De: Ricardo Melgar <melgarr@gmail.com>
Fecha: 25 de septiembre de 2011 14:40
Asunto: John Bellamy Foster: Marxismo y Revolución Ecológica
Para:
Mi tema –organizar la revolución ecológica– tiene como su premisa inicial que estamos en medio de una crisis ambiental global de tal enormidad que la red de la vida en todo el planeta se ve amenazada, y con ello, el futuro de la civilización.
Esta ya no es una proposición que esté en discusión. Para estar bien seguros, digamos que hay diferentes percepciones acerca de la extensión del desafío que esto entraña. En un extremo están los que creen que ya que estos son problemas humanos que provienen de causas humanas, pueden tener una fácil solución. Lo único que necesitamos es algo de ingenio y voluntad para actuar. En el otro extremo están los que creen que la ecología del mundo se ha deteriorado a tal escala y con una rapidez tan grande, que ya está fuera de control, lo que da lugar a los presentimientos más sombríos.
Aunque a menudo se las ha visto como oposiciones polares, estos puntos de vista comparten algunas bases comunes. Como observó Paul Sweezy, cada una refleja "la creencia de que si las tendencias presentes continúan operando, será sólo cosa de tiempo que la especie humana torne completamente asqueroso su propio nido" (Monthly Review, June 1989)
Cuanto más aprendemos sobre las tendencias actuales del ambiente, más sobresale la no sustentabilidad del curso presente. Entre los signos de advertencia:
- Hoy existe la certeza de que el umbral crítico del aumento medio de la temperatura mundial de 2 grados C (3,6 grados F), por encima de la media del período preindustrial, está por cruzarse, debido a la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Los científicos piensan que el cambio de clima a este nivel tendrá portentosas implicaciones para los ecosistemas del mundo. La pregunta ya no es cuándo ocurrirán los cambios, sino cuán grandes van a ser. ((International Climate Change Task Force, Meeting the Climate Challenge, January 2005) http://www.americanprogress.org).
- Existe una creciente inquietud en la comunidad científica de que las estimaciones en la tasa del calentamiento global, provistas por el Panel Intergubernamental sobre Calentamiento Global de Naciones Unidas (IPCC), que para un escenario extremadamente pesimista proyectaba para el 2100 aumentos de temperatura global media de sobre los 5,8 grados C (10,4 grados F), pudieran resultar bajos. Por ejemplo, los resultados del mayor experimento de modelación de climas realizado en la Universidad de Oxford, en Gran Bretaña, indicaron que el calentamiento global podría llegar a ser casi el doble en el mismo período de la estimación del IPCC (London Times, January 27, 2005).
- Experimentos realizados en el Instituto Internacional del Arroz y en otros lugares, han llevado a los científicos a concluir que por cada 1 grado C (1,8 grados F) de aumento en la temperatura, las cosechas de arroz, trigo y maíz pueden caer hasta en un 10% (Proceedings of the National Academy of Sciences, July 6, 2004; Lester Brown, Outgrowing the Earth).
- Actualmente está claro que el mundo llegará en unos pocos años al pico en cuanto a producción de petróleo (lo que se conoce como el pico de Hubert). Por eso, la economía mundial está enfrentando la disminución y mayores dificultades en la obtención de provisiones de petróleo, a pesar de que existe una demanda en rápido crecimiento (Ken Deffeyes, Hubbert's Peak; David Goodstein, Out of Gas). Todo esto lleva hacia una creciente crisis mundial de energía y a una creciente competencia guerrera por los recursos.
- El planeta se está enfrentando a la escasez del agua debido al agotamiento de acuíferos irremplazables que constituyen el grueso de la provisión de agua dulce en el mundo. Esto plantea una amenaza a la agricultura global que ha llegado a ser una economía burbuja basada en la explotación insostenible del agua subterránea. Hoy día, una de cuatro personas no tiene acceso a agua limpia (Bill McKibben, New York Review of Books, September 25, 2003).
- Dos terceras partes de las reservas de peces en el mundo ya han sido explotadas por encima de su capacidad. A lo largo del último medio siglo, el 90% de los grandes peces predadores en los océanos del mundo han sido eliminados. (Worldwatch, Vital Signs 2005).
- La tasa de extinción de peces es la más alta en 65 millones de años, con la perspectiva de extinciones en cascada a medida que se remuevan los remanentes de ecosistemas intactos. Ya la tasa de extinción se aproxima a ser 1000 veces superior al "benchmark" o tasa natural (Scientific American, September 2005). Los científicos han indicado 25 puntos de alarma en tierra que responden por el 44% de todas las especies de plantas vasculares y a 35% de todas las especies en 4 grupos vertebrados, en tanto se considera solamente el 1,4% de la superficie terrestre del mundo. Todos estos puntos de alarma se encuentran actualmente amenazados por la rápida aniquilación debida a causas humanas. (Nature, February 24, 2000).
- De acuerdo a un estudio publicado por la National Academy of Sciences en 2002, la economía mundial ha excedido la capacidad regenerativa de la tierra ya en 1980 y para 1999 la superó en 20%. Esto significa, de acuerdo a los autores del estudio que "se requerirían 1.2 Tierras, o una Tierra para cada 1.2 años para regenerar lo que la humanidad usó en 1999". (Matthis Wackernagel, et. al, "Tracking the Ecological Overshoot of the Human Economy," Proceedings of the National Academy of Sciences, July 9, 2002). La cuestión del colapso ecológico de civilizaciones pasadas desde la Isla de Pascua a los Mayas se ve hoy crecientemente como extendiéndose hacia el actual sistema capitalista mundial. Esta visión, largamente sostenida por los ambientalistas, ha sido popularizada recientemente por Jared Diamond en su libro Collapse.
Ésta y otras campanas de alarma indican que en el presente ya no son sostenibles las relaciones humanas con el ambiente. Los países capitalistas más desarrollados tienen las más grandes responsabilidades ecológicas per cápita, demostrando así que el curso completo del desarrollo capitalista mundial en la actualidad, llega a un final sin salida.
La principal respuesta de la clase gobernante capitalista cuando se enfrenta con el creciente reto ambiental es "tocar el arpa mientras arde Roma". Hasta el extremo de que tiene una estrategia que es la de basarse en la constante revolución de las fuerzas productivas, por ejemplo, cambiando de tecnología mientras el sistema de relaciones sociales permanece intacto. Fue Karl Marx quien primero señaló en El Manifiesto Comunista la constante revolucionarización de la producción como la característica distintiva de la sociedad capitalista. Hoy en día, grandes intereses intervienen en la construcción del proceso de cambio tecnológico revolucionario, que emparejan con la magia tradicional del mercado para resolver los problemas ambientales dónde y cuándo fuere necesario.
En duro contraste, muchos ambientalistas creen ahora que la sola revolución tecnológica será insuficiente para resolver el problema y que se precisa una revolución de mayor alcance social para transformar el actual modo de producción.
Históricamente, dirigir la atención a esta cuestión de la transformación de la sociedad significa que nosotros necesitamos averiguar: (1) hacia dónde se dirige el sistema capitalista mundial en el presente, (2) el grado en el cual puede alterar su curso por medios tecnológicos u otros medios, en respuesta a la crisis social y ecológica convergentes hoy en día, (3) las alternativas históricas al sistema existente. Hasta ahora, el intento más ambicioso para resolver tareas tan amplias, ha sido llevado a cabo por el grupo Global Scenario (http://www.gsg.org), un proyecto lanzado en 1995 por el Stockholm Environmental Institute para examinar la transición hacia una sustentabilidad global. El Global Scenario Group ha producido tres informes — Branch Points (1997), Bending the Curve (1998), y culminando con el estudio, Great Transition (2002). En lo que sigue, nos enfocaremos en el último de los tres informes: Great Transition. [1]
Como su nombre lo sugiere, el grupo Global Scenario emplea escenarios alternativos para explorar los pasos posibles de una sociedad asaltada por una crisis de sustentabilidad. El informe culminante presenta tres clases de escenarios: Mundos Convencionales, Barbarización y Grandes Transiciones. Cada una de éstas presenta dos variantes. En los Mundos Convencionales son las fuerzas del mercado y las políticas de reforma. La Barbarización se manifiesta en las formas de la Quiebra y el Mundo Fortaleza. Las Grandes Transiciones se quiebran en Ecocomunalismo y el nuevo Paradigma de Sustentabilidad. Cada escenario se asocia con diferentes pensadores: La Fuerza del Mercado con Adam Smith, las Políticas de Reforma con John Maynard Keynes y los autores de la Comisión Brundtland de 1987; la Fortaleza del Mundo con Thomas Hobbes; el Eco–comunalismo con William Morris, Mahatma Gandhi, and E. F. Schumacher; y el Nuevo Paradigma de Sustentabilidad con John Stuart Mill.
