domingo, 21 de junio de 2015

GUSTAVO PEREZ HINOJOZA: ALDITO Y SUS CRITICAS PRESTADAS

l columnista de Perú21 opinó sobre la izquierda en el Perú, a propósito del aniversario del nacimiento del Amauta.
Aldo Mariátegui sobre su abuelo el 14/06/15 en su Columna “Ensayos impopulares”, Diario “Perú 21”
Lo primero que tiene que asumir la izquierda peruana y el país en este aniversario del nacimiento de José Carlos Mariátegui es que sus tesis ideológicas ya son absolutamente obsoletas. No se puede seguir insistiendo en recetas pensadas para los años 30 del siglo pasado cuando ya estamos en el siglo XXI, máxime cuando las premisas estaban equivocadas de arranque.
JCM, al igual que los populistas rusos, cayó en el error romántico de pensar que la raza indígena era proclive al socialismo, dadas sus ancestrales costumbres colectivistas (ayni, minka), la ausencia de lucro, la sumisión al Estado y la repartición de los excedentes productivos por parte de este entre sus pobladores. Esa especie de embrión de socialismo incásico le era un terreno de cultivo favorable para la inserción del marxismo científico en los modos de producción del país. No lo culpo por haber buscado una salida así a la aplicación del marxismo en el Perú, un país donde, en aquel entonces, las cuatro quintas partes de su población eran indios y campesinos, no obreros y urbanos.
JCM buscaba “ni calco ni copia, sino creación heroica” y su sujeto revolucionario tenía que ser el campesino indio. Por eso, la solución de los problemas de este mayoritario actor social y su redención giraban alrededor del “problema de la tierra” o el fin del latifundio serrano y el gamonalismo feudal.
Pero aquí ya se detectan varios errores: 1) Romanticismo intelectual y “wishful thinking” al querer creer que el colectivismo incaico facilitaría el socialismo. 2) Falta de trabajo de campo y exceso de elucubración de escritorio, pues JCM casi no había viajado por el interior del Perú (solo había estado en Huancayo en 1918) y conocía muchísimo más Europa que su propio país. 3) Desconocimiento de la tesis marxista del Modo de Producción Asiático (ver Formaciones económicas precapitalistas de Karl Marx), que precisamente explicaba sociedades como la incaica sin considerarlas filosocialistas. 4) Concentrar la solución exclusivamente en la tenencia de la tierra cuando factores como la educación y la conectividad eran también básicos para enfocar el problema del indio.
La reforma agraria de Velasco desmontó la tesis central mariateguista, porque ni se solucionó la exclusión social del indígena (las migraciones, el voto analfabeto y la universalización de la escuela pública fueron acaso más importantes) ni tampoco el indígena optó por el cooperativismo o el colectivismo, pues lo que nos dejó esa reforma fue una minifundización extrema del campo peruano (el 90% tiene menos de 10 hectáreas), lo que indica que allí triunfó la propiedad privada.
Cierto es que lamentablemente el extraño extravío del libro Ideología y política, obra en donde JCM había anunciado una exposición orgánica de su ideología, nos impide conocer realmente su pensamiento a fondo. El libro fue enviado a César Falcón a España para su publicación y este siempre negó haberlo recibido. Y no quedaron borradores. Si bien su otro libro ideológico Defensa del marxismo es una recusación a la socialdemocracia europea y deja en claro queJCM era un comunista, es solo una suma de escritos de prensa.
Porque Mariátegui era definitivamente un comunista. Él mismo aclara que optó por ponerle Partido Socialista y no Partido Comunista a la agrupación que fundó solo por razones tácticas. Pero su comunismo estaba muy marcado por su experiencia italiana y prefería la tesis gramsciana del convencimiento gradual de la sociedad hacia el marxismo que la toma violenta del poder de la tesis leninista. Por eso los comunistas moscovitas rechazan sus tesis en las conferencias de Montevideo y comienzan a purgarle, labor que cumpliría escrupulosamente Eudocio Ravines a su muerte.
Caído el Muro de Berlín, desprestigiado el marxismo como una pseudociencia violenta que ha llevado a millones de seres humanos a la muerte, con los hermanos Castro convertidos en dos dictadores caribeños, finalizado el gamonalismo serrano con Velasco… ¿Qué nos deja JCM al día de hoy? Nos deja una enseñanza de cómo la voluntad y el arduo estudio pueden superar la cárcel de un físico eternamente enfermo.
Nos deja una actitud heterodoxa, crítica, apasionada, comprometida y curiosa de analizar y vivir la vida. Nos deja un amor por todas las artes que lo llevó a promocionar siempre la cultura. Nos deja una inquietud por buscar fórmulas originales (“ni calco ni copia…”), un actuar decente frente al adversario, un rechazo a la demagogia y un buscar amar más a nuestro país (Peruanicemos al Perú). ¡Ya me imagino la vergüenza que hubiera tenido de ver a la izquierda peruana que le siguió, desde los moscovitas que nombraron el ‘Stalin peruano’ a Manuel Prado, pasando por las bestias asesinas senderistas y los gánsteres del MRTA hasta quienes terminaron intentando jugar a la Bolsa con normas que ellos mismos impulsaban en el Congreso!
Tal vez su peor enemigo, el brillante Eudocio Ravines, fue quien mejor lo definió: “El marxismo de José Carlos era sobre todo una vigorosa inclinación sentimental más que una ortodoxa posición ideológica. Emotivo y romántico, seducido por la belleza de la forma, alma sedienta de las refinadas complacencias del espíritu, Mariátegui no pudo ser jamás un marxista lógico, materialista consecuente, dogmático y acabado





