l columnista de Perú21 opinó
sobre la izquierda en el Perú, a propósito del aniversario del nacimiento del
Amauta.
Aldo Mariátegui sobre su abuelo el 14/06/15
en su Columna “Ensayos impopulares”, Diario “Perú 21”
Lo
primero que tiene que asumir la izquierda peruana y el país en este aniversario
del nacimiento de José Carlos Mariátegui es que sus tesis ideológicas ya son
absolutamente obsoletas. No se puede seguir insistiendo en recetas pensadas
para los años 30 del siglo pasado cuando ya estamos en el siglo XXI, máxime
cuando las premisas estaban equivocadas de arranque.
JCM, al igual que los populistas
rusos, cayó en el error romántico de pensar que la raza indígena era proclive
al socialismo, dadas sus ancestrales costumbres colectivistas (ayni, minka), la
ausencia de lucro, la sumisión al Estado y la repartición de los excedentes
productivos por parte de este entre sus pobladores. Esa especie de embrión de
socialismo incásico le era un terreno de cultivo favorable para la inserción
del marxismo científico en los modos de producción del país. No lo culpo por
haber buscado una salida así a la aplicación del marxismo en el Perú, un país
donde, en aquel entonces, las cuatro quintas partes de su población eran indios
y campesinos, no obreros y urbanos.
JCM buscaba
“ni calco ni copia, sino creación heroica” y su sujeto revolucionario tenía que
ser el campesino indio. Por eso, la solución de los problemas de este
mayoritario actor social y su redención giraban alrededor del “problema de la
tierra” o el fin del latifundio serrano y el gamonalismo feudal.
Pero
aquí ya se detectan varios errores: 1) Romanticismo intelectual y “wishful
thinking” al querer creer que el colectivismo incaico facilitaría el
socialismo. 2) Falta de trabajo de campo y exceso de elucubración de
escritorio, pues JCM casi no
había viajado por el interior del Perú (solo había estado en Huancayo en 1918)
y conocía muchísimo más Europa que su propio país. 3) Desconocimiento de la
tesis marxista del Modo de Producción Asiático (ver Formaciones económicas
precapitalistas de Karl Marx), que precisamente explicaba sociedades como la
incaica sin considerarlas filosocialistas. 4) Concentrar la solución
exclusivamente en la tenencia de la tierra cuando factores como la educación y
la conectividad eran también básicos para enfocar el problema del indio.
La
reforma agraria de Velasco desmontó la tesis central mariateguista, porque ni
se solucionó la exclusión social del indígena (las migraciones, el voto
analfabeto y la universalización de la escuela pública fueron acaso más
importantes) ni tampoco el indígena optó por el cooperativismo o el
colectivismo, pues lo que nos dejó esa reforma fue una minifundización extrema
del campo peruano (el 90% tiene menos de 10 hectáreas), lo que indica que allí
triunfó la propiedad privada.
Cierto
es que lamentablemente el extraño extravío del libro Ideología y política, obra
en donde JCM había anunciado una exposición
orgánica de su ideología, nos impide conocer realmente su pensamiento a fondo.
El libro fue enviado a César Falcón a España para su publicación y este siempre
negó haberlo recibido. Y no quedaron borradores. Si bien su otro libro
ideológico Defensa del marxismo es una recusación a la socialdemocracia europea
y deja en claro queJCM era un comunista, es solo una suma de
escritos de prensa.
Porque
Mariátegui era definitivamente un comunista. Él mismo aclara que optó por
ponerle Partido Socialista y no Partido Comunista a la agrupación que fundó
solo por razones tácticas. Pero su comunismo estaba muy marcado por su experiencia
italiana y prefería la tesis gramsciana del convencimiento gradual de la
sociedad hacia el marxismo que la toma violenta del poder de la tesis
leninista. Por eso los comunistas moscovitas rechazan sus tesis en las
conferencias de Montevideo y comienzan a purgarle, labor que cumpliría
escrupulosamente Eudocio Ravines a su muerte.