Dentro de los escenarios de los Mundos Convencionales, la Fuerza del Mercado se pone de lado del capitalismo desnudo o neoliberalismo. Viene a representar en las palabras del informe Great Transition, "la tormenta de la expansión capitalista". Las Fuerzas del Mercado es un orden capitalista desembozado que sólo pretende la acumulación de capital y el rápido crecimiento económico, sin importar ningún costo social o ecológico. El problema principal que surge de este escenario es su relación rapaz con la humanidad y la tierra. El impulso por amasar capital que es central en el régimen de Fuerzas de Mercado fue mejor registrado por Marx en la fórmula general del capital, (aunque no es citado en la Gran Transición). En una sociedad de producción mercantil simple (una concepción abstracta que se refiere a formaciones económicas precapitalistas, donde el dinero y el mercado juegan un papel subsidiario), el circuito de mercadería y dinero existe en una forma de M—D—M, en el que diferentes mercancías o valores de uso constituyen el objetivo del proceso económico. Una mercancía M, que encarna un valor de uso definido se vende por dinero D, que se usa para comprar diferentes mercancías M. Cada uno de estos circuitos se completa en el consumo de un valor de uso.
Sin embargo, en el caso del capitalismo, o de la producción generalizada de mercancías, el circuito del dinero y de las mercancías comienza y termina con el dinero, o D—M—D. Todavía más, ya que el dinero es solamente una relación cuantitativa, tal intercambio no tendría significado si al final del proceso se adquiriera la misma cantidad de dinero que se intercambió al principio, por lo que la fórmula del capital en realidad toma la forma de D—M—D', donde D' es igual a M+ m o plusvalía. [2] Lo que queda en pie, cuando se la compara con la producción simple de mercancías, es que no existe un final real para este proceso, ya que el objeto no es de uso final sino la acumulación de plusvalía o capital. En un año D––M—D resulta por eso en la )m que es reinvertida, lo que lleva al D—M—D'' del año siguiente y al D—M—D''' del año que sigue, y así al infinito. En otras palabras, el capital por su propia naturaleza es un valor en expansión.
La fuerza motriz que está detrás de este impulso hacia la acumulación, es la competencia. La lucha competitiva asegura que cada capital o firma debe crecer y que en seguida deba invertir sus "ingresos" a fin de sobrevivir.
Tal sistema tiende hacia el crecimiento exponencial puntuado por crisis o interrupciones temporales en el proceso de acumulación. Las presiones que se dejan caer sobre el ambiente natural son inmensas y sólo podrían aflojarse con el debilitamiento o cese en funciones del mismo capitalismo. Durante el último medio siglo la economía mundial ha crecido más de siete veces mientras la capacidad de la biosfera para soportar tal expansión ha disminuído debido a las depredaciones ecológicas humanas (Lester Brown, Outgrowing the Earth).
El principal supuesto de quienes abogan por una solución de Fuerzas del Mercado a la cuestión ambiental, es que esta solución conduciría hacia una creciente eficiencia en el consumo de las entregas ambientales por medio de la revolución tecnológica y los continuos ajustes del mercado. El uso de la energía, del agua, y de otros recursos naturales decrecerían por unidad de output económico. A esto se refieren como "desmaterialización". Sin embargo, la implicación central de este argumento es falsa. La desmaterialización, hasta la extensión en que pudiera decirse que existe, ha demostrado ser una tendencia mucho más débil que la D—M—D'. Como lo indica la Global Transition, "el efecto de crecimiento" sobrepasa el "efecto de eficiencia".