ALDITO Y LAS CRÍTICAS PRESTADAS

Por Gustavo Pérez Hinojosa

El 14 de Junio pasado, día del nacimiento de José Carlos Mariátegui, en su Columna del diario “Perú 21”, “Ensayos impopulares”, Aldo Mariátegui, atacó nuevamente a la “izquierda peruana”, pretendiendo golpear lo que para él es su “piedra basal” : las “tesis ideológicas” de su ilustre abuelo.
Lo más interesante es que, pese a reconocer que la vertiente socialista de J.C.Mariátegui  “estaba muy marcada por su experiencia italiana” lo que llevaría a la vertiente socialista rusa a distanciarse de ésta, la novísima crítica del Siglo XXI, de Aldo, a las “tesis ideológicas”…”absolutamente obsoletas”, cuyas “premisas estaban equivocadas de arranque” no es más que la misma que recibiera Mariátegui de parte de la Comintern, tanto del denominado Buro Sudamericano de la Internacional Comunista, con sede en Buenos Aires, como de V.M. Miroshevski, importante cuadro teórico de la Comintern y del propio Eudocio Ravines, Secretario General del flamante Partido Comunista del Perú – Sección peruana de la Internacional Comunista.

LA CRÍTICAS QUE ALDITO TOMÓ PRESTADAS :
En efecto, en un artículo titulado “Perú, a las puertas de la revolución obrera y campesina”, del dirigente comunista argentino, Paulino González Alberti, fechado el 13/04/31, incluido en la Revista Comunista (publicación teórica del movimiento comunista latinoamericano, publicó en su número de Mayo-Junio de 1931), señala :
Mariátegui, un núcleo de intelectuales y unos pocos obreros, formaron hace pocos años el Partido Socialista del Perú, que entró en contacto con la Internacional Comunista. Este grupo fue esencialmente un círculo de capacitación, manteniendo en su orientación varias de las concepciones apristas (partido de varias clases y no partido esencialmente proletario: no acordar al proletariado el rol dirigente que históricamente le corresponde en la revolución obrero y campesina, etc” (Revista Socialismo y Participación Nº 11).
Más adelante en un folleto titulado “La situación revolucionaria del Perú y las tareas del Partido comunista peruano”, subtitulado “Tesis del Bureau Sudamericano de la Internacional Comunista”, publicado en Enero de 1932, se reiterará :
Los restos de ideología no comunistas han estado muy extendidos entre nuestros compañeros, subsisten aún en algunos y se han manifestado en el fundador de los primeros núcleos comunistas, el camarada Mariátegui, quien ha señalado una enérgica trayectoria hacia las concepciones del marxismo-leninista (sic), sin que esa trayectoria pudiera ser más que parcial, debido a su muerte prematura”.......(Socialismo y Participación Nº 11).

