martes, 26 de agosto de 2008

El verdadero Camilo

PUBLICAMOS ESTE ARTICULO DESDE COLOMBIA, CON ANIMO DE DEBATE NO NECESARIAMENTE COINCIDIMOS CON SUS APRECIACIONES.
SOCIALISMO PERUANO AMAUTA.

“Queremos presentar al verdadero Camilo, al luchador social, rescatándolo de las difamaciones y manipulaciones a las que se le ha sometido, pero no para idealizarlo.

Tampoco es nuestra intención convocar a la reedición de su plataforma y del Frente Unido, pero sí a revivir el espíritu del Camilo de su tiempo, dilucidando lo que tiene validez, y distinguiendo lo esencial de lo coyuntural de los años sesenta ‑que dependía de las circunstancias históricas de Colombia‑ y valorando la apremiante actualidad de su testimonio profético que sigue vigente.

“No dejemos que se degenere la imagen de Camilo al acrecentar la violencia y al aumentar el número de muertos colombianos, usando su nombre como bandera, escribió con anticipación a los hechos, su hermano Fernando, añadiendo: 'Creo que se debe continuar la lucha por el mejoramiento de nuestro pueblo, como única base para la supervivencia de nuestro país”.

Francois Houtart

Profesor emérito de la Universidad de Lovaina,

doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de Colombia

Proemio

BASES PREVIAS

A los 30 años de ascenso a la gloria de Camilo. (De Cristo a Marx, de Marx a Weber, de Weber a Nietzsche, de Nietzsche a Parsons, de Parsons a Marcusse: itinerario cultural).

Su vivencia, su maestría, su rebeldía con causa.

Nació en Bogotá, el 3 de febrero de 1929; murió en Patio‑Cemento, el 15 de febrero de 1966 (36 años, apenas).

"La necesaria utopía"[1]: título del ensayo en que reiteré la tesis del humanismo social que, en verdad, se desprende del estudio de la obra científica, con la trascendencia socio‑política de Camilo Torres Restrepo (en especial, como investigador, como docente y con dolor y amor de patria. No profeta, sino profundo sociólogo).

Es la época de los años sesenta, que se inician con la fundación de la Facultad de Sociología de la Universidad Nacional de Colombia; cofundadores, bajo la dirección de Orlando Fals Borda, los profesores Camilo Torres Restrepo, Virginia Gutiérrez de Pineda, Miguel Fornaguera, Eduardo Umaña Luna, Tomás Ducay, Carlos Escalante Angulo, Roberto Pineda Giraldo, y otros ilustres docentes como Andrew Pearse... Entidad que, con profundo respeto al pluralismo, hizo posible la inolvidable aventura intelectual de tal época.

Desde 1951 comienza nuestra ayuda a las causas dignas en la difusión catedrática y en el ejercicio penal (consejos de guerra verbales y audiencias públicas). Primera cátedra ‑siendo titular el autor de este proemio‑ de Derechos Humanos en Colombia; influencias políticas de los maestros Gerardo Molina, Diego Montaña Cuéllar, Estanislao Zuleta, etc.; amistad y diálogo continuo con Camilo Torres Restrepo. Influjo de la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos (Argel, 4 de agosto de 1976).

Principios y valores, hoy menospreciados por los neopragmáticos ausentes del fervor por la lucha por los pobres y miserables del mundo; sin acción para el cambio de estructuras y la restauración moral de la República, bases de los programas teóricos y la acción sincera de servicio (simbolizados –históricamente en las vidas y sacrificios de Jorge Eliécer Gaitán y Camilo Torres Restrepo).

Sea éste un recuerdo de Camilo, de su sinceridad, de su sabiduría, de su entrega sin condiciones a las clases populares, de su muerte, de su memoria...

HUMANISMO SOCIAL

La tesis del humanismo social planteó la teoría política que he venido proponiendo desde hace algún tiempo (especialmente en mis obras inmediatamente anteriores como La tramoya colombiana, El derecho y El menor de edad). Trato simplemente de dar aporte mesurado para la lucha contra el desorden ideológico y la anarquía política que operan ‑que dominan‑ con el disfraz del neoliberalismo y la globalización con su ideología (que habla de la muerte de las ideologías) en su conjunto de ideas dependientes de las nuevas imposiciones internacionales y sus relaciones con el mundo en desarrollo o sea "el conjunto de ideas dependientes del estado histórico de la sociedad” [2].