Esto puede entenderse concretamente en términos de lo que se ha llamado la Paradoja de Jevons, nombre que se toma de William Stanley Jevons que publicó su The Coal Question en 1865. Jevons, uno de los fundadores de la economía neoclásica, explicaba que el mejoramiento de las máquinas de vapor que rebajaban el consumo de carbón por unidad de output, también servían para aumentar la escala de la producción a medida que se construían más y mayores fábricas. Y entonces, la creciente eficiencia en el uso del carbón tenía el efecto paradójico de expandir el consumo agregado de carbón.
Los peligros del modelo de Fuerzas de Mercado son claramente visibles en las depredaciones ambientales durante los dos siglos desde el advenimiento del capitalismo industrial, y muy especialmente en los últimos cincuenta años. "En vez de abatirse" bajo el régimen de Fuerzas de Mercado –señala el informe Great Transition— "el insostenible proceso de degradación ambiental, lo que observamos es su intensificación. Podría aumentar el peligro de cruzar umbrales críticos en los sistemas globales y que se gatillen sucesos que transformen radicalmente los ecosistemas y el clima del planeta ". Aunque Fuerzas del Mercado es "la ideología tácita" de la mayoría de las instituciones internacionales, arrastra inexorablemente hacia el desastre ecológico y social y aún al colapso. La continuación del "negocio como se ha estado haciendo" es una fantasía utópica.
Una más racional base para esperanzas —señala el informe— se encuentra en el escenario de la Reforma Política. "La esencia del escenario es la emergencia de una voluntad política para torcer gradualmente la curva del desarrollo hacia un conjunto comprehensivo de objetivos sustentables", que incluyen la paz, los derechos humanos, el desarrollo económico y la calidad ambiental. Esta es esencialmente la estrategia global keynesiana sostenida por el informe de la Comisión Brundtland en su informe de fines de los 1980s — que propone una expansión del estado de bienestar, que viene a concebirse ahora como de bienestar ambiental para todo el mundo. Representa la promesa de lo que los sociólogos ambientalistas llaman "la modernización ecológica".
La aproximación a la Reforma Política se prefiguró en varios acuerdos internacionales, tales como el Protocolo de Kyoto sobre calentamiento global y las medidas de reforma ambiental avanzadas en las cumbres de la Tierra de Río en 1992 y de Johannesburgo en 2002. La Reforma Política buscaría el decrecimiento de la desigualdad y de la pobreza mundial a través de programas de ayuda extranjera que emanara de los países ricos y de las instituciones internacionales. Esta promovería las mejores prácticas ambientales a través de incentivos de mercado inducidos por el estado. Sin embargo, a pesar del potencial para modernizaciones ecológicas limitadas, las realidades del capitalismo — señala el informe Great Transition — entrarían a chocar con la Política de Reforma. Y esto porque Política de Reforma continúa siendo un escenario de Mundo Convencional — uno en donde perduran los valores subyacentes, los estilos de vida y las estructuras del sistema capitalista. "La lógica de la sustentabilidad y la lógica del mercado global están en tensión. La correlación entre la acumulación de riqueza y la concentración del poder, erosiona la base política para una transición". Bajo estas circunstancias, "la tentación del dios de Mammon y del Sacrosanto dólar" prevalecerá.
El fracaso de ambos escenarios de Mundos Convencionales para aliviar el problema de la declinación ecológica, significa que nos amenaza la Barbarie: o sea el derrumbe de la Fortaleza del Mundo. El derrumbe habla por si mismo y ha de ser evitado a toda costa. La Fortaleza del Mundo emerge cuando "poderosos actores regionales e internacionales comprenden las peligrosas fuerzas que llevan al Derrumbe" y son capaces de resguardar sus intereses lo suficiente como para crear "enclaves protegidos". La Fortaleza del Mundo es un sistema apartheid planetario, regulado y mantenido por la fuerza, en la que se ensancha permanentemente el abismo entre el rico global y el pobre global, y en donde el acceso diferencial a los recursos y facilidades del ambiente también aumenta de un modo agudo. Consiste en "burbujas de privilegio en océanos de miseria.. . Las elites han detenido la barbarie a sus puertas y forzado una especie de administración ambiental y una estabilidad insegura." El estado general del ambiente planetario, continuará sin embargo deteriorándose en este escenario que conduce sea a un completo Derrumbe ecológico, o al surgimiento a través de la lucha revolucionaria de una sociedad más igualitaria, la del Eco–comunalismo.