Más tarde aún, en “Materiales sobre la actividad de las secciones de la Comintern/América del Sur y América Central”, incluidos en los documentos preparatorios del VII Congreso de la IC, realizado en Moscú, del 25/07 al 21/08/1935, se lee :
 “En 1928, este grupo formó con Mariátegui al frente, uno de los dirigentes del aprismo de izquierda, y más tarde uno de los fundadores del Partido Comunista Peruano) el Partido Socialista, en cuya ideología preponderaban concepciones social reformistas. La lucha interna en este Partido llevó a la escisión, y en 1930 fue fundado el Partido Comunista peruano (con el grupo de Mariátegui, los elementos de izquierda de la APRA y elementos anarquistas aislados)”, añadiendo más adelante : “Mariátegui (fallecido en 1930),”…..”,no pudo librarse íntegramente de los residuos de su pasado aprista. Vaciló en la cuestión de la creación del Partido Comunista como partido de clase del proletariado y no comprendió del todo su significado. Conservó su ilusión sobre el papel revolucionario de la burguesía peruana y subestimó la cuestión nacional indígena, que el identificaba con la cuestión campesina. En el partido peruano, incluso hasta hoy se hacen sentir diversos residuos del mariateguismo, que repercuten en su trabajo práctico” (Revista Socialismo y Participación Nº 11)

En Diciembre de 1933 o Enero de 1934, como correlato de las divergencias ocurridas con la Internacional Comunista y los cambios operados en la organización fundada por Mariátegui, el Comité Central, del ahora Partido Comunista del Perú, Sección Peruana de la Internacional Comunista, publica un documento mimeografiado titulado “¡Bajo la Bandera de Lenin!” “Instructivas sobre la jornada de las tres LLL”, en el cual se lee :
El mariateguismo es una confusión de ideas procedentes de las más diversas fuentes. No hay casi tendencia que no esté representada en él. Antes de haber bebido de la fuente del marxismo y particularmente del leninismo, Mariátegui había conocido del movimiento revolucionario a través de las más diversas tendencias no proletarias. Tuvo grandes errores no sólo teóricos sino también prácticos. Son en realidad muy pocos los puntos de contacto entre el leninismo y el mariateguismo y estos contactos son más bien incidentales. El mariateguismo confunde el problema nacional con el problema agrario; atribuye al imperialismo y al capitalismo en el Perú una función progresista; sustituye la táctica y la estrategia revolucionarias por el debate y la discusión, etc. Nuestra posición frente al mariateguismo es y tiene que ser de combate implacable e irreconciliable”…(Revista Socialismo y Participación Nº 11).
Este rescate mariateguista de la vía olvidada que Marx proyectara para la Revolución Rusa, antes de la Revolución de Octubre de 1917, fue el origen de que, continuando con las injustificadas críticas del Buró Sudamericano de la III Internacional, V.M. Miroshevski, calificara de “populismo” el pensamiento de Mariátegui (“El “populismo” de Mariátegui en el Perú, papel de Mariátegui en la historia del pensamiento social latinoamericano”, publicado en la revista cubana “Dialéctica”, en Mayo-Junio de 1942), y lo hiciese retomando mecánicamente los ataques de Lenin contra los populistas rusos, acusando a Mariátegui de tener la convicción de que el Perú marcharía hacia la revolución por su propio camino, un camino “especial”, considerar “a los campesinos indígenas peruanos como “colectivistas naturales”, creer “que éstos realizarían la revolución socialista independientemente, sin la dirección del proletariado revolucionario”, concluyendo que en su aspecto primario sus ideas …”fueron las ideas del “socialismo” pequeñoburgués, una versión especial de populismo adaptada al Perú”, y que “fueron los sueños utópicos de un intelectual pequeñoburgués en un país campesino, atrasado”.