Caído
el Muro de Berlín, desprestigiado el marxismo como una pseudociencia violenta
que ha llevado a millones de seres humanos a la muerte, con los hermanos Castro
convertidos en dos dictadores caribeños, finalizado el gamonalismo serrano con
Velasco… ¿Qué nos deja JCM al día de
hoy? Nos deja una enseñanza de cómo la voluntad y el arduo estudio pueden
superar la cárcel de un físico eternamente enfermo.
Nos
deja una actitud heterodoxa, crítica, apasionada, comprometida y curiosa de
analizar y vivir la vida. Nos deja un amor por todas las artes que lo llevó a
promocionar siempre la cultura. Nos deja una inquietud por buscar fórmulas
originales (“ni calco ni copia…”), un actuar decente frente al adversario, un
rechazo a la demagogia y un buscar amar más a nuestro país (Peruanicemos al
Perú). ¡Ya me imagino la vergüenza que hubiera tenido de ver a la izquierda
peruana que le siguió, desde los moscovitas que nombraron el ‘Stalin peruano’ a
Manuel Prado, pasando por las bestias asesinas senderistas y los gánsteres del MRTA hasta quienes terminaron intentando
jugar a la Bolsa con normas que ellos mismos impulsaban en el Congreso!
Tal vez su peor enemigo,
el brillante Eudocio Ravines, fue quien mejor lo definió: “El marxismo de José
Carlos era sobre todo una vigorosa inclinación sentimental más que una ortodoxa
posición ideológica. Emotivo y romántico, seducido por la belleza de la forma,
alma sedienta de las refinadas complacencias del espíritu, Mariátegui no pudo
ser jamás un marxista lógico, materialista consecuente, dogmático y acabado
ALDITO Y LAS CRÍTICAS PRESTADAS
Por
Gustavo Pérez Hinojosa
El 14 de Junio pasado, día
del nacimiento de José Carlos Mariátegui, en su Columna del diario “Perú 21”, “Ensayos impopulares”, Aldo
Mariátegui, atacó nuevamente a la “izquierda
peruana”, pretendiendo golpear lo que para él es su “piedra basal” : las “tesis ideológicas” de su ilustre abuelo.
Lo más interesante es que,
pese a reconocer que la vertiente socialista de J.C.Mariátegui “estaba muy marcada por su experiencia
italiana” lo que llevaría a la vertiente socialista rusa a distanciarse
de ésta, la novísima crítica del Siglo XXI, de Aldo, a las “tesis
ideológicas”…”absolutamente obsoletas”, cuyas “premisas
estaban equivocadas de arranque” no es más que la misma que recibiera
Mariátegui de parte de la Comintern, tanto del denominado Buro Sudamericano de la Internacional Comunista, con sede en Buenos
Aires, como de V.M. Miroshevski,
importante cuadro teórico de la Comintern y del propio Eudocio Ravines, Secretario General del flamante Partido Comunista del
Perú – Sección peruana de la Internacional Comunista.
LA
CRÍTICAS QUE ALDITO TOMÓ PRESTADAS :
En efecto, en un
artículo titulado “Perú, a las puertas de la revolución obrera y campesina”,
del dirigente comunista argentino, Paulino González Alberti, fechado el
13/04/31, incluido en la
Revista Comunista (publicación teórica del movimiento
comunista latinoamericano, publicó en su número de Mayo-Junio de 1931), señala :
“Mariátegui, un
núcleo de intelectuales y unos pocos obreros, formaron hace pocos años el
Partido Socialista del Perú, que entró en contacto con la Internacional Comunista.
Este grupo fue esencialmente un círculo de capacitación, manteniendo en su
orientación varias de las concepciones apristas (partido de varias clases y no
partido esencialmente proletario: no acordar al proletariado el rol dirigente
que históricamente le corresponde en la revolución obrero y campesina, etc” (Revista
Socialismo y Participación Nº 11).
