El Río
" la vida baja como un ancho río "
Antonio Machado
El Río
1
Yo soy un río,
voy bajando por
las piedras anchas,
voy bajando por
las rocas duras,
por el sendero
dibujado por el
viento.
Hay árboles a mi
alrededor sombreados
por la lluvia.
Yo soy un río,
bajo cada vez más
furiosamente,
más violentamente
bajo
cada vez que un
puente me refleja
en sus arcos.
2
Yo soy un río
un río
un río
cristalino en la
mañana.
A veces soy
tierno y
bondadoso. Me
deslizo suavemente
por los valles fértiles,
doy de beber miles de veces
al ganado, a la gente dócil.
Los niños se me acercan de
día,
y
de noche trémulos amantes
apoyan sus ojos en los míos,
y hunden sus brazos
en la oscura claridad
de mis aguas fantasmales.
3
Yo soy el río.
Pero a veces soy
bravo
y
fuerte
pero a veces
no respeto ni a
la vida ni a la
muerte.
Bajo por las
atropelladas cascadas,
bajo con furia y con
rencor,
golpeo contra las
piedras más y más,
las hago una
a una pedazos
interminables.
Los animales
huyen,
huyen huyendo
cuando me desbordo
por los campos,
cuando siembro de
piedras pequeñas las
laderas,
cuando
inundo
las casas y los pastos,
cuando
inundo
las puertas y sus
corazones,
los cuerpos y
sus
corazones.
4
Y es aquí cuando
más me precipito
Cuando puedo llegar
a
los corazones,
cuando puedo
cogerlos por la
sangre,
cuando puedo
mirarlos desde
adentro.
Y mi furia se
torna apacible,
y me vuelvo
árbol,
y me estanco
como un árbol,
y me silencio
como una piedra,
y callo como una
rosa sin espinas.
5
Yo soy un río.
Yo soy el río
eterno de la
dicha. Ya siento
las brisas cercanas,
ya siento el viento
en mis mejillas,
y mi viaje a través
de montes, ríos,
lagos y praderas
se torna inacabable.
6
Yo soy el río que viaja en las riberas,
árbol o piedra seca
Yo soy el río que viaja en las orillas,
puerta o corazón abierto
Yo soy el río que viaja por los pastos,
flor o rosa cortada
Yo soy el río que viaja por las calles,
tierra o cielo mojado
Yo soy el río que viaja por los montes,
roca o sal quemada
Yo soy el río que viaja por las casas,
mesa o silla colgada
Yo soy el río que viaja dentro de los hombres,
árbol fruta
rosa piedra
mesa corazón
corazón y puerta
retornados,
7
Yo soy el río que canta
al mediodía y a los
hombres,
que canta ante sus
tumbas,
el que vuelve su rostro
ante los cauces sagrados.
8
Yo soy el río anochecido.
Ya bajo por las hondas
quebradas,
por los ignotos pueblos
olvidados,
por las ciudades
atestadas de público
en las vitrinas.
Yo soy el río
ya voy por las praderas,
hay árboles a mi alrededor
cubiertos de palomas,
los árboles cantan con
el río,
los árboles cantan
con mi corazón de pájaro,
los ríos cantan con mis
brazos.
9
Llegará la hora
en que tendré que
desembocar en los
océanos,
que mezclar mis
aguas limpias con sus
aguas turbias,
que tendré que
silenciar mi canto
luminoso,
que tendré que acallar
mis gritos furiosos al
alba de todos los días,
que clarear mis ojos
con el mar.
El día llegará,
y en los mares inmensos
no veré más mis campos
fértiles,
no veré mis árboles
verdes,
mi viento cercano,
mi cielo claro,
mi lago oscuro,
mi sol,
mis nubes,
ni veré nada,
nada,
únicamente el
cielo azul,
inmenso,
y
todo se disolverá en
una llanura de agua,
en donde un canto o un poema más
sólo serán ríos pequeños que bajan,
ríos caudalosos que bajan a juntarse
en mis nuevas aguas luminosas,
en mis nuevas
aguas
apagadas.
Del poemario: "El Río". Lima. 1960.
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Una Piedra
Piedra fría,
solenme piedra
¡si pudieras hablar
en mi costado,
si pudieras cantar en
tu vertiente!
Si desembocaras en un
ancho río,
Y trajeras la paz al
mundo entero,
al cantarte en tus
aguas destiladas,
alma serías en mi
frente oscura,
brazo serías
de mi antigua
cabellera.
Del poemario: " El Río". 1960. Lima.
regresar a "El Río"
solo
En las montañas o el mar
sentirme solo, aire, viento,
árbol, cosecha estéril.
Sonrisa, rostro, cielo y
silencio, en el Sur, o en
el Este, o en el nacimiento
de un nuevo río.
Lluvia, viento, frío
y azota.
Costa, relámpago, esperanza,
en las montañas o en el
mar.
Solo, solo,
sólo tu sola risa,
sólo mi solo espíritu,
solo
mi soledad
y
su
silencio.
Del poemario: "El Río". Lima. 1960.
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mi casa
1
Mi cuarto es una
manzana,
con sus
libros,
con su
cáscara,
con su cama
tierna para
la noche dura.
Mi cuarto es el
de todos
es decir,
con su
lamparín que
me permite reir
al lado de Vallejo,
que me permite ver
la luz eterna de
Neruda.
Mi cuarto, en
fin,
es una
manzana,
con sus libros,
sus papeles,
conmigo,
con su
coraazón.
2
Por mi ventana nace
el sol casi todas
las mañanas.
Y en mi cara,
en mis manos,
en el dulce
clamor de la luz pura,
abro mis ojos entre la
noche muerta,
entre la tierna
esperanza de
quedar vivo un
día más,
un nuevo día,
para
abrir los
ojos ante la
luz eterna.
Del poemario: "El Río". Lima. 1960.
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Unas cosas
Mariposas, árboles
calles angostas y
venideras, ¡cómo decirles
que a la hora del crespúsculo
sus ramas vivideras volverán
a crujir en la tormenta!
Si en la noche
remontaran el más ancho río,
¡cómo negarles su candor
sangriento,
su pecho claro
esclarecido!
Mariposas, árboles en la
tormenta, en el río claro
merced vuestras alas al
ruidoso viento
que entre los dos saldrá
la madrugada.
Del poemario: "El Río". Lima. 1960.
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EL VIAJE
El viaje del descanso
El deseo
El poema
Recuento del año
Las estaciones
Poema
Invierno
Primavera
Verano
Otoño
Mi casa muerta
Yo no me río de la muerte
Epílogo
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El viaje del descanso
El deseo
Qusiera descansar
todo un año
y volver mis ojos
al mar,
y contemplar el río
crecer y crecer
como un cauce,
como una enorme
herida abierta
en mi pecho.
Levantarme,
sentarme,
recostarme en
las vertientes
o
en las orillas
de los mares,
recostarme en
las crecientes,
acomodarme
suavemente en
las aguas
o
en
los
manantiales.
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el poema
1
He dormido todo
un año,
o tal vez he muerto
sólo un tiempo,
no lo sé.
Pero sé que un año
he estado ausente,
sé que un año he
descansado,
sé que en ese tiempo
las moras y las frutas
secaban sus raíces
triturándolas
de sabor y regocijo.
Yo descansé
en la sierra,
y felizmente mi
corazón no se secó
con la humedad
del llanto,
no sollozó,
no reclamó tristezas
pasadas.
Todo sucedía como
siempre:
y yo descansaba
descansando,
los trenes aún pesaban sus rieles,
los barcos naufragaban
tarde y anoche,
muchos peces
agotábanse en el mar.
2
Pero ya estoy aquí.
He vuelto sin embargo,
con un raro sabor
a tierra amarga,
muchos sufrimientos
tenía acumulados
y es difícil olvidar
en un año.
Es difícil dejar
todo abandonado,
un año es siempre
un año y nunca es suficiente.
Es difícil dejar todo,
pálidos arbustos
cubren el corazón
de odio,
y arrancar es siempre
dejar algo,
un hueco,
una raíz fina;
el aliento
del odio incansablemente
habita
en el corazón
y en el sueño.
3
Hoy he vuelto
mis caminos.
Partí hace ya
un año.
Todo podría negarlo
ahora:
no sé si he nacido,
no sé si he leído
alguna vez un libro.
Habre tal vez hojeado
un verso de Salinas
que hoy quiero olvidar.
Un año nunca es suficiente
cuando se desea el descanso.
Si he nacido
es porque he de acabar
con mis huesos
en el mar:
(el mar lo lava todo,
el mar cubre
las hierbas y los pastos,
él llena los corazones
de sal y de tinieblas).
Pero yo acaso ya he muerto,
un año es siempre un año,
realmente no he
descansado nada,
¿o es que quiero
volver a recostarme
en el lecho
del descanso, en donde
en sueños escuchaba
el rumor
de las vertientes
del otoño?
4
He vuelto ya.
Mamá, papá,
he vuelto.
Hermanos,
aquí estoy
como antes,
cantando en
las noches
del invierno,
con mi seco
corazón
de pan y piedra.
Gustavo, tú
has crecido.
¿Y ya no cuentas
con los dedos,
y ya no lees
letra a letra,
y ya no sueñas
con los tigres
y elefantes?
Es cierto, padres,
hermanos,
aquí estoy.
No sé‚ si he descansado,
y es que en el camino
encontré‚ un sauce que
reía con el viento y
con mis pasos,
que reía con
los dientes y las ramas,
que reía de todo
como un niño,
y esto me ha
hecho dudar.
5
He estado un largo
año tendido en
la hierba del olvido,
cubierto por
las hojas del amor y
del otoño.
Ya he descansado
un poco, lo confieso,
yo partí sin despedirme,
pero es que en mi corazón
no cabían ya mis flores,
en mi corazón no entraba
ya el duro secreto de la vida.
6
He vuelto lentamente
( Un poco de sueño
es siempre necesario
aunque sea corto como
el silencio de las
enredaderas).
Por cada pueblo que pasaba
de regreso,
veía que sus puertas
estaban abiertas
para mí,
que sus techos eran míos,
que sus campos,
sus oídos,
todo me pertenecía.
Yo caminaba y
caminaba,
no miraba atrás
hacia mi lecho de hojas,
un año es suficiente
me decía,
no es necesario morir
mas si es que queremos
abrir los brazos y decir:
"hasta mañana, gracias,
nada ha sucedido,
y estoy como siempre
entre los ríos,
y estoy como nunca
entre las piedras".
Y seguía caminando,
pensando en el pan
caliente de la casa,
saboreando el arroz
preparado por mi madre,
sintiendo a mi
cama
con
sus
sábanas
felices.
7
El canto de los
ríos
acompañaba a mis
pies
de tibio caminante,
el río
cantaba con mis brazos,
en él
yo miraba a la muerte y a
la vida.
Pero uno está siempre
compuesto
de un. trozo de muerte y de
camino,
y uno siempre es río,
o canto,
o lágrima cubierta.
8
He vuelto. Dormí un
largo año, descansé‚
y estuve muerto, pero
gocé de abril
y de las flores blancas.
9
Hoy he regresado por
los campos,
a ratos corriendo
sofocado,
a ratos descansando
nuevamente al pie
de un árbol de
hojas castañas.
El sol arriba,
(como siempre),
entonando estruendosas
canciones de triunfo
o desafiándome a correr
por todo el campo.
Me detuve
en las vertientes,
hundía mis brazos
en sus aguas,
conversaba
refrescando
la cabeza.
Y me vi de nuevo
reflejado en
el mar y aquí dudé
de nuevo:
yo no he sabido nada,
todo un año he viajado
por los pueblos
de los sueños.
no sé si soy tan sólo
un muerto que golpea
su cajón de asfixiado,
no sé si en un pedazo
de té pudiese recordar
toda una vida perdida,
pero sé que he estado
dormido:
un año es un siglo
cuando es un año
de sueños y de olvidos.
10
No me reprochen nada
si he estado ausente
todo un largo racimo
de días apretados,
es porque supuse
que nunca se puede
vivir tanto,
mis manos ya eran
manos sólo para
el clamor y el refugio.
Yo construía mis
grutas con mis ojos,
y las uñas no existían
para el pan ni para
el trigo.
Nunca sabré‚ si he
descansado,
saber no es suficiente,
un año es siempre un año,
pero sé que he dormido,
y allí donde dormía
las flores cubrían
mi cabeza,
y no me preocupaba
ni del río ni del valle,
ni del mar ni las arenas.
Hoy vuelvo,
hoy retorno
después de un año,
después de un año
de descanso o
de perenne viaje
hacia la vida.
Pero el viaje
del descanso,
o el viaje sin descanso,
o el viaje y el descanso,
todo es un alivio para
mis ojos muertos.
Hoy regreso con la duda
y la palabra,
hoy retorno con
la dicha en la garganta,
sin descanso o con descanso,
pero sin nuevos sueños.
Sin un nuevo suño
que me obligue a
retornar a mi lecho
de hierbas y de flores,
sin un nuevo y largo
sueño,
podré construir
nuevas palabras,
tal vez sonreiré
con cara alegre,
alguna vez saludaré
a la vida,
y esperaré
a la muerte alegremente,
con mi seco corazón.
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Recuento del Año
Una vez terminado
el año,
procedo a recoger
mis cosas nuevas,
procedo a reclamar
papeles viejos,
hago al compás
de charlas amistosas
el recuento del año,
el recuento de mis
365 días pasados:
todo se fue
rápidamente,
no hubo tiempo
para la cosecha,
ni para
sembrar el trigo
en los maizales.
Los días volaron
raudamente,
estuve sentado,
leyendo,
o alguna vez
escribiendo
hasta la noche.
No tuve miedo
de la muerte,
no pude sembrar
el amor como
quería,
recogí algunas
frutas caídas
y supuse que
al final moriría
alguna tarde
entre pájaros
y árboles.
No estoy muerto.
sin embargo,
entre tarde y tarde
cuando vibran
los soplos
del silencio,
abro mi corazón
al conjuro
del viento
y la palabra,
y construyo
casas,
tierras,
mares,
nuevos albores,
nuevas tristezas,
y callo al final
(como siempre
recordando y
recordando).
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Las Estaciones
poema
Oscuro es el tiempo y leves
las sonrisas de los días.
El día asume su palidez
de infante: su regocijo se
expresa en las noches
del amor y la venganza.
Es la hora de los muertos,
ahí donde surgen los pálidos
rostros de niños consumidos
por el viento.
Largo es el camino y oscuras
las sonrisas de los días.
(Las tumbas conservan sus
viejos temores, los hombres
sus viejos escritos
y los niños nacen
con nuevos
rencores en los labios).
Y allí donde el día se ofrece
(oscuro regocijo de hierbas caídas)
abro mis ojos a la luz del amor
y de tus labios.
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invierno
Agosto ha pasado ya.
Duras primaveras
acosan mis olvidados
recuerdos.