LA CEPA AUTENTICAMENTE MARXISTA DE LAS TESIS PLANTEADAS POR MARIÁTEGUI
los revolucionarios “populistas” rusos de “Narodnaia Volia” (Voluntad del Pueblo), los cuales venían combatiendo al zarismo en el momento de los inicios del capitalismo en ese país, y habiendo leído el Primer Tomo del Capital y el Manifiesto Comunista (los cuales parecían indicar la inevitabilidad de que todas las sociedades pasasen por el mismo desarrollo capitalista que Inglaterra), preguntaban a Marx si no existía una vía, una posibilidad, para que Rusia pasase a la deseada sociedad socialista sin tener que transcurrir por las penurias y horrores que el capitalismo imponía, y si tal vía podría basarse en la vitalidad de la Obschina o Mir, la comuna rural rusa, que abarcaba más de la mitad del territorio ruso.
Fue entonces que un Marx, distinto del de los inicios, que otorgaba un total “progresismo” a la expansión “civilizatoria” del capitalismo entre los “bárbaros” (por los cuales debíamos entender países que no eran Inglaterra, Alemania y Francia), respondió, a través de una carta al director del “Otiechsviennie zapiski”, a fines de 1877:
….“si Rusia sigue por el camino que ha seguido desde 1861, perderá la mejor oportunidad que le haya ofrecido jamás la historia a una nación, y sufrirá todas las fatales vicisitudes del régimen capitalista”.

Marx aprovecharía dicha Carta, además para hacer una nueva precisión y defender su obra, precisando que el capítulo de “El Capital” sobre la acumulación primitiva, no pretendía más que trazar el camino por el cual surgió el orden económico capitalista, en Europa Occidental, del seno del régimen económico feudal, y que sus críticos, habían convertido esbozo histórico de la génesis del capitalismo en el Occidente europeo en una:
…. “teoría histórico-filosófica de la marcha general que el destino le impone a todo pueblo, cualesquiera sean las circunstancias históricas en que se encuentre”, “a fin de que pudiese terminar por llegar a la forma de la economía que le asegure, junto con la mayor expansión de las potencias productivas del trabajo social, el desarrollo más completo del hombre”, una suerte de “teoría histórico-filosófica general cuya suprema virtud consistiría en ser suprahistórica”.

En igual sentido, e imbuido de la lectura de los Cuadernos de Maksim Maksimovich Kolavevski sobre la “comuna rural rusa” y el texto de L.H. Morgan “Ancient society”, respondería una Carta a Vera Sazulich (cuando ésta aún era “populista”) en que ella, en su nombre y en el de sus compañeros, le solicitaba que expusiera su opinión sobre los destinos posibles de la comunidad rural rusa, y sobre la teoría, que algunos le atribuían a Marx, según la cual todos los países del mundo deben, por una ley histórica inevitable, atravesar todas las fases de la producción capitalista; precisando, que la fatalidad histórica señalada en “El Capital”, estaba “expresamente restringida a los países de Europa Occidental”, donde el movimiento era la transformación de la propiedad privada personal a la propiedad privada capitalista, siendo que el caso de Rusia sería el de la transformación de la propiedad común en propiedad privada, caso al cual él no se había referido, y añadiendo que el estudio especial que había hecho sobre la comuna rural rusa lo había convencido que:
… “esta comuna es el punto de apoyo de la regeneración social en Rusia; pero a fin de que ella pueda funcionar como tal habrá que eliminar primeramente las influencias deletéreas que la sacuden de todos lados y luego asegurarle las condiciones normales de un desarrollo espontáneo” (Carta de Marx a Vera Sazulich, del 08 de Marzo de 1881).

No obstante, un más rico indicador de la preocupación especial de Marx, sobre el tema es la existencia de los esbozos o borradores previos a esta Carta (la Carta y los borradores de ésta fueron recuperados y divulgados por primera vez en 1926, por David B. Riazanaov), que éste hiciese, y en los cuales hace una valoración de las posibilidades de evolución de la comuna rural rusa, señalando que ésta disponía de una posición única, sin precedentes en la historia, porque en toda Europa era la única que tenía todavía una estructura orgánica, que predominaba en la vida rural del inmenso imperio ruso; y que además, la propiedad comunal de la tierra le ofrecía una base natural para la apropiación colectiva, y la existencia contemporánea de la producción capitalista, le proporcionaría ya elaboradas las condiciones materiales del trabajo cooperativo, organizado en gran escala, y que, en consecuencia:
La comuna puede, entonces, adoptar los resultados positivos del sistema capitalista sin tener que sufrir sus penurias” y que, …”, puede convertirse en el punto de origen directo del sistema económico hacia el que evoluciona la sociedad moderna y cambiar de piel sin tener que suicidarse”, añadiendo: “Si la revolución llega a tiempo, si la “intelligentzia” concentra todas las fuerzas “vivas del país” para asegurar el libre desarrollo de la comuna rural ésta será pronto el elemento regenerador de la sociedad rusa y el factor de su superioridad sobre los países esclavizados por el capitalismo” (publicados en “Marx-Engels Archiv”, Frankfurt, 1926.).
Más tarde incorporaría en el mismo sentido ciertas correcciones en la edición francesa de “El Capital”, como lo acredita el Manuscrito VII, del Libro II, de “El Capital”, de Julio de 1878.
Por último, en el Prefacio a la Edición rusa de 1882, del “Manifiesto Comunista”, Marx volvería a responder nuevamente a la inquietud de los rusos sobre la vía no occidental del desarrollo socialista, señalando:
“...¿podría la comunidad rural rusa –forma por cierto ya muy desnaturalizada de la primitiva propiedad común de la tierra- pasar directamente a la forma superior de la propiedad colectiva, a la forma comunista, o, por el contrario, deberá pasar primero por el mismo proceso de disolución que constituye el desarrollo histórico de Occidente? La única respuesta que se puede dar hoy a esta cuestión es la siguiente: si la revolución rusa da la señal para una revolución proletaria en Occidente, de modo que ambas se completen, la actual propiedad común de la tierra en Rusia podrá servir de punto de partida a una evolución comunista”.

Como bien anota al respecto Lawrence Krader, sobre los apuntes de Marx acerca de la obra de Morgan, en la Introducción a “Los apuntes etnológicos de Karl Marx”:
…”guarda relación con la posición de Marx acerca del mir y el zadrugo en la Introducción de los Grundisse y en “El Capital”. También representa un progreso desde la posición del Manifiesto Comunista, que madura en los Grundisse y constituye el trasfondo de la Carta a Vera Zasulic”.
Pues bien, retomando el hilo de esta exposición, tenemos que el problema clave del conflicto entre el socialismo utópico y socialismo científico, consistente en la posibilidad o imposibilidad para servirse de la obshchina o comunidad rural rusa para pasar al ordenamiento socialista, y las condiciones necesarias para ello, fue considerada positivamente por Carlos Marx, por el escaso desarrollo del capitalismo, existente en Rusia y la posibilidad de una revolución socialista en Occidente, y que fue precisamente el impacto del populismo ruso, el que llevó a Marx (tras haber descubierto las leyes fundamentales del desarrollo social hacia el socialismo), a meditar sobre la posibilidad de una vía particular hacia éste, que permitiera al pueblo evitar las horcas caudinas del capitalismo, y le permitiese gozar de los frutos de la civilización.
Muerto Marx, V.I. Lenin, desarrollaría una dura lucha contra estas concepciones del “populismo” ruso, posiblemente convencido, de una interpretación sesgada de Marx, acerca del “papel histórico progresivo del capitalismo en la agricultura” y postulando como “imprescindible” para Rusia la vía capitalista al socialismo, señalando sobre el campo ruso que:
….“no puede ya negar que la economía mercantil haya pasado a ser el fundamento del desarrollo económico,”…, que
……“la economía mercantil se ha desarrollado hasta transformarse en capitalismo”, y que
…..“ahora ya no es posible hacerse ninguna ilusión al respecto”. (¿Quiénes son los “amigos del pueblo” y como luchan contra los socialdemócratas?”). 

El triunfo de la Revolución de Octubre y el difícil proceso de constitución de un proyecto socialista en una Rusia capitalista atrasada acaparó la atención de los socialistas del mundo y sepultó prácticamente la posibilidad de otra forma no occidental de transformación socialista, defendida por Marx y los “populistas” rusos en los años 1880, convirtiendo al camino “bolchevique” de la vía capitalista al socialismo en el campo, en el único deseable y “permisible”, situación que no se conmovió ni con la aparición tardía, en 1926, de los escritos de Marx sobre la Obshcina rusa y sus posibilidades.
Mariátegui y la comunidad campesina en el desarrollo socialista peruano

