viernes, 3 de junio de 2011

Ernesto la Jara : "PERIODISMO DE M"

Nº 565, 22 de agosto del 2007

Ernesto de la Jara B. Instituto de Defensa Legal

Qué pena que un apellido como Mariátegui, tan respetado en el país no solo por el recuerdo de José Carlos sino también porque lo han llevado y lo mantienen destacados profesionales, ahora esté asociado a la M del Aldo que vomita todos los días en Correo.

 Hay quienes discuten quién fue el que le puso Aldo M. No se peleen. La sola lectura de lo que escribe lleva inevitablemente a la asociación. El Instituto de Defensa Legal ha recibido varios premios, pero los insultos de M son considerados por nosotros un especial reconocimiento. Señal de que vamos bien. El día en que notemos la mínima coincidencia con él, ese día haremos lo que él tanto desea respecto a instituciones como la nuestra: cerraremos para siempre por haber perdido el norte y el sentido de realidad. Él representa todo lo que nuestras convicciones nos hacen detestar y combatir. Así de claro y sin ningún tipo de matiz. Justifica las violaciones de derechos humanos de las décadas de 1980 y 1990, y no es difícil suponer la razón: generalmente, los hechos de esta naturaleza afectan a esa gran mayoría de peruanos que por el color de su piel, su nivel económico y su ubicación geográfica están fuera de las estrechas fronteras de lo que él cree que es el Perú.

Es enemigo de la actual lucha anticorrupción porque para él procesar a un funcionario público fujimorista a quien se le encontraron unos cuantos millones de dólares, cuya procedencia no puede justificar, es parte de una cacería de brujas que debe cesar.

Es pro militar hasta los huesos, pero no diferencia a los militares que se la jugaron en 1992 por la democracia o denunciaron las atrocidades que ocurrían en el combate contra la subversión de los otros —sus ídolos—, que son capaces de matar, robar y hasta traficar con armas en pleno conflicto armado internacional.

Tanta arrogancia, intolerancia y racismo solo puede provenir de una trasnochada mentalidad fascista. ¿Por qué tendríamos que dejar de llamar a las cosas por su verdadero nombre? Adornada, eso sí, con rebuscadas citas que, evidentemente, no forman parte de una auténtica cultura personal —«lo que queda cuando todo ha sido olvidado»— sino de la fácil «erudición» que hoy permite Google. Qué más prueba del deterioro que experimenta hoy parte del periodismo nacional que ese estilo del escupitajo, de la incontinencia.

Y ni siquiera es su creación, porque es tan solo una imitación extrema de un estilo que ya venían practicando otros, acá y afuera. Hasta se podría decir que, hoy en día, todo país tiene su M. Ese estilo solo puede corresponder a quien no tiene otra forma de hacerse un lugar. Como carece de la capacidad para practicar periodismo de investigación, de la sofisticación necesaria para producir un buen análisis y de la independencia de criterio para generar credibilidad y confianza, ¿de qué otra manera podría llamar la atención el M de Correo? Solo haciendo del esfínter flojo una línea periodística. ¿Qué de su trayectoria merece respeto o lo legitima dándole la autoridad para descalificar a tantas personas e instituciones que los peruanos normales más bien valoran? Nada. Solo posee lo que usa: la característica de soltar todo lo que se le cruza por la mente, creyendo que por ser «el maldito» de los periódicos no tiene la obligación de demostrar lo que dice.

Impunemente, porque enjuiciarlo sería hacerle un favor y caer en el mal gusto; y correr riesgos, porque suele atacar a personas que no creen, como él, en la violencia como medio de resolver los conflictos. ¿Al responderle estamos cayendo en su nivel? Pueda ser que sí. Pero reconocemos que, en esta oportunidad, nos ha convencido de lo que para él es regla sagrada: barbarie contra barbarie. Darle un poco de su medicina de vez en cuando no está mal. Una de las primeras veces que nos atacó, dijo indignado que había ido a nuestra página web y se había encontrado con que uno de nuestros objetivos era incidir en la formulación de políticas públicas. ¿En qué ambientes se moverá que para saber qué hace nuestra institución tuvo que recurrir a Internet? Y a partir de una frase nos condenó. Cualquier periodista mínimamente informado puede concordar o discrepar con nuestra línea, pero tiene que haber escuchado acerca de nuestra defensa de los derechos humanos frente al Estado y también frente a Sendero Luminoso, organización que, al igual que M, durante muchos años nos insultó y hasta amenazó a través de El Diario. O sobre nuestra oposición al régimen de Fujimori y Montesinos, desde el momento mismo en que se produjo el golpe del 5 de abril. Y sobre nuestra «incidencia real», así no lo guste a él, en temas como la justicia, la seguridad, la defensa y la anticorrupción. ¿Cómo se puede ser tan cínico para sostener, como lo hizo, que el IDL no tiene ningún derecho de hacer incidencia, alegando que nadie nos había elegido? Y a él, ¿quién lo ha elegido? ¿Cómo puede decir algo así alguien que se presenta como periodista? Si las funciones de incidencia y fiscalización solo pudieran ser cumplidas por quienes han sido elegidos, el periodismo estaría muerto. Nosotros no hemos sido elegidos, pero tenemos la legitimidad que nos hemos ganado; la que los demás nos otorgan en forma libre y voluntaria, sobre la base de las convicciones y causas que hemos defendido abiertamente —y muchas veces a contracorriente— durante 25 años. En su caso, en cambio, su único mérito consiste en haber conseguido a alguien que le pague un sueldo por atacar o defender en función de intereses puestos bajo la mesa. Luego parece que M se informó más y nos comenzó a llamar «ese monstrito mediático», porque para él es criticable el hecho de que el IDL publique una revista, emita programas de televisión y de radio, y cuente con portales especializados. El típico envidioso e intolerante: sus absurdas y delirantes posiciones deben expresarse por todas partes, pero las de los otros, diferentes de las suyas, deben ser silenciadas o descalificadas con todo tipo de adjetivos, como él acostumbra hacer cada día. Pero lo que realmente nos ha motivado a responderle a alguien que, en realidad, solo merece ser ignorado —tal como lo hemos venido haciendo—, es que en una de sus columnas se haya atrevido a acusarnos, al IDL y a una serie de instituciones y personas, de ser insensibles frente al terremoto y de no haber hecho nada. Usando su típico lenguaje primitivo y vulgar, y como siempre sin investigar ni verