Nuestra Época*-05
*LA REORGANIZACIÓN DE*
*LOS GRUPOS POLÍTICOS*
Uno de nuestros parlamentarios de más relieve, el doctor José
Matías Manzanilla, tan llevado y traído por las misceláneas humorísticas de
la política en gracia a su donaire y a su facundia, ha declarado,
contestando a la encuesta de un diario regionalista del sur, que “no
necesitamos nuevos partidos políticos sino organizar bien los existentes y
revisar sus programas para que respondan a las necesidades y aspiraciones
del país”
Es, pues, un político de encumbrada jerarquía quien nos
recomienda la reorganización de los grupos políticos existentes y quien,
por ende, cree hacedera y provechosa esa reorganización. Y quien, al mismo
tiempo, no considera oportuna la constitución de un partido de bandera
netamente regionalista.
Las palabras vehementes y rotundas de ese político -“¡no,
partidos nuevos no!”- vienen a encender aún más el debate sobre la crisis
de los grupos políticos nacionales. Aquellos que -por ingenuidad, por
conveniencia o por conservadorismo- no quieren que se hable siquiera de
otros partidos sino que se componga, aliñe y entone los partidos actuales,
se sienten reforzados por una opinión autorizada e influyente. Y aquellos
que, como nosotros, estamos convencidos de que nuestros antiguos partidos
no pueden sobrevivir más tiempo, miramos ponerse de pie una tesis que, mal
sostenida por gente desganada y vacilante, suponíamos tundida y derrotada
irremisiblemente.
*¿Cuáles son esos partidos?*
*¿Será posible, por ejemplo, reorganizar el partido civil?*
*¿Y el partido constitucional? ¿Y el partido demócrata? ¿Y el partido
liberal?*
*No prolonguemos, pues, artificialmente la existencia de estos grupos*
Aunque la opinión del doctor Manzanilla, ilustre amigo nuestro, la ampare,
no podemos avenirnos con la idea de reorganizar nuestros antiguos partidos
políticos. El más breve y benévolo análisis de esos partidos nos afirma en
el convencimiento de su ineptitud y de su caducidad. Y de que su
subsistencia es convencional y aparente.
No son partidos reales. Son simulaciones de partido. Suman unas cuantas
mentiras trascendentales a las muchas mentiras de nuestra vida política.
Usurpan los puestos correspondientes a los partidos políticos. Obstruyen el
proceso democrático de la nación.
No necesitamos que se los restaure ficticiamente. Necesitamos que se les
sepulte y sustituya. Nuevas agrupaciones capaces de adquirir efectiva
fuerza popular deben remplazar a estas agrupaciones figurativas y
desacreditadas. Nuevas agrupaciones que merezcan la adhesión de la gente
joven, honorable y consciente que siente repulsa por los viejos grupos
políticos y que no inscribiría su nombre, por ningún motivo, en sus ralos
padrones.
Todo empeño de inocular vida en organismos moribundos será desventurado y
ocioso. Ahondará y extenderá el desconcierto y la incertidumbre de los
pueblos. Mostrará una vez más nuestro insensato afán de atarnos al pasado.
Y hará que en el Perú cada símbolo de acción política sea un mausoleo.
*Nota*.- Entre las agrupaciones mencionadas en este artículo no figura el
partido nacional democrático porque no es, sin duda alguna, un partido que
perece sino un partido que nace. Es un partido sin pasado y sin presente;
pero no es un partido sin porvenir. Más propiamente: es un intento de
partido. Por ahora su calidad parece la de un club intelectual con
corresponsales en provincias y con afición a la política.
