---------- Mensaje reenviado ----------
De: miguel aragon <perunuevo2020@yahoo.com.mx>
Fecha: 14 de mayo de 2015, 10:38
Asunto: Eudocio Ravines, la Apra y el PCP (parte 01)
Para: Miguel Aragon <perunuevo2020@yahoo.com.mx>
                                                                                                                                                                   
De: miguel aragon <perunuevo2020@yahoo.com.mx>
Fecha: 14 de mayo de 2015, 10:38
Asunto: Eudocio Ravines, la Apra y el PCP (parte 01)
Para: Miguel Aragon <perunuevo2020@yahoo.com.mx>
EUDOCIO  RAVINES, LA APRA y el PCP
(Primera  parte)
(14 de mayo de 2015) (*)
Por Miguel Aragón
Algunos  pocos investigadores, de un  sector del amplio  y variado movimiento socialista peruano,   nos encontramos  en pleno estudio y debate de los alcances  y trascendencia   de los Acuerdos  de la Reunión de Barranco de octubre  de 1928 (01), y de nuestras  tareas actuales, que derivan como  consecuencia   de esos acuerdos. 
Indudablemente  que esta investigación forma parte del  necesario  e imprescindible debate teórico y político, debate que justamente  tiene como objetivo fortalecer la unidad programática de los socialistas  peruanos, como parte sustancial de la más amplia unidad del proletariado y del  pueblo peruano. Sin este objetivo práctico que tenemos por delante, no se  justificaría participar en este debate. Queda claro entonces, que el objetivo  de esta investigación y debate, es eminentemente práctico, fortalecer la unidad  para luchar contra el enemigo común  y  continuar trabajando  por el cambio  social.  
Uno  de los pocos participantes en este debate, apresurado él,  está muy urgido  en querer arribar ya, "ahora mismo", de "inmediato",   a conclusiones definitivas, sin realizar  las investigaciones necesarias  que le  permitan sostener sus conclusiones  con  un copioso alegato, por eso su uso y abuso excesivo de adjetivos, a falta de  mayores sustantivos.  Por otra parte,  no ha faltado otro comentarista  que considera que esta investigación es un  "tópico superado", y nos ha vuelto a repetir los ya conocidos, como  superados,   "lugares comunes" del pasado. Un tercer comentarista,   ha reducido  esta investigación y debate al nivel de una comedia risible (un "hazmerreir"  nos ha dicho, en nerviosa postura irónica), argumento con el cual  él pretende seguir ocultando sus  responsabilidades individuales  en la grosera  tergiversación de varios de los hechos históricos que son materia de esta  investigación.
Por  mi parte, yo considero que antes  de  pretender llegar "de inmediato" a conclusiones definitivas, en primer lugar  tenemos  que revisar  con la debida atención, y difundir entre las  nuevas generaciones de activistas,   tanto los antecedentes, como el desarrollo, y  las consecuencias posteriores   de la trascendental Reunión de Barranco. 
Este  es un debate a mediano  plazo, recién  estamos volviendo a plantear los nuevos términos de la investigación y debate.  Sería muy arbitrario de mi parte afirmar que "recién está comenzando el debate"  (o "la historia comienza conmigo"),  porque  lo cierto es que, estamos reanudando y  continuando un largo debate que comenzó hace más de ochenta años, en el  cual ya han participado tres generaciones  aportando cada una nuevos argumentos. Y no  obstante el tiempo transcurrido, todavía hay muchos aspectos por seguir esclareciendo.  
Como  parte de esos antecedentes, que es  por donde debemos continuar  la  investigación (o sea por los antecedentes, para después llegar a las  consecuencias, y no a la inversa), necesariamente tenemos que ubicar el verdadero  papel desempeñado por algunos personajes de ese tiempo  en que se realizó la Reunión de Barranco.  Entre otros,   por ejemplo, falta conocer  el verdadero  papel desempeñado por   Eudocio  Ravines, un individuo al cual, entre otras cosas, se le ha  calificado   y se le sigue calificando muy a la ligera de "traidor". Y yo me pregunto  ¿traidor a quién? Considero que Ravines nunca traicionó al proletariado ni al  socialismo peruano, por la simple razón que él nunca se identificó con el proletariado,  ni con el socialismo. Desde sus inicios él se identificó con los intereses de  otra clase social y con otro proyecto político contrario al socialismo (02).