(Las cicatrices
del tiempo y del olvido,
lo cicatrices del odio
y el amor,
las llanuras de sangre
abiertas con la mano,
los campos desolados
por la sed y el amor).
regresar a "El Viaje"
primavera
Es la hora de la sangre
y del clamor.
ahí donde vibraban
los viejos clarines,
allí donde sonaban
los viejos sonetos,
vibran y suenan
los días oscuros
del tiempo y del amor.
Los muertos esperan
felices los truenos
pacientes,
y los ríos congelados
aguardan la llegada
del verano.
Verano, viejo sólido,
nada podrás contra
la ardiente tiranía
de la primavera.
regresar a "El Viaje"
verano
Redoblados soplos del amor
sacuden el corazón y los ojos.
(Es la luz de la vida y
de los días. Es el castigo de la
muerte y de las noches).
Recojo y siembro las semillas
del amor;
camino entre noches
oscurecidas por
el vino,
pregunto a la tierra
y a los montes,
arranco montañas
de odios y tumultos:
¿Qué son las tardes
al lado de la paz,
qué son los montes
al lado de los sueños,
qué son los ríos
a lado de las lágrimas,
qué son una sonrisa,
un llanto,
un estremecimiento,
un
rostro,
una
mano
si día a día
mueren
las hierbas
en los campos,
si día a día
caen en sus
noches
los árboles
del amor y
del silencio?
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otoño
En los ríos del otoño,
mi sangre, mi muertos,
mi amor, las hierbas caídas,
mis labios, las cicatrices
abiertas,
se fundirán como
una primavera,
se unirán como niños
jugando,
en el eterno renacer
de nuestros corazones.
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mi casa muerta
1
No derrumben mi casa
vieja, había dicho.
No derrumben mí casa.
2
Teníamos nuestra pérgola,
y dos puertas a la calle,
un jardín a la entrada,
pequeño pero grande,
un manzano que yace seco
ahora por el grito
y el cemento.
El durazno y el naranjo
habían muerto anteriormente,
pero teníamos también
(¡cómo olvidarlo!)
un árbol de granadas.
Granadas que salían
de su tronco,
rojas,
verdes,
el árbol se mezclaba
con el muro,
y al lado,
en la calle,
un tronco que
daba moras
cada año,
que llenaba de hojas
en otoño las puertas
de mi casa.
3
No derrumben mi vieja casa,
había dicho,
dejen al menos mis
granadas
y mis moras,
mis manzanas y mis
rejas.
4
Todo esto contenía
mi pequeño jardín.
Era un pedazo de
tierra custodiado
día y tarde por una
verja,
una reja castaña y alta
que
los niños a la salida
del colegio
saltaban fácilmente,
llevándose las manzanas
y las moras,
las granadas
y las flores.
5
Es cierto, no lo niego,
las paredes se caían
y las puertas no cerraban
totalmente.
Pero mataron mi casa,
mi dormitorio con su
alta ventana mañanera.
Y no quedó nada
del granado,
las moras ya no
ensucian mis. zapatos,
del manzano sólo veo
hoy día,
un triste tronco que
llora sus manzanas
y sus niños.
6
Mi corazón se quedó
con mi casa muerta.
Es difícil rescatar
un poco de alegría,
yo he vivido entre
carros y cemento,
yo he vivido siempre
entre camiones
y oficinas,
yo he vívido entre
ruinas todo el tiempo,
y cambiar un poco
de árbol y de pasto,
una palmera antigua
con columpios,
una granada roja
disparada en la batalla,
una mora caída con un niño,
por un poco
de pintura
y de granizo,
es
cambiar
también algo
de alegría
y de tristeza,
es cambiar también
un poco de mi vida,
es llamar también
un poco aquí a la muerte
(que me acompañaba
todas las tardes
en mi vieja casa,
en mi casa muerta).
De: "El Viaje". 1961.
regresar a "El Viaje"
Yo no me río de la muerte
elegía
Tú quisiste descansar
en tierra muerta y en olvido.
Creías poder vivir solo
en el mar, o en los montes.
Luego supiste que la vida
es soledad entre los hombres
y soledad entre los valles.
Que los días que circulaban
en tu pecho sólo eran nuestras
de dolor entre tu llanto. Pobre
amigo. No sabías nada ni llorabas nada
Yo nunca me río
de la muerte.
Simplemente
sucede que
no tengo
miedo
de
morir
entre
pájaros y arboles
Yo no me río de la muerte.
Pero a veces tengo sed
y pido un poco de vida,
a veces tengo sed y pregunto
diariamente, y como siempre
sucede que no hallo respuestas
sino una carcajada profunda
y negra. Ya lo dije, nunca
suelo reir de la muerte,
pero sí conozco su blanco
rostro, su tétrica vestimenta.
Yo no me río de la muerte.
Sin embargo, conozco su
blanca casa, conozco su
blanca vestimenta, conozco
su humedad y su silencio.
Claro está, la muerte no
me ha visitado todavía,
y Uds. preguntarán: ¿qué
conoces? No conozco nada.
Es cierto también eso.
Empero, sé que al llegar
ella yo estaré esperando,
yo estaré esperando de pie
o tal vez desayunando.
La miraré blandamente
(no se vaya a asustar)
y como jamás he reído
de su túnica, la acompañaré,
solitario y solitario.
De: "El Viaje". 1961.
regresar a "El Viaje"
Las llaves de la muerte
Ahora y siempre en mi rostro
conservo la inigualable voz,
la voz única que abrirá las
puertas incansables de la vida,
las puertas inagotables
de la muerte.
La única voz en mi rostro
eternamente conservo, mi
rostro que es inmediato
a la hora del mediodía,
que es susceptible de frente
al sol eterno, que es partitura
de llantos ante la muerte.
La voz única contiene
incansablemente
mi rostro. La inigualable voz
que es capaz de abrir las puertas
de la vida, que puede abrir
las puertas de la muerte.
Mi rostro y mi voz se
confunden en las puertas
de la vida,
se confunden en el alba
de la muerte,
ambos,
rostro
y
voz,
como
una
llave,
como
un
racimo
de llaves,
como
eternas
llaves
de
la
muerte.
De: "El Viaje". 1961.
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Epílogo
Sólo soy
un hombre triste
que agota sus palabras
regresar a "El Viaje"
Poemas de Rodrigo Machado
Explicación
Poema especial
I Explicación
II
III Este camino
IV
V (Ellos)
VI (Balada del Guerrillero que partió)
Poema
Arte poética
regresar a: "Poemarios de Javier Heraud"
Explicación
Rodrigo Machado nació un día del mes de julio en La Habana, el año de 1962. ( Su edad no se sabe aún pues tiene la edad de la lucha de su pueblo). La guerra contra el imperialismo, a la que irá conjuntamente con 40 camaradas, dirá o callará los años que él ha de cumplir.
¿Se quedará en algún monte regado con una bala en el cuerpo? ¿ seguirá de viaje a la esperanza o lo enterraran en el lecho de algún río, entonces enteramente seco?
No, pero los ríos de la vida, de la esperanza, seguirán afluyendo con torrentes cristalinos. Porque en el río está la vida de un hombre, de muchos hombres, de un pueblo, de muchos pueblos. Y Rodrigo Machado, de pie o acostado, seguirá cantando con un fusil al hombro, porque el fusil será uno de los medios para lograr la liberación. Y una vez liberados, los hombres dignos y honrados dirán la verdad a todo el mundo sobre nuestro pueblo, sobre sus luchas y su futura vida. Sólo entonces, Rodrigo Machado y con él los 40 que partieron hacia la vida ( de pie o debajo de la tierra) se sentirán felices y dichosos.