*José Carlos Mariátegui, 6-VII-1918*
*En Nuestra Época: Nº 2, págs. 2-3*
*Facsímile, págs. 35-36*
(*Haronía* = pereza; *valetudinario* = enfermizo; *grima* = disgusto; *
ófrico*: posible error de imprenta; puede ser órfico, de Orfeo = relativo
al orfismo = doctrina y misterios órficos)
*Nota.- *En carta a Samuel Glusberg, JCM le señaló: “Desde 1918, nauseado
de política criolla -como diarista, y durante algún tiempo redactor
político y parlamentario conocí por dentro los partidos y vi en zapatillas
a los estadistas- me orienté resueltamente hacia el socialismo,” (10.01.28)
Precisamente, en este artículo JCM muestra y demuestra cómo conocía *por
dentro* los partidos, y cómo vio *en zapatillas* a los estadistas, a los
diputados, senadores, ministros, presidentes, burocracia estatal.
* *El Perú no ha sido país de partidos sino apenas de garabatos
de partidos. Partidos sólidos, como los partidos republicanos
(conservadores) y los partidos demócratas (liberales) de otras latitudes,
no han funcionado en nuestro país.
Los partidos que menciona JCM no alcanzaron a ser
reorganizados. Se extinguieron ante la nueva realidad del país. El *Partido
Socialista del Perú*, por el que trabajaba JCM, estaba en pleno proceso de
constituirse en *el primer gran partido de masas y de ideas de toda nuestra
historia republicana*. La temprana desaparición de JCM, y la incomprensión
de la necesidad perentoria de la forma nacional del socialismo
internacional frustraron este proceso. Pero es el mensaje tarea que nos
dejó y que el *Socialismo Peruano* en su IV generación está a punto de
hacer realidad.
Los nuevos partidos que surgieron fueron el Apra y el PCP.
Antes del fallecimiento de JCM, el Apra “cabía en un sillón” expresión de
Luis Alberto Sánchez (LAS), uno de sus líderes. Fue el abandono de las
tesis de JCM lo que permitió que cobrara fuerza, pues la política, como la
naturaleza “tiene horror al vacío” Por eso,
*El análisis de JCM es modelo para analizar la realidad partidaria actual.*
Ragarro
27.07.12
*LA REORGANIZACIÓN DE*
*LOS GRUPOS POLÍTICOS*
Uno de nuestros parlamentarios de más relieve, el doctor José
Matías Manzanilla, tan llevado y traído por las misceláneas humorísticas de
la política en gracia a su donaire y a su facundia, ha declarado,
contestando a la encuesta de un diario regionalista del sur, que “no
necesitamos nuevos partidos políticos sino organizar bien los existentes y
revisar sus programas para que respondan a las necesidades y aspiraciones
del país”
Es, pues, un político de encumbrada jerarquía quien nos
recomienda la reorganización de los grupos políticos existentes y quien,
por ende, cree hacedera y provechosa esa reorganización. Y quien, al mismo
tiempo, no considera oportuna la constitución de un partido de bandera
netamente regionalista.
Las palabras vehementes y rotundas de ese político -“¡no,
partidos nuevos no!”- vienen a encender aún más el debate sobre la crisis
de los grupos políticos nacionales. Aquellos que -por ingenuidad, por
conveniencia o por conservadorismo- no quieren que se hable siquiera de
otros partidos sino que se componga, aliñe y entone los partidos actuales,
se sienten reforzados por una opinión autorizada e influyente. Y aquellos
que, como nosotros, estamos convencidos de que nuestros antiguos partidos
no pueden sobrevivir más tiempo, miramos ponerse de pie una tesis que, mal
sostenida por gente desganada y vacilante, suponíamos tundida y derrotada
irremisiblemente.
*¿Cuáles son esos partidos?*
*¿Será posible, por ejemplo, reorganizar el partido civil?*
*¿Y el partido constitucional? ¿Y el partido demócrata? ¿Y el partido
liberal?*
*No prolonguemos, pues, artificialmente la existencia de estos grupos*
Aunque la opinión del doctor Manzanilla, ilustre amigo nuestro, la ampare,
no podemos avenirnos con la idea de reorganizar nuestros antiguos partidos
políticos. El más breve y benévolo análisis de esos partidos nos afirma en
el convencimiento de su ineptitud y de su caducidad. Y de que su
subsistencia es convencional y aparente.
