En Escritos varios sobre arte y literatura, FCE 1997
El constate roce y familiaridad con los dos mundos agudizaría en JMA el sentido de la justicia que desde la niñez le encendería en iras santas de protesta y rebeldía y le induciría a visiones mesiánicas de armonía y paz social.Por sobre todo al reconocimiento del lugar de las artes en la vida del hombre. Nada le extraño por tanto más, según nos cuenta en en su libro sobre LAS COMUNIDADES DE ESPAÑA Y DEL PERU, que descubrir que los niños del pueblo de La Muga, donde realizo parte de sus investigaciones, no cantaban ni bailaban; en cambio, en las comunidades del Perú, la música y el canto constituyen la sustancia de la vida SI, ´la sustancia de la vida´. Entendemos bien por ello que el recurso al canto y la danza, tan frecuente en la danza, tan frecuente en su obra literaria, no es muletilla, o expediente de folkrorista sino manisfestaciones estéticas, es decir, vitales social e individualmente imprescindibles. JMA se exaltaba en especial con la música y las danzas nativas. Citemos como ejemplo este trozo de carta a un amigo: Nadie ha sido más feliz que yo. Nadie ni tú. ¿ te acuerdas cuándo al oír la quena ésa y la danza de coro de hombres, quena y wankar, que oímos en tu pieza de la universidad, tuvimos la evidencia de que los creadores de esa música eran algo más grande que todo lo grande que habíamos oido hasta entonces? Pasé mi niñez siguiendo a bailarines y músicos de esas danzas, siguiéndolos noches de noches, imitándolos hasta que gané el mote de ´zonzo´ que mi propio padre y mi hermano me lo aplicaban con todo convencimiento. Estaría muy equivocado, por tanto, quién viera un gesto aparatoso de vanidad en lo que no fue sino concordancia con las convicciones de toda una vida, en el hecho de que pidiera JMA, la compañía de algunos danzantes y músicos para encabezar su cortejo fúnebre.
Otro rasgo desearíamos destacar en esta introducción al homenaje que AMURU, rinde a quién fuera uno de sus conspicuos colaboradores. Ya hemos hecho mención de sus extraordinarias cualidades de narrador, seguramente porque en su obra JMA trató en los posible de ser fiel a su propia experencia y no se contento nunca con ofrecer el remedo o la copia de una supuesta ´realidad´sino de hacer en sus arte la recreación de una realidad directamente absorbida y asimilada. Entrar en un relato o una novela de JMA es entrar en un mundo completo poblado de seres vivientes en intercambio constante entre sí y con el medio que los rodea.
No hay caracteres estereotipados tics retóricos, ni la preocupación de demostraciones ideologicas, de ceñirse a consignas o programas. De esta exigencia artística esencial era consciente JMA. En una ocasión, recordando la influencia que sobre el ejerciera en su adolescencia la lectura de AMAUTA, observa igualmente. En los relatos que he escrito, describo al gamonal no como una bestia, como un instrumento cruel, sino como un ser un humano, que tiene defectos y tiene virtudes, lo mismo que el indio.Esta posibilidad de juzgar con lucidez si ya es una obra, diríamos de trabajo propio porque (...) yo leia en AMAUTA, descripciones de gamonales tan mostrousamente deformadas como había sido deformado el indio.
Anteriormente, en la misma oportunidad, se había referido a un pariente suyo, un ´desagraciado´, un ´miserable que flagelo a un indio por haberse robado una cabeza de plátanos, pero tiene cuidado de añadir sin embargo ese monstruo tenia virtudes. Esta escrupulosidad por hacer justicia fue indudablemente uno de los veneros más fecundos de sus inspiración artística ( también quien sabe, uno de los factores de sus inquietudes, desazones y angustias continuas)
No podríamos terminar sin, al menos, mencionar un aspecto de JMA que particularmente nos turba. En una entrevista que le hiciera A. Dorfman al preguntarsele sobre la importancia que él mismo asignaba a su obra después de repetir lo que es juicio admitido por todos- su contribución a revelar no sólo como es el indio sino el hombre andino en todos sus estratos- prosegui, creo que tambièn contribuyo a descubrir cuan bello es el mundo cuando es sentido como parte de uno mismo y no como algo objetivo. Nada hay, para quien aprendio a hablar en quechua, que no forma parte de uno mismo (Esta especie de comunión universal, de nosotros todavía una cima inaccesible aunque intuida, ensoñada o, simplemente deseada). La difusión de los relatos en que se muestra este modo de vida, que tiene rasgos originales e iluminadores y la potencia que guarda para suponer formas nuevas de conducta, ha inquietado, supongo, a lectores no peruanos como Ud, por ejemplo, concluía entonces JMA. No sólo a los lectores extranjeros: muchos de sus compatriotas, tenemos, se sentirán igualmente desasogados, como ocurre siempre en presencia de la poesía - en quechua o en cualquier idioma.
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