Esta descripción de la Fortaleza del Mundo es señaladamente similar al escenario alzado en el informe del Pentágono del 2003, Abrupt Climate Change and its Implications for United States National Security (see "The Pentagon and Climate Change," Monthly Review, May 2004). El informe del pentágono visualiza un posible paro debido al calentamiento global de la circulación termohalina que calienta al Atlántico Norte, con lo que se arrojaría a Europa y a Norteamérica a condiciones siberianas. Ante tan diferentes aún cuando plausibles circunstancias, poblaciones en situaciones relativamente confortables, incluyendo las de Estados Unidos, se las pinta construyendo en torno suyo "fortalezas defensivas" para mantener fuera a masas de posibles inmigrantes. Los enfrentamientos militares en torno a recursos escasos, se intensifican.
El capitalismo desnudo y las guerras por los recursos se puede decir que están empujado al mundo en esa dirección, aunque faltara una causa tan inmediatamente estremecedora como el cambio climático. Con la llegada de la Guerra del Terror, desencadenada por EEUU contra uno y otro país desde septiembre 11 del 2001, un "Empire of Barbarism" hace sentir su presencia (Monthly Review, December 2004).
Aún así, desde el punto de vista del grupo Global Scenario, los escenarios de la Barbarización están ahí sólo para advertirnos de los peores peligros posibles de la declinación ecológica y social. Sostienen que se precisa de una Gran Transición, como una necesidad para evitar la Barbarización.
Teóricamente hay dos escenarios de Grandes Transiciones que son examinados por el grupo Global Scenario: el Eco–Comunalismo y el Paradigma de Nueva Sustentabilidad. Sin embargo, el Eco–comunalismo nunca lo discutieron en detalle, ya que para este tipo de transformación, para que ocurra, sería necesario que la sociedad mundial pase primero por la Barbarización. La revolución social del Eco–Comunalismo es vista por los autores de Global Scenario como estando al otro lado del Talón de Hierro de Jack London. Entonces, la discusión de la Gran Transición queda confinada al Paradigma de Nueva Sustentabilidad.
La esencia del Paradigma de Nueva Sustentabilidad es la de una transformación ecológica radical que va en contra de la "hegemonía capitalista" desbocada, pero que se detiene poco antes de una plena revolución social. Ha de ser llevada adelante primordialmente a través de cambios en los valores y estilos de vida más que a través de la transformación de las estructuras sociales. Aquí los avances en la tecnología y en la política ambiental que comenzaran en el escenario de la Reforma Política, pero que fueron incapaces de empujar suficientes cambios ambientales debido a la dominación de las normas adquisitivas, se suplementan aquí con una "tajada de estilos de vida".
En el escenario explícitamente utópico del Paradigma de Nueva Sustentabilidad las Naciones Unidas se ven transformadas en una "Unión Mundial",en una "verdadera federación global". La Globalización ha llegado a "civilizarse". El mercado mundial es plenamente integrado y equipado para la igualdad y la sustentabilidad, ya nos sólo como generador de riqueza. La Guerra del Terrorismo ha concluído con la derrota de los terroristas. La sociedad civil, representada por las organizaciones no gubernamentales (ONGS), juega un papel dirigente en la sociedad a niveles tanto locales como globales. Las votaciones son electrónicas. La pobreza es erradicada. La desigualdad típica ha decrecido a una diferencia de 2–3:1 entre el veinte por ciento de la cumbre y el 20% del fondo de la sociedad. La desmaterialización es real, como lo es también el principio de que el que contamina paga. La propaganda está ahora donde puede ser vista. Ha habido una transición a una economía solar. Los extensos transportes desde el lugar donde la gente vivía al lugar de trabajo, es ahora cosa del pasado; en vez de eso ahora hay "colonias integradas"que colocan en cercana proximidad los hogares, el trabajo, las almacenes al detalle, los lugares de recreo. Las corporaciones gigantes han llegado a ser organizaciones sociales que deseadas con ansiedad, y no simples entidades privadas. Ellas ya no están preocupadas exclusivamente con la economía de base, sino que han revisado esto "para incluír la igualdad social y la sustentabilidad ambiental, ya no como medios de ganancia, sino como fines".
