[TacnaComunitaria] ARMIDA PICÓN MATOS VDA. DE ROUILLON: SU PAPEL EN
LA PUBLICACIÓN DEL LEGADO DE SU ESPOSO, EL BIÓGRAFO DE J.C. MARIÁTEGUI
To: luismiguel1952@gmail.com
Todos los que admiramos la vida ejemplar de José Carlos Mariátegui ya su
biógrafo, Guillermo Rouillon Duharte (1917-1978), También tenemos que
admirar a ArmidaPicón; quien –tras el fallecimiento de su esposo- hizo
posible la publicación de La creación heroica de José Carlos Mariátegui. II
tomo: La edad revolucionaria (1920-1930). Armida contrarrestó con coraje
los intentos de sabotear la publicación y expropiarla de la posesión de los
manuscritos originales, valioso legado de su esposo.
Lo dicho no es exagerado ni sensacionalista, simplemente, se trata de lucha
de clases sociales. Mariátegui combatió la voracidad capitalista ya quienes
monopolizan la riqueza y pauperizan a los trabajadores. Además, La edad
revolucionaria cubre la época de definición y deslindes ideológicos de
Mariátegui. La odisea que pasó Armida para publicar el legado inédito del
biógrafo de Mariátegui fue la manera como honró la memoria de su esposo.
◄Armida y Guillermo
La vivacidad de los ojos de Armida, en perpetua admiración, debió haber
gravitado fuertemente en la sensibilidad del joven Guillermo Rouillon. El
flechazo ocurrió en el recinto de la biblioteca central de la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos. Ella, limeña, estudiaba farmacia y él,
chalaco y bibliotecario de la misma universidad. Se casaron en el año 1952
cuando ya Guillermo había empezado a acopiar material para la elaboración
de la biografía de José Carlos Mariátegui. Rouillon tuvo en su vida, no
una; sino dos sublimes obsesiones: Armida y José Carlos.
Armida conserva la "chispa" limeña de antigua data, pues nació y se crió en
el centro urbano de Lima. Es pintora, autora e intérprete de música de
valses y marineras, escritora de letra de canciones y obras de teatro;
además, aficionada al baile. Su sensibilidad de artista se nota a flor de
piel. En cambio, Guillermo era un hombre serio y disciplinado para el
trabajo intelectual y consciente de que se consagraba a la realización de
una obra que sería imprescindible en la lucha de clases.
En suma, Armida y Guillermo, formaron una pareja que se complementaba
armoniosamente.
◄Guillermo Rouillon o la sublime obsesión por Mariátegui
Tal vez, en algún momento Armida lo celó a Guillermo con José Carlos. Pues,
aparecía por todos los rincones de la casa de la joven pareja aparecían
referencias a Mariátegui, rumas de fichas, recortes de periódicos, cartas,
fotos, libros, revistas y documentos de las pesquisas obtenidas sobre la
vida de Mariátegui. Buena parte de su tiempo "libre" de Rouillon estuvo
dedicado a Mariátegui.
El hogar de los Ruillon/Picón estuvo constituido, además, por dos hijos. Al
nacer su hija, Rouillon le concedió a Armida la decisión de ponerle nombre:
Liliana. Pero, cuando nació su hijo varón, intentó llamarlo: José Carlos.
Armida, inmediatamente, se opuso con tenacidad. Ya era demasiado, José
Carlos por todas partes. Entonces, Guillermo cedió. Hizo una
contrapropuesta que Armida aceptó alborozada: Francisco Xavier. Sin
embargo, notó algo raro en el cambio tan rápido de Guillermo, pues,
normalmente era un hombre de decisiones firmes. Resulta que Francisco
Xavier era el abuelo paterno de Mariátegui.
De los ingresos económicos mensuales obtenidos por Rouillon, una partida la
asignaba para los gastos del hogar y otra partida para los gastos que
demandaba su investigación. Mariátegui figuraba como un hijo más en el
hogar. Esta asignación, algunas veces, no contaba con la aquiescencia de
Armida; quien, en esas condiciones, se volvió sumamente organizada y logró
equilibrar el presupuesto familiar.
Guillermo, tan igual como Mariátegui, elaboró su obra con honradez
intelectual, sin dedicación exclusiva y sin financiamiento externo, con sus
propios y limitados ingresos económicos. Además, en el caso de Rouillon,
sin adscripción a un partido político.
El gran trabajo de acopio de 3,462 fichas bibliográficas e iconografía fue
puesto generosamente a disposición de los investigadores cuando todavía no
había aparecido el primer tomo de la biografía. En 1963 la Universidad de
San Marcos editó la Bio-bibliografía de José Carlos Mariátegui. Esta fue
una de las bases sobre la cual proyectó la futura biografía de José Carlos.
◄La creación heroica de José Carlos Mariátegui (1975)
(Tomo I La edad de piedra 1894-1919).
El esperado primer tomo de la biografía no aparecía por la dilación
burocrática en la universidad de San Marcos, entonces, Alberto Tauro del
Pino, profesor de la universidad, gestionó su publicación con Boris
Acchinelli de la editorial Arica. Así es como salió a luz La creación
heroica de José Carlos Mariátegui (Tomo I La edad de piedra 1894-1919) en
el año 1975. Está obra está dedicada a Anna Chiappe Vda. de Mariátegui. Al
mes de publicada, la edición se agotó.
Como es natural –y hasta esperado- en cualquier obra, las críticas
aparecieron. En conversación amical, fui receptor de dos observaciones a
dicha obra. Una de Javier Mariátegui Chiappe, psiquiatra y último hijo de
José Carlos: demasiado énfasis en la búsqueda del padre. Otra observación
de Jorge Falcón Garfias: ha entrevistado hasta el viento. En efecto,
Rouillon aprovechó oportunamente a los contemporáneos de Mariátegui para
obtener información. Verdaderamente, esta crítica de Falcón es una alabanza
para un investigador. Tan igual como le respondió Vargas Llosa, nuestro
premio Nobel, a su mujer: hasta cuando me criticas, me alabas. Pues, ella
le había dicho que para lo único que servía era para escribir.
◄Fallecimiento de Guillermo Rouillon: 1978
Rouillon, aun con la enfermedad que lo condujo a la muerte, siguió
investigando mientras el vigor físico se lo permitió. Primero tenía que
concluir la biografía de Mariátegui, después, recobrar la salud; había que
ganarle la carrera a la muerte ya todos los que estaban interesados en
soslayar la figura emblemática de Mariátegui. Así son todos los que tienen
conciencia de la trascendencia de la obra que están realizando. (Lo mismo
ocurrió con Mariátegui). El esperado segundo tomo fue su obra póstuma.
Rouillon falleció el 3 de diciembre de 1978. Y es a partir de esa fecha que
se revela una grandiosa faceta de Armida.
Pero, antes de continuar con Armida me permitiré contar brevemente un
episodio que revela la conducta de algunas viudas de intelectuales notables
con valiosas bibliotecas y archivos. Lo refirió Jorge Vega, erudito y
refinado librero sin librería, ligado a los estudiantes y profesores
sanmarquinos de la década del 60 del siglo pasado. Al leer el obituario del
diario El Comercio se enteró de que había fallecido un notable intelectual.
Esperó un tiempo prudencial y fue al domicilio del difunto para tentar
suerte con la compra de su biblioteca. Lo recibió la viuda y le dijo que su
llegada era muy oportuna, pues los libros y papeles de su marido habían
invadido toda la casa y hacía tiempo que quería deshacerse de ellos. Sin
embargo, le preguntó cuánto ofrecía por llevarse todo y así dejarle espacio
para renovar su casa. Jorge Vega, o Veguita, como lo llamábamos
cariñosamente, empezó a tasar el valor del legado del difunto. La viuda
observó que estaba meditabundo y se demoraba en responder a su pregunta. Lo
que pasaba era que Veguita se había quedado muy corto con el dinero que
tenía, por lo valioso de la biblioteca y de los archivos. Pensó que era
imposible que pudiera adquirirla. La viuda entendió la tribulación de
Veguita y en tono conmiserativo le dijo: ya, no se preocupe por comprar la
biblioteca; aquí tiene dinero para que pague el alquiler de un camión y
llévese todo, pero rápido. Veguita, comentó, después, que con el dinero de
la venta de esa biblioteca pasó un año en París confortablemente instalado.
Así como hay mujeres que al enviudar tratan de deshacerse de las obras e
instrumentos de trabajo de sus esposos; existen otras, como Armida Picón
Matos, que son celosas guardianas de la documentación de su difunto esposo
y promotoras de sus obras; sobreponiéndose a situaciones adversas.
◄Una mujer sola se enfrenta a una organización partidaria
Como es sabido Rouillon se adscribió personalmente al ideal socialista; sin
embargo, no militó en un partido político. Esa condición le permitió
libertad en su investigación sin tener que obedecer, disciplinariamente, a
ninguna consigna partidaria. También es sabido que a la muerte de
Mariátegui quienes asumieron la conducción del partido, que él fundara, no
tuvieron el carisma necesario ni continuaron su orientación y actitud.
Tampoco hubo militante alguno del partido comunista que confeccionara la
biografía de Mariátegui.
¡Menudo enredo le había deparado la viudez! Armida, en posesión del texto
original del segundo tomo intentó su publicación. Solicitó una proforma a
varias imprentas; pero el costo superaba sus posibilidades económicas. No
logró una cotización que hiciera posible la publicación.
Sumida en su tribulación Armida pensó: ¿qué puertas tocar? No llegó a tocar
ninguna puerta fue a ella a quien le tocaron la puerta. Eso ocurrió en al
año 1980. Dejemos que la propia Armida nos relate ampliamente este episodio:
Estaba por creer en un "milagro"…, apareció ante mi vista sonriente… el
"lobo vestido de cordero"… que con sentido gesto de pesar al recordar a su
"gran amigo Guillermo", me manifestó su deseo de ayudarme en la publicación
del 2do. Tomo de la biografía. Me prometió que la edición sería de lujo,
tratada con el mayor de los esmeros.
Agradecida y conmovida le facilité los manuscritos…, por cierto, me dio
todos los datos concernientes de la imprenta Cosmos, y la referencia del
Sr. Guerra, encargado de la Gerencia quien directamente me informaría del
avance de la publicación.