Siguiendo a Mannheim... "La utopía tiene una función movilizadora y la ideología una función denunciadora", situación que no siempre que se da con suficiente claridad, debido a que "entre la realidad y la ideología hay un desplazamiento a las posiciones de clase" [3]

Con rigor mental, hago mía la sentencia de Hannan Arendt: "El poder surge de la capacidad que tienen los hombres no solamente para actuar o hacer cosas, sino también para concertarse con los demás y actuar de acuerdo con ellos" [4]

El acuerdo con los demás, para que

En el seno del mundo contemporáneo se da una gran confusión derivada de la crisis misma de los proyectos asociados a la denominación de izquierda (particularmente a los autodenominados países del socialismo realmente existentes) que ha llevado a algunos a decretar la muerte del marxismo en la medida en que, deliberadamente, confunden las contribuciones del materialismo histórico y sus aportes teóricos e investigativos con socialismos (como el fracaso de la inexistente U.R.S.S.). Algunos más avanzados, aprovechando la confusión señalada, tienden a señalar que son las ideologías que reivindican las bondades del mercado como convalidador general y asignador de recursos (más comúnmente designados como neoliberales, y quienes hoy día dizque son considerados como de izquierda) [5]

Con inquietante malicia se ha querido situar al Marx pensador en las redes de un Marx politiquero. Se busca desconocer que " ... su exposición científica y fundamentación del materialismo histórico es la aportación científica más considerable que debemos a Carlos Marx; representa para las ciencias de la historia lo que la teoría de Darwin para las ciencias de la naturaleza" [6]

Grave confusión de la obra del científico con las triquiñuelas de los epígonos dogmáticos que desfiguraron el pensamiento del maestro con sus burdas expresiones. Marx no se puede vincular al totalitarismo.

En dialéctica síntesis, Darío Botero Uribe [7] deduce: "En Kant, la libertad está referida a la ética; en Hegel, a la razón; en Marx, a la historia. En Kant, hay un abismo entre pensamiento y acción; en Hegel, pensamiento y voluntad son una sola cosa, pero se queda en un plano ideal; en Marx teoría y práctica son una unidad, con una vocación, la Historia. Por esta razón, para Marx, no hay en rigor hombres libres en sociedades opresoras, sino hombres libres en sociedades regidas por relaciones sociales libres".

Por algunos se recalca la crisis del socialismo en un país que, como el nuestro, nunca ha sido gobernado por ningún socialismo. ¡Qué mala fe!

Se asevera la tesis "... la democracia burguesa nació como democracia, bandera radical de la izquierda decimonónica", según Boaventura de Sousa. ¿Por qué esta tendencia a establecer aparente identidad entre la mal llamada democracia burguesa y el ideal socialista del materialismo histórico? ¿Será acaso nueva versión de la maniobra ‑que desenmascaraba Marx‑ de la hipocresía de la burguesía decimonónica?

Por ejemplo:

Una determinada categoría de patronos se reservaba también esta vez, como todas, una serie de privilegios señoriales sobre los niños proletarios.

Aludimos a los fabricantes de seda. En 1833 habían vociferado amenazadoramente que si se les arrebataba la libertad de hacer trabajar a los niños de cualquier edad durante diez horas diarias cerrarían sus fábricas. Alegaban que se les era imposible adquirir cualquier cantidad suficiente de niños mayores de trece años. Gracias a esto, arrancaron el ansiado privilegio. Luego de una investigación ulterior, resultó que el pretexto que se alegaba era una mentira descarada, lo cual no impidió que estos patronos se pasaran diez años estrujando seda de unos miles de niños pequeños a quienes habían de poner encima de una silla para que pudiesen ejecutar su trabajo [8]

Un caso como éste, repetido por millones en el proceso de producción fabril, en la Inglaterra del siglo XIX, ¿podría servir de referencia para identificar la democracia burguesa de entonces con las aspiraciones sensatas del padre científico del socialismo materialista?

EL MARXISMO NO ES UN DOGMA

Sobre el proceso dialéctico de estudio de la sociedad, explica didácticamente Maurice Duverger:

Karl Marx afirma, más claramente todavía, la unidad de la ciencia social. La sociología marxista se basa en la estrecha interdependencia de todos los fenómenos sociales: según ella, ninguno de los fenómenos puede ser válidamente analizado con exclusión de los demás. No hay duda que el carácter fundamental atribuido a que los fenómenos económicos constituyen la base mientras que los demás hechos se sitúan en la superestructura parece permitir el desarrollo aislado de la economía política. Pero las superestructuras obran sobre la base, de forma que los hechos económicos sufren profundamente la influencia de los demás elementos de la realidad social, en su movimiento dialéctico, en su perpetuo devenir, fuera del cual ello no existe. La integración total de la historia en la psicología es un principio del marxismo [9]

Hay que tratar los valores derivados del mundo que nos circunda, y que influyen en la clase social que nos correspondió; es decir, las influencias del medio social (aun de nuestros genotipos), siendo los sistemas de ideas representaciones sociales a más de los sistemas de actitudes comportamientos sociales (conjunto de hábitos, costumbres y tendencias).