Mediando muchos años de distancia, en el Perú, J. C. Mariátegui, posiblemente influenciado por la lectura de la obra de Eugene Schkaff sobre la cuestión agraria en Rusia (o por las investigaciones de Marx y Engels sobre los trabajos de Morgan, y sobre las comunidades primitivas, si es que las conoció)), y basándose en el estudio de la historia y la realidad andina del Perú y América Latina, y la experiencia anarquista de “Los ayllus del sol”, en el Perú, recogerá esta tesis sobre la Revolución en los países capitalistas atrasados, del propio Marx, y no la de Lenin y de la Internacional Comunista, y avanzando mas en ésta, inscribe en el Programa del Partido, redactado en Octubre de 1928:
El socialismo encuentra, lo mismo en la subsistencia de la comunidades que en las grandes empresas agrícolas, los elementos de una solución socialista de la cuestión agraria,”…”Pero esto,”…” no significa en lo absoluto una romántica y antihistórica tendencia de reconstrucción o resurrección del socialismo incaico, que correspondió a condiciones históricas completamente superadas, y del cual solo quedan como factor aprovechable dentro de una técnica de producción perfectamente científica, los hábitos de cooperación y socialismo de los campesinos indígenas” (Acta de Constitución del Partido Socialista, Octubre de 1928),
Añadiendo más adelante que:
Las “comunidades”, que han demostrado bajo la opresión más dura condiciones de resistencia y persistencia realmente asombrosas, representan un factor natural de socialización de la tierra. El indio tiene arraigados los hábitos de cooperación” (“El Problema de las razas en América Latina”, Junio de 1929).
Oponiéndose a la parcelación individual de la tierra como solución al problema agrario peruano señalará que:
Hay que contar con un factor concreto que le da al problema agrario peruano un carácter peculiar: la supervivencia de la comunidad y de elementos de socialismo práctico en la agricultura y la vida indígenas. Para el socialismo peruano este factor tiene que ser fundamental” (“Ideología y Política”).
En defensa de las comunidades contra soluciones agrarias liberales que apuntaban a la parcelación de la tierra de las comunidades indígenas (tal y como “modernamente” lo plantea hoy Hernando de Soto para el caso de las comunidades nativas en la Selva peruana), señalará que :
…”las comunidades indígenas reúnen la mayor cantidad posible de aptitudes morales y materiales para transformarse en cooperativas de producción y consumo. Castro Pozo, ha estudiado con acierto, esta capacidad de las “comunidades”, en las cuales reside indudablemente,”…”un elemento activo y vital de realizaciones socialistas” (“Ideología y Política”).
Concluyendo que:
El “ayllu”, célula del estado incaico, sobreviviente hasta ahora, a pesar de los ataques de la feudalidad y el gamonalismo, acusa aún vitalidad bastante para convertirse, gradualmente, en la célula de un Estado Socialista moderno” (“Aspectos del problema indígena”, en “Peruanicemos el Perú”, pag.151).
Como hemos comentado en otro artículo nuestro (ver “La defensa del socialismo indo-americano en el VI Congreso de la Internacional Comunista”, en “Rebelión”, 01/12/11) ya Ricardo Paredes Romero (fundador del Partido Socialista y del Partido Comunista, ecuatorianos, había planteado una tesis semejante a la de Mariátegui, en su intervención en el VI Congreso de la Internacional Comunista cuestionando la tesis planteada por ésta para la Revolución en los países de América Latina.
Al respecto Miguel Mazzeo acota con razón que:
Tal vez, todo Mariátegui se puede resumir en la noción de elementos de socialismo práctico. Laten en ella el socialismo como camino, razón y fe, un camino dinámico, intelectual, sentimental, místico y práctico; el optimismo de la acción, la fuerza creadora, en fin, el trabajo preparatorio de la herejía” (Miguel Mazzeo “Invitación al descubrimiento. José Carlos Mariátegui y el socialismo de Nuestra América”, Pag.97).
Y añade que:
La apelación al ayllu no es a-histórica, porque remite a los elementos que, aunque transformados, subsistieron y conservaron rasgos “socialistas” o “comunistas” que permiten el arraigo presente y futuro del socialismo. El énfasis está puesto en la “subsistencia”, ya que por sí misma habilita la adaptación, el avance y la modernización de la comunidad, es decir, permite identificar sus facultades para desempeñarse como soporte del socialismo. Mariátegui erige a la comunidad en un horizonte de identificación que se articula con lo nacional-popular. Entre el comunismo incaico y el proyecto socialista que defiende no solo se pueden encontrar naturalezas afines, consanguinidad, o semejanzas sustanciales, sino también elementos de mediación concretos: los rasgos económicos, sociales, políticos y culturales, los hábitos de cooperación y solidaridad, los factores naturales socializantes que subsisten en las comunidades”. (Miguel Mazzeo “Invitación al descubrimiento. José Carlos Mariátegui y el socialismo de Nuestra América”, Pags.117 y 118). 
Mariátegui tomó la via de marx para rusia como base para el planteamiento de la revolución socialista en el perú
Ahora bien, cabe preguntarse, ¿resulta casual que Mariátegui, a diferencia de lo planteado por la Internacional Comunista para América Latina, plantee tesis similares a las de Marx para la comuna rural rusa? Consideramos que no y prueba de ello sería que, posiblemente basándose en el texto de Eugene Schkaff (“La Question Agrarie en Russie”), Mariátegui expresamente señale:
La feudalidad dejó análogamente subsistentes las comunas rurales en Rusia, país con el cual es siempre interesante el paralelo porque a su proceso histórico se aproxima el de estos países agrícolas y semifeudales mucho mas que al de los países capitalistas de Occidente” (“El problema de la tierra”, en “Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana”, pag.64)).
Debe precisarse además que Marx conocía los trabajos de Bandelier sobre los regímenes prehispánicos de tenencia de la tierra que postulaban el “calpulli” mexicano y el “ayllu” incaico, como las células básicas de altas civilizaciones donde predominaba la propiedad comunal, y al respecto de la existencia de producción comunal y propiedad común en el Perú, en sus “Grundrise der Kritk der politischen ö konomie, Dietz Verlag”, señalaba que:
La producción comunal y la propiedad común tal como se presentan por ejemplo en Perú, son evidentemente una forma secundaria, introducida y trasplantada por tribus conquistadoras que conocían en su propio interior la propiedad común y la producción comunal en la forma antigua más simple”.
Incluso Lawrence Krader señala en su “Evolución, revolución y Estado: Marx y el pensamiento etnológico” que la denominación del “modo de producción asiático” es “en cierto sentido errónea”, ya que el estadio de la primera formación de la sociedad civilizada y del Estado, “también habría podido llamarse afroasiática, o inca, o mexicana antigua”, pues “las condiciones de su formación se repiten en distintas partes de las Américas, de Eurasia y de África”. 