Más adelante en un folleto
titulado “La situación revolucionaria
del Perú y las tareas del Partido comunista peruano”, subtitulado “Tesis del Bureau Sudamericano de la Internacional Comunista ”,
publicado en Enero de 1932, se reiterará :
“Los restos de ideología no comunistas han estado muy extendidos entre
nuestros compañeros, subsisten aún en algunos y se han manifestado en el
fundador de los primeros núcleos comunistas, el camarada Mariátegui, quien ha
señalado una enérgica trayectoria hacia las concepciones del marxismo-leninista
(sic), sin que esa trayectoria pudiera ser más que parcial, debido a su muerte
prematura”.......(Socialismo y Participación Nº 11).
Más tarde aún, en “Materiales sobre la actividad de las
secciones de la Comintern/América del Sur y América Central”, incluidos en
los documentos preparatorios del VII Congreso de la IC , realizado en Moscú, del
25/07 al 21/08/1935, se lee :
“En 1928, este grupo formó con Mariátegui al
frente, uno de los dirigentes del aprismo de izquierda, y más tarde uno de los
fundadores del Partido Comunista Peruano) el Partido Socialista, en cuya
ideología preponderaban concepciones social reformistas. La lucha interna en
este Partido llevó a la escisión, y en 1930 fue fundado el Partido Comunista
peruano (con el grupo de Mariátegui, los elementos de izquierda de la APRA y elementos anarquistas
aislados)”, añadiendo más adelante : “Mariátegui
(fallecido en 1930),”…..”,no pudo librarse íntegramente de los residuos de su pasado
aprista. Vaciló en la cuestión de la creación del Partido Comunista como
partido de clase del proletariado y no comprendió del todo su significado.
Conservó su ilusión sobre el papel revolucionario de la burguesía peruana y
subestimó la cuestión nacional indígena, que el identificaba con la cuestión
campesina. En el partido peruano, incluso hasta hoy se hacen sentir diversos
residuos del mariateguismo, que repercuten en su trabajo práctico” (Revista
Socialismo y Participación Nº 11)
En Diciembre de 1933
o Enero de 1934, como correlato de las divergencias ocurridas con la Internacional Comunista
y los cambios operados en la organización fundada por Mariátegui, el Comité Central, del ahora Partido
Comunista del Perú, Sección Peruana de la Internacional Comunista ,
publica un documento mimeografiado titulado “¡Bajo la Bandera
de Lenin!” “Instructivas sobre la
jornada de las tres LLL”, en el cual se lee :
“El mariateguismo
es una confusión de ideas procedentes de las más diversas fuentes. No hay casi
tendencia que no esté representada en él. Antes de haber bebido de la fuente
del marxismo y particularmente del leninismo, Mariátegui había conocido del
movimiento revolucionario a través de las más diversas tendencias no
proletarias. Tuvo grandes errores no sólo teóricos sino también prácticos. Son
en realidad muy pocos los puntos de contacto entre el leninismo y el
mariateguismo y estos contactos son más bien incidentales. El mariateguismo
confunde el problema nacional con el problema agrario; atribuye al imperialismo
y al capitalismo en el Perú una función progresista; sustituye la táctica y la
estrategia revolucionarias por el debate y la discusión, etc. Nuestra posición
frente al mariateguismo es y tiene que ser de combate implacable e
irreconciliable”…(Revista Socialismo y Participación Nº 11).
Este rescate
mariateguista de la vía olvidada que Marx proyectara para la Revolución Rusa,
antes de la Revolución de Octubre de 1917, fue el origen de que, continuando
con las injustificadas críticas del Buró Sudamericano de la III Internacional, V.M. Miroshevski, calificara de
“populismo” el pensamiento de Mariátegui (“El
“populismo” de Mariátegui en el Perú, papel de Mariátegui en la historia del
pensamiento social latinoamericano”, publicado en la revista cubana “Dialéctica”, en Mayo-Junio de 1942), y lo hiciese
retomando mecánicamente los ataques de Lenin contra los populistas rusos,
acusando a Mariátegui de tener la convicción de que el Perú marcharía hacia la
revolución por su propio camino, un camino “especial”,
considerar “a los campesinos indígenas
peruanos como “colectivistas naturales”, creer “que éstos realizarían la revolución socialista independientemente, sin
la dirección del proletariado revolucionario”, concluyendo que en su
aspecto primario sus ideas …”fueron las
ideas del “socialismo” pequeñoburgués, una versión especial de populismo
adaptada al Perú”, y que “fueron los
sueños utópicos de un intelectual pequeñoburgués en un país campesino, atrasado”.
LA CEPA AUTENTICAMENTE MARXISTA DE LAS TESIS PLANTEADAS POR MARIÁTEGUI
los revolucionarios “populistas” rusos
de “Narodnaia Volia” (Voluntad del Pueblo), los cuales venían
combatiendo al zarismo en el momento de los inicios del capitalismo en ese
país, y habiendo leído el Primer Tomo del Capital y el Manifiesto Comunista
(los cuales parecían indicar la inevitabilidad de que todas las sociedades
pasasen por el mismo desarrollo capitalista que Inglaterra), preguntaban a Marx
si no existía una vía, una posibilidad, para que Rusia pasase a la deseada
sociedad socialista sin tener que transcurrir por las penurias y horrores que
el capitalismo imponía, y si tal vía podría basarse en la vitalidad de la
Obschina o Mir, la comuna rural rusa, que abarcaba más de la mitad del
territorio ruso.
Fue entonces que un Marx, distinto del
de los inicios, que otorgaba un total “progresismo” a la expansión
“civilizatoria” del capitalismo entre los “bárbaros” (por los cuales debíamos
entender países que no eran Inglaterra, Alemania y Francia), respondió, a
través de una carta al director del “Otiechsviennie zapiski”, a
fines de 1877:
….“si Rusia sigue por el camino que ha seguido desde 1861, perderá la
mejor oportunidad que le haya ofrecido jamás la historia a una nación, y
sufrirá todas las fatales vicisitudes del régimen capitalista”.
Marx aprovecharía dicha Carta, además
para hacer una nueva precisión y defender su obra, precisando que el capítulo
de “El Capital” sobre la acumulación primitiva, no pretendía más que trazar el
camino por el cual surgió el orden económico capitalista, en Europa Occidental,
del seno del régimen económico feudal, y que sus críticos, habían convertido
esbozo histórico de la génesis del capitalismo en el Occidente europeo en una:
…. “teoría histórico-filosófica de la marcha general que el destino le impone
a todo pueblo, cualesquiera sean las circunstancias históricas en que se
encuentre”, “a fin de que pudiese terminar por llegar a la forma de la economía
que le asegure, junto con la mayor expansión de las potencias productivas del
trabajo social, el desarrollo más completo del hombre”, una suerte de “teoría
histórico-filosófica general cuya suprema virtud consistiría en ser
suprahistórica”.