Los primeros, colmando las conciencias colectivas y, por ende, las individuales, las experiencias reales, exteriorizadas en conceptos sobre nuestra existencia, nuestra vigencia, nuestra pequeña ‑o grande‑ historia. Es la política, es la antropología, es la sociología, es la estética.

Es la expresión de los apetitos, de los deseos de las nostalgias, de las esperanzas, de las razones y de las sinrazones, de Eros y Tanatos...

Ideas -represensentaciones sociales‑: ideologías que se forman y superviven de la clase social en que se sumerja el “ego” ... Es la "mentira piadosa" de la ideología de la clase dominante ... Ahora, al comenzar el siglo XXI, es la ideología internacional de la globalización.

MINORIAS SELECTAS

Según algunas de las proposiciones de Karl Mannheim, el dominio ideológico en la sociedad liberal da lugar a la renovación perpetua de “elites”, con especial dinámica y proceso:

1. El número creciente de las minorías selectas y la consiguiente disminución de su poder.

2. La destrucción del exclusivismo de este grupo de minorías selectas.

3. El cambio de la composición interna de las minorías selectas [10]. Afirma Mannheim líneas adelante: "En la esfera de la cultura, la ‑selección positiva, la verdadera fuerza de contención que existe en toda sociedad, domina los impulsos antisociales y primitivos, pero en selección negativa lo único que hace es destruir los refinamientos que tanto ha tardado en adquirir" [11]

Es la tesis de las "minorías selectas", del dominio de la "inteligencia”, pero hay que ser cautos. Mannheim aconseja: "Las instituciones sociales, como las medicinas, pueden estar compuestas de ingredientes distintos en proporciones distintas, y el porvenir nos proporcionará detalles exactos, siempre que estemos dispuestos a observar la sociedad de la misma manera analítica con que estamos acostumbrados a observar los fenómenos de la naturaleza" [12]

Y cínicamente afirma: “A las masas no se les debe permitir la crítica de las ideas sociales, antes de que éstas no hayan sido elaboradas en forma variable, para no poner en peligro la 'ideología' que da soporte psíquico a la dominación de un grupo humano, o alianza de varios sobre las clases dominadas". Es la política ‑no bien disimulada‑ de las elites. Se destaca, entonces, toda la importancia socioeconómica de la planificación cultural, de la regimentación de la educación, de la información de una juiciosa sociedad alienada...

En la entrevista para la televisión (BBC de Londres), comentaba Herbert Marcusse:

Ha cambiado la conciencia de la población dependiente. Es extraordinariamente asombrosa la medida en que la estructura de la clase dominante puede manipular, manejar y controlar, no sólo la conciencia sino también el subconsciente del individuo. Ésta fue la razón por la que mis amigos de la escuela de Frankfort consideraron a la psicología como una de las principales ramas que tenía que integrarse a la teoría marxista; en manera alguna para sustituirla, sino para formar parte de ella [13]

En lugar de decretar el fin de la historia y el fin de las ideologías, cabría inquirir: ¿Quién ‑o quiénes‑ están haciendo la historia, y con el uso, o abuso, de qué tipo de ideologías? ¿Por qué se busca ocultar la historia y, en consecuencia, el contenido ideológico? Detrás del aparente pragmatismo, ¿Qué ideología impera? ¿Para qué? ¿Quiénes son los beneficiarios? ¿Quiénes son sus humildes y obsecuentes servidores?

ÉTICA Y DIGNIDAD

Desde mediados de la década de los cincuenta (cuando asumí la práctica investigativa y docente, en el área de las Ciencias Humanas), he reiterado los principios democráticos, con base en la ética y en la dignidad.