La Habana, octubre 1962.
regresar a: "Poemas de Rodrigo Machado"
POEMA ESPECIAL*
Se trata ahora de escribir
algo original, nuevo, sorprendente.
Mañana salgo de viaje.
(Iré a México como peruano,
turista que recorre las antiguas ruinas)
y luego Bolivia,
riéndome de perros policías
y canes presurosos.
Entraré junto con 30 compañeros
furtivamente a mi patria.
Armados con palabras y fusiles,
armados con ansias nuevas
de un Perú más joven,
sembraremos en la sierra de los Andes
“semillas subversivas".
I
Pero esto tiene un origen más lejano.
Fue en Abril (cruel y blando abril)
cuando una mañana apareció
el Comandante.
Era el bravo Fidel en carne y hueso
que nos proponía levantarnos en armas
y cambiar de curso la Historia del Perú.
40 aceptamos.
Subimos al Turquino
2,200 metros de alto y durante
6 meses aprendimos la guerra de guerrillas.
El final lo conocerán todos.
(Me aburro y no termino este poema)
Pero voy al combate y a la guerra
por amor a mi patria, a mi Perú,
por amor a mi suelo, a mis paisajes,
por amor a los pobres de mi tierra,
por amor a mi madre, a sus cariños,
por amor a mi padre, a sus durezas,
por amor a hermanos y amigos,
por amor a la vida y a la muerte,
por amor a las cosas de los días,
por amor a los días del otoño,
por amor a los fríos del invierno.
No sé qué pasará conmigo y mis
hermanos en la lucha,
pero supe vivir y morir como
hombre digno,
queriendo respetar y salvar al que
todo lo sufre,
queriendo abrir nuevos soles salvadores.
"El final de la historia lo dirán
mis compañeros,
arriba, abajo, encima de la historia,
y contarán a mis hijos
historias verdaderas,
y para siempre vivirá la esperanza."
La Habana, Nov. 62
Javier Heraud Gustavo Melgar Rodrigo Machado
* Antes de partir de La Habana, Javier escribió este poema en noviembre de 1962. Lo tituló "Poema Especial" y en él explica el viaje, que haría y su decisión de entrar al Perú para abrir un frente guerrillero. Lo firma con tres nombres: Javier Heraud y sus seudónimos Gustavo Melgar y Rodrigo Machado. ( Gustavo se llamaba su hermano menor que siempre lo recordaba en sus cartas).
Una parte de este poema fue publicado en “Poesía completa”, bajo título de "Fragmento de Poema Especial". Esta es la versión del poema completo que Javier dejara a uno de sus compañeros que permanecieron en Bolivia para formar dicho frente guerrillero.
regresar a: " Poemas de Rodrigo Machado"
EXPLICACION
I
Antes hablé del río y las montañas,
canté al otoño, al invierno,
maldije al verano y a sus ritos.
Hablé, paseé, pisé otras tierras,
dije Paz en Moscú, en plazas,
en calles y puentes.
Hoy hago otra cosa.
Algunos preguntarán de qué
se trata, qué ha pasado.
Nada ha pasado.
Un día conocí a Cuba,
conocí su relámpago de furia,
vi sus plazas llenas
de gentes y fusiles,
escuché sus gritos,
palpé, sentí, caminé Sierra Maestra,
pisé el Turquino,
vi al Apóstol en piedra
para siempre.
Vi a Fidel de piedra movediza,
escuché su voz de furia incontenible
hacia los enemigos.
Y recordé mi triste patria,
mi pueblo amordazado,
sus tristes niños, sus calles
despobladas de alegría.
Recordé, pensé, entreví sus
plazas vacías, su hambre,
su miseria en cada puerta.
Todos recordamos lo mismo.
Triste Perú, dijimos, aún es tiempo
de recuperar la primavera,
de sembrar de nuevo los campos,
de barrer a los miserables
"patriotas" explotadores.
Se acabarán, dijimos, las
fiestas palaciegas para los menos
y las mesas sin comidas
y con hambre.
Y un día nos juntamos unos cuantos.
"Es fácil manejar un fusil, disparar
esperanzas,
es más difícil contemplar inerme
la miseria" dijimos,
y con confianza iniciamos
una nueva vida,
una vida de futuros para
la patria.
Triste Perú, aguarda,
nacerán nuevos ríos,
primaveras nuevas serán
devastadas uevos otoños,
y en cada rostro brillará
la alegría rebosante
y la fortaleza del
pueblo reunido y santo.
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II
Me paro y pregunto
¿quién sufre?
Responden: "TODOS".
¿Qué esperamos?, pregunto,
si ya los tiempos maduraron,
muchos murieron inútilmente
(pero no sin causa)
muchos cadáveres están esperando
su redención,
ahí está el cadáver de Juan
el campesino,
y de Pedro el pescador,
y de Mateo el leñador.
"Vamos todos juntos, decimos,
ahora y con armas en la mano.
Aquél tiene máuser
(camarada que había
pedido la palabra)
aquel otro una thompson,
todos tenemos dinamita
y mechas.
Basta esto para despertar
la conciencia dormida de Nuestro
Pueblo,
basta esto para volar las
entrañas del régimen burgués.
Ahora sí todo lo poseemos.
Somos fuertes y nobles,
los ríos serán nuestros
y las aguas doradas de
los mares,
nuestros serán el pan,
el trigo, la espada y
los campos asoleados.
Todo nos pertenece.
A la alegría vamos".
Bolivia 1963.
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III
este camino
Fidel señala el camino.
Es fácil pero difícil,
hay mucho por hacer,
muchos quedan atrás,
retroceden,
pero la mayoría avanza
hacia el porvenir.
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IV
Preguntó:
¿Quién detiene al pueblo
en su avance hacia el futuro?
Todos responden "Nadie".
Y entre humo y pólvora
y fusiles,
se le ve avanzar
de frente a la Historia.
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V
ellos
¿Dónde quedarán los traidores
a sueldo, los vendidos, los pobre
diablos?
¿A dónde irá la bazofia del país,
ellos que hablaron de "libertad",
de "justicia", de "igualdad",
cuando miles morían en los campos,
(comuneros, campesinos, indios
desarmados) bajo las balas
del petróleo, de los latifundios,
de los explotadores?
Dejemos nomás que escuchen
los primeros tiros.
Dejemos nomás que vean al
primer campesino armado.
Dirán "es fácil". Y mandarán
sus oficiales de plomo y de huiski.
Morirán éstos. Mandarán otros.
Y casi, casi al final
se irán arrojando abajo
de las camas.
Se irán a las embajadas.
No importa. Los sacaremos de
sus inmundos huecos,
a todos juntos los juzgará
el pueblo.
Nadie podrá pedir clemencia para
ellos,
pues están solos.
Morirán ante el tribunal
del pueblo.
Nadie los llorará.
Pronto serán olvidados.
La Paz, 1963
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VI
balada del guerrillero que partió
Una tarde díjole a su amada
"Me voy, ya es tiempo de lluvias.
todo está anegado
la vida se me envuelve en la garganta
no puedo resistir mas opresión.
Mientras mis hermanos
mueren en las sierras por balas
asesinas,
yo no debo quedar pensativo,
indiferente,
Adiós me voy a los montes
con los guerrilleros"
Se despidió y partió
Y un día ya estaba
arriba, de brazo con los guerrilleros.
Fue su mano espada de plata fina,
aró, sembró, cosechó
la tierra,
disparó con su fusil rayos
de esperanza.
y otro día ya estaba muerto,
sobre el hombro.
Pensativo y triste
aún recuerda a su amada
inmemorial por largo tiempo.