Conversé con mi familia y consideraron "una gran suerte" este insólito
acontecimiento, pero aun así, yo, tenía una inquietud, una desazón que no
sabía explicar… Pasados unos días llamé al gerente encargado de la
publicación, me dijo que estaban en pleno proceso de digitación y que en
fecha próxima me avisaría del avance. Asimismo, cumplió con entregarme un
documento en el que se hablaba de la publicación y un tiraje de 5,000
libros, nuevamente quedé impresionada…, mas pasado unos días me avisó que
sólo imprimirían 2,000 libros.
Un amigo de Guillermo al enterarse de esta situación -para él, anómala- me
dijo que exigiera a la Gerencia corregir las pruebas. Fui a entrevistarme
con el susodicho Gerente y se molestó por pedirle la corrección de las
pruebas, me dijo que "ellos se encargaban de todo".
Mi desazón fue en aumento. Decidí protestar ante el personaje que había
asumido la responsabilidad de la publicación, pero no respondía a mis
llamadas telefónicas, era muy difícil ubicarlo hasta que lo encontré en una
reunión rodeado de partidarios.
No tuvo más remedio que acercarse a saludarme. Sin mayores preámbulos le
expresé mi extrañeza por las respuestas del Gerente de la imprenta. Quiso
convencerme de que "ellos" se encargaban de todo a fin de lograr una
edición impecable.
No acepté tal condición y en voz alta lo conminé a que me devolviera de
forma inmediata los manuscritos que le había entregado. En horas de la
tarde, me entregaron completa la documentación. En ese entonces, el
sociólogo Alfredo Hernández Urbina me comentó que había leído un artículo
de este personaje con datos sorprendentes, que luego comprobó pertenecían
al 2do. tomo, aún inédito.
En medio de su desilusión a Armida la reconfortó estar nuevamente en
posesión de los originales de su esposo. Sin embargo, no se dio reposo.
Ante Armida desfilaron una serie de personas. Ella nos dice: Mi mente
estaba obnubilada, parecía una conspiración, sentía un resquemor que me
afectaba físicamente. Además, seguía atribulada porque no encontraba
alternativa para publicar la obra de su esposo. En esas circunstancias, se
le presentó providencialmente un aliado para sobrellevar la soledad de su
lucha.
Una gentil llamada telefónica de Francisco Izquierdo a Armida fue aprovecha
para que le contara las tribulaciones que estaba pasando. Inmediatamente
Izquierdo ofreció su colaboración y acudió a su casa. Así como también
cuando acudió al hospital de neoplásicas cuando se enteró que Rouillon se
hallaba internado; en todo momento fue un amigo leal. (Decir amigo leal, no
es una hipérbole ni un pleonasmo; porque hay otra clase de "amigos").
◄El amigo leal: Francisco Izquierdo Ríos
Armida, en posesión del texto original conformó un dúo bien afiatado con el
pedagogo y literato Francisco Izquierdo Ríos para revisar y hacer algunas
correcciones. Juntos cotejaron página por página. Hallaron algunos errores
en la numeración de las citas. En palabras de Armida:
Recuerdo que pacientemente todos los días en la tarde venía a mi domicilio
desde La Perla Baja, Callao, a Miraflores en bus y, se reía de sus
dolencias.
Habíamos quedado en revisar 10 páginas diariamente y lo hacía con
entusiasmo, matizaba con anécdotas el momento en que disfrutaba de un café
de Chanchamayo que mi hermana Perla le enviaba (pasado gota a gota) y que
degustaba con verdadero placer.
Mis hijos, mi familia y yo, le estamos profundamente agradecidos por su
ayuda pródiga cuando la "nave parecía zozobrar"; con su espíritu generoso y
leal amistad volvió la calma y la seguridad de haber despejado las sombras
que acechaban.
◄Armida frente a una empresa,
el segundo intento fallido:
Sin embargo, permanecía la incertidumbre de la publicación del segundo tomo
de la biografía de Mariátegui. En esas circunstancias…
¡Zás! se presentó otro "amigo" de Guillermo, periodista, a quien conocía
por referencias, me ofreció sus servicios por una módica suma, para
trabajar la publicación, me dijo tener en su haber la publicación de varios
libros, citando títulos etc. etc. -tenía gran experiencia- así, me explicó
su "modus operandis": 1) llevar y traer de la imprenta a mi casa (él
personalmente) lo avanzado en el tipeado o sea las pruebas para mi
corrección y V° B°; pagar en cómodas cuotas los gastos de tipeo, micas, y
las planchas de metal (que en esa época se usaban) para la impresión; 3)
ver la compra del papel en resmas; 4) fotolitos, etc. y claro está, un
adelanto de dinero.
Me pareció magnífico el ofrecimiento y acepté el trato con previo
compromiso escrito en que se señalaba el costo, la corrección de las
pruebas, la entrega de dinero en partes de acuerdo a las entregas y fechas
respectivas.