I
Cuando  se revisa el papel  desempeñado por  Eudocio Ravines en la historia social del Perú,   la mayoría de los analistas y críticos, tanto de derecha como de  izquierda, coinciden casi unánimemente en calificarlo como que temporalmente   fue "un   cuadro político de la Internacional Comunista", e incluso, en el colmo  de la especulación y la  arbitrariedad,  lo han denunciado  como un "agente de  Stalin" en el Perú.  Pero que -- se  apresuran en agregar--   años después Ravines  se "volvió un renegado", un "traidor al  socialismo peruano", y que finalmente terminó su vida como un "agente desembozado   de la oligarquía peruana". 
Lo  cierto es que,  esas opiniones, salvo la  última,   no se apoyan en la realidad,  solamente   son  el resultado de  excesos especulativos, y cuando no, ojerizas  contra la todavía incomprendida función de la Internacional Comunista en los  países de Nuestra América durante la década de 1930, lo cual será materia de  otra investigación. 
Poco  a poco, y desde hace varias décadas atrás,  se va conociendo  y demostrando documentadamente,  que el verdadero fundador del Partido Comunista del Perú, Sección Peruana  de la Internacional Comunista, fue Eudocio  Ravines. Mariátegui no tuvo ninguna  participación ni responsabilidad en esa fundación partidaria.  Y, a su vez,  se va comprendiendo que ese partido político  fundado por Ravines, no tenía, ni tiene, ninguna relación de continuidad con el  proyecto partidario que José Carlos Mariátegui venía desarrollando a largo  plazo, desde 1923  hasta las vísperas de  su fallecimiento en abril de 1930. 
En  la Reunión de Chosica, realizada el  20 de mayo de 1930 (un mes después del fallecimiento de José Carlos Mariátegui),  en la cual se fundó el Partido Comunista del Perú,  reunión convocada y dirigida personalmente por  Eudocio Ravines, no "se cambió el nombre del partido" como todavía siguen  creyendo y escribiendo con ligereza algunos confundidos investigadores. En esa  reunión,  en la cual el máximo dirigente (Eudocio  Ravines) y los sorprendidos dirigidos  unánimemente se declararon "marxistas leninistas", se fundó un  partido, que era totalmente diferente en lo teórico,  político y organizativo, al proyecto partidario que venían desarrollando la  vanguardia de la primera generación de los socialistas peruanos que hasta marzo  de 1930 contaban con la dirección personal de José Carlos Mariátegui.   
II
Si  bien, a la fecha  ya se ha avanzado un  buen trecho  en el conocimiento y  comprensión de las grandes diferencias, y  la relación antagónica, existente entre el  partido fundado por Ravines  (el Partido  Comunista) y el proyecto partidario de Mariátegui (el Partido Socialista),  tenemos que reconocer que, no obstante el tiempo transcurrido,   muy  poco se conoce del papel desempeñado por Ravines en el desarrollo  de la proyectada  Apra (alianza popular revolucionaria  americana). 
Y  todavía, mucho menos  se conoce de la  relación  y la influencia directa existente  entre el desarrollo de la propuesta original de la Apra de los años 1926 y 1927,  y el PCP de 1930. Influencia que, como un cordón umbilical, subsiste hasta la  actualidad en las diferentes tendencias teóricas y facciones políticas en que  se ha desintegrado el obsoleto partido comunista peruano. Esa influencia  primigenia  se ha expresado tanto en las tendencias  más moderadas y reformistas, como la que fue dirigida durante muchos años por  Jorge del Prado,  como también en las  más  extremistas y aventureras, como la  tendencia que dirigió Abimael Guzmán, pasando por  otras tendencias como las dirigidas por  Saturnino Paredes, Alberto Moreno y varios más, tendencias que hasta ahora se  reclaman herederas del PCP.     
