lunes, 16 de julio de 2018

Fwd: 16 de julio. Día del Preso. Vallejo en la cárcel. / Omira Bellizzio, presente en el certamen de Miami. / 27, 28 y 29 de julio, 2018: Perú al pie del orde, en Miami.


---------- Mensaje enviado ----------
De: <dansanchezlihon@aol.com>
Fecha: 16 de julio de 2018, 18:36
Asunto: 16 de julio. Día del Preso. Vallejo en la cárcel. / Omira Bellizzio, presente en el certamen de Miami. / 27, 28 y 29 de julio, 2018: Perú al pie del orde, en Miami.
Para:


 
 
 
 
 

Construcción y forja de la utopía andina
 
2018 AÑO
DE LA IDENTIDAD Y DEL PATRIMONIO
INALIENABLE DE NUESTROS PUEBLOS
 
JULIO, MES DEL MAESTRO;
DEL SANTUARIO HISTÓRICO
DE MACHU PICCHU; BATALLA
DE HUAMACHUCO, LEONCIO
PRADO Y FIESTAS PATRIAS
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO
 
SANTIAGO DE CHUCO
CAPITAL DE LA POESÍA
Y LA CONCIENCIA SOCIAL
 
*****
 
CAPULÍ EN MIAMI
 
INSTITUTO DE CULTURA PERUANA
ORGANIZAN Y CONVOCAN
AL ENCUENTRO:
PERÚ,
AL PIE DEL ORBE
27, 28 Y 29 DE JULIO
EN MIAMI, EE.UU.
PRIMER ENCUENTRO DE AUTORES PERUANOS
EN LOS ESTADOS UNIDOS, A 100 AÑOS DE
"LOS HERALDOS NEGROS" DE CÉSAR VALLEJO
PREMIACIÓN DEL CONCURSO INTERNACIONAL
DE POESÍA Y NARRACIÓN, EN HOMENAJE "A CÉSAR VALLEJO
Y GEORGETTE", EN EL MARCO DE CELEBRACIÓN DEL 197
ANIVERSARIO DE LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ
COORDINACIÓN GENERAL:
– DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
– RICARDO CALDERÓN GUTIÉRREZ
AUSPICIOS:
– CONSULADO GENERAL DEL PERÚ EN MIAMI
– MIAMI-DADE COUNTY GOBERNMENT
– LA VISIÓN, EL PERIÓDICO DE LOS LATINOS, EN ATLANTA, EE.UU.
 
*****
OMIRO BELLIZZIO, PRESENTE EN EL CERTAMEN
"PERÚ AL PIE DEL ORBE", EN MIAMI, EEUU.
1.
Niños, ya saben. Cuando correteen por el patio, la escalera, el jardín o la vereda, o cuando salgan al campo, recuerden que estamos pisando el plumaje, las alas y el pálpito de un colibrí enamorado.
Que fue traído aquí suavemente por la luna después de su proeza de llegar aleteando de amor hacia ella, e hizo que con su cuerpo ilusionado se cubra el planeta Tierra y la vastedad del universo. Y que ella sale cada vez y alumbra para adorarlo.
Cada textura que palpamos, cada aroma y reflejo es el cuerpo, el hálito y el sueño del colibrí.
La Tierra en dónde estás en este momento, así sea que estés subido a un columpio o tendido en tu lecho, es el cuerpo y el alma del colibrí henchido de amor.
Siendo así, habitamos una tierra sagrada: las alas traslúcidas, el corazón tembloroso y el alma arrobada del colibrí. Y eso es maravilla y celebración.
2.
Pero no solo se nos muestra aquí eso, sino que vivimos en un mundo enamorado. Que cada grumo de arena, de azúcar, los guijarros en las playas o los libros en los estantes están enamorados unos con otros, por eso están juntos.
Nos recuerda Omira en este relato algo fundamental y que no debemos olvidar nunca: que cada presencia del universo es una comunión de amor: el agua, las casas, las piedras.
Por eso, a partir de ahora, cuando caminemos por cualquier lugar, saber que pisamos las venas de quimera y tornasol del colibrí que se enamoró de la luna.
Y eso no ocurrió antes ni fue una sola vez, sino que acontece cada día, cada instante vuelve a ser así: la luna asoma y extiende su manto de amor al colibrí. Y junta sus alas con las alas del colibrí extendidas en cada cosa que acariciamos.
3.
Nos muestra el cuento de Omira, que, en ti, como representante de esta Tierra, vive la pasión del colibrí.
Que tú eres el colibrí, o bien la luna. Que tú palpitas como él, o ella. Y te llenas de valor para emprender el vuelo y realizar a cabalidad tu destino.
Que te convertirás en pradera, en río, en arco iris. O en una paleta de colores que cada día hace más luminoso y fecundo el universo.
Que tienes que fortalecer tus alas. E iniciar tu viaje hacia dentro, arriba, abajo o más allá de la bóveda sideral.
Si eres el colibrí subirás a la luna enamorado. Y si eres luna te inclinarás a la tierra para defenderla.
4.
Nos recuerda que no hay imposibles que valgan. Porque el colibrí afronta el imposible y lo vence.
Que no hay nadie a quien hacerle caso que nos ataje de ir tras nuestro ideal, ni siquiera las estrellas.
Que todo se logra y vence por el entusiasmo para lograr alcanzar la realización que nos proponemos conseguir:
Que hay que pretender lo sublime y superior.
Y se consigue viniendo de muy lejos y yendo hacia lo distante, incluso uniendo contrarios, opuestos y diferentes.
Y que es amor verdadero cuando es eterno. Lleno de reverencia, devoción y silencio.
Este cuento es un conjuro con palabras, un homenaje al amor.
5.
Y lo que no debemos de olvidar ni tú ni yo, es que hay un ser en el mundo que ha nacido con un don, un halo, una magia: la de tener el alma imperecedera de niña.
Que nació con un rubí en la frente, en los ojos y en el corazón.
Porque ser niños es un ideal, una misión y hasta una utopía. Y solo porque siendo así se puede escribir esta endecha de amor.
¡Oh gracia suprema que pueda haber un alma, tierna, sensible, ilusa, capaz de ver estos lazos y asuntos que están sumidos en las sombras, y tejer estas historias que nos engrandecen!
Quiérela para siempre. Y síguela en todo lo que ella hace y escribe. Alcánzala por donde vaya. Es un ángel.
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
 
*****
15 DE JULIO
 
DÍA
DEL
PRESO
 
 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
VALLEJO
EN
LA CÁRCEL
 
 
Danilo Sánchez Lihón
 
1. La tercera
hora
 
He aquí el relato que hace Antenor Orrego de César Vallejo, q quien lo visita al siguiente día de haber sido capturado y encontrarse preso en la cárcel de la ciudad de Trujillo, el 7 de noviembre del año 1920:
Habíanle recluido, separado de los otros presos, en una habitación semi oscura y astrosa. Un vaho pestilente y húmedo se desprendía de los muros y del piso. Me sacudió un vuelco angustiado, como si me hincaran el corazón con un hierro. Dolíame verle en condición tan desdichada y miserable. No pude contener las lágrimas.
Al vituperio y al sarcasmo verbal que antes suscitaron la originalidad y belleza de sus versos, ahora se unía, bajo el pretexto de una inculpación vulgar, no probada, el hecho físico del cautiverio, la opresión material y densa que se abatía sobre su cuerpo como cogido entre garras inexorables.
¿Había comenzado para el forjador incansable y prodigioso de tantas y bellas canciones, la agonía angustiosa de la tercera hora?...
 
2. Roto
el corazón
 
Y prosigue:
El prisionero estaba abrumado por la desdicha, sentíase infamado y cubierto de ignominia. Sabía que en la calle tenía enemigos frenéticos que harían todo cuanto les fuera posible para perderlo.
En la desolación de su rostro pálido y afilado en sus rasgos más característicos, se adivinaba la intensidad de su desesperación. Reverberaba en todo su semblante un tenue resplandor que difuminaba un tanto sus facciones como si mirase su efigie a contraluz…
Sus ojos estaban impregnados de una insondable tristeza.
Transido de congoja, casi roto el corazón de pena, salí a la calle.
Desde el día siguiente todos los amigos del Poeta nos pusimos a trabajar para librarlo de la prisión.
 
3. El rumor
de afuera
 
En el Encuentro Internacional Capulí, Vallejo y su Tierra del año 2012, realizado de forma itinerante en Lima, Trujillo y Santiago de Chuco, fuimos guiados por el Dr. César Alva Lescano y el escritor liberteño Blasco Bazán Vera a conocer la antigua cárcel de Trujillo y especialmente la celda en donde estuvo recluido César Vallejo
Funcionaba aledaña a ella, y por donde tuvimos que entrar el día que lo visitamos, un anexo del Colegio Nacional San Juan, en la segunda cuadra del Jr. Pizarro, más exactamente en el N° 241.
Venciendo cercos de alambres de púas y oxidadas rejas pasamos a un lugar húmedo, oscuro y sórdido, de pasillos y galerías de ladrillo desnudo, de fierros retorcidos y de aldabas despiadadas, con gruesos barrotes en estrechas ventanas e implacables claraboyas hacia el vacío o la nada.
Ambiente mísero, cruel e inhumano; ruin, desastroso y repulsivo; mala entraña, atroz y desesperante en la tarde muriente. Ambiente tétrico, infestado, pavoroso; con algo sutil que desgarra el alma cuál es el rumor de afuera de la calle por donde pasan los autos; detrás o al fondo de estos muros insufribles, el rumor de los destinos de afuera sueltos, ingenuos, abiertos.
 
4. En
esta celda
 
Me tocó ingresar a la celda en donde estuvo encerrado 112 días con sus noches César Vallejo, y me vi con toda mi humanidad a solas y a cuestas en esa celda. Distinguí grabado en la pared un grito de auxilio como un clamor en el abismo. Dice: "Ampárame Virgen de la Puerta". ¿Quién lo escribió? ¿Qué mano clamó desesperado este ruego? Y se me agolpó mi infancia.
Presidía el retrato lloroso de la Virgen de la Puerta el dormitorio de mis padres en Santiago de Chuco por la devoción infinita que le depara mi madre, junto a la fe en el Apóstol Santiago, Patrón de mi pueblo, de quien también fue devoto César Vallejo.
Y se me desgarró el alma, más aún por otro detalle que debió ser doloroso como un estigma para César Vallejo, cual es que lo único que se divisa de allí hacia el infinito a través de un retazo de ventana es la torre de la iglesia de Santo Domingo que se erige a media cuadra de distancia, en plena esquina junto a la Parroquia de San Pedro Mártir.
Escribió César Vallejo en esta celda el poema XVIII de Trilce, que dice:
 
5. Entre mi dónde
y mi cuándo
 
Oh las cuatro paredes de la celda.
Ah las cuatro paredes albicantes
que sin remedio dan al mismo número.
Criadero de nervios, mala brecha,
por sus cuatro rincones cómo arranca
las diarias aherrojadas extremidades.
Amorosa llavera de innumerables llaves,
si estuvieras aquí, si vieras hasta
qué hora son cuatro estas paredes.
Contra ellas seríamos contigo, los dos,
más dos que nunca. Y ni lloraras,
di, libertadora!
Ah las paredes de la celda.
De ellas me duele entretanto, más
las dos largas que tienen esta noche
algo de madres que ya muertas
llevan por bromurados declives,
a un niño de la mano cada una.
Y sólo yo me voy quedando,
con la diestra, que hace por ambas manos,
en alto, en busca de terciario brazo
que ha de pupilar, entre mi dónde y mi cuándo,
esta mayoría inválida de hombre.
 
 
6. El pueblo
sencillo
 
César Vallejo estuvo recluido aquí sin esperanzas, pues no se le acusa de faltas ligeras, que tienen una solución a la vuelta de la esquina, sino que el atestado en el cual se lo envuelve es de crímenes gravísimos, involucrado en los cuales se pasan años de años encarcelados. ¿De qué se le acusa? Ah, ¡de hechos terribles, que bastaría una sola de estas imputaciones para sumir en la angustia, la desesperación y la desgracia al ánimo más recio, cualquiera sea el tipo de mortales como seamos nosotros.
Se le acusa de homicidio, incendio, saqueo y asonada. Son todos estos delitos nefandos, todos ellos extremos, pero quizá el más grave sea aquel que su enunciado ahora no nos dice mucho, cual es asonada, que debe traducirse como terrorismo, subversión, atentado contra el estado o los bienes públicos. Y ello es por haberse destruido, en los sucesos desatados el 1 de agosto de 1920, las oficinas de correos y telégrafos, situada en la planta baja o primer piso de la municipalidad Provincial de Santiago de Chuco.
Son estos los crímenes que el juez ad hoc, Elías Iturri, encargado de investigar los sucesos ocurridos el 1 de agosto del año 1920 en Santiago de Chuco, imputa a César Vallejo quien era su compañero de aula en la Universidad Nacional de Trujillo, denunciándolo penalmente.
 
7. Arde
Santiago
 
Por eso, también como en la vida de Cristo, en César Vallejo también hubo un Judas que formaba parte de su misma casa, con quien compartían las mismas horas de estudio y se cobijaban bajo el mismo techo. ¿Por qué esta acritud, deslealtad y falta de juicio histórico? Porque no había una enemistad ni animadversión manifiesta en el aula. ¿Entonces?
Elías Iturri lo hace por ser dócil al poder, a una directiva que le dan, por obedecer a consigna venida desde arriba. Porque Iturri fue un Juez ad hoc, hecho que constituye una aberración jurídica, dado que en Santiago de Chuco operaba un juez oficial quien hace un informe y levantamiento de cargos que no involucran a César Vallejo. Pero el poder local quería que se involucre a los enemigos políticos de Carlos Santa María quien fue el denunciante. Sin embargo, César Vallejo no mencionó nunca a Iturri, porque él sí tenía conciencia histórica y no quiso que este pase de su boca a la posteridad. Ese es tal vez el máximo castigo que él infiere de su parte.
Ahora bien, y para concluir, César Vallejo sufrió cárcel no por delitos de corrupción, ni por faltas en contra de la moral, ni por un vicio censurable, ni por algo que fuese propio de una conducta equívoca, sino por ponerse cívicamente al lado de su pueblo, a fin de defenderlo de la insania y del atropello de una gendarmería sublevada y de la impunidad del caciquismo local en los sucesos del 1 de agosto del año 1920, en los que literalmente ardió Santiago de Chuco.
 
 
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