JORGE BACACORZO EN NUEVA ANTOLOGÍA
Nota crítica y aportes para un análisis de la historia de las antologías en el Perú
Jorge Bacacorzo el extraordinario poeta peruano fallecido hace poco más de cuatro años en su casa de Lima, acaba de ser incluido en la Antología Básica, subtítulo del Repertorio poético arequipeño, tomo 7, con 280 páginas; de la colección Biblioteca Juvenil Arequipa, edición impulsada por el Gobierno Regional de Arequipa, y bajo la dirección de César Delgado Díaz del Olmo.
Antes de hacer un atento estudio de esta feliz inclusión, quisiéramos hacer una apretada reseña de los avatares de Jorge Bacacorzo con los antologadores y sus antologías.
Bacacorzo en las antologías. Fechas y datos.
Jorge Bacacorzo, de quien el maestro Antonio Cornejo Polar dijera en 1985: "poeta lúcido (que) se abre camino propio por la ruta de todos, adosando su alma al espíritu de la tierra, del pueblo, del tiempo y de la vieja y nueva historia del sufrimiento y la esperanza", ha sido raramente escogido, en las antologías de la literatura peruana.
Tempranamente ganador de concursos literarios latinoamericanos, antes de los seis años ya había conquistado una presea en la Argentina como resultado de un concurso de cuento infantil. En 1963, dos años antes de cumplir los cuarenta años, obtuvo el Premio Sur Peruano de Literatura, primer y segundo lugar en poesía y segundo en cuento. Antologado sí en América Latina, no logró la misma atención en su propio país. Y a pesar de ser uno de los poetas más prolíficos y difundidos por la prensa de su tiempo, -para corroborar esto basta una simple investigación hemerográfica de los principales diarios de las décadas del 50 y del 60, tanto de Arequipa como de Lima -, las antologías más reputadas del Perú no lo incluyen o en caso contrario lo hacen muy brevemente y la mayoría de veces para criticarlo negativamente.
Ajeno a todo espíritu de componenda o de argolla, nunca se quejó por estas notables ausencias, quienes trabajamos a su lado en sus últimos años, admiramos la gallardía de la soledad creativa, dejada de lado de tarde en tarde ante las visitas de sus discípulos y amigos. Vienen a la memoria las visitas fraternales de Gilberto Alvarado, Eduardo Ibarra, Julio Carmona, Raúl Soto entre los setentas y los ochentas; como Alberto Valcárcel y Ricardo Pérez Torres Llosa entre los sesentas y los setentas. En la década del 90, para muchos -como alguien anotó alguna vez- ya había fallecido hacía años, por eso les sorprendió la noticia de su "nueva" muerte en el año 2006.
Prefería la compañía de sus alumnos, quienes lo acompañaban a pie hasta su hogar luego de clases, para extraerle alguna opinión o algún consejo; a los cenáculos de notables. Tal vez mantenía aún latente esa rebeldía antiacadémica que lo impulsó a la formación autodidacta.
La crítica aprista.
En 1968, Maurilio Arriola Grande en su Diccionario Literario del Perú, lo menciona y a pesar de citar en su nota bibliográfica las opiniones favorables hacia Bacacorzo, emitidas por Alberto Hidalgo, termina diciendo que en el lenguaje del poeta "no se descubre nada nuevo que se pueda añadir a la tónica y a la temática explosiva del verso de los revolucionarios". Quienes creen que este comentario es original del escritor de Junín, no deben sino revisar el tomo V, de La literatura peruana. Derrotero par una historia cultural del Perú de Luis Alberto Sánchez, de 1966, en donde encontrarán la siguiente frase: "no añade nada nuevo a la tónica ni a la temática "revolucionaria" en verso". Casi una copia textual de Arriola a Sánchez, quien dicho sea de paso era contrincante político de Bacacorzo, al haber roto con el Apra en la misma época que Luis De La Puente Uceda, Alfonso Barrantes, Manuel Scorza y otros.
Entonces tenemos, la crítica de Arriola calcada de la de Sánchez, cuyas emociones estéticas eran contrarias a la poesía revolucionaria, por los motivos que bien se entienden.
Hasta allí con los comentarios mal intencionados. Hasta el momento no hemos analizado ninguna antología, solo enciclopedias. Andando.
La marginación "izquierdista".
Veremos, era 1957 cuando Alejandro Romualdo y Sebastián Salazar Bondy decidieron dar a luz la célebre Antología general de la poesía peruana, decidiendo no colocar entre los antologados – casi todos los representantes de la Generación del 50 estaban allí – a Jorge Bacacorzo. Otras notables ausencias fueron Víctor Mazzi, Rosa del Carpio y Leoncio Bueno, a pesar de las predicas revolucionarias de los editores y de la insuficiente poesía de Salazar Bondy, del cual se antologaron cinco poemas, mientras que otras voces superiores como las de Juan Gonzalo Rose y Manuel Scorza, quienes aportaban un texto el primero y dos, el segundo.