En igual sentido, e imbuido de la
lectura de los Cuadernos de Maksim Maksimovich Kolavevski sobre
la “comuna rural rusa” y el texto de L.H. Morgan “Ancient
society”, respondería una Carta a Vera Sazulich (cuando
ésta aún era “populista”) en que ella, en su nombre y en el de sus compañeros,
le solicitaba que expusiera su opinión sobre los destinos posibles de la comunidad
rural rusa, y sobre la teoría, que algunos le atribuían a Marx, según la cual
todos los países del mundo deben, por una ley histórica inevitable, atravesar
todas las fases de la producción capitalista; precisando, que la fatalidad
histórica señalada en “El Capital”, estaba “expresamente restringida a los
países de Europa Occidental”, donde el movimiento era la transformación de
la propiedad privada personal a la propiedad privada capitalista, siendo que el
caso de Rusia sería el de la transformación de la propiedad común en propiedad
privada, caso al cual él no se había referido, y añadiendo que el estudio
especial que había hecho sobre la comuna rural rusa lo había convencido que:
… “esta comuna es el punto de apoyo de la regeneración social en Rusia; pero
a fin de que ella pueda funcionar como tal habrá que eliminar primeramente las
influencias deletéreas que la sacuden de todos lados y luego asegurarle las
condiciones normales de un desarrollo espontáneo” (Carta de Marx a Vera
Sazulich, del 08 de Marzo de 1881).
No obstante, un más rico indicador de
la preocupación especial de Marx, sobre el tema es la existencia de los esbozos
o borradores previos a esta Carta (la Carta y los borradores de ésta fueron
recuperados y divulgados por primera vez en 1926, por David B. Riazanaov), que
éste hiciese, y en los cuales hace una valoración de las posibilidades de
evolución de la comuna rural rusa, señalando que ésta disponía de una posición
única, sin precedentes en la historia, porque en toda Europa era la única que
tenía todavía una estructura orgánica, que predominaba en la vida rural del
inmenso imperio ruso; y que además, la propiedad comunal de la tierra le
ofrecía una base natural para la apropiación colectiva, y la existencia
contemporánea de la producción capitalista, le proporcionaría ya elaboradas las
condiciones materiales del trabajo cooperativo, organizado en gran escala, y
que, en consecuencia:
“La comuna puede, entonces, adoptar los resultados positivos del sistema
capitalista sin tener que sufrir sus penurias” y que, …”, puede convertirse en
el punto de origen directo del sistema económico hacia el que evoluciona la
sociedad moderna y cambiar de piel sin tener que suicidarse”, añadiendo: “Si la revolución llega a tiempo, si la
“intelligentzia” concentra todas las fuerzas “vivas del país” para asegurar el
libre desarrollo de la comuna rural ésta será pronto el elemento regenerador de
la sociedad rusa y el factor de su superioridad sobre los países esclavizados
por el capitalismo” (publicados en “Marx-Engels Archiv”, Frankfurt, 1926.).
Más tarde incorporaría en el mismo
sentido ciertas correcciones en la edición francesa de “El Capital”, como lo
acredita el Manuscrito VII, del Libro II, de “El Capital”, de Julio de 1878.
Por último, en el Prefacio a la Edición
rusa de 1882, del “Manifiesto Comunista”, Marx volvería a responder
nuevamente a la inquietud de los rusos sobre la vía no occidental del
desarrollo socialista, señalando:
“...¿podría la comunidad rural rusa –forma por cierto ya muy
desnaturalizada de la primitiva propiedad común de la tierra- pasar
directamente a la forma superior de la propiedad colectiva, a la forma
comunista, o, por el contrario, deberá pasar primero por el mismo proceso de
disolución que constituye el desarrollo histórico de Occidente? La única
respuesta que se puede dar hoy a esta cuestión es la siguiente: si la
revolución rusa da la señal para una revolución proletaria en Occidente, de
modo que ambas se completen, la actual propiedad común de la tierra en Rusia
podrá servir de punto de partida a una evolución comunista”.
Como bien anota al respecto Lawrence
Krader, sobre los apuntes de Marx acerca de la obra de Morgan, en la
Introducción a “Los apuntes etnológicos de Karl Marx”:
…”guarda relación con la posición de Marx acerca del mir y el zadrugo en
la Introducción de los Grundisse y en “El Capital”. También representa un
progreso desde la posición del Manifiesto Comunista, que madura en los
Grundisse y constituye el trasfondo de la Carta a Vera Zasulic”.
