sábado, 14 de agosto de 2010

ENTREVISTA AL ENTONCES LÍDER DE IZQUIERDA UNIDA Y CANDIDATO A LA ALCALDIA DE LIMA, Dr. ALFONSO BARRANTES LINGÁN

El 12 de agosto de 1983 por el periodista Víctor Caycho, publicada en el diario La República-VSD. Transcrito del Libro BARRANTES, SUS PROPIAS PALABRAS (Entrevistas), Mosca Azul editores, Lima Perú. Primera Edición 1985.

- Cuando la maquinaria electoral de los partidos recién están aceitándose, con usted como candidato a la alcaldía de Lima, ¿Cuál es la visión que tiene acerca de la Izquierdas Unida que usted preside?, ¿Con qué optimismo marchan las hueste izquierdistas hacia la batalla electoral de noviembre próximo?

Izquierda Unida constituye un proceso inacabado, a partir de una experiencia no solo negativa sino vergonzosa que tuvo su expresión en la incapacidad por concretar y mantener la Alianza Revolucionaria de Izquierda (ARI). A partir de eso, todos y cada uno de los partidos advirtieron, teniendo en cuenta los resultados electorales de mayo del 80, que constituiría jun deber ineludible seguir trabajando en favor de la unidad de la izquierda. Pero éste es un proceso largo, y por eso digo que es un proceso inacabado.

Hay una serie de dificultades que tenemos que ir venciendo. Dificultades surgidas de las naturales diferencias ideológicas, metodológicas, hasta de hábito, de partidos, de dirigentes y de personas. Vencer el sectarismo requiere tiempo, acabar con los afanes hegemonistas también demanda tiempo, acabar con los afanes hegemonistas también demanda tiempo. No sólo es una tarea de decisión política sino de auto y mutua educación.

En la medida en que los partidos vayan avanzando su maduración van descubriendo que la mejor forma de servir los intereses de nuestro pueblo es fortaleciendo la unidad.

En este trabajo unitario en que estamos empeñados, concurren factores positivos, primero, hay un factor de humildad. Cada partido llegó a la conclusión de que por sí solo no puede contribuir de modo significativo a la transformación sustancial del país y que por consiguiente debe coordinar esfuerzos con los otros partidos de izquierda. Pero además llegaron a advertir los partidos que la demanda permanente, la exigencia, el reclamo y hasta podríamos decir, el grito histórico del pueblo es que se una la izquierda. Y la Izquierda Unida tendrá el apoyo de los pueblos. Esto es lo positivo. Pero hay factores negativos que vamos a ir superando.

- ¿Qué es lo que se ha avanzado en materia de unidad en la Izquierda hasta el momento?

En materia de unidad hay un avance concreto, tal vez un poco tardío pero, logro concreto, de la incorporación de quienes no son militantes de partidos a las filas de la Izquierda. De tal manera que a partir del acuerdo adoptado en el Primer Ampliado del 5 y 6 de marzo, ahora pueden ser de Izquierda Unida no sólo los militantes de los partidos sino todos los que se identifiquen con nuestro programa de gobierno.

Entonces quiere decir que ha surgido una nueva y multitudinaria militancia. Esto quiere decir que ya no estoy solo, porque yo era el único que no tenía militancia, ahora somos muchísimos los que no tenemos militancia partidaria pero que tenemos ya una sola y gran militancia que es la Izquierda Unida.

- ¿Y cuáles han sido las principales dificultades que se han tenido que superar?

Primero, tenemos que superar esta supervivencia del feudalismo político, donde cada cual quiere tener su castillo feudal, su escudo de armas, sus insignias y eso no contribuye a la unidad, eso no quiere el pueblo, el pueblo quiere una cosa grande. Y junto a ese feudalismo político que se da en las pequeñas colectividades de la izquierda, hay pues, en algunos compañeros, un desafortunadamente no superado afán de notoriedad, una vocación enfermiza por la publicidad. Yo humorísticamente le echo la culpa a los compañeros reporteros gráficos, porque hay gente que juega mucho a meterse en las máquinas fotográficas, cuando el anhelo y la obligación y el deber de un revolucionario debe ser penetrar en las entrañas del pueblo, porque eso es lo que da fuerza, eso es lo que otorga trascendencia a la vida modesta que uno desarrolla en su quehacer político.