Y ella lo espera junto al río,
en el puente en donde lo vio partir.
Y acaricia su vientre con tristeza,
pensando en él, en todos,
con su ojos hermosos
y radiantes
mira haca el puente, al río,
a la vida.
Y siente en su corazón
la esperanza, la nueva
alegría que su amado juntó
en la tierra.
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Poema
Ahora debe ser, Juan, empuña tu fusil,
Pedro, coge tú la treinta.
Ahora hablaremos con las armas.
Antes era fácil, nos cogían con los gritos
en la mano, nos metían en las cárceles.
Somos menos, no importa. Estamos
armados y con la fe en el pueblo:
campesinos, obreros, estudiantes:
ahora es el momento
levantémonos todos
para sembrar en la tierra,
en nuestro Perú
una nueva vida con machetes,
fusiles, hoces y martillos.
¿Quién podrá detenernos,
si ahora somos menos
pero seremos todos
contra el puñado que gobierna..
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arte poética
En verdad, en verdad hablando,
la poesía es un trabajo difícil
que se pierde o se gana
al compás de los años otoñales.
(Cuando uno es joven
y las flores que caen no se recogen
uno escribe y escribe entre las noches,
y a veces se llenan cientos y cientos
de cuartillas inservibles.
Uno puede alardear y decir
"yo escribo y no corrijo,
los poemas salen de mi mano
como la primavera que derrumbaron
los viejos cipreses de mi calle").
Pero conforme pasa el tiempo
y los años se filtran entre las sienes,
la poesía se va haciendo
trabajo de alfarero,
arcilla que se cuece entre las manos,
arcilla que moldean fuegos rápidos.
Y la poesía es
un relámpago maravilloso,
una lluvia de palabras silenciosas,
un bosque de latidos y esperanzas,
el canto de los pueblos oprimidos,
el nuevo canto de los pueblos liberados.
Y la poesía es entonces,
el amor, la muerte,
la redención del hombre.
Madrid, 1961 La Habana, 1962.
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Otros poemas dispersos de Javier Heraud
Prologo
Nadie te molesta, hermano
Poema a una amigo
Los visitantes de la noche
Imagen nueva
Krishna o los deseos
Poema
Poema
Poema
Poema
Dos preguntas
Balada escénica sobre la revolución cubana
Plaza Roja 1961
En la plaza Roja
Palabra de guerrillero
Poema a Rafael Alberti
Poema en las calles de La Habana
Oda a Pablo Neruda
Refugienme como siempre en vuestros pechos
Poema en el avión
Poemas en las calles de Madrid
¿Dónde está Combray?
Canción del amigo
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prólogo
Ha llegado ya el
hombre de los mares
Señor, abre tu puerta
Señor, abre tu corazón
que ha llegado ya
el hombre de los mares..
Gabier Eró
1960
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Nadie te molesta, hermano
Nadie te molesta,
hermano.
Hoy duermes en tu cuna
Y en tu leche,
hoy duermes en tu sueño
y en tu noche.
¿Qué espantos, qué
miedos te cogerán
en madrugada y
te sacudirán en
viernes o en sábados
o en sábados convulsos?
No. Aquí estoy yo,
hermano,
velando tu tranquilidad
y tus noches,
mirando tus manos
enlazadas con
la luna,
mirando tu rostro
hundido en tus
sus otoñales.
Invierno. Y aquí
está tu hermano,
tu colcha, tu
sábana, y
tu almohada,
y tu hermano
para evitar que
ángeles perversos
paseen por tus
ojos
para coger tus
sueños y arrullarlos
fieramente.
Hoy, durmiendo,
cuidando tu muerte
por momentos,
evitaré que nuevos
soles nazcan en tu
frente, evitaré
las tinieblas y las
ruinas,
las miserias y,
los males,
(que hoy se vislumbran
en mis ojos)
para hacer de ti,
hermano,
un nuevo hombre
nacido aquí en
la aurora.
Junio. 1960.
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poema a un amigo
Jueves, día último de la
infancia
Jueves, viernes días dulces
y amargos para el oído
qué sombra que luces
qué soles
descansaban
en
tu
f rente
qué soles te acercaban
al pasado,
jueves,
doce,
último, día de
los lunes
poesía,
martes de la
semana.
Luis, hermano,
hoy la humanidad
me sabe fuerte
hoy descanso
en mis ojos
y en mi voz.
28 de junio 1960
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los visitantes de la noche
Me has dado de beber
en tus manos el agua
que sale de la fuente,
la fuente para aplacar,
mi sed de caminante,
mi sed que corría por
los campos cubiertos y
tejidos de sol,
la fuente para calmar
mi sed de vida y muerte.
mi sed de tus manos frescas,
la fuente clara,
la fuente que reía con Machado,
la fuente que me adentraba con sus besos
Esta fuente ha llenado de piedras
mi seco corazón,
la fuente y tus manos.
el agua que me ofreciste
a beber aquella tarde de
Pájaros entre el desierto,
la fuente y la piedra,
el amor destruye como la muerte,
el amor llena de agua fresca mi
rostro y mi aliento,
la fuente como un día en tus manos,
la fuente de la tarde y de la noche,
la fuente y mi sed,
tus manos y la fuente de la tarde.
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imagen nueva
Para Armando Zubizarreta
A veces me parezco un poco
a la imagen de la muerte
que mi madre descubría
entre sus cuentos.
Con mis ojos hundidos y
mis manos señalando
blancas calles
me suelen confundir
con la muerte devoradora,
y entonces,
para jugar,
penetro en algunas
casas,
aliviando a carpinteros y
artesanos del dolor,
cogiendo tierras
y hundiéndolas
en el mar.
Soy la muerte a ratos,
y a ratos conservo mi belleza
y mis vestimentas
y asusto perros, gatos,
y al final,
como siempre,
a la higuera estéril y solitaria
la quemo con el rayo de mis manos
25, Octubre, 1960
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krishna o los deseos
A. C. B., interminable amigo.
Keshava, ¿con qué objeto mataría
a los míos? No deseo la victoria,
los reinos ni los placeres.
Bhagavad-Gita. I, 31
I
No deseo la victoria.
La victoria es siempre pasajera,
no queda después sino la muerte,
el regocijo, el gozo falso de la vida:
una hierba caída sobre el hombro,
un refugio que aguarda su retorno,
un escondido llanto después de la
batalla y la victoria.
Un vaso palpitante,
un cuerpo en perpetuo movimiento,
un cenicero vacío eternamente
son más efímeros quo la victoria,
efímera y vana, cansada y agotante.
Difícil es remar a remo suelto,
difícil llenar el vaso lleno,
difícil cambiar el tiempo ajeno.
No deseo la victoria ni la muerte,
no deseo la derrota ni la vida,
sólo deseo el árbol y su sombra,
la vida con su muerte.
II
No deseo los reinos.
Un reino es siempre mensurable:
tantos metros y distancias,
tantos bueyes y caballos lo
separan de otros reinos pasajeros.
No deseo ningún reino:
mi único reino es mi corazón cantando,
es mi corazón hablando,
mi único reino es mi corazón llorando,
es mi corazón mojado:
mi reino es mi seco corazón (ya lo dije)
mi corazón es el único reino
indivisible,
el único reino que nunca nos traiciona,
mi reino y mi corazón,
(ya tengo el corazón)
no deseo los reinos si tengo mi
pecho y mi garganta,
no deseo los valles ni los reinos.
III
No deseo los placeres.
No existe el placer sino la duda,
no existe el placer sino la muerte,
no existe el placer sino la vida.