Todas  esas tendencias y facciones del comunismo peruano, en el fondo  han sido y siguen siendo  tributarias  del  proyecto original de la Apra,  improvisado proyecto desarrollado en forma  conjunta por Eudocio Ravines y Víctor Raúl Haya (03).   Agregaré, para no caer en una crítica  unilateral, que un proceso similar ha ocurrido con todas las tendencias y  facciones que proceden de la descomposición del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), que originalmente se  llamaba  Apra Rebelde.  
III
Para  comprender el papel del individuo en la historia, necesariamente tenemos que  partir por investigar las condiciones económicas y sociales en las cuales se  desarrollaron, condiciones  que, en  última instancia, son las que determinan el   desarrollo de las ideas y el comportamiento práctico de todo individuo.  José Carlos Mariátegui (1894), Víctor Raúl  Haya  (1895) y Eudocio Ravines (1896),  fueron tres personajes que  nacieron y se  formaron en el mismo tiempo, pero en su propia formación teórica y política, recibieron  influencias de la misma y única realidad en la cual se desenvolvieron, pero desde diferentes ángulos.  Según la concepción materialista de la  historia, toda realidad histórica siempre es una sola, pero las visiones e interpretaciones de esa única  realidad  en la mente de los hombres, por  lo general son varias (Por ejemplo, objetivamente reconocemos que el 7 de  octubre de 1928  se desarrolló una sola Reunión de Barranco, no hubo  dos ni tres, sino solamente una. Pero las interpretaciones en nuestras mentes  de ese único acontecimiento si son varias).   
Ravines  nació en Cajamarca a fines del siglo XIX, en tiempos en los cuales en ese  departamento  del norte del país  todavía predominaban en toda su potencia las viejas  relaciones feudales heredadas de los tiempos de la colonización española, y recién  comenzaban a penetrar y desarrollarse lentamente las nuevas relaciones  capitalistas. En los aspectos económico y social la principal manifestación de  la herencia feudal era la subsistencia del latifundio y la servidumbre,  mientras que en los aspectos político y cultural  la principal expresión de esa herencia  era, y sigue siendo, el caudillismo de unos  pocos y el servilismo de unos muchos. Para que el caudillaje personalista, heredado del feudalismo,  sobreviva hasta el presente en las relaciones  políticas y culturales del país, tiene que existir una base social servil. Las  expresiones de esta pesada herencia cultural todavía abarcan y cubren todas las  formas de organización social y política   de la sociedad peruana, incluido el amplio y variado movimiento  socialista peruano, que no escapa a su influencia.  
El  joven Ravines --al igual que sus familiares y vecinos—que se venían formando en  ese medio estático en el cual todavía predominaban las relaciones  feudales,  sintió el efecto corrosivo  de las nuevas fuerzas productivas y relaciones  capitalistas de producción que comenzaron a afectar al estático y tradicionalista  ambiente rural cajamarquino. Esa etapa de naciente inestabilidad del viejo  orden feudal los afectó y le dejaron huellas profundas social y espiritualmente  a él, y a gran parte de la población de su entorno. 
Un  sector de la población del lugar, incluido Ravines,   instintivamente asumió una posición defensiva,  de rechazo a las nuevas relaciones, asumiendo una posición "anticapitalista", e  incluso  antiimperialista, pero no para aprovechar  y superar las relaciones capitalistas y remplazarlas por algo nuevo y superior  (por el socialismo), sino para restaurar  la estabilidad de las viejas relaciones sociales, que ellos, como muchos  otros, todavía seguían añorando. 
Un  proceso mental similar  ocurrió con su  contemporáneo Víctor Raúl Haya, que había nacido y había vivido su infancia y  juventud en la señorial ciudad norteña de Trujillo, próxima a Cajamarca. Mientras  Ravines procedía de una de las capas pobres de la población  cajamarquina,  Haya procedía de las capas medias, que se  confundían con los pequeños terratenientes del lugar. Pero en el fondo, en  ambos  personajes  el efecto del desarrollo de las nuevas relaciones  capitalistas en su estancado medio feudal,   fue casi el mismo, el rechazo instintivo a los cambios que introducía el  capitalismo, y la defensa de la estabilidad del  viejo orden social tradicionalista.  