Cumplida la entrega del adelanto y pasado un buen número de días, mutis, no
aparecía ni llamaba por teléfono "este fulano de tal…" Fui a su casa, me
dio "explicaciones", de buscar otra digitadora, pues la anterior había
fallado y con esta nueva todo iba a salir bien…etc. etc. etc.… me reiteró
su buena voluntad e interés por sacar la obra. A la semana me llevó un
puñado de hojas de prueba para corregir, a la semana siguiente de igual
forma, pero a la tercera semana: mutis, la siguiente semana: mutis… ¡no
cumplía con el trato! Nuevamente fui a su casa y de nuevo las
"explicaciones"… pero… pecó en comentarme que estaba postulando a un cargo
en una empresa y que las diligencias que había realizado le habían tomado
mucho tiempo ¡qué tal raza!
Me aseguró que llevaría en pocos días nuevas pruebas. Nada, ni asomos de
él. Ya había pasado el mes y días. Fue a mi casa llevando más pruebas para
corregir. Me pidió más dinero, para la compra de micas, pago de la
operadora y también que le adelantara otro 50% más de su trabajo quedando
un mínimo por cancelar, pues –según él- estaba en una situación difícil.
Le hice saber mi disgusto por su comportamiento, mas por sus ruegos y
seguridades de la próxima aparición del 2do. Tomo, en un incomprensible
"lapsus"…, le di un adelanto, aunque de menor cuantía.
Los días se sucedían, parecía una novela por entregas.
La paciencia se me agotó. Un premonitorio pensamiento maquiavélico se
apoderó de mí.
Le envié una carta Notarial abierta a la Mesa de Partes de la empresa donde
había conseguido una importante colocación; en la carta le reclamaba por su
"incumplimiento en el trabajo que había contraído, con la consabida pérdida
de tiempo; la devolución del último adelanto, en un plazo de 24 horas por
constituir una estafa sus servicios; la entrega inmediata de toda la
documentación suministrada y dar por cancelada su contratación,
advirtiéndole que en caso contrario, haría la denuncia legal
correspondiente en defensa de mis derechos ciudadanos".
Al día siguiente lo tuve en mi casa indignadísimo, me increpó que
malévolamente lo había indispuesto ante sus superiores creándole una mala
imagen. En fin: devolvió todo.
¡Otra vez a fojas cero!
◄Confiar en las propias fuerzas, 1984:
Apareció el tomo II, La creación heroica de JC Mariátegui.
La edad revolucionaria (1920/1930).
Armida estaba en un momento crucial, pero no cayó en un estado depresivo.
Se planteó la misma pregunta de Lenin ¿Qué hacer? cuando también Lenin
estuvo en un momento crucial y que dio título a uno de sus libros. Dicha
pregunta fue respondida por la misma Armida con un principio de Mao Tse
Tung: Confiar en las propias fuerzas. Es decir, sacar la publicación a como
diera lugar, aportar trabajo personal y el limitado dinero que disponía. De
tanto ir i venir a las imprentas adquirió conocimientos del proceso de
impresión para abaratar costos.
Armida, cual Odiseo, arribó a Itaca después de sus aventuras desventuradas
el año 1984. Salió de las prensas de la editorial Alfa LA CRECIÓN HERÓICA
DE JOSE CARLOS MARIÁTEGUI. La edad revolucionaria (1920/1930) Tomo II de
Guillermo Rouillon Duharte. El tiraje fue de 1,000 ejemplares. La inusitada
expectativa por informarse de la edad revolucionaria de JC Mariátegui agotó
la edición en pocos días. Este fue el premio que reconfortó sus desvelos y
tribulaciones. Así quedó registrado, imperecederamente, el heroico esfuerzo
de Guillermo Rouillon. Pues, en esa obra mi esposo dejó parte de su vida;
como lo certifica Armida.
La magna obra de Rouillon se ha tornado clásica en el tiempo y es sumamente
consultada; pero, muchas veces, escritores, militantes de partidos
políticos de izquierda y cineastas no citan la fuente de donde han obtenido
la información e ignoran a Guillermo rouillon y, de paso, a Armida, la
propietaria del legado de su esposo. Tampoco reconocen que contrarrestó los
escollos que impedían la publicación de La Edad Revolucionaria. Obra que es
una ofrenda a la clase trabajadora del Perú y del mundo.
◄Epílogo
Sin embargo, Armida es una mujer emprendedora –entre otras cualidades que
orlan su personalidad-, se preparó para la segunda edición de la Biografía
y la Biobibliografia de José Carlos Mariátegui La Chira. (Los tres tomos
aparecieron en 1993). Luego, se consagró al ordenamiento y preservación del
valioso archivo y biblioteca Rouillon para que estuviera a buen recaudo y
próximamente a disposición de los estudiantes y estudiosos..
La odisea que volvió a pasar Armida para esa segunda edición es otra
historia… ¡Qué tal paradoja! En un país en donde todos los grupos de
izquierda se reclama mariateguístas; promociones universitarias, colegios e
instituciones ostentan su nombre.
Ese mismo país –nuestro país-, gestó una mujer, como Armida, que brinda un
generoso tributo a la memoria de su esposo y, por ende, a nuestro pueblo
con la publicación de la biografía completa de Mariátegui.
Ante Armida,
¡nuestra reverencial genuflexión
y un eterno reconocimiento!