Cuatro agentes de cambio se dice que se han combinado para hacer todo esto posible: (1) gigantescas corporaciones trasnacionales, (2) organizaciones intergubernamentales tales como las Naciones Unidas, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial de Comercio, 3) la sociedad civil actuando a través de las ONGS, y 4) la población mundial, globalmente despierta, ambientalmente consciente y democráticamente organizada.
Apuntalando esto económicamente está la noción de un estado estacionario, como fue descrito por Mill en su Principles of Political Economy (1848), y y desarrollada en nuestros días por el economista ecológico Herman Daly. La mayoría de los economistas clásicos – incluyendo Adam Smith, David Ricardo, Thomas Malthus y Kart Marx — vieron el espectro de un estado estacionario como presagiando la defunción de la economía política burguesa. Mill, a quien Marx (en el Postfacio de la segunda edición del Capital) acusó de "sincretismo superficial", vio el estado estacionario como compatible en cierto grado con las relaciones productivas existentes, en donde se requerían sólo pequeños cambios en distribución. En el escenario del Paradigma de Nueva Sustentabilidad, que adopta el punto de vista de Mill como inspiración, las instituciones básicas del capitalismo permanecen intactas, como también las relaciones fundamentales de poder, pero un giro en el estilo de vida y en la orientación del consumidor significan que la economía ya no es conducida por el crecimiento económico y la ampliación de las ganancias, sino por la eficiencia, la equidad y el mejoramiento cualitativo de la vida. Una sociedad capitalista formalmente dirigida hacia la reproducción ampliada a través de la inversión de plusvalía ha sido reemplazada con un sistema de reproducción simple (el estado estacionario de Mill), en donde el excedente es consumido en vez de ser invertido. La visión es la de una revolución cultural que suplementa la revolución tecnológica, cambiando radicalmente el paisaje social y ecológico de la sociedad capitalista, sin alterar fundamentalmente las relaciones productivas, de propiedad y de poder que definen al sistema.
A mi entender, hay problemas lógicos e históricos en esta proyección. Ella combina los elementos más débiles del pensamiento utópico (tejiendo un futuro sobre puras esperanzas y deseos — véase Bertell Ollman, "The Utopian Vision of the Future," Monthly Review, July–August 2005) que se enredan con un deseo "práctico" por evitar un corte decisivo con el sistema existente. El fracaso del Global Scenario Group para levantar su propio escenario en torno al Eco–comunalismo es parte y parcela de esta perspectiva, que trata de eludir la cuestión de una seria transformación social que una Gran Transición requeriría.
El resultado es una visión del futuro que es en extremo contradictoria. Las corporaciones privadas son instituciones con un único y sólo propósito: la prosecución de ganancias. La idea de convertirlas en algo enteramente diferente y opuesto a sus fines sociales es reminiscente a las nociones abandonadas hace mucho acerca de la "corporación sentimental" que emergió por un corto tiempo en los 1950s y que luego se desvaneció en la dura luz de la realidad. Muchos cambios asociados con el Paradigma de Nueva Sustentabilidad, para realizarse, precisarían de una revolución de clase. Pero esto se excluye del escenario. En vez de eso, los autores del Global Scenario Group se traban en una suerte de pensamiento mágico – negando que cambios fundamentales en las relaciones de producción puedan acompañar (y a veces preceder) a cambios en los valores. No es menos cierto que en el caso del escenario de la Política de Reforma –como se señala en el mismo informe acerca de la Gran Transición — "el Dios Mammon" inevitablemente aplastará a una Gran Transición basada en valores que tratan de escapar al reto de una transformación revolucionaria de toda la sociedad.
Dicho muy escuetamente, mi argumento es que una revolución ecológica digna de ese nombre solamente puede ocurrir como parte de una más amplia revolución social, e insistiré, una revolución socialista. Tal revolución, si ha de generar las condiciones de igualdad, sustentabilidad y libertad humana dignas de una genuina Gran Transición, necesariamente extraerá su mayor ímpetu de las luchas de las poblaciones trabajadoras y de las comunidades en el fondo de la jerarquía global capitalista. Y demandaría, como insistió Marx, que los productores asociados regulen racionalmente la relación metabólica humana con la naturaleza. Y se vería la riqueza y el desarrollo humano en términos radicalmente diferentes que en la sociedad capitalista.
