sábado, 20 de junio de 2009

José Félix D. VIEJO, MI QUERIDO VIEJO

Viejo, mi querido viejo,
siempre ocuparas un espacio especial
en mi corazón, en mi pensamiento
y en la lucha diaria por un nuevo orden social.

El tercer domingo de junio de cada año, a partir de las últimas décadas del siglo anterior, en el Perú se celebra el Día del Padre como una continuidad del homenaje a La Madre. Que la fecha sea motivo para revalorar el papel del padre en el hogar y en la vida social. Del ejemplo que a diario da a sus hijos, a su familia y a su pueblo, enseñándoles el derrotero a seguir. Del esfuerzo que realizan para impulsar el desarrollo de su familia, de su gremio y de su país, sin esperar recompensa alguna. De allí la esencia de un homenaje noble, sincero y profundamente humano.
La alegría natural del padre se expresa cuando sus hijos se reúnen para intercambiar experiencias de vida productiva. Se regocija, cuando sus hijos viven en armonía, poniendo en práctica el espíritu solidario. Se entusiasma, cuando sus hijos alcanzan nuevos éxitos en el estudio, en el trabajo y en la vida profesional. Se emociona, cuando siente la presencia constante y cariñosa de sus hijos. Se recrea, cuando sus nietos o nietas le transmiten vitalidad plena y mucha alegría de vivir. He ahí a nuestro viejo, querido viejo, que siempre vivirá entre nosotros con sus lecciones ejemplares.
Cuentan que en una ocasión, un anciano cumpliendo su misión de divulgar sus enseñanzas a la comunidad, fue insultado groseramente por personas incultas. El anciano lo miró y siguió caminando como si nada pasara. Su hijo que lo acompañaba, dirigiéndose a él exclamó: Padre, esto no puede quedar así. ¡Esas personas te han insultado y no le respondes!. No voy a permitirlo. ¡Ahora mismo les daré su merecido! El anciano, mirándolo con ternura contestó: Hijo, cuando alguien te brinda un regalo y no lo aceptas, en realidad, ¿de quién es el regalo? Me parece que tú lo has aceptado y ahora quieres devolvérselo. He ahí una lección penetrante de sabiduría y equilibrio emocional, fruto de la rica experiencia del veterano.
Sucedió también que un mozuelo le faltó el espeto a su maestro. La institución educativa encomendó a uno de sus miembros para investigar el caso. Sin embargo el maestro ya lo había abordado el problema a su estilo, corrigiendo la falta y tratándolo al alumno como si fuera su hijo. Por lo tanto, al enterarse de que se había abierto, sobre el caso, un proceso de investigación, el maestro se adelantó sentenciando: “No ha pasado nada. En la vida hay problemas más delicados que requieren de nuestro esfuerzo”. He ahí una gran lección del maestro, segundo padre del estudiante.
Corolario: Un tesoro escondido en una laguna es muy difícil de encontrar si el viento mueve las aguas y crea burbujas. En cambio, cuando las aguas están calmas se puede ver con claridad la ubicación del tesoro. De manera similar, con serenidad y paciencia podremos acceder a un gran tesoro generacional que yace dentro de nosotros. Un tesoro espiritual invalorable. Ese tesoro, en vida y en el recuerdo, es nuestro viejo, nuestro querido viejo.
¡Feliz Día, Padre del Perú Profundo!
20 Junio 2009

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

PLANETA PERU

PlanetaPeru: buscador del Perú

Seguidores

Archivo del Blog