- ¿Y penetrar en las entrañas del pueblo no significa avanzar un poco más todavía y buscar la coordinación con todas las fuerzas populares, quizás eliminando algo del sectarismo que aún queda?

Precisamente, ese acercarse, ese fusionarse con los sectores populares es uno de los mejores remedios para acabar con el sectarismo y para que nos demos cuenta que nuestra condición de dirigentes es una cosa transitoria.

Quizás una de las tareas más importantes que debemos hacer es seguir trabajando en la organización de los pobres de la ciudad y el campo, en el fortalecimiento orgánico de Izquierda Unidad, para que del seno de estos sectores organizados, surjan los verdaderos dirigentes que, a no dudarlo –por lo menos en lo que a mi concierne- serán mucho mejores que yo, porque en el seno del pueblo se dan las expresiones más consecuentes y más combativas de la lucha revolucionaria. Cuando hay el temor a organizar los sectores populares, es que todavía hay rezagos de sectarismo, de hegemonismo y de afán de supervivencia feudal dentro de los partidos.

- ¿Hay también sectarismo y también oposición en un sector de la Izquierda Unida hacia la formación de una gran frente político en que concuerden las fuerzas progresistas. ¿Qué opinión, qué expectativas le merecen a Ud. la idea de un frente político que logra que las esperanzas del pueblo sean concretadas, es decir, que se logre una gran conjugación de fuerzas que logre una victoria electoral a nivel político?

Bueno, nosotros en el último de nuestros documentos proponemos la coordinación, no sólo con las fuerzas políticas existentes sino con las expresiones organizadas de diferentes sectores sociales ¿Para qué? Para defender la vigencia de los derechos humanos, de las garantías constitucionales, y para exigir un cambio en la política económica de gobierno. De manera que nosotros, como Izquierda Unida alentamos este gran frente dentro del cual, sin renunciar a sus particulares puntos de vista, tengamos en cuenta los intereses fundamentales de los trabajadores y del país. Naturalmente que dentro de Izquierda Unida se han dado matices en cuanto a esta precisión, pero lo cierto es que hay sustantivamente una coincidencia.

- En ese sentido, ¿se ha avanzado algo con vistas a las elecciones de noviembre, quizás en el interior del país?

Algo, en algunos lugares del país nuestras listas no van a ser exclusivamente de Izquierda Unida sino se están incorporando representantes de otras organizaciones, políticas o populares, pero por supuesto dentro de la flexibilidad que rigen las normas orgánicas de acuerdo con las cuales actúan nuestras organizaciones. En Lima se han iniciado conversaciones con otras organizaciones políticas, se discute la posibilidad de integrar la lista por Lima con otras personas, dentro de un criterio de amplitud que precisamente es una negación positiva del espíritu sectario que estamos dispuestos a seguir combatiendo.

- ¿Con qué organizaciones políticas están conversando?

Bueno, yo preferiría no adelantar nombre, porque mantener la discreción ayuda al éxito y a la concreción de estas conversaciones. Pero lo cierto es que están iniciadas con autorización del Comité Directivo Nacional y vamos avanzando.

- ¿Cuáles son los puntos que Ud. cree que serán materia de discusión electoral para este mes de noviembre? ¿Cuáles son los puntos básicos que enarbolará la Izquierda Unida?

Hay uno que se relaciona con los problemas específicos que padece Lima.

- ¿El criterio vecinal?

El criterio vecinal, efectivamente, y ya más adelante podríamos hablar de la prioridad de esos problemas, pero en realidad con los problemas relacionados con la comunidad. Sin embargo, hay otro que no podemos negar, porque nosotros creemos que los comicios municipales no son, como algunos creen, estrictamente vecinales.

Esta vez, más que en otras oportunidades, los comicios municipales tienen un evidente carácter político plebiscitario. Nuestro pueblo, a través de las candidaturas de la oposición, y por supuesto nos gustaría que en mayor medida a través de Izquierda Unidad, expresen su repudio, su condena, a la política económica del gobierno. Por eso es que nosotros llamamos al pueblo a utilizar estas elecciones no sólo para lograr ubicar en los puestos municipales a compañeros que integran listas consecuentes al servicio del pueblo , sino a través de esos comicios repudiar esta política y reclamar su modificación.