Bacacorzo acababa de tener un altercado personal con Alejandro Romualdo y había publicado una crítica fraterna a una exposición pictórica de Salazar Bondy. Con el segundo nunca lo unió una gran amistad, no así con Romualdo, con quien las afinidades eran más profundas. Bacacorzo nunca habló demasiado de las causas de su omisión en el libro que pretendía ser una selección de toda la literatura peruana. De lo que sí podemos dar fe, es de sus sesudas clases de literatura, en donde nunca fueron excluidas ni la poesía de Romualdo ni la dramaturgia de Salazar Bondy, de las que el poeta arequipeño hacía profundos análisis, además de difundirlas y recomendarlas. Fue de esta antología, convertida ya en un clásico, de la cual se desprendieron las sucesivas.
La aparición revolucionaria.
En 1955, aparece Nueva poesía arequipeña, compilación de Luis Yáñez, con José Gonzalo Morante, Aníbal Portocarrero, Oswaldo Reinoso, Alberto Vega, Edgardo Pérez Luna, el mismo Yáñez y Jorge Bacacorzo. Este último con cinco poemas, uno de los cuales es el extraordinario Canto insólito a Bolivia increíble, de 1952.
En 1964, Alfonso Molina publica Poesía revolucionaria del Perú, en donde figuran Jorge Bacacorzo, Víctor Mazzi, Leoncio Bueno con un poema cada uno y Rosa del Carpio con dos. De más está decir que Romualdo y Salazar Bondy aparecen en este libro con cinco y dos poemas, respectivamente.
En 1976, Víctor Mazzi Trujillo edita Poesía proletaria del Perú (1930 – 1976), allí se colocan tres poemas de Bacacorzo, y se publican otros de Leoncio Bueno, Artidoro Velapatiño, Algemiro Pérez Contreras, Eduardo Ibarra, Víctor Mazzi y Julio Carmona. No se consignaron textos ni de Alejandro Romualdo, ni de Sebastián Salazar Bondy. A partir de esta publicación la distancia entre dos sectores bien marcados de poetas que proclamaban ambos pertenecer al campo popular, comenzará a verse bien definida. No por gusto Jorge Bacacorzo había sido invitado a pertenecer al Grupo Intelectual Primero de Mayo – GIPM en la década del 60, corolario inevitable para alguien, que considerado de la Generación del 50, había publicado autogestionariamente uno de los primeros poemarios con sello clasista en Arequipa en 1947, Pan y Rebeliones. Libro precursor difícil de ubicar en las bibliotecas.
Otras enciclopedias y estudios.
En 1988 se le cita largamente en el tomo 1 de la Enciclopedia ilustrada del Perú de Alberto Tauro del Pino. El mismo año, Miguel Gutiérrez lo menciona en La generación del 50: Un mundo dividido, al igual que el libro La generación del 50 en la literatura peruana del siglo XX de 1989, editado por la Universidad Nacional de Educación "Enrique Guzmán y Valle" – La Cantuta.
Las apariciones esporádicas.
En 1988, en el tomo I de Curso de realidad. Proceso poético 1945 – 1980, los profesores Ricardo Falla y Sonia Luz Carrillo, presentan dos poemas revolucionarios de Jorge Bacacorzo.
En 1990, el maestro Jorge Cornejo Polar, en su libro La poesía en Arequipa en el siglo veinte. Estudio y antología, le publica ocho poemas de amor.
En 1993, Marco Martos y Miguel Ángel Rodríguez Rea, en Documentos de Literatura 1. La generación del cincuenta, lo antologan. Martos justifica la pequeña cantidad de poemas de Bacacorzo en el libro (dos), pues sus "textos son muy difíciles de hallar".
En 1996, César Toro Montalvo, en el tomo XI de su Historia de la literatura peruana, le dedica breves palabras biográficas.
Las anti-antologías.
Un caso curioso dentro del ejercicio antologador en el Perú ocurrió en 1984, fecha en la que el crítico literario, Ricardo González Vigil publica el libro Poesía peruana, antología general. (Repárese en el título tan parecido a otro, veremos que también en espíritu). En la página 12, dice González: "téngase en cuenta que en la presente antología hemos optado por el siguiente nivel de exigencia: autores con poemas excelentes y representativos del espectro poético de cada periodo. Por ello no hemos incluido a poetas de buena pero no excepcional calidad (aunque, esporádicamente, tengan algún texto memorable o dominen algunos rasgos de la escritura poética)". Luego en el colmo de lo patético pasa a enumerarlos. Entre estos excluidos, estaban, además de Jorge Bacacorzo; Julio Carmona, Rosa del Carpio, Víctor Mazzi, Luis Nieto, Jorge Luis Roncal, Manuel Scorza, Manuel Velásquez Rojas, entre otros.
En 1989, el otro Ricardo y también crítico literario, Silva Santisteban, divulga su Antología general de la poesía peruana, (Vuelva a repararse en el título, se verá que no es mera coincidencia). En esta recopilación, en el que se aprecian como influencias las anteriores del mismo nombre de Romualdo / Salazar Bondy y de González Vigil, "casualmente" se cometen las mismas escandalosas omisiones.