Al concebir tal revolución ecológica y social, podemos derivar inspiración, como lo hizo Marx, del antiguo concepto epicúreo de "riqueza natural". [3] Como observaba Epicuro en sus Doctrinas principales, "la riqueza natural es a la vez limitada y fácilmente obtenible; las riquezas de los caprichos ociosos se desvanecen para siempre". Y el problema es el carácter no natural e ilimitado de tales riquezas alienadas. Igualmente, en lo que se han venido en llamar los Dichos Vaticanos, Epicuro señalaba: "Cuando se la mide por el propósito natural de la vida, la pobreza es gran riqueza; y la riqueza sin límites, una gran pobreza." El libre desarrollo humano. Que se alza en un clima de limitaciones naturales y de sustentabilidad es la base verdadera de la riqueza de una existencia multifacética y rica; la persecución desbocada de riqueza es la fuente primaria del empobrecimiento y del sufrimiento humano. No necesita uno decirlo, pero tal preocupación por el bienestar natural, como opuesto a las necesidades y estimulantes artificiales, es la antítesis de la sociedad capitalista y la precondición de una comunidad humana sostenible.
Por eso una Gran Transición debe tener las características implicadas en el escenario olvidado por el Scenario Group: el Eco–comunalismo. Debe tomar su inspiración de William Morris, uno de los más originales seguidores ecológicos de Kart Marx, de Gandhi, y de otras figuras radicales, revolucionarias y materialistas, incluyendo al propio Marx, y extendiéndose tan lejos atrás como a Epicuro. La finalidad debe ser la creación de comunidades sustentables, orientadas por el desarrollo de poderes y necesidades humanas, ajenas a la ansia devoradora de acumulación de riquezas (capital).
Como escribió Marx, el nuevo sistema " comienza con el autogobierno de las comunidades" Marx and Engels, Collected Works, vol. 24, p. 519; Paul Burkett, "Marx's Vision of Sustainable Human Development" en este numero de septiembre de Monthly Review). La creación de una civilización ecológica requiere de una revolución social; una que, como explica Roy Morrison, necesite organizarse democráticamente desde abajo: "comunidad por comunidad…región por región" (Ecological Democracy). Deberá proveer por las necesidades humanas—aire limpio, agua no contaminada, comida sana, adecuado sistema sanitario, transporte social, salud y educación universal, todo lo cual requiere de una relación sustentable con la Tierra — por encima de toda otra necesidad o querer. Tal vuelco revolucionario en los asuntos humanos pareciera ser improbable. Pero la continuación del presente sistema capitalista por cualquier longitud de tiempo se probará imposible — si han de sostenerse la civilización humana y las redes de la vida como las conocemos.
[1]. Los autores del informe La Gran Transición del Global Scenario Group, son Paul Raskin, Tariq Banuri, Gilberto Gallopín, Pablo Gutman, Al Hammond, Robert Kates, y Rob Swart.
[2].- Gran parte del análisis de Marx en El capital se concentra en el problema de dónde proviene la plusvalía. Para responder a esta pregunta, él sostiene, es necesario mirar debajo del proceso de intercambio y explorar los rincones ocultos de la producción capitalista—donde se revela que la fuente de la plusvalía ha de encontrarse en el proceso de explotación de clase.
[3].- Sobre la relación de Marx con Epicuro, véase John Bellamy Foster Marx's
Traducción de Federico García M.
John Bellamy Foster es editor del Monthly Review y autor de Marx's Ecology: Materialism and Nature and The Vulnerable Planet (La Ecologia de Mark : Materialismo, Naturaleza y la vulnerabilidad del planeta). Sus puntos de vista no necesariamente son los de Petroleumworld.
Nota del Editor: Este comentario fue originalmente publicado por Monthly Review, Vol. 57, N° 5, october 2005. Petroleumworld no se hace responsable por los juicios de valor emitidos por esta publicacion, por sus colaboradores y columnistas de opinión y análisis.
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Petroleumworl, 29/10/05
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