LA “IZQUIERDA” PERUANA Y LAS TESIS DE MARIATEGUI
Así, contra lo que cree Aldito, la “izquierda” peruana no se basa ni continúo desarrollando las tesis de Mariátegui comentadas, por el contrario las abandonaron por el seguidismo al “Partido Padre” (en 1929, el PCUS y más adelante el PCCH), abandonando el camino de Mariátegui para la Revolución Socialista en el Perú (tanto Jorge Del Prado, como Paredes, Moreno y Guzmán, compartieron la tesis del supuesto carácter democrático antiimperialista antifeudal de la Revolución Peruana).
Así Aldito, no ha comprendido que su abuelito José Carlos, no solo defendió la tesis de nuestra vía nacional al socialismo (la del Perú) frente al embrión “aprista” de Haya de La Torre y frente a la Internacional Comunista, acorde con el análisis concreto de la realidad concreta, sino que al hacerlo además rescató del intencional “olvido” y el oscurantismo del “marxismo” determinista y mecánico, una vía no occidental del desarrollo socialista para los países capitalistas atrasados, originalmente intuida por Marx.
Aldito, por pereza intelectual e identificación con el marxismo  determinista y mecánico, no ha formulado sus propias críticas a las tesis de su Abuelito, J.C. Mariátegui y se ha conformado con tomar prestadas críticas ya refutadas, correspondientes a los 30 a 45, del Siglo pasado.
NOTA :  Gustavo Pérez Hinojosa es miembro de la Cátedra Libre “Marx, ese desconocido”.









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