De: Socialismo Peruano Hoy <socialismoph2018@gmail.com>
Fecha: 10 de junio de 2014, 7:46
Asunto: Perú Integral (3-3) LA PATASOLA CHARAPA
Para:
Perú Integral (3-3)
LA PATASOLA CHARAPA
Largo tiempo, como dice el Himno Nacional, había dejado de escucharse en las cercanías de Iquitos, el estremecedor grito con que la Patasola charapa pretendía atraer a los lugareños hacia las profundidades de la selva. Hasta Dania, "la del Manuel su mujer", por fin había respirado tranquila
Dicen que es terrorífico su grito, casi macabro; pero que a quien lo escucha, le es casi imposible sustraerse a su magnetismo. Cuántos caucheros, cuántos tumbamontes, cuántos lavadores de oro, cuántos cazadores no han desaparecido así.
"Se lo llevó la Patasola", es lo mismo que decir "Se lo tragó la selva"
¿Será que por fin se murió esa maldita de atrayente cuerpo, cabellera enmarañada y un solo pie? ¿No decían que no podía morir mientras haya selva y corra el río de las aucawarmicuna, de las amazonas? ¿Acaso no es "un tronco de mujer" para unos, y "un palo de hembra" para otros?
Los que aseguran haber estado casi casi en su maraña, cuentan que de cerca es apenas "un tronco viejo, que aunque lo rieguen no brota" ¡Vaya uno a saber!
Lo que sí es cierto es que por un tiempo nadie volvió a hablar de la Patasola charapa. Y a estar por lo que cuentan, parece ser que salió de viaje pues tenía algunas cuentas por cobrar.
Gran nadadora, flotaba con extrema facilidad como un tronco, pues, haciendo a un lado pirañas, sachavacas, otorongos, delfines, manatíes, boas, anacondas, tortugas, cuanto bicho se cruzara en su ruta.
Hasta tropezó con los restos de la nao de Aguirre "la ira de Dios", que todo el mundo daba por perdida. Y con lo que fue alguna vez el fuerte o "avanzada" de Orellana, el descubridor de "la serpiente sin ojos", el gran río. Todo quedaba atrás en su aventura. Flotar le era más cómodo que brincar en un solo pie. El tun-tun que hacía semejaba el tambor de los jíbaros anunciando guerra para reducir cabezas de sus enemigos vencidos.
Sin embargo, se veía precisada de brincar al caer la noche, para evitar el frío del agua. El ejercicio de brincar y brincar calentaba su tronco, digo, su cuerpo.
Por donde pasaba, la gente escuchaba su lóbrego tun-tun. Pero el terror tiene que ser persistente para lograr objetivo paralizante. De un día para otro ya no era más motivo de conversación.
Así remontó el gran río aguas arriba, casi sin saber por qué. Qué de gentes diferentes no vio, distintas a sus paisanos lugareños. Y cada vez menos bosque, cada vez más cordillera
Y viajaba, viajaba casi sin saber por qué.
Se le acabó el río, cosa extraña. Y tuvo que hacer sentir su tun-tun en tierra pelada, cascajosa, pedregal. Hasta que por fin encontró un arroyo, pero no al final sino al comienzo, en su nacimiento. Se dejó resbalar, resbalar. Y el arroyo se convirtió en torrente, se hizo río bramador, río hablador. Estaba en el río Rímac.
Atravesó una gran ciudad. Y sólo al final se percató de que era la que buscaba. Decidió apearse cerca de unas murallas. Tambo de Huamantanga, decía un letrero. Pero ahí no olía a selva. Puro cholo apestallama, se dijo. Cruzó la zona de noche. Tun-tun, tun-tun, y se dio en Malambo. Pura negrería.
¡Ya sé lo que busco! Y se le iluminó el rostro: ¡A ese flaco de porquería que me ha metido en este enredo!
Buscaba a alguien. Indudablemente, se trataba de un viejo ajuste de cuentas. Sí, de un viejo ajuste de cuentas.
Aprovechó la noche para avanzar veloz. Tun-tun, tun-tun. Pero no podía gritar. Su estremecedor, terrorífico, macabro, sobrehumano grito sólo valía en la selva; y por aquí sólo había geranios, madreselvas, siemprevivas y jazmines, pues por algo era conocida Lima como "la Ciudad Jardín"
Hasta que frente a una iglesucha de leprosos, San Lázaro, creyó reconocer una dirección: jirón Trujillo 4, 5, 8.
¡Claro que sí, aquí es!, se dijo; estoy en la casa. Levantó la vista y leyó escrita en la fachada: Año de Construcción 1879. Mientras unos construían otros destruían, pensó. No hay construcción sin destrucción.
Pero ni la luz de un candil alumbraba el interior. Entró. Aquí debe ser, por este zaguán. Siguió adentrándose. Escaleras. Segundo piso. Sí, aquí es. Un estrecho corredor, y puertas unas tras otras. De una de ellas, los llantos de un menor y la respuesta del padre: "A dormir, carajo, que viene el cuco" Sonrió, siquiera por esta vez. No es conmigo; siguió de largo y llegó hasta el fondo, número 1
Aquí estoy en lo mío. Esta vez no se me escapa. Abriré de golpe y entraré veloz. Dicho y hecho. Y tal fue el impulso que ¡zas! Se sintió caer, caer, caer.
De pronto ¡plash! Se hundió en el agua. ¡Estaba de nuevo en el Amazonas!
Y dicen que ahora se escucha de nuevo su grito en toda la selva.
José Ninakiro
16.12.87
Nota.- La presente trilogía: El Payandé, Gracias Taytay, La Patasola Charapa, fue presentada a finales de 1987, hace más de un cuarto de siglo. No es la primera, no es la única, no es la última expresión del deseo de integración nacional.
En nuestro país, muchos Activistas, muchos escritores expresan en sus escritos este deseo de integración. No miremos sus limitaciones literarias, pongamos el acento en este deseo integrador.
Garcilaso de la Vega Inca escribió en sus Comentarios Reales acerca de la nueva realidad histórica. Al final de su magna obra se declaró mestizo.
Felipe Huamán Poma escribió en su Nueva Crónica y Buen Gobierno acerca de cómo gobernar la nueva realidad, ya diferente al destruido Tawantinsuyu
Hipólito Unánue escribió en su Mercurio Peruano acerca de la identidad del Perú, recriminando la cruel represión contra Túpac Amaru
Ricardo Palma escribió sus Tradiciones Peruanas señalando las etapas incaica, colonial, republicana y el proceso de mestizaje en su formación nacional.
Manuel González Prada, con su Nuestros Indios fue de los primeros en reivindicar nuestra base demográfica ancestral.
José Carlos Mariátegui cimentó en sus 7 Ensayos, y en toda su obra, acerca de un Perú Integral, de un Perú nuevo en el Mundo nuevo.
César Vallejo escribió su Obra Poética en castellano pensando en quechua. Su poema Los Heraldos Negros marca una nueva etapa en nuestra formación nacional.
José María Arguedas escribió acerca de Todas las Sangres. Aprendió el quechua de niño, adentrándose así en la realidad de la población ancestral.
Antes de ellos, con ellos, después de ellos no son pocos los que siguen la misma línea de cimentar la necesidad de este Perú Integral. Su base es la población ancestral. Y en su desarrollo entran los aluviones que conforman nuestra realidad actual.
Entonces, partamos de esta realidad para forjar nuestro PERÚ INTEGRAL.
Ragarro
10.06.14
Luis Anamaría http://socialismoperuanoamauta.blogspot.com/
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cel 993754274
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