No son partidos reales. Son simulaciones de partido. Suman unas cuantas
mentiras trascendentales a las muchas mentiras de nuestra vida política.
Usurpan los puestos correspondientes a los partidos políticos. Obstruyen el
proceso democrático de la nación.
No necesitamos que se los restaure ficticiamente. Necesitamos que se les
sepulte y sustituya. Nuevas agrupaciones capaces de adquirir efectiva
fuerza popular deben remplazar a estas agrupaciones figurativas y
desacreditadas. Nuevas agrupaciones que merezcan la adhesión de la gente
joven, honorable y consciente que siente repulsa por los viejos grupos
políticos y que no inscribiría su nombre, por ningún motivo, en sus ralos
padrones.
Todo empeño de inocular vida en organismos moribundos será desventurado y
ocioso. Ahondará y extenderá el desconcierto y la incertidumbre de los
pueblos. Mostrará una vez más nuestro insensato afán de atarnos al pasado.
Y hará que en el Perú cada símbolo de acción política sea un mausoleo.
*Nota*.- Entre las agrupaciones mencionadas en este artículo no figura el
partido nacional democrático porque no es, sin duda alguna, un partido que
perece sino un partido que nace. Es un partido sin pasado y sin presente;
pero no es un partido sin porvenir. Más propiamente: es un intento de
partido. Por ahora su calidad parece la de un club intelectual con
corresponsales en provincias y con afición a la política.
*José Carlos Mariátegui, 6-VII-1918*
*En Nuestra Época: Nº 2, págs. 2-3*
*Facsímile, págs. 35-36*
(*Haronía* = pereza; *valetudinario* = enfermizo; *grima* = disgusto; *
ófrico*: posible error de imprenta; puede ser órfico, de Orfeo = relativo
al orfismo = doctrina y misterios órficos)
*Nota.- *En carta a Samuel Glusberg, JCM le señaló: “Desde 1918, nauseado
de política criolla -como diarista, y durante algún tiempo redactor
político y parlamentario conocí por dentro los partidos y vi en zapatillas
a los estadistas- me orienté resueltamente hacia el socialismo,” (10.01.28)
Precisamente, en este artículo JCM muestra y demuestra cómo conocía *por
dentro* los partidos, y cómo vio *en zapatillas* a los estadistas, a los
diputados, senadores, ministros, presidentes, burocracia estatal.
* *El Perú no ha sido país de partidos sino apenas de garabatos
de partidos. Partidos sólidos, como los partidos republicanos
(conservadores) y los partidos demócratas (liberales) de otras latitudes,
no han funcionado en nuestro país.
Los partidos que menciona JCM no alcanzaron a ser
reorganizados. Se extinguieron ante la nueva realidad del país. El *Partido
Socialista del Perú*, por el que trabajaba JCM, estaba en pleno proceso de
constituirse en *el primer gran partido de masas y de ideas de toda nuestra
historia republicana*. La temprana desaparición de JCM, y la incomprensión
de la necesidad perentoria de la forma nacional del socialismo
internacional frustraron este proceso. Pero es el mensaje tarea que nos
dejó y que el *Socialismo Peruano* en su IV generación está a punto de
hacer realidad.
Los nuevos partidos que surgieron fueron el Apra y el PCP.
Antes del fallecimiento de JCM, el Apra “cabía en un sillón” expresión de
Luis Alberto Sánchez (LAS), uno de sus líderes. Fue el abandono de las
tesis de JCM lo que permitió que cobrara fuerza, pues la política, como la
naturaleza “tiene horror al vacío” Por eso,
*El análisis de JCM es modelo para analizar la realidad partidaria actual.*
Ragarro
27.07.12
No hay comentarios.:
Publicar un comentario