(El mar lavará mi espíritu en las arenas,
lo lava todos los días en el recuerdo,
lo ha lavado con palabras,
el mar no es un placer sino una vida).
El mar es el reino de la soledad y el naufragio.
IV
No deseo sino la vida,
no deseo sino la muerte.
V
Descansar en el valle
que baña el río todas las tardes,
en las arenas que cubre el. mar
todas las noches,
en el viento que sopla en los ojos,
en la vida que alienta ya sin fuego,
en la muerte que respira el aire lleno,
en mi corazón que vive y muere diariamente.
Noviembre, 1960.
regresar a: "otros poemas dispersos de Javier Heraud"
poema
El valle de
Tarma es grande.
Pero más grande
es mi corazón
cuando lo miro,
pero más amplio
es mi pecho cuando
aspiro aire, y aire,
cielo y cóndor,
martes y jueves,
más grande que el
río es el hombre,
más grande que el
valle son los ojos
de tantos caminantes
de costado.
regresar a: "otros poemas dispersos de Javier Heraud"
poema
Un eucalipto, alto,
espigado, contiene
para siempre mi corazón.
Eucalipto,
alto germen de la
tierra, espiga y
piedra de ríos,
fruto eterno y sagrado
de los hombres.
Bosques, valles,
campos y quebradas,
quebradas que bajan
como un hombre,
quebradas que bajan
en los pechos,
sombras que descienden
como cuerpos
sombras que descienden
como sombras.
regresar a: "otros poemas dispersos de Javier Heraud"
Poema
Lentamente caminé‚
por la ciudad
Y por sus calles.
Cálidas piedras sostenían
mis zapatos,
sostenían mi cuerpo
tiernas manos anochecidas
como estrellas.
regresar a: "otros poemas dispersos de Javier Heraud"
poema
Mil países que
yo no conozco
mil est:rellas y
túneles,
mil países y pueblos,
mil y un puentes
incontables,
desconocido país:
en tus puertas ya
me siento torturado,
en tu boca ya me
siento masticado,
en tus ríos ya
me siento ahora
y siempre y nunca
ahogado.
regresar a: "otros poemas dispersos de Javier Heraud"
dos preguntas
primera pregunta
"¿En qué lugar de Lima, la dorada,
vivían los que la coristruyeron?"
(Bertolt Brecht)
segunda pregunta
¿Por qué será que todavía existen
infelices que nos hablan de una Lima
señorial, antigua, colonial y bella?
¿Por que quedan todavía desgraciados
que anhelan sin cesar la ciudad de los Reyes,
las tapadas, los balcones, la alameda,
si de eso sólo queda un basural de hambre,
de miseria y de mentira?
Ciudad de los Reyes
de la explotación y el hambre,
tres veces coronada por la sumisión,
ciudad triste, hambrienta, mísera
por todos lados,
salvo pequeños rinconcitos
donde se canta "la flor de la canela"
"viva el Perú y sereno" y se bebe whisky
con hielo y cocacolas.
regresar a: "otros poemas dispersos de Javier Heraud"
balada escénica sobre
la revolución cubana
Personajes: un norteamericano y
un miliciano cubano.
Aparece un funcionario yankee
mascando chicle - Habla.
Hablo entre las lunas llenas
de comunistas.
Han ocupado el Caribe
hemos perdido una isla.
Pero con nosotros no se atreven.
¿Recuerdan todavía que hicimos
hervir a 300 mil japoneses, já?
Pero ay la libertad,
la democracia, la justicia,
la igualdad entre los hombres
han sido victimados por tanques rusos.
Castro, ah sí, es un barbudo loco,
debe morir en la cámara de gas,
¿por qué no se afeita?
Debemos poner a Cuba de rodillas,
y por eso yo también me arrodillo,
porque mi nuevo pesidente es católico,
cree en el dios único existente,
y tiene además una esposa bonita y hacendosa.
(aparte)
me perdonan ustedes por un instante,
pero me han venido ganas de orinar.
(aparece una puerta portátil
que lleva un letrero:
'For white men, only"
(A lo lejos se escuchan voces. Se van acercando.
Aparecen funcionarios, de diferentes países Latinoamericanos
y periodistas a sueldo vestidos de saltimbanquis. Se ponen en
fila y repiten a coro lo dicho por el yankee).
Salen.
Aparece un miliciano con su uniforme verde olivo y un fusil.-
Habla:
Porque mi patria es hermosa
corno una espada en el aire,
y más grande ahora y aun
más hermosa todavía,
yo hablo y la defiendo
con mi vida.
No me importa lo que digan
los traidores,
hemos cerrado el pasado
con gruesas lágrimas de acero.
El cielo es nuestro,
nuestro el pan de cada día,
hemos sembrado y cosechado
el trigo y la tierra,
y el trigo y la tierra
son nuestros,
y para siempre nos pertenecen
el mar
las montañas y los pájaros.
(Sale)
(1961)
regresar a: "otros poemas dispersos de Javier Heraud"
plaza roja 1961
Plaza Roja 1961.
verano de Otoños incendiados.
Palomas que circundan el aire
a cada Paso nuestro.
Hombres que se detienen.
Aire libre y puro y sano.
(San Basilio canta su hermosa
balada de colores).
Lenin, dormido,
vigila la marcha de su pueblo.
(Allí está. Pueden verlo.
No es engaño).
Adoquines y pasos.
Gente que se reúne:
Gagarín que regresa de su vuelo
con una flor que arrancó a las estrellas.
(Titov besa a las mujeres y a los niños).
Plaza Roja 1961
El Kremlin reposa con su muralla
exprimida del fondo de los siglos.
Gorki en la pared
canta a los niños su historia
(En los jardines del Kremlin
los niños juegan con helados
de frutas y con globos)
Los enamorados se besan
bajo árboles frondosos.
La campana rota calla su sonido.
(Del cañón salen palomas
que juegan a los trinos).
Plaza Roja 1961.
Aquí yo he estado en el centro del incendio,
en plena Plaza Roja y varias veces,
tragándome mis penas
y forzando mi pequeñísima alegría.
He dicho Paz en rojo, en calles,
en plazas y jardines.
Y digo paz en Moscú, en Tashkent,
o en el corazón herido de mi pueblo.
regresar a: "otros poemas dispersos de Javier Heraud"
en la Plaza Roja
A estas horas, en estos días,
estuve en Moscú,
y desde mi piso 23 del hotel Ucraína
vi al río Moscu de noche
y a una ciudad de noche
que vive y duerme en la paz
de sus auroras.
A estas horas, Arturo y Mario
pasearán Moscú.
Pero es diferente.
Ellos hablarán con Marcos Ana,
hablarán de España,
verán en los ojos más abiertos
de su pueblo
el renacer y la esperanza
(Pero es diferente
estamos en 1962
Nicolaiev y Popóvich
suman más de 100 vueltas,
Ellos caminarán por la Plaza Roja,
hablarán de mí entre adoquines.
Yo también quisiera hablar
con Marcos Ana,
contarle de mi pueblo y de su lucha.
Pero ahora
(no es demagógico decirlo)
hay otras luchas que hacer,
y Arturo y Mario hablarán por mí
con las palomas.
regresar a: "otros poemas dispersos de Javier Heraud"
palabra de guerrillero
Porque mi patria es hermosa
corno una espada en el aire,
y más grande ahora y aun
más hermosa todavía,
yo hablo y la defiendo
con mi vida.
No me importa lo que digan
los traidores,
hemos cerrado el pasado
con gruesas lágrimas de acero.
