta de carta sin anotarle fecha. El "10 de julio de 1928" colocado en el folleto ha sido una arbitrariedad por parte de García. Algunos lectores poco perspicaces, asumieron, y siguen asumiendo, esa secuencia como correcta.
Analicemos a continuación las consecuencias de esa arbitrariedad.
Según la lógica de García, la secuencia del desarrollo de las ideas ha sido la siguiente:
a.- Mariátegui en la carta del 16 de abril dirigida a la célula aprista de México, escribió "La cuestión: 'el Apra: alianza o partido' (…) pasa a segundo término, desde el instante en que aparece en escena el Partido Nacionalista Peruano" (Ver, folleto Mariátegui –Haya, Materiales de un debate, pag.17);
b.- A continuación, con fecha 20 de mayo, desde México, Haya le respondió injuriosamente a Mariátegui (ver pag.21 del mencionado folleto), y como ya es conocido, al recibir esa "respuesta impertinente, absurda de 'jefe' ofendido, que rehusaba toda discusión (…)", Mariátegui decidió cortar su correspondencia con Haya;
c.- Por último, según García, Mariátegui con fecha 10 de julio escribió la carta colectiva del grupo de Lima --después de haber escrito tres meses antes "el Apra pasa a segundo término", y después de más de un mes de haber decidido cortar su correspondencia con Haya--.
Según García, después de los sucesos mencionados, Mariátegui aparece el tardío 10 de julio proponiendo lo siguiente en la carta colectiva: "La definición del carácter y táctica del Apra nos parece, de otro lado, fundamental para la existencia de una disciplina orgánica. Pensamos que, conforme a la idea que originalmente la inspiró, y que su propio nombre expresa, el Apra debe ser, o es de hecho, una alianza, un frente único y no un partido" (ver folleto, pag.24), y además agregó como primera conclusión: "El Apra debe ser oficial y categóricamente definida y constituida como una alianza o frente único y no como partido" (ver folleto, pag.28).
Claro está, que hasta la fecha, Ramón García nunca se preocupó por explicar cuál fue la lógica no formal de ese supuesto razonamiento, que él arbitrariamente le atribuye a Mariátegui. Por mi parte, desde hace más de quince años atrás, yo arribé a la conclusión que la Carta Colectiva fue escrita por Mariátegui antes de su segunda carta del 16 de abril, probablemente el domingo 2 de abril de 1928.
Este error de García no es de reciente data, sino que esa arbitrariedad de colocar fecha a una carta que "originalmente no tenía fecha" sin aportar como sustento ninguna explicación, García la viene cometiendo desde junio de 1967, ¡¡desde hace más de cuarenta y cinco años!!
Así circuló durante la década de 1960 en todo el país, en el libro La Organización del Proletariado, editado por García, y así circuló en toda América en el libro El Proletariado y su organización, Ediciones Grijalbo, (una edición que se inspiró en la recopilación editada por García).
Para su tiempo, considero que el libro La Organización del Proletariado, editado por García, fue un libro "pionero". Debemos de tener en cuenta que el tomo Ideología y Política, que forma parte de las Obras Completas de Mariátegui, recién se publicó dos años después (1969), y los dos tomos de la Correspondencia de Mariátegui, recién se publicó cerca de veinte años después (1984). Considero que los méritos y la función cumplida por la edición y publicación por parte de Ramón García del libro La Organización del Proletariado en 1967, superan largamente la presencia de numerosas deficiencias y errores, u "horrores", como el mismo García lo reconoció en alguna oportunidad.
Si uno de los errores de García cometido en el libro de junio de 1967, al colocar arbitrariamente una fecha equivocada a la Carta Colectiva del Grupo de Lima, para mí siempre me resultó comprensible, y no es mi intención condenarlo ahora, ni nunca lo he hecho anteriormente, no ocurre lo mismo, con el mismo error cometido en el folleto publicado en setiembre de 2002, lo cual tampoco es condenable, pero si resulta sumamente preocupante, por decir lo menos.
En este folleto del 2002, García ha demostrado que "a veces" no lee atentamente lo que el mismo edita, quizás por falta de tiempo, apresuramiento, o como acertadamente Mariátegui calificó ese tipo de actitudes, por "impaciencia" y "temperamento criollo". Si yo llego a esta conclusión adicional, es porque en ese mismo folleto, algunas páginas más adelante, García incluyó otras dos cartas, en las cuales Mariátegui se refiere explícitamente a dos cartas de "abril" y no a una carta de "abril" y a otra carta de "julio". Y además, y esto es lo más importante, Mariátegui autocríticamente reconoció que la Carta Colectiva "en breve resulto insuficiente" (ver folleto, página 36), y "pronto resultó inferior al desacuerdo provocado por la precipitación del grupo de México" (ver folleto, página 38).
Indudablemente que, con este tipo de olvidos y confusiones de dos de los más destacados compañeros de mi generación, tanto García como Ibarra, nos demuestran que ellos, como la mayoría de nosotros los socialistas peruanos, hasta hace muy poco desconocían, o desconocíamos, algunos aspectos sustanciales del proceso real de los hechos y del debate de ideas y propuestas desarrollados en el transcurso del año 1928. Esta simple constatación es la mejor prueba de que el debate programático propuesto por Mariátegui, sigue siendo una tarea pendiente entre nosotros.
1.3 Volviendo a la pregunta de Chumpitaz, una cosa es el proceso de evolución de la naturaleza y de la sociedad, que se desarrolla independientemente de las ideas que se desarrollan en nuestro cerebro; y otra cosa muy diferente es la interpretación que cada uno de nosotros hacemos de esa historia de la realidad, interpretación que está influida en primer lugar por nuestra particular concepción del mundo; en segundo lugar por nuestras limitaciones propias del momento en que nos ha correspondido vivir, como es el no tener acceso oportuno a las fuentes de información; y en tercer lugar, por nuestra propia capacidad personal para razonar dialécticamente.
Tanto la evolución de la naturaleza como de la sociedad, son un solo y único proceso objetivo, uno de carácter natural y el otro de carácter social, pero las interpretaciones que hacemos nosotros de cada etapa, y de cada aspecto, de esa evolución, por lo general son diferentes interpretaciones subjetivas de ese mismo y único proceso objetivo.
Con cada nuevo descubrimiento científico, por muy trascendente que sea, no se pueden cambiar los procesos realmente ocurridos en el pasado, pero si se pueden cambiar, y por lo general se mejoran, las interpretaciones de esas historias del pasado.
Para no perdernos en divagaciones abstractas, que inconscientemente nos pueden llevar a retrotraernos a los superados límites de la "filosofía" en particular, o de la "ideología" en general, excesos a los cuales no pretendo llegar, a continuación analicemos dos casos específicos de evolución de la realidad objetiva, y de sus respectivas interpretaciones. En primer lugar, la historia del desarrollo del capitalismo, y en segundo lugar, la historia de la lucha por la constitución del partido de clase del proletariado peruano, que justamente es el tema que en este momento nos preocupa (continuará)
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