Expresé:

Entiendo la lección diaria como testimonio directo de la propia vida, sencilla y ajena a canonjía alguna. Por ello, la razón para proponer en pro del humanismo social
Los problemas de Colombia cada día (y cada noche, también) se aumentan, con particularidad desde abajo, desde el lumpen‑proletario hacia el proletariado, siguiendo con la pauperización económica de las clases baja‑alta y media‑baja... Hacia arriba, el universo de gentes de conciencias difusas (en busca de ascensos), o de conciencias rudas en su realidad de titulares de los medios de producción y, ahora, en el dominio de la más alta técnica y el refinado bagaje científico (carentes de contenidos éticos; asustando en la profundidad de sus conciencias: frías, yertas, rapaces ... ).

La Constitución en 1991 acogió los mandatos de la Declaración de los Derechos Humanos, y también algunos principios de la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos, abriendo horizontes al desarrollo armónico de los dos documentos, caso en el cual el marco de referencia sería el de la Declaración de los Derechos de los Pueblos y, en su interior, la Declaración de los Derechos Humanos, es decir, la propuesta del humanismo social [14]

Resulta oportuno el comentario inicial de la obra del profesor Jesús Suárez: “Así como la Declaración de los Derechos de la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948 estuvo presidida de las más diversas formas de violación y de desconocimiento de los derechos de la persona humana, la Constitución colombiana de 1991 también registra el fenómeno, guardadas las proporciones de espacio y de tiempo y de contexto histórico distinto de las situaciones"[15].

Recalca Jesús Ramírez Suárez, en 1948:

Las autocracias se formaron en Europa con el estalinismo en la Unión Soviétíca, el fascismo mussoliniano, el nacional‑socialísmo de Hitler y el falangismo de Francisco Franco, por una parte y, por otra, el flagelo de la contienda internacional de 1939‑1945, pusieron de manifiesto una vez más que, cuando se trata del manejo del poder político, el ser humano pierde su racionalidad. Las más bajas pasiones constituyen el tejido de quienes detentan el poder político para sostenerse en el mando, ensanchando pasiones y aprovechándolo a toda costa, sin importar los medios y procedimientos más aberrantes para tal finalidad; en el mismo sentido, los que lo han perdido o pretenden conquistarlo, porque la libido imperandi así lo exige, utilizan también los más variados mecanismos de perversión y astucia para lograr su objetivo [16].

En relación con los antecedentes nuestros, recuerda Ramírez Suárez:

En el Proyecto de Acto Reformatorio de la Constitución que presentó el gobierno del presidente Gaviria a consideración de la Asamblea Constituyente, acerca de la Carta de Derechos se dice: "El problema más grave que tiene Colombia en lo concerniente a su vida civilizada es la constante violación de los derechos humanos y el papel determinante que dicha violación tiene en la proliferación de la violencia por eso, la Carta de los Derechos, merece atención prioritaria" [17].

Anota Ramírez Suárez:

De acuerdo con lo anterior, el constituyente de 1991, corno punto prioritario de su contenido una vez anunciados los principios fundamentales expuestos en el título I, dedica el título II a los derechos, garantías y deberes. Para tal efecto, vierte en los 5 capítulos que lo conforman, toda la literatura jurídica y política que sobre el tema recogen las declaraciones de las Naciones Unidas y de los demás organismos internacionales ... [18].

Sólo faltó el reconocimiento explícito (aunque sí tácito, en parte) de la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos, seguramente por tratarse de documento no oficial (es enunciación de los destacados intelectuales, doctrinantes y juristas de parte de Europa; sin la investidura diplomática de sus respectivos Estados).

Además, la nueva Constitución Política, al reconfirmar los principios de la democracia representativa, abrió los caminos para desarrollar, por las posteriores vías legales, las variadas formas que se adoptaron para una posible democracia participativa.

En consecuencia se expidieron los cánones que explican el posterior planteamiento de la participación social, la planeación y el desarrollo regional, dependientes de las formas y procedimientos que utilizan para su oportuna acción colectiva. Con especialidad, hay que tomar en cuenta para esta temática, el artículo 2o. de la Constitución: "Son fines esenciales del Estado: servir a la comunidad, promover la prosperidad general y garantizar la efectividad de los principios, deberes y derechos consagrados en la Constitución; facilitar la participación de todos en las decisiones que los afectan y en la vida económica y política, administrativa y cultural de la Nación, defender la independencia nacional, mantener la integridad territorial y asegurar la convivencia pacífica y la vigencia de un orden justo".

"Las autoridades de la República están instituidas para proteger a todas las personas en su vida, honra, bienes, creencias, y demás derechos y libertades, y para asegurar el cumplimiento de los derechos sociales del Estado y de los particulares".