El cielo es nuestro,
nuestro el pan de cada día,
hemos sembrado y cosechado
el trigo y la tierra,
y el trigo y la tierra
son nuestros,
y para siempre nos pertenecen
el mar
las montañas y los pájaros.
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POEMA A RAFAEL ALBERTI
(Compuesto en su presencia, el 5 de mayo de 1960, en el Instituto José Carlos Mariátegui).
Rafael,
Alberti,
déjame llamar a tu voz
desde mi voz,
a tu canto desde mi canto
naufragado,
déjame aprender en tus ojos
la palabra ardiente,
la poesía viva y despejada.
Rafael,
Marinero en tierra y cielo,
marinero y ángel
marinero y tierra,
tierra y cielo,
Alberti y rafael.
Alberti,
a tu cielo, a tu voz,
a tu rostro
emocionado,
ahora, he de cantar
en la voz de las palomas.
Hueso en el árbol, pedro,
federico, rafael,
venidos de tan lejos y
tan cerca.
Alberti,
que tus aguas vengan puras
a tu cielo, que tu
lluvia caiga suave
hoy en mi
pecho,
que tu cielo llueva fértil
en España,
que tu voz riegue en América,
y en la tierra dé sus
frutos, de flor en los océanos,
siembre árboles en los
hombres. Llene de flores
este mundo.
Nada podrá la muerte
contra tí.
Rafael,
la muerte ya no existe
en tus praderas,
ya no reina en tus campos
azules,
el olvido ya no te olvidará
en sus aguas tormentosas.
Alberti,
rafael,
en la palabra, en el rostro
de tu poesía,
pusiste tu voz y tu garganta,
dejaste tu alma y tu sangre
abierta,
Rafael en tu voz
te quedaste tú.
Eternamente.
regresar a: "otros poemas dispersos de Javier Heraud"
"Partir por mi patria sometida
y por ti, mi bien"
Vals "Melgar".
Un día me alejé de casa
Dejé a mi madre en la puerta
con su adiós mordiéndome los ojos.
(Mi hermano, el pequeño,
no comprendía nada y creía
que volvería pronto).
Yo sabía que ese viaje era
para mucho
y por eso abracé bastante
a mi padre y saludé
futuros matrimonios de mis hermanas.
El carro ya partía,
me fui, me marché, me largué
rápido de casa,
cumpliendo amenazas pasadas
que yo profería.
No quise despedirme de Amaranta
porque "el tiempo del amor no vuelve más".
Yo lo sabía,
y así entre amargura y desconsuelo,
me marché una tarde,
abandoné todo,
mi patria, mi país, mi casa,
"el mundo que a escondidas miro".
Y así llegué a La Habana,
recordando episodios transcurridos
entre cantos y risas.
* Este poema fue escrito por Javier en La Habana en 1962. El habla de su partida de Lima en marzo del mismo año.
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ODA A PABLO NERUDA
I
Viniste a mí como un
rápido corcel. Me traías
uñas duras y doradas,
uvas secas e
invisibles.
Eras enredadera en
tu pelo, te mezclaste
árbol, te volviste
oro, alma te tornaste
en mi alma.
II
Ahora eres la rosa
de hoy en el anuncio.
Luego fuiste la voz
seca del roble
endurecido.
De nuevo eres la
luz y la luz
esclarecida.
III
Tú eras canto en el
mundo ofrendado. Tú
eras pan y piedra
agujereado. Eras
fresco, innumerable,
escribiendo en el
corazón, en el
pájaro, en el
agua rugosa.
IV
A ti, enjambre
nunca entendido, a
ti padre Vegetal,
a ti semilla
germinada,
yo canto,
yo árbol,
yo cielo.
V
En ti la muerte es
piedra recostada
en la vertiente,
canto puro, tornasolado
llanto, hoja mojada
en el río perpetuado.
La voz del viento era
dulce en tus oídos.
El mar en olas te
traía a diario geranios
en su boca,
las moras florecían
en árboles cuando
tú las nombrabas.
VI
Empero la vida,
la luz y las corrientes,
no te hacían feliz.
Luchabas en tu
patria, o patria,
volvías hacia ella la
sangre, acercabas
tu mejilla a su
alma, a su nombre
de nieve.
Querías dormir en su
substancia, querías
mudar de sombra.
Escoge las flores duras
del nitrato.
Hila el estambre
glacial de la campana,
teje tu ramo
a la belleza.
VII
Eran los ríos, ríos
arteriales, humedad,
espesura y trueno.
El viento no te
olvidará, ni el
silencio cubrirá
tu rostro.
América, amor
américa te llenó
de frutos, te dará
la cosecha, el trigo,
la espada y empuñadura.
Tu nombre está
escrito en las secas
arterias de tu América.
VIII
Si solamente escondieras
tu armadura,
si solamente callaras
tu boca ante el
sonido de la flecha,
no habría ni Pablo,
ni canto, ni verso,
ni esperanza.
IX
Como un fantasma
desencadenado, como
una huella en la
orilla, como
presencia pura extendida
al mar,
serás toda la
vida,
costa,
lluvia,
relámpago
esperanza.
X
Te cansabas de
ser hombre en las
camisas,
la sangre chorreaba
por sus puños
y llorabas.
Reías al son
de la guitarra.
No, no duermes
todavía.
No, no sueñes
victoria,
esconde tus puñales,
muerte,
nada podrás contra
la roca
despejada.
Pura poesía,
aladak
húmeda.
XI
Durmiendo en
cenizas apagadas
eras ciudad en
los crros de la
noche de hojas,
no detuviste el
mar en tu agonía,
dormías bajo el
bosque de las
hojas verdes,
a la estrella de
la eternidad.
XII
A veces pregunto,
¿cómo te llamas?
¿fundaste tu
piedra en la
lágrima, o en
la madera,
o en la abeja,
o en la piedra
misma?
¿Fundaste tus
libros en tu
alma, en tu
corazón, o sentiste
estremecerte ante
el influjo del
llanto?
XIII
Tú, americano de
las torres altar,
tú, americano
de la muerte
oscura, tú
americano,
de la puerta
eterna.
XIV
En el canto
que edificaste
a los pétalos,
en el canto
edificado a las
puertas de Varsovia,
el fuego, el
árbol,viven en
tu alma de
nogales.
Devuélvete la
torre, abre tu
corazón ya tan
abierto,
y renuévate
al nido de tu
luz sagrada.
XV
Era en ti España
dulce consuelo.
¿ A quién pudiste llamar
sino
a su boca?
¿ a quién imploraste
sino a su sangre
clara?
¿ a quién le
pediste sino
a sus labios?
XVI
Eras arena de
España en los
osarios,
eras rosa desatada,
eras tú
solo,
pueblo espantado
en la *
alborotada.
* Palabra no descrifada en
el manuscrito original.
XVII
Serás feliz con
el canto de las
aguas.
Serás feliz con
el pecho endurecido
con las rodillas y la
arena.
El mundo es hoy
tu alma,
es hoy tu boca,
en el aire, en
la tierra,
en la piel
de tu frescura.
XVIII
Caminaste cerca
de cincuenta años
con ella,
poesía.
La derramaste poco
a poco en tu
agua inagotable,
en tu
corazón
quemado,
reviviendo
desde las
cenizas.
XIX
El tiempo poco
a poco te
convertirá en
tierra y
dejará correr
eternamente
las aguas
de tu
río, en
poesía
sin muerte
retomada,
en nuevos
albores del
ocaso entristecido.
XX
El tiempo es tu
amigo inseparable,
no te separará
del alma de
las primaveras,
ni de la
tierra semejante.
