| EL DERECHO AL CAMBIO SOCIAL El Pueblo y su Lucha en defensa de la Amazonia peruana Desde hace ya muchas décadas el pueblo peruano ha adelantado en la toma de conciencia de los problemas de su propia realidad y su decisión de ser ellos mismos los que los resuelvan, organizado sus intereses y objetivos sociales para la conquista, no solo del pan, sino también de todas las complacencias humanas, aunque por el momento, lo más álgido en el país, es lo planteado por la lucha concreta de su desarrollo material, premisa indispensable para la conquista de lo más elevado de una cultura popular. A los ojos del pueblo peruano es ya notorio la existencia de un Perú superficial basado en los intereses parasitarios, sin un propósito de desarrollo nacional que viene de del lado de un 10% de clase dominante y expresan el hundimiento del Perú; y la existencia de un Perú real o profundo basado en los intereses y propósito definido de un 80% del pueblo trabajador peruano y que se expresa en su lucha resuelta por el Resurgimiento del Perú. Como siempre, la voracidad parasitaria de ese 10% de clase dominante, mediante el Estado y su gobierno de turno e instituciones representativas y a los cuales la Constitución Política le atribuye los mismos poderes que en el pasado le atribuían a los esclavistas con respecto a sus esclavos, se disponían hoy como ayer, a negociar con el territorio de la amazonia peruana a través de sendos Decretos Legislativos, como siempre, sin importarles el destino que le deparara en el futuro a una población que ancestralmente vive en ese territorio. Esos decretos expresan por un lado, la crueldad y el despotismo con que este Estado y su gobierno trata al más débil, al pueblo; Por otro lado, expresa su espíritu servil y lacayuna ante el poderoso, las transnacionales que a lo largo de toda la vida republicana han apetecido al Perú solo como depósito de materias primas y mercado para sus productos e inversiones de capitales y jamás se han interesado por el desarrollo del país que hoy se encuentra desindustrializado, desagrarizado y cunde la informalidad. Algo de historia. A comienzos de esta república formal, las clases dominantes reposaron su anémica ilusión de riqueza en el guano y el salitre que con la guerra del pacifico se dejaron despojar por su par de Chile. Luego se le aparecería esa misma ilusión frágil en el dorado del caucho en la selva, y después el descubrimiento en el norte del país de pozos petroleros de la "Brea y Pariñas", en ese entonces, esta misma clase dominante, mediante el gobierno de turno del momento, la presento como un gran progreso que traería para el Perú e inmediatamente, a espaldas del pueblo, firmó el contrato de concesión de su explotación por muchos años con empresas transnacionales. Pasaron los años y el progreso al Perú jamás llego, pero si quedo demostrado toda la debilidad, incompetencia y cobardía de una clase dominante incapaz de valerse de sus fuerzas propias para crear riquezas. Hoy sigue ese mismo camino con la tan propagada "gas de camisea", cuyos beneficios el pueblo no conoce hasta ahora, pero si el gran beneficiario es la empresa transnacional que ha tomado su explotación a concesión por los años suficientes para agotarla, depredarla y luego abandonarla. Estas experiencias enseñan al pueblo que las empresas transnacionales como sus colaboradores en cada país, el Estado y su gobierno, no tienen patria. Solo apetecen sacar el mayor provecho posible, a costa de cualquier precio. Y el día que no tengan nada que extraer del país que explotan, lo abandonan a su suerte, por supuesto, con la sonrisa y el beneplácito de una clase dominante débil y cobarde acostumbrada a hacer de esclavo ante el poder extranjero que le asegure una mísera propina para continuar medrando en el poder de un Estado, de un gobierno, que solo actúa lo que los intereses del amo ocasional transnacional le ordena. El pueblo peruano en la amazonia lucha por que el Estado y sus corredores de bolsa no sigan traficando como hasta ahora, con sus tierras y con sus vidas. Se ha organizado autónomamente, oponiendo su poder legitimo a un Estado acostumbrado a tratar al pueblo como si fuera un rebaño. Algo indignante. Y era de preverse. Su despotismo ha dado la orden de disparar contra el pueblo que, como lo ha dicho su máximo representante en Lima, solo lucha por la vida, por su derecho a una vida digna, recibiendo como única respuesta la muerte de más una veintena de pobladores indefensos. El Gabinete en pleno del Estado se ha reunido solo para acordar la captura de sus dirigentes a quienes se les llaman ahora con el trasnochado apelativo de "subversivos", solo por el hecho de asumir la defensa de los legítimos derechos del pueblo. El pueblo peruano reivindica para sí su derecho al CAMBIO SOCIAL, no cambios de gobierno, no cambios de presidente, no vacancia de la presidencia, no nueva Constitución, no, eso no. El 80% del pueblo peruano es la única patria en la que creemos. Es el nuevo espíritu nacional en la que tenemos fe creadora. Es el Perú nuevo en el mundo nuevo. El Perú integral. Es el único medio por donde continua una real, verdadera solidaridad, hacia un Estado de nuevo tipo, donde todo acto o voz genial viene del pueblo y va hacia él. Hfd.01.06.09 |
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