De modo que junto a la significación vecinal del proceso electoral hay que tener en cuenta el carácter político plebiscitario de esta contienda. Y por eso, porque esta política económica del gobierno muestra un proceso de pauperización cada vez mayor, una falta de sensibilidad humana en quienes conducen el Ministerio de Economía y Finanzas y un peligroso avance, en el recorte y en la vigencia de las libertades constitucionales, es que estamos seguros que nuestro pueblo, a través de nosotros, mostrará su repudio y afirmará una corriente que a la larga se convierta en la verdadera alternativa política.

- ¿Qué nos puede decir don Alfonso sobre el candidato Barrantes en este 1983, (cuando) estamos viviendo una situación de grave crisis económica, social y política, y en momentos en que el terrorismo también viene asolando en varias regiones del país?

El candidato Barrantes hará el esfuerzo por ser la expresión más rotunda y más genuina de los sectores oprimidos y explotados del país, dentro de una concepción de tolerancia y de comprensión con otros sectores que también son victimas de la política de hambre del gobierno, pero buscando siempre todo aquello que sirva a los oprimidos y a los explotados, como la expresión más auténtica de lo que es la patria peruana. Quiero añadir que Barrantes es uno de los miles de candidatos que la Izquierda Unidad va a tener en el Perú, y que si bien la circunstancia de esta en Lima posibilita una mayor difusión no puedo dejar de reconocer el esfuerzo silencioso y tenaz de milites de compañeros nuestros, que se van a enfrentar prebiscitariamente a la política de este gobierno y cuyos nombre ni siquiera aparecen.

- ¿Insiste en que los comicios de noviembre serán un plebiscito?

Insisto en que los comicios plebiscitarios, entre el gobierno que representa los intereses antipopulares y transnacionalizados, y la oposición, que expresa los intereses populares.

- ¿No cree, Dr. Barrantes, que debería hacerse un llamado no sólo a las masas populares sino también a las masas cristianas a apoyar la Izquierda Unida?

Cuando el Comité Directivo Nacional sostuvo conmigo una larga discusión y me persuadió para que yo aceptara la candidatura, dije, recogiendo una expresión popular, “que sea lo que Dios y las bases de Izquierda Unidad decidan”. Quizás acá pueda haber una tautología, porque se dice que la voz del pueblo es la voz de Dios, pero yo creo que son dos expresiones, una espiritual y otra humana, de carne y huso, que se manifiesta precisamente, entre otras cosas, en el quehacer político, pero hay una conjunción entre la aspiración del pueblo y los postulados cristianos, que trascendiendo lo estrictamente humano y material coinciden en la lucha por la justicia y la dignidad humana. Entonces no hay ninguna contradicción insalvable entre cristianos y mariateguistas, para decirlo en lenguaje peruano. Hay coincidencia. No hay ninguna originalidad que esto se pueda ver, porque en otras latitudes, en otros países, se han conjugado las voces del cristianismo y del revolucionario. Porque un revolucionario puede ser cristiano y un cristiano también puede ser revolucionario.

Esto naturalmente causa horror en los sectores dominantes de nuestros países, que durante mucho tiempo utilizaron la religión para convalidar sus privilegios, frente al estado de desigualdad social. Pero en última instancia, la política revolucionaria para decirlo con Mariátegui, tiene un aliento religioso, y el hecho de ligar a las gentes en una empresa revolucionaria es hacer religión, porque religión viene de religare.Nuestra vocación trasciende lo estrictamente material y aquí quiero repetir de nuevo a Mariátegui, que la lucha revolucionaria en el Perú no solamente se orienta a conseguir el pan, sino también la belleza, quiere decir que hay una conjugación entre lo material y lo espiritual. Yo he dicho en alguna oportunidad que en la izquierda peruana, como en la izquierda en el mundo, son muchos los que han caído en defensa de sus ideales, pero no conocemos y en todo caso son excepcionales, hombres de derecha que hayan muerto defendiendo al Perú.

Y, sin embargo, pretendiendo deformar la historia y la concepción imputan a los hombres de izquierda una concepción grosera, materialista. No es así. Nuestra concepción es materialista en cuanto se sostiene que primero es la materia, pero el espíritu es el desarrollo más elevado de la materia, y nosotros, mientras más realistas somos, como diría Mariátegui, también somos al mismo tiempo más espirituales. Y toda la pasión que ponemos en esta lucha, toda esa capacidad de renunciamiento, de fraternidad entre nosotros, revela que el espíritu bulle en cada uno de nosotros, con mucha intensidad y con mucha trascendencia. Penetrar en las entrañas del pueblo

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