Antonio Rengifo Balarezo
Lima, diciembre del 2012
rengifoantonio@gmail.com
--
Publicado por Blogger para TacnaComunitaria el 1/15/2014 06:17:00 am
--
Luis Anamaría http://socialismoperuanoamauta.blogspot.com/
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cel 993754274
LA PUBLICACIÓN DEL LEGADO DE SU ESPOSO, EL BIÓGRAFO DE J.C. MARIÁTEGUI
To: luismiguel1952@gmail.com
Todos los que admiramos la vida ejemplar de José Carlos Mariátegui ya su
biógrafo, Guillermo Rouillon Duharte (1917-1978), También tenemos que
admirar a ArmidaPicón; quien –tras el fallecimiento de su esposo- hizo
posible la publicación de La creación heroica de José Carlos Mariátegui. II
tomo: La edad revolucionaria (1920-1930). Armida contrarrestó con coraje
los intentos de sabotear la publicación y expropiarla de la posesión de los
manuscritos originales, valioso legado de su esposo.
Lo dicho no es exagerado ni sensacionalista, simplemente, se trata de lucha
de clases sociales. Mariátegui combatió la voracidad capitalista ya quienes
monopolizan la riqueza y pauperizan a los trabajadores. Además, La edad
revolucionaria cubre la época de definición y deslindes ideológicos de
Mariátegui. La odisea que pasó Armida para publicar el legado inédito del
biógrafo de Mariátegui fue la manera como honró la memoria de su esposo.
◄Armida y Guillermo
La vivacidad de los ojos de Armida, en perpetua admiración, debió haber
gravitado fuertemente en la sensibilidad del joven Guillermo Rouillon. El
flechazo ocurrió en el recinto de la biblioteca central de la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos. Ella, limeña, estudiaba farmacia y él,
chalaco y bibliotecario de la misma universidad. Se casaron en el año 1952
cuando ya Guillermo había empezado a acopiar material para la elaboración
de la biografía de José Carlos Mariátegui. Rouillon tuvo en su vida, no
una; sino dos sublimes obsesiones: Armida y José Carlos.
Armida conserva la "chispa" limeña de antigua data, pues nació y se crió en
el centro urbano de Lima. Es pintora, autora e intérprete de música de
valses y marineras, escritora de letra de canciones y obras de teatro;
además, aficionada al baile. Su sensibilidad de artista se nota a flor de
piel. En cambio, Guillermo era un hombre serio y disciplinado para el
trabajo intelectual y consciente de que se consagraba a la realización de
una obra que sería imprescindible en la lucha de clases.
En suma, Armida y Guillermo, formaron una pareja que se complementaba
armoniosamente.
◄Guillermo Rouillon o la sublime obsesión por Mariátegui
Tal vez, en algún momento Armida lo celó a Guillermo con José Carlos. Pues,
aparecía por todos los rincones de la casa de la joven pareja aparecían
referencias a Mariátegui, rumas de fichas, recortes de periódicos, cartas,
fotos, libros, revistas y documentos de las pesquisas obtenidas sobre la
vida de Mariátegui. Buena parte de su tiempo "libre" de Rouillon estuvo
dedicado a Mariátegui.
El hogar de los Ruillon/Picón estuvo constituido, además, por dos hijos. Al
nacer su hija, Rouillon le concedió a Armida la decisión de ponerle nombre:
Liliana. Pero, cuando nació su hijo varón, intentó llamarlo: José Carlos.
Armida, inmediatamente, se opuso con tenacidad. Ya era demasiado, José
Carlos por todas partes. Entonces, Guillermo cedió. Hizo una
contrapropuesta que Armida aceptó alborozada: Francisco Xavier. Sin
embargo, notó algo raro en el cambio tan rápido de Guillermo, pues,
normalmente era un hombre de decisiones firmes. Resulta que Francisco
Xavier era el abuelo paterno de Mariátegui.
De los ingresos económicos mensuales obtenidos por Rouillon, una partida la
asignaba para los gastos del hogar y otra partida para los gastos que
demandaba su investigación. Mariátegui figuraba como un hijo más en el
hogar. Esta asignación, algunas veces, no contaba con la aquiescencia de
Armida; quien, en esas condiciones, se volvió sumamente organizada y logró
equilibrar el presupuesto familiar.
Guillermo, tan igual como Mariátegui, elaboró su obra con honradez
intelectual, sin dedicación exclusiva y sin financiamiento externo, con sus
propios y limitados ingresos económicos. Además, en el caso de Rouillon,
sin adscripción a un partido político.
El gran trabajo de acopio de 3,462 fichas bibliográficas e iconografía fue
puesto generosamente a disposición de los investigadores cuando todavía no
había aparecido el primer tomo de la biografía. En 1963 la Universidad de
San Marcos editó la Bio-bibliografía de José Carlos Mariátegui. Esta fue
una de las bases sobre la cual proyectó la futura biografía de José Carlos.
◄La creación heroica de José Carlos Mariátegui (1975)
(Tomo I La edad de piedra 1894-1919).
El esperado primer tomo de la biografía no aparecía por la dilación
burocrática en la universidad de San Marcos, entonces, Alberto Tauro del
Pino, profesor de la universidad, gestionó su publicación con Boris
Acchinelli de la editorial Arica. Así es como salió a luz La creación
heroica de José Carlos Mariátegui (Tomo I La edad de piedra 1894-1919) en
el año 1975. Está obra está dedicada a Anna Chiappe Vda. de Mariátegui. Al
mes de publicada, la edición se agotó.