En  el desarrollo de la mentalidad de José Carlos Mariátegui, el impacto del  crecimiento de las nuevas relaciones capitalistas  en el país, fue muy diferente. En mayo de 1929 Mariátegui escribió: "El  feudalismo español se superpuso al agrarismo indígena, respetando en parte sus  formas comunitarias, pero esta misma adaptación creaba un orden estático, un sistema económico cuyos factores de  estagnación eran la mejor garantía de la servidumbre indígena. La industria  capitalista rompe este equilibrio,  interrumpe este estancamiento, creando nuevas fuerzas productoras y nuevas  relaciones de producción. El proletariado crece gradualmente a expensas del  artesanado y la servidumbre. La evolución económica y social de la nación entra  en una era de actividad y  contradicciones que, en el plano ideológico, causa la aparición y  desarrollo del pensamiento socialista". 
A  continuación Mariátegui agregó: "Sin los elementos materiales que crea la  industria moderna  o, si se quiere el  capitalismo, ¿habría posibilidad de que se esbozase el plan, la intención  siquiera de un Estado socialista, basado en las reivindicaciones, en la  emancipación de las masas indígenas? El dinamismo de esta economía, de este  régimen, que torna inestables todas las  relaciones, y que con las clases opone las ideologías, es sin duda lo que  hace factible la resurrección indígena, hecho decidido por el juego de fuerzas  económicas, políticas, culturales, ideológicas, no de fuerzas raciales" (04).
La  influencia del crecimiento capitalista en las mentalidades de Ravines y Haya,  fue diferente a la influencia recibida en la evolución de la mentalidad de  Mariátegui. Mientras Mariátegui logró sistematizar e identificarse con las  necesidades y aspiraciones de una   clase nueva en formación, como era  el proletariado peruano; por el contrario,  Ravines y Haya sistematizaron y se identificaron con las penurias y  lamentaciones  de una inestable clase social en proceso de descomposición,  así ellos llegaron a ser  los máximos exponentes del ideario del sector reaccionario de los medianos y  pequeños propietarios desestabilizados por el crecimiento capitalista. Esa fue  la raíz económica y social de su "antiimperialismo", antiimperialismo  de carácter netamente reaccionario. (continuará)
Notas.-  
(*)  Yo tenía previsto divulgar este comentario para el día 7 de mayo, en el Aniversario 91° de La Gran Mentira del APRA, fecha en la cual supuestamente "se fundó  el APRA en México". Pero múltiples compromisos no me permitieron terminar de  revisar y corregir mis apuntes para esa fecha, tanto mejor. Porque ahora espero  enviar la segunda parte de este comentario el día 20 de mayo, en el Aniversario 85° de la Fundación del Partido Comunista del Perú, que me parece es  una fecha más significativa que la anterior.  
(01)  Como ya es (o debería ser)  ampliamente  conocido, la Reunión de Barranco se realizó el 7 de octubre de 1928, con la  participación de nueve socialistas dirigidos por José Carlos Mariátegui. En esa  reunión se acordó "dejar  constituido el grupo organizador del Partido Socialista  del Perú". No obstante la precisión y claridad de ese acuerdo, todavía hay  entre nosotros   algunos testarudos que equívocamente persisten  en decir o escribir que  "ese día se  fundó el Partido Socialista  del Perú".  Equívoco que yo he cuestionado documentadamente en mi comentario divulgado en  cuatro partes a partir del 22 de enero del presente año. 