Cercana la muerte.
Poco antes de su fallecimiento, tres meses antes, en marzo de 2006, cuatro de sus poemas son publicados y comentados por Rosina Valcárcel en su libro Aprendiz de maga.
En 2006, Balmes Lozano Morillo, edita Poemas de amor y rebeldía social, incluyendo tres poemas revolucionarios de Bacacorzo.
El Repertorio poético arequipeño. 2010.
Esta primera edición es novísima, pues pertenece a este año. Más allá de algunas voces prescindibles, selecciona a Mariano Melgar, Francisco Mostajo, Percy Gibson, César Atahualpa Rodríguez, Alberto Guillén, Alberto Hidalgo, Blanca del Prado, Guillermo Mercado, Gustavo Valcárcel, etc., de Arequipa, y también a algunos no arequipeños pero que dedicaron parte de su poesía a la ciudad sureña. No obstante también hay notables ausencias, mencionaremos una como ejemplo, la de Xavier Bacacorzo, hermano menor de Jorge, y poeta también de la generación del 50, con libros como Tríptico de amor (1963), Ira y amor por la sangre de Camboya (1970), Andes (1980), etc.
El presente Repertorio poético arequipeño, que además forma parte de una colección de diez tomos, ha tomado textos de dos libros de Jorge Bacacorzo. De Las eras de junio, un poema, de El libro del yaraví, cuatro.
El primer poema denominado equivocadamente "Las eras de junio", pertenece sí al libro del mismo nombre, pero el texto toma el nombre del primer verso: "En Arequipa la campana grande". Otro error de edición se da aquí, cuando los antologadores convierten los versos dos y tres en uno solo. Además hay otras tres equivocaciones, en el verso "dos" (tres en el original de JB), donde dice: "llama y llama al pueblo", debe decir: "llama y llama a pueblo". En el verso "ocho" (nueve en el original) donde dice: "llaman y llaman al pueblo" debe decir "llaman y llaman a pueblo". Y por último, en el verso "trece" (doce en el original de JB), donde dice: "llama y llama al pueblo", debe decir "llama y llama a pueblo". Deslices los tres que empobrecen y cambian el sentido conceptual de la palabra "pueblo" en el poema, presentándolo como a un grupo de gente y no como una actitud, que es la intención del poeta.
En los cuatro poemas de El libro del yaraví, no se ha respetado la costumbre del poeta de colocar la primera palabra de cada uno con letras mayúsculas. El orden también nos causa curiosidad: XXIX, XXXI, XXX y XLVI, ¿no podrían haberse colocado sucesivamente, es decir: XXIX, XXX, XXXI y XLVI?
No obstante estos traspiés la selección no deja de ser acertada, sobretodo en estos tiempos en donde una de las voces más cercanas al sufrimiento del pueblo peruano debe seguir viva para continuar cantando sus gestas. La poesía de Bacacorzo es una alta expresión de la poesía total, social y comprometida, amorosa y erótica. Bacacorzo no admitió nunca esa división maniquea entre poesía social y poesía pura, y combatió a quienes marginaban a los poetas que lejanos a las escuelas y a los certámenes, aprendían a escribir desde su experiencia y apreciaban la estética del nuevo amanecer, del mundo por construir.
Ya en 1993, Ricardo Monzón Delgado alcanzó su licenciatura en Literatura y Lingüística, con la tesis Jorge Bacacorzo y "Las eras de junio" o testimonio de una rebelión popular, en la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa. Dos años después en 1995, hacía lo propio, Jacqueline Margarita Guerra Echeverría, con la tesis, Poesía y pueblo: 3 libros de Jorge Bacacorzo. Y los estudios en su ciudad natal continúan. Sólo falta que Lima se ponga al corriente, pues fue en esta ciudad en donde transcurrió medio siglo de su vida y en donde desarrolló la mayor cuantía de su obra periodística, poética, narrativa y docente. Antologías como la actual, que retoma lo mejor que Bacacorzo dedicó a Arequipa constituye un ejemplo para futuras ediciones.
Por último, es necesario repasar nuestros conceptos sobre lo que ha sido y debe ser el criterio antologador en el Perú. Lo que sí es cierto y que esta apretada síntesis desde la experiencia bacacorziana confirma, es que dentro de la misma izquierda literaria se han dado duras confrontaciones, que se ven reflejadas en los juicios editoriales. Necesitamos con urgencia una nueva antología de la poesía peruana, sí, pero más que eso, requerimos definir posiciones. Bacacorzo lo entendió así, y por eso fue ajeno a los convites de café y a las borracheras de alcohol y de soberbia; y nunca le sorprendió o entristeció el no aparecer en las antologías oficiales y carísimas, pues nunca le pidió peras al olmo, ni le interesó mucho la aprobación de los hipócritas o de los enemigos del pueblo.
|
No hay comentarios.:
Publicar un comentario