Como es natural –y hasta esperado- en cualquier obra, las críticas
aparecieron. En conversación amical, fui receptor de dos observaciones a
dicha obra. Una de Javier Mariátegui Chiappe, psiquiatra y último hijo de
José Carlos: demasiado énfasis en la búsqueda del padre. Otra observación
de Jorge Falcón Garfias: ha entrevistado hasta el viento. En efecto,
Rouillon aprovechó oportunamente a los contemporáneos de Mariátegui para
obtener información. Verdaderamente, esta crítica de Falcón es una alabanza
para un investigador. Tan igual como le respondió Vargas Llosa, nuestro
premio Nobel, a su mujer: hasta cuando me criticas, me alabas. Pues, ella
le había dicho que para lo único que servía era para escribir.
◄Fallecimiento de Guillermo Rouillon: 1978
Rouillon, aun con la enfermedad que lo condujo a la muerte, siguió
investigando mientras el vigor físico se lo permitió. Primero tenía que
concluir la biografía de Mariátegui, después, recobrar la salud; había que
ganarle la carrera a la muerte ya todos los que estaban interesados en
soslayar la figura emblemática de Mariátegui. Así son todos los que tienen
conciencia de la trascendencia de la obra que están realizando. (Lo mismo
ocurrió con Mariátegui). El esperado segundo tomo fue su obra póstuma.
Rouillon falleció el 3 de diciembre de 1978. Y es a partir de esa fecha que
se revela una grandiosa faceta de Armida.
Pero, antes de continuar con Armida me permitiré contar brevemente un
episodio que revela la conducta de algunas viudas de intelectuales notables
con valiosas bibliotecas y archivos. Lo refirió Jorge Vega, erudito y
refinado librero sin librería, ligado a los estudiantes y profesores
sanmarquinos de la década del 60 del siglo pasado. Al leer el obituario del
diario El Comercio se enteró de que había fallecido un notable intelectual.
Esperó un tiempo prudencial y fue al domicilio del difunto para tentar
suerte con la compra de su biblioteca. Lo recibió la viuda y le dijo que su
llegada era muy oportuna, pues los libros y papeles de su marido habían
invadido toda la casa y hacía tiempo que quería deshacerse de ellos. Sin
embargo, le preguntó cuánto ofrecía por llevarse todo y así dejarle espacio
para renovar su casa. Jorge Vega, o Veguita, como lo llamábamos
cariñosamente, empezó a tasar el valor del legado del difunto. La viuda
observó que estaba meditabundo y se demoraba en responder a su pregunta. Lo
que pasaba era que Veguita se había quedado muy corto con el dinero que
tenía, por lo valioso de la biblioteca y de los archivos. Pensó que era
imposible que pudiera adquirirla. La viuda entendió la tribulación de
Veguita y en tono conmiserativo le dijo: ya, no se preocupe por comprar la
biblioteca; aquí tiene dinero para que pague el alquiler de un camión y
llévese todo, pero rápido. Veguita, comentó, después, que con el dinero de
la venta de esa biblioteca pasó un año en París confortablemente instalado.
Así como hay mujeres que al enviudar tratan de deshacerse de las obras e
instrumentos de trabajo de sus esposos; existen otras, como Armida Picón
Matos, que son celosas guardianas de la documentación de su difunto esposo
y promotoras de sus obras; sobreponiéndose a situaciones adversas.
◄Una mujer sola se enfrenta a una organización partidaria
Como es sabido Rouillon se adscribió personalmente al ideal socialista; sin
embargo, no militó en un partido político. Esa condición le permitió
libertad en su investigación sin tener que obedecer, disciplinariamente, a
ninguna consigna partidaria. También es sabido que a la muerte de
Mariátegui quienes asumieron la conducción del partido, que él fundara, no
tuvieron el carisma necesario ni continuaron su orientación y actitud.
Tampoco hubo militante alguno del partido comunista que confeccionara la
biografía de Mariátegui.
¡Menudo enredo le había deparado la viudez! Armida, en posesión del texto
original del segundo tomo intentó su publicación. Solicitó una proforma a
varias imprentas; pero el costo superaba sus posibilidades económicas. No
logró una cotización que hiciera posible la publicación.
Sumida en su tribulación Armida pensó: ¿qué puertas tocar? No llegó a tocar
ninguna puerta fue a ella a quien le tocaron la puerta. Eso ocurrió en al
año 1980. Dejemos que la propia Armida nos relate ampliamente este episodio:
Estaba por creer en un "milagro"…, apareció ante mi vista sonriente… el
"lobo vestido de cordero"… que con sentido gesto de pesar al recordar a su
"gran amigo Guillermo", me manifestó su deseo de ayudarme en la publicación
del 2do. Tomo de la biografía. Me prometió que la edición sería de lujo,
tratada con el mayor de los esmeros.
Agradecida y conmovida le facilité los manuscritos…, por cierto, me dio
todos los datos concernientes de la imprenta Cosmos, y la referencia del
Sr. Guerra, encargado de la Gerencia quien directamente me informaría del
avance de la publicación.