Pues bien, retomando el hilo de esta
exposición, tenemos que el problema clave del conflicto entre el socialismo
utópico y socialismo científico, consistente en la posibilidad o imposibilidad
para servirse de la obshchina o comunidad rural rusa para pasar al ordenamiento
socialista, y las condiciones necesarias para ello, fue considerada
positivamente por Carlos Marx, por el escaso desarrollo del capitalismo,
existente en Rusia y la posibilidad de una revolución socialista en Occidente,
y que fue precisamente el impacto del populismo ruso, el que llevó a Marx (tras
haber descubierto las leyes fundamentales del desarrollo social hacia el
socialismo), a meditar sobre la posibilidad de una vía particular hacia éste,
que permitiera al pueblo evitar las horcas caudinas del capitalismo, y le
permitiese gozar de los frutos de la civilización.
Muerto Marx, V.I. Lenin, desarrollaría
una dura lucha contra estas concepciones del “populismo” ruso, posiblemente
convencido, de una interpretación sesgada de Marx, acerca del “papel
histórico progresivo del capitalismo en la agricultura” y postulando como “imprescindible”
para Rusia la vía capitalista al socialismo, señalando sobre el campo ruso que:
….“no puede ya negar que la economía mercantil haya pasado a ser el
fundamento del desarrollo económico,”…, que
……“la economía mercantil se ha desarrollado hasta transformarse en
capitalismo”, y que
…..“ahora ya no es posible hacerse ninguna ilusión al respecto”. (¿Quiénes son los
“amigos del pueblo” y como luchan contra los socialdemócratas?”).
El triunfo de la Revolución de Octubre
y el difícil proceso de constitución de un proyecto socialista en una Rusia
capitalista atrasada acaparó la atención de los socialistas del mundo y sepultó
prácticamente la posibilidad de otra forma no occidental de transformación
socialista, defendida por Marx y los “populistas” rusos en los años 1880,
convirtiendo al camino “bolchevique” de la vía capitalista al socialismo
en el campo, en el único deseable y “permisible”, situación que no se conmovió
ni con la aparición tardía, en 1926, de los escritos de Marx sobre la Obshcina
rusa y sus posibilidades.
Mariátegui y
la comunidad campesina en el desarrollo socialista peruano
Mediando muchos años de distancia, en el Perú, J. C. Mariátegui, posiblemente influenciado por la lectura de la obra de Eugene Schkaff sobre la cuestión agraria en Rusia (o por las investigaciones de Marx y Engels sobre los trabajos de Morgan, y sobre las comunidades primitivas, si es que las conoció)), y basándose en el estudio de la historia y la realidad andina del Perú y América Latina, y la experiencia anarquista de “Los ayllus del sol”, en el Perú, recogerá esta tesis sobre la Revolución en los países capitalistas atrasados, del propio Marx, y no la de Lenin y de la Internacional Comunista, y avanzando mas en ésta, inscribe en el Programa del Partido, redactado en Octubre de 1928:
Mediando muchos años de distancia, en el Perú, J. C. Mariátegui, posiblemente influenciado por la lectura de la obra de Eugene Schkaff sobre la cuestión agraria en Rusia (o por las investigaciones de Marx y Engels sobre los trabajos de Morgan, y sobre las comunidades primitivas, si es que las conoció)), y basándose en el estudio de la historia y la realidad andina del Perú y América Latina, y la experiencia anarquista de “Los ayllus del sol”, en el Perú, recogerá esta tesis sobre la Revolución en los países capitalistas atrasados, del propio Marx, y no la de Lenin y de la Internacional Comunista, y avanzando mas en ésta, inscribe en el Programa del Partido, redactado en Octubre de 1928:
“El socialismo encuentra, lo mismo en la subsistencia de la comunidades
que en las grandes empresas agrícolas, los elementos de una solución socialista
de la cuestión agraria,”…”Pero esto,”…” no significa en lo absoluto una
romántica y antihistórica tendencia de reconstrucción o resurrección del
socialismo incaico, que correspondió a condiciones históricas completamente
superadas, y del cual solo quedan como factor aprovechable dentro de una
técnica de producción perfectamente científica, los hábitos de cooperación y
socialismo de los campesinos indígenas” (Acta de Constitución del Partido
Socialista, Octubre de 1928),
Añadiendo más adelante que:
“Las “comunidades”, que han demostrado bajo la opresión más dura
condiciones de resistencia y persistencia realmente asombrosas, representan un
factor natural de socialización de la tierra. El indio tiene arraigados los
hábitos de cooperación” (“El Problema de las razas en América Latina”, Junio de 1929).