Sobre tu tiempo,
los hilos de las
briznas, dejarán
la huella nunca
borrada: una
madreselva frangante
y viviente como
el fuego.
El tiempo borrará
la identidad
que te separa,
y el mismo
que elevó dos
llamas como
espigas,
te dará la
victoria, eterna
y serás un solo
ser final bajo
la tierra.
regresar a: "otros poemas dispersos de Javier Heraud"
REFUGIENME COMO SIEMPRE
EN VUESTROS PECHOS
ES IMPOSIBLE
(A mis amigos)
Sólo quiero conocerme
a fondo como siempre,
sólo quiero
descansar en tierra muerta y en olvido.
Yo podría vivir solo
en el mar,
o en los montes,
pero siempre
necesitaría
de unos cuantos,
de un puñado,
de un racimo
de amigos
para pasar las
noches al lado
del café y del
silencio.
Refúgienme
como siempre
en vuestros
pechos,
corazones
alertas.
No sé si
podré
escribir
más
pues
ya
no
puedo
arreglar
este poema
librarme de esta
mesa, librarme
de
esta sidra.
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POEMA EN EL AVION*
Si acaso me preguntan
dónde estuve
y si insistentes, quieren
averiguar los sitios que he pisado,
les diré.
"Tres meses son tres años,
tres años son tres días,
tres días son tres horas,
y en verdad, en verdad hablando
sólo salía dar una vuelta
por el parque,
entré al cinema
me tropecé con otras gentes en otras
partes.
Y ya estoy aquí,
nada le ha pasado a nadie,
yo sigo como siempre
admirando los ríos del otoño,
yo sigo como siempre
esperando al verano para maldecirlo,
y conversando con mis viejos
objetos adorados:
y no pregunten más,
que de mí no habrá ya más respuestas".
Bien, yo deberé decirles
a mis amigos "lo he hecho.
Estuve en Moscú.
Aquella vez que volví a casa
me sentí muy derrotado."
*Poema escrito a su regreso de su viaje a Moscú y Europa
regresar a: "otros poemas dispersos de Javier Heraud"
¡Qué difícil,
volcar mi corazón ahora,
en plena España,
en el corazón
sangrante de Madrid,
cuando las palomas
de la paz y del otoño
vuelan hacia los altos
edificios del futuro
y aquí la primavera
muere sin nacer,
váse sin venir!
¡Qué difícil decir:
vengo de Moscú,
del Asia,
he visto surgir a Samarkanda
con sus altas ermitas
que los años construyeron,
qué difícil
repito, repetirle
a los océanos sus
símbolos marchitos,
y decir luego:
He estado en España
y allí mi corazón sangró
inmediatamente
como si trabara contacto
con el viento que
corta las rosas en invierno!
Pero es cierto.
Esta es Madrid,
este es mí corazón
sangrando,
este es nuestro camino,
y seguiré gritando la
verdad de los
bosques apagados,
la verdad de las rosas
caídas,
la verdad de España
y sus historias.
Escrito en Madrid. Octubre, 1961.
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L: ¿DÓNDE ESTÁ COMBRAY?*
J: En el jardín de Swann, en otoño.
Son hojas que recogí del jardín de Swann
un ocho de octubre en Combray o Illiers,
da lo mismo.
Habíamos tomado el tren hacia Chartres
Lucho, Rachel, yo y Amaranta.
Allí hacía mucho frío,
pero nos consoló una lluvia
que nos obligó a tomar unos coñacs.
Claro, y también estaba la catedral
mostrándonos claras estampas,
sucios laberintos y blancos campesinos
(no pagamos nada por ellas y aún las conservo.)
No había tren para Illiers
pero estaba el autobús esperándonos.
Y mucho frío también en Combray,
pero había un hotel de la imagen
con cuartos perfectos y edredones de plumas.
Y la paloma aquella que comimos,
y el vino tinto de la aldea,
y el queso natural que allí fabrican,
y el claro pan y el postre de manzana.
Sí, son hojas que recogí del jardín de Swann,
sobre una colina, sobre un puente pequeño
y un arroyo navegable,
pero Lucho se mareaba en la barca y no subimos.
No sé si el pueblo era hermoso,
pero allí estaban la casa de Marcel,
y la magdalena de la tía Leonie,
y la foto de Francisca la dulce,
y el acostumbrado libro de Ruskin,
y Enrique el olvidadizo de Prusia.
¿Qué más había?
Tal vez un retrato de Proust,
tal vez una ventana con vidrios de colores,
tal vez una azucena, un huerto,
un rosal, algunas rosas y estas hojas.
(1961)
*Antes de dejar París, Javier tuvo una gran satisfacción. El había realizado un paseo de dos días a un pueblito al sur: Illiers, donde vivió uno de los escritores que más admiraba: Marcel Proust. Durante ese viaje corto, Javier escribió este poema.
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CANCION DEL AMIGO
A Degenhart Briegleb,
dégale para algunos
1
Caminamos
mucho tiempo
juntos,
juntos llegábamos
al colegio,
juntos dejábamos
la bicicleta,
peleábamos juntos,
hablábamos,
jugábamos,
reíamos
juntos
como siempre
y como ahora.
2
Es imposible
situarte
exactamente.
No
recuerdo el
preciso momento
en que nos
vimos,
seguramente
fue en las
aguas mutuas de
la infancia.
(Un banco, una
pequeña carpeta,
no sé).
Pero mucho tiempo
hemos andado juntos:
años que parecen
otoños fríos,
días como rayos,
fuegos como
imágenes.
3
Pero ya no me
acuerdo de ti.
Es claro
todos pueden
decirme,
que si lo
conocí tanto
tiempo, no
puede
haberse alejado
de mi lado,
aunque esté
ausente como
ahora.
Pero para mí no es así.
He visto rostros
levemente y
los recuerdo aún.
Pero dégale
pocas veces
aparece en mis
recuerdos:
hoy camino solo,
claro,
tengo
amigos
pero ninguno
como él.
4
Compartimos muchas
cosas en el colegio:
a la vez empezamos
a escribir algunos
versos que luego
se hicieron poemas con
el tiempo.
El debe seguir
escribiendo como yo:
yo en mi suelo,
y él desterrado
voluntariamente
(bebiendo
fríos,
escupiendo nieve,
adelantando
el aliento por
el tiempo.)
5
Si tú supieras
qué difícil
es vivir entre
cadáveres,
qué difícil
caminar con
los ojos cerrados,
poque ya no se puede mirar.
Y aquí ( tenías
razón, toda la
vida seré un
niño)
olvido tus
pesares:
yo vivo entre
cadáveres
pero vivo entre
los míos
( lo cual es
siempre un
consuelo)
y tú sin embargo
recoges y bebes
el polvo de la
distancia.
6
Cuando tú te
fuíste leíamos
a Machado,
a Vallejo,
con fervor
descubrimos a
Darío,
Höelderlin
nos lo dio
a leer Carlos
Espinoza,
Juan Ramón
nos alegraba
y sonreía.
Hoy Juan
Ramón yace
olvidado,
Darío es siempre
un poeta lo sé,
pero ya no
me
toca.
Conservo,
(seguramente
también tú)
vivo a Vallejo
y a Machado,
pero hay
otros que
surcan mi
cabeza,
otros que
bajan en las
noches a
tocar la ventana
de mi cuarto.
7
Poco te recuerdo:
Sin embargo ahora,
quiero elevar un
canto enorme de
palomas y
cantar a tu
regreso,
que
presiento
durará un
tiempo.
Dos años
ya es mucho,
mucho tarda tu
retorno.
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lunes, 29 de junio de 2009
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