Conversé con mi familia y consideraron "una gran suerte" este insólito
acontecimiento, pero aun así, yo, tenía una inquietud, una desazón que no
sabía explicar… Pasados unos días llamé al gerente encargado de la
publicación, me dijo que estaban en pleno proceso de digitación y que en
fecha próxima me avisaría del avance. Asimismo, cumplió con entregarme un
documento en el que se hablaba de la publicación y un tiraje de 5,000
libros, nuevamente quedé impresionada…, mas pasado unos días me avisó que
sólo imprimirían 2,000 libros.
Un amigo de Guillermo al enterarse de esta situación -para él, anómala- me
dijo que exigiera a la Gerencia corregir las pruebas. Fui a entrevistarme
con el susodicho Gerente y se molestó por pedirle la corrección de las
pruebas, me dijo que "ellos se encargaban de todo".
Mi desazón fue en aumento. Decidí protestar ante el personaje que había
asumido la responsabilidad de la publicación, pero no respondía a mis
llamadas telefónicas, era muy difícil ubicarlo hasta que lo encontré en una
reunión rodeado de partidarios.
No tuvo más remedio que acercarse a saludarme. Sin mayores preámbulos le
expresé mi extrañeza por las respuestas del Gerente de la imprenta. Quiso
convencerme de que "ellos" se encargaban de todo a fin de lograr una
edición impecable.
No acepté tal condición y en voz alta lo conminé a que me devolviera de
forma inmediata los manuscritos que le había entregado. En horas de la
tarde, me entregaron completa la documentación. En ese entonces, el
sociólogo Alfredo Hernández Urbina me comentó que había leído un artículo
de este personaje con datos sorprendentes, que luego comprobó pertenecían
al 2do. tomo, aún inédito.
En medio de su desilusión a Armida la reconfortó estar nuevamente en
posesión de los originales de su esposo. Sin embargo, no se dio reposo.
Ante Armida desfilaron una serie de personas. Ella nos dice: Mi mente
estaba obnubilada, parecía una conspiración, sentía un resquemor que me
afectaba físicamente. Además, seguía atribulada porque no encontraba
alternativa para publicar la obra de su esposo. En esas circunstancias, se
le presentó providencialmente un aliado para sobrellevar la soledad de su
lucha.
Una gentil llamada telefónica de Francisco Izquierdo a Armida fue aprovecha
para que le contara las tribulaciones que estaba pasando. Inmediatamente
Izquierdo ofreció su colaboración y acudió a su casa. Así como también
cuando acudió al hospital de neoplásicas cuando se enteró que Rouillon se
hallaba internado; en todo momento fue un amigo leal. (Decir amigo leal, no
es una hipérbole ni un pleonasmo; porque hay otra clase de "amigos").
◄El amigo leal: Francisco Izquierdo Ríos
Armida, en posesión del texto original conformó un dúo bien afiatado con el
pedagogo y literato Francisco Izquierdo Ríos para revisar y hacer algunas
correcciones. Juntos cotejaron página por página. Hallaron algunos errores
en la numeración de las citas. En palabras de Armida:
Recuerdo que pacientemente todos los días en la tarde venía a mi domicilio
desde La Perla Baja, Callao, a Miraflores en bus y, se reía de sus
dolencias.
Habíamos quedado en revisar 10 páginas diariamente y lo hacía con
entusiasmo, matizaba con anécdotas el momento en que disfrutaba de un café
de Chanchamayo que mi hermana Perla le enviaba (pasado gota a gota) y que
degustaba con verdadero placer.
Mis hijos, mi familia y yo, le estamos profundamente agradecidos por su
ayuda pródiga cuando la "nave parecía zozobrar"; con su espíritu generoso y
leal amistad volvió la calma y la seguridad de haber despejado las sombras
que acechaban.
◄Armida frente a una empresa,
el segundo intento fallido:
Sin embargo, permanecía la incertidumbre de la publicación del segundo tomo
de la biografía de Mariátegui. En esas circunstancias…
¡Zás! se presentó otro "amigo" de Guillermo, periodista, a quien conocía
por referencias, me ofreció sus servicios por una módica suma, para
trabajar la publicación, me dijo tener en su haber la publicación de varios
libros, citando títulos etc. etc. -tenía gran experiencia- así, me explicó
su "modus operandis": 1) llevar y traer de la imprenta a mi casa (él
personalmente) lo avanzado en el tipeado o sea las pruebas para mi
corrección y V° B°; pagar en cómodas cuotas los gastos de tipeo, micas, y
las planchas de metal (que en esa época se usaban) para la impresión; 3)
ver la compra del papel en resmas; 4) fotolitos, etc. y claro está, un
adelanto de dinero.
Me pareció magnífico el ofrecimiento y acepté el trato con previo
compromiso escrito en que se señalaba el costo, la corrección de las
pruebas, la entrega de dinero en partes de acuerdo a las entregas y fechas
respectivas.