¿ES LO ANTERIOR, PARA CUMPLIR LOS DERECHOS HUMANOS?

¿Existe, o no, la infraestructura condicional para la profundización legal en la Declaración de los Derechos de los Pueblos y su función referencial para el verdadero cumplimiento de la Declaración Universal de los Derechos Humanos?

Máxima importancia gana, en la hora actual, en el empleo de las herramientas constitucionales y legales de la democracia, si se considera que la franja abstencionista en la democracia es uno de los fenómenos más inquietantes (precariedad de acceso a las urnas de los electores) para indagación de la sociología política.

Son realmente aleccionadores los comentarios sobre lo oculto en discursos típicos del neoliberalismo:

Es necesario reaccionar contra el carácter esencialmente vulgar del pragmatismo y del oportunismo que gobierna el comportamiento del siglo en su última década. Tras la muerte de las ideologías, decretada por el mercado con su alineación consumista, se quiere prescindir y en todo caso debilitar la herencia del saber y del pensamiento como actividad de civilización. Es una falacia confundir las ideologías con sus extremos de fanatismo y dogmatis­mo, con la reflexión, el saber y el pensamiento [19].

OBJETIVO DE ESTE ENSAYO

El elector, considerando lo expuesto ‑hasta ahora‑ en este proemio, puede interrogar: ¿Qué se busca al escribir este segundo ensayo sobre Torres Restrepo? Al considerar el contenido se despejará la pregunta básica (época e itinerario del personaje; aciertos del científico, tarea por las causas de los humildes; enemigo de la corruptela; propositor del cambio de las estructuras viciadas. En fin, el luchador socio‑político).

Hay base para relacionarlo ‑Post mortem, a Camilo‑ con la Declara­ción Universal de los Derechos de los Pueblos, derivada de sus estudios humanísticos. Él ‑Camilo‑ supo intuirla, diez años antes de su proclamación en Argel (1976) por destacados intelectuales europeos. Se colige entonces, que es lógica la persistencia del humanismo social (ideología del Frente Unido), en los valores universales de los pueblos como base del cumplimiento de los derechos del "ego". Con la advertencia de que su pensamiento giró alrededor de la tesis: "El Estado al servicio de la comunidad; no ésta a la disposición del Estado". Por ello el planteamiento de Camilo está ausente de dogmatismos, de enajenaciones, de sumisiones, de abyecciones.

Las partes de este ensayo (más su proemio) tienen unidad conceptual (ego: comunidad, alteridad, eticidad, valores, normas, institucionales, técnicas); policlasismo y pluríétnias en su análisis; búsqueda de soberanía al exterior y de cambio estructural al interior. Combate contra el crimen, contra las masacres; contra los genocidios; contra las desapariciones forzadas involuntarias; contra las injusticias económicas; contra los desniveles sociales; contra las angustias colectivas; contra toda clase de falencias, de pobrezas, de miserias éticas. Y, qué de cosas más, en la esperanza ‑algún día‑ de una Colombia mejor...

Si viviese (como está viviendo en su ejemplo), Camilo podría ser el abanderado actual del pacto social contra la injusticia y en búsqueda de armisticio (ajeno a toda clase de vanidades) y dejando atrás la edad de la ira... Y, de ahí, la filosofía de la paz y su exteriorización (ojalá, pronta) en el escenario mutilado de la patria (como quería que se dijese, don Miguel de Unamuno).

VIGENCIA DE CAMILO

Su lección no ha sido olvidada. Su plataforma del Frente Unido, tampoco. Su humanismo social, por hacerse realidad. Todos los nuevos movimientos de cambio se inspiran en su postulado. Camilo es un ser que desbordó las pequeñas ambiciones, que estuvo por encima de los oportunismos, que se entregó totalmente a su pueblo. Todo está vigente, sin mentirosas fronteras, ni apetitos electoreros. Está en la Patria futura. Eso es todo.

La "guerra del silencio" se ha montado para que se ignore su proposición, su lucha, su sacrificio... Pero, todo en vano... Cada día, cada noche, en cada vereda, en cada barriada, en cada corazón humilde, su presencia se hace necesidad urgente...

Se reconoce su universalidad y su amor de Patria... ¿Por qué se le quiere negar su sitio de honor en la Historia? Lo peligroso (para las castas rectoras) es que su mensaje reviva, que sus partidarios se renueven y crezcan. Que su sueño del cambio de estructuras se convierta en realidad para una nueva sociedad amable, generosa, cordial.