Oponiéndose a la parcelación individual
de la tierra como solución al problema agrario peruano señalará que:
“Hay que contar con un factor concreto que le da al problema agrario
peruano un carácter peculiar: la supervivencia de la comunidad y de elementos
de socialismo práctico en la agricultura y la vida indígenas. Para el
socialismo peruano este factor tiene que ser fundamental” (“Ideología y
Política”).
En defensa de las comunidades contra
soluciones agrarias liberales que apuntaban a la parcelación de la tierra de
las comunidades indígenas (tal y como “modernamente” lo plantea hoy Hernando de
Soto para el caso de las comunidades nativas en la Selva peruana), señalará que
:
…”las comunidades indígenas reúnen la mayor cantidad posible de aptitudes
morales y materiales para transformarse en cooperativas de producción y
consumo. Castro Pozo, ha estudiado con acierto, esta capacidad de las
“comunidades”, en las cuales reside indudablemente,”…”un elemento activo y
vital de realizaciones socialistas” (“Ideología y Política”).
Concluyendo que:
“El “ayllu”, célula del estado incaico, sobreviviente hasta ahora, a
pesar de los ataques de la feudalidad y el gamonalismo, acusa aún vitalidad
bastante para convertirse, gradualmente, en la célula de un Estado Socialista
moderno” (“Aspectos del problema indígena”, en “Peruanicemos el Perú”,
pag.151).
Como hemos comentado en otro artículo
nuestro (ver “La defensa del socialismo indo-americano en el VI Congreso de
la Internacional Comunista”, en “Rebelión”, 01/12/11) ya Ricardo Paredes
Romero (fundador del Partido Socialista y del Partido Comunista, ecuatorianos,
había planteado una tesis semejante a la de Mariátegui, en su intervención en
el VI Congreso de la Internacional Comunista cuestionando la tesis planteada
por ésta para la Revolución en los países de América Latina.
Al respecto Miguel Mazzeo acota con
razón que:
“Tal vez, todo Mariátegui se puede resumir en la noción de elementos de
socialismo práctico. Laten en ella el socialismo como camino, razón y fe, un
camino dinámico, intelectual, sentimental, místico y práctico; el optimismo de
la acción, la fuerza creadora, en fin, el trabajo preparatorio de la herejía” (Miguel Mazzeo
“Invitación al descubrimiento. José Carlos Mariátegui y el socialismo de
Nuestra América”, Pag.97).
Y añade que:
“La apelación al ayllu no es a-histórica, porque remite a los elementos
que, aunque transformados, subsistieron y conservaron rasgos “socialistas” o
“comunistas” que permiten el arraigo presente y futuro del socialismo. El
énfasis está puesto en la “subsistencia”, ya que por sí misma habilita la
adaptación, el avance y la modernización de la comunidad, es decir, permite
identificar sus facultades para desempeñarse como soporte del socialismo.
Mariátegui erige a la comunidad en un horizonte de identificación que se
articula con lo nacional-popular. Entre el comunismo incaico y el proyecto
socialista que defiende no solo se pueden encontrar naturalezas afines,
consanguinidad, o semejanzas sustanciales, sino también elementos de mediación
concretos: los rasgos económicos, sociales, políticos y culturales, los hábitos
de cooperación y solidaridad, los factores naturales socializantes que
subsisten en las comunidades”. (Miguel Mazzeo “Invitación al descubrimiento.
José Carlos Mariátegui y el socialismo de Nuestra América”, Pags.117 y 118).
Mariátegui
tomó la via de marx para rusia como base para el planteamiento de la revolución
socialista en el perú
Ahora bien, cabe preguntarse, ¿resulta
casual que Mariátegui, a diferencia de lo planteado por la Internacional
Comunista para América Latina, plantee tesis similares a las de Marx para la
comuna rural rusa? Consideramos que no y prueba de ello sería que, posiblemente
basándose en el texto de Eugene Schkaff (“La Question Agrarie en Russie”),
Mariátegui expresamente señale:
“La feudalidad dejó análogamente subsistentes las comunas rurales en
Rusia, país con el cual es siempre interesante el paralelo porque a su proceso
histórico se aproxima el de estos países agrícolas y semifeudales mucho mas que
al de los países capitalistas de Occidente” (“El problema de la tierra”, en
“Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana”, pag.64)).
Debe precisarse además que Marx conocía
los trabajos de Bandelier sobre los regímenes prehispánicos de tenencia de la
tierra que postulaban el “calpulli” mexicano y el “ayllu”
incaico, como las células básicas de altas civilizaciones donde predominaba la
propiedad comunal, y al respecto de la existencia de producción comunal y
propiedad común en el Perú, en sus “Grundrise der Kritk der politischen ö
konomie, Dietz Verlag”, señalaba que:
“La producción comunal y la propiedad común tal como se presentan por
ejemplo en Perú, son evidentemente una forma secundaria, introducida y
trasplantada por tribus conquistadoras que conocían en su propio interior la
propiedad común y la producción comunal en la forma antigua más simple”.
Incluso Lawrence Krader señala en su “Evolución,
revolución y Estado: Marx y el pensamiento etnológico” que la denominación
del “modo de producción asiático” es “en cierto sentido errónea”,
ya que el estadio de la primera formación de la sociedad civilizada y del
Estado, “también habría podido llamarse afroasiática, o inca, o mexicana antigua”,
pues “las condiciones de su formación se repiten en distintas partes de las
Américas, de Eurasia y de África”.
LA “IZQUIERDA” PERUANA
Y LAS TESIS DE MARIATEGUI
Así, contra lo que cree Aldito, la
“izquierda” peruana no se basa ni continúo desarrollando las tesis de
Mariátegui comentadas, por el contrario las abandonaron por el seguidismo al
“Partido Padre” (en 1929, el PCUS y más adelante el PCCH), abandonando el
camino de Mariátegui para la Revolución Socialista en el Perú (tanto Jorge Del
Prado, como Paredes, Moreno y Guzmán, compartieron la tesis del supuesto
carácter democrático antiimperialista antifeudal de la Revolución Peruana).
Así Aldito, no ha comprendido que su
abuelito José Carlos, no solo defendió la tesis de nuestra vía nacional al
socialismo (la del Perú) frente al embrión “aprista” de Haya de La Torre y
frente a la Internacional Comunista, acorde con el análisis concreto de la
realidad concreta, sino que al hacerlo además rescató del intencional “olvido”
y el oscurantismo del “marxismo” determinista y mecánico, una vía no occidental
del desarrollo socialista para los países capitalistas atrasados, originalmente
intuida por Marx.
Aldito, por pereza intelectual e
identificación con el marxismo
determinista y mecánico, no ha formulado sus propias críticas a las
tesis de su Abuelito, J.C. Mariátegui y se ha conformado con tomar prestadas críticas
ya refutadas, correspondientes a los 30 a 45, del Siglo pasado.
NOTA :
Gustavo Pérez Hinojosa es miembro de la Cátedra Libre “Marx, ese
desconocido”.
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