Cumplida la entrega del adelanto y pasado un buen número de días, mutis, no
aparecía ni llamaba por teléfono "este fulano de tal…" Fui a su casa, me
dio "explicaciones", de buscar otra digitadora, pues la anterior había
fallado y con esta nueva todo iba a salir bien…etc. etc. etc.… me reiteró
su buena voluntad e interés por sacar la obra. A la semana me llevó un
puñado de hojas de prueba para corregir, a la semana siguiente de igual
forma, pero a la tercera semana: mutis, la siguiente semana: mutis… ¡no
cumplía con el trato! Nuevamente fui a su casa y de nuevo las
"explicaciones"… pero… pecó en comentarme que estaba postulando a un cargo
en una empresa y que las diligencias que había realizado le habían tomado
mucho tiempo ¡qué tal raza!
Me aseguró que llevaría en pocos días nuevas pruebas. Nada, ni asomos de
él. Ya había pasado el mes y días. Fue a mi casa llevando más pruebas para
corregir. Me pidió más dinero, para la compra de micas, pago de la
operadora y también que le adelantara otro 50% más de su trabajo quedando
un mínimo por cancelar, pues –según él- estaba en una situación difícil.
Le hice saber mi disgusto por su comportamiento, mas por sus ruegos y
seguridades de la próxima aparición del 2do. Tomo, en un incomprensible
"lapsus"…, le di un adelanto, aunque de menor cuantía.
Los días se sucedían, parecía una novela por entregas.
La paciencia se me agotó. Un premonitorio pensamiento maquiavélico se
apoderó de mí.
Le envié una carta Notarial abierta a la Mesa de Partes de la empresa donde
había conseguido una importante colocación; en la carta le reclamaba por su
"incumplimiento en el trabajo que había contraído, con la consabida pérdida
de tiempo; la devolución del último adelanto, en un plazo de 24 horas por
constituir una estafa sus servicios; la entrega inmediata de toda la
documentación suministrada y dar por cancelada su contratación,
advirtiéndole que en caso contrario, haría la denuncia legal
correspondiente en defensa de mis derechos ciudadanos".
Al día siguiente lo tuve en mi casa indignadísimo, me increpó que
malévolamente lo había indispuesto ante sus superiores creándole una mala
imagen. En fin: devolvió todo.
¡Otra vez a fojas cero!
◄Confiar en las propias fuerzas, 1984:
Apareció el tomo II, La creación heroica de JC Mariátegui.
La edad revolucionaria (1920/1930).
Armida estaba en un momento crucial, pero no cayó en un estado depresivo.
Se planteó la misma pregunta de Lenin ¿Qué hacer? cuando también Lenin
estuvo en un momento crucial y que dio título a uno de sus libros. Dicha
pregunta fue respondida por la misma Armida con un principio de Mao Tse
Tung: Confiar en las propias fuerzas. Es decir, sacar la publicación a como
diera lugar, aportar trabajo personal y el limitado dinero que disponía. De
tanto ir i venir a las imprentas adquirió conocimientos del proceso de
impresión para abaratar costos.
Armida, cual Odiseo, arribó a Itaca después de sus aventuras desventuradas
el año 1984. Salió de las prensas de la editorial Alfa LA CRECIÓN HERÓICA
DE JOSE CARLOS MARIÁTEGUI. La edad revolucionaria (1920/1930) Tomo II de
Guillermo Rouillon Duharte. El tiraje fue de 1,000 ejemplares. La inusitada
expectativa por informarse de la edad revolucionaria de JC Mariátegui agotó
la edición en pocos días. Este fue el premio que reconfortó sus desvelos y
tribulaciones. Así quedó registrado, imperecederamente, el heroico esfuerzo
de Guillermo Rouillon. Pues, en esa obra mi esposo dejó parte de su vida;
como lo certifica Armida.
La magna obra de Rouillon se ha tornado clásica en el tiempo y es sumamente
consultada; pero, muchas veces, escritores, militantes de partidos
políticos de izquierda y cineastas no citan la fuente de donde han obtenido
la información e ignoran a Guillermo rouillon y, de paso, a Armida, la
propietaria del legado de su esposo. Tampoco reconocen que contrarrestó los
escollos que impedían la publicación de La Edad Revolucionaria. Obra que es
una ofrenda a la clase trabajadora del Perú y del mundo.
◄Epílogo
Sin embargo, Armida es una mujer emprendedora –entre otras cualidades que
orlan su personalidad-, se preparó para la segunda edición de la Biografía
y la Biobibliografia de José Carlos Mariátegui La Chira. (Los tres tomos
aparecieron en 1993). Luego, se consagró al ordenamiento y preservación del
valioso archivo y biblioteca Rouillon para que estuviera a buen recaudo y
próximamente a disposición de los estudiantes y estudiosos..
La odisea que volvió a pasar Armida para esa segunda edición es otra
historia… ¡Qué tal paradoja! En un país en donde todos los grupos de
izquierda se reclama mariateguístas; promociones universitarias, colegios e
instituciones ostentan su nombre.
Ese mismo país –nuestro país-, gestó una mujer, como Armida, que brinda un
generoso tributo a la memoria de su esposo y, por ende, a nuestro pueblo
con la publicación de la biografía completa de Mariátegui.
Ante Armida,
¡nuestra reverencial genuflexión
y un eterno reconocimiento!
Antonio Rengifo Balarezo
Lima, diciembre del 2012
rengifoantonio@gmail.com
--
Publicado por Blogger para TacnaComunitaria el 1/15/2014 06:17:00 am
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