¿Será posible? Su herencia política está yacente. Es necesaria la toma de posiciones...

¡El debate está abierto!



Eduardo Umaña Luna (1931 -2008, Bogota, Colombia)

Junto a Orlando Fals Borda y Camilo Torres dio vida intelectual a la Facultad de Sociología, además fue uno de los gestores del Departamento de Trabajo Social de la Universidad.

Umaña Luna realizó sus estudios en las universidades Nacional de Colombia y Externado de Colombia, recibiendo el título de doctor en Derecho en el año de 1951. Fue catedrático desde 1953 de Sociología General y de Derecho. Investigador, docente y cofundador de la Facultad de Sociología de la Universidad Nacional de Colombia, institución que lo nombró profesor titular y emérito.

Alternó estas actividades con el ejercicio de penalista, especialmente en la defensa de presos políticos bajo el procedimiento de los consejos verbales de guerra, y es autor de varios libros notables sobre estos temas.

En obras ya clásicas como La violencia en Colombia de 1962 (coautoria con orlando Fals Borda y Germán Guzmán Campos) o La Familia en la estructura político- jurídica colombiana de 1973, propuso “una rebelión contra el viejo país”. Luego vinieron los libros escritos entre 1974 y 1982, que giran en torno a su cátedra de Derechos Humanos y que señalan su cercanía al marxismo y al pensamiento liberal.

Entre 1982 y 1991 analizo, a partir de la “Declaración Universal de Derechos Humanos de los Pueblos” y del “nuevo humanismo”, que promulgaba Camilo Torres Restrepo, los aspectos históricos, económicos, políticos y sociológicos de la crisis social colombiana. Desde entonces volvió su mirada a sí mismo para preguntarse por su procedencia y su destino, lo que hizo de la familia el tema central de esa nueva etapa de trabajos como La familia colombiana, una estructura en crisis y La universidad científica en la familia colombiana de 2001

Por su producción, fue distinguido como Jurista Emérito del Colegio de Abogados de Bogota. “Primer Investigador en Colombia” y “Maestro de Maestros” por parte de la Universidad Nacional de Colombia, entre otras menciones. En el año 2000 la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia le otorgó el Premio al Mérito Científico en la categoría Vida y Obra, y publicó el libro Eduardo Umaña Luna. Un hombre, una vida, un país, al cuidado del periodista Fernando Garavito.

Sus disertaciones magistrales sobre Derechos Humanos y el papel de la universidad pública como centro de debate y de culto a la vida, han dejado una marca indeleble en la academia colombiana.

[1] Eduardo Umaña Luna, "La necesaria utopía", Politeia No. 15, Santafé de Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales, octubre de 1994, pp. 13 a 23.

[2] George Thinés y Agnes Lempereur, Diccionario de Ciencias Humanas, Madrid: Ediciones Cátedra, 1975, p. 254.

[3] Ibid., p. 455.

[4] Ibid., p. 104.

[5] Alejo Vargas Velásquez, "La izquierda en Colombia: ¿Qué perspectiva?", Politeia No. 14, Bogotá,

Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales, abril de 1994, pp. 115‑116.

[6] Carlos Marx, Franz Merhing, México, D.F.: Editorial Grijalbo, 1967, p. 133.

[7] Darío Botero Uribe, El derecho a la utopía, Santafé de Bogotá, Ecoe Ediciones, 1994, pp. 118 y 119.

[8] Carlos Marx, El Capital, tomo 1, Buenos Aires: Editorial Cartago, SRL, 1965; p. 235.

[9] Métodos de las ciencias sociales, Barcelona: Ariel, 1962, p. 31.

[10] Libertad y planificación social, México, D.F.: Fondo de Cultura Económica, p. 89.

[11] Ibid., p. 100.

[12] Ibid., p. 70.

[13] Los hombres detrás de las ideas, México, D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1982;,p. 70.

[14] Eduardo Umaña Luna, "La necesaria utopía", Politeia No. 15, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, octubre de 1994, p. 19

[15] La Constitución colombiana de 1991, Bogotá: Imprenta de la Universidad Nacional de Colombia, p. 37.

[16] Ibid., p. 37.

[17] Ibid., p. 37.

[18] Ibid., p. 38

[19] Ricardo Sánchez Ángel, Perfiles ideológicos en Colombia, Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 1993, p. 12.

http://www.cronicon.net/paginas/camilotorres/Camilo11.doc

Modificado el ( jueves, 29 de mayo de 2008 )

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