(02)  Actualmente ocurre algo similar con las denuncias que se hace al presidente  Ollanta Humala como "traidor". El sector de la izquierda peruana que equívocamente  lo apoyó en las elecciones presidenciales del año 2011, tal como era de  esperarse, muy pronto se desengañó de su comportamiento.  Luego comenzaron a retirarle su apoyo, y han  pasado a la oposición. Ellos, sin mayor análisis serio ni justificación  acusan a Humala de "traidor", de "haber  virado a la derecha", y otros reclamos similares. Pero lo cierto es que,  Ollanta Humala desde su ingreso a la Escuela Militar en sus años de juventud, siempre  estuvo identificado con los intereses de la clase dominante, y nunca lo estuvo  con el pueblo. Es más, en su conocida condición de comando anti subversivo,  como el "Capitán Carlos", durante el gobierno de Fujimori reprimió brutalmente  a un sector del pueblo, y defendió "sin dudas ni murmuraciones" los intereses  de la clase dominante y su estado burgués. Complementariamente, su esposa,  Nadine Heredia, proviene de una conocida familia aprista, y desde muy niña se  formó en un ambiente saturado de un visceral anti socialismo. Para decir las  cosas claras, y en pocas palabras: Humala  no ha traicionado al pueblo, porque nunca estuvo al lado del pueblo. Lo que  ha ocurrido  es que Humala engaño a una  parte de la izquierda, y logrado su propósito de  ganar las elecciones,  simplemente se ha desenmascarado. Por mi parte yo no tengo  que "reclamarle" una supuesta traición a  Humala,  porque nunca confié en su  prédica demagógica,  nunca lo apoyé, y en  las elecciones del año 2011, públicamente   ejercí mi derecho al Voto Nulo.   
(03)  La influencia determinante de un movimiento político como el Apra, en las filas  de un partido como el Partido Comunista, no es algo nuevo, raro, ni antojadizo,   en la historia de las organizaciones  políticas. Cuando José Carlos Mariátegui escribió, entre los años 1928 y 1929,  el  ensayo sobre Teoría y Práctica de la  Revolución (Defensa del Marxismo. Polémica Revolucionaria), justamente  reconoció y explicó lo que realmente había ocurrido en el desarrollo de la  socialdemocracia alemana. 
En ese ensayo,  Mariátegui anotó: "Los más severos y seguros estudiosos del movimiento  socialista constatan que el rector  efectivo de la social-democracia alemana, a la que teórica y prácticamente  se siente tan cercano de Man, no fue  Marx sino Lasalle. El reformismo lassalliano se armonizaba con los móviles  y la praxis empleados por la socialdemocracia en el proceso de su crecimiento,  mucho más que el revolucionarismo marxista". 
Algo muy similar ha  ocurrido con el Partido Comunista en el Perú. Desde sus inicios hasta el  presente,  el rector efectivo de su  teoría y práctica, no ha sido el socialismo de Mariátegui, sino el "nacionalismo" de la dupla Ravines - Haya.  La comprobación de esta afirmación es sumamente fácil, basta con revisar las  conclusiones de todos los congresos y conferencias nacionales de todas las  facciones derivadas del tronco original del PCP, desde 1930 hasta el presente,  incluidas las conclusiones de las tan voceadas V y VI conferencia nacional del  PCP (facción Bandera Roja), realizadas en los años 1965 y 1969 respectivamente.  En todos esos documentos, por oposición a la acertada propuesta estratégica de "revolución socialista" agitada por  Mariátegui, se levantó la bandera de la "revolución antiimperialista", la  "revolución antiimperialista y antifeudal", la "revolución nacional  democrática", la "revolución de liberación nacional", la "revolución por la  segunda independencia", y otras más por el estilo. 
(04)  Revisar Tesis sobre el Problema  Indígena, escrita por Mariátegui en mayo de 1929, y publicada en Amauta N°  25 de agosto de 1929. Esa tesis fue escrita como una de las Tres Tesis  anexas a la propuesta de Programa del Partido  Socialista del Perú.  Esta Tesis   aparece publicada en el libro Ideología y Política, pero  refundida dentro de un texto mayor escrito  por otros, con el arbitrario nombre de El  Problema de las Razas en la América Latina.     
 
 
 
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El Apra es un partido de frente único de trabajadores manuales e intelectuales su ideología es antiimperialista sin calcos ni copias de los demás partidos comunistas integrantes de la internacional socialistas,y por serun frente de trabajadores manuales e intelectules disvirtuando la lucha de clases, es que lo desaforan para siempre. Eudocio Ravines se le conoce mas como un abanderado del stalinismo con su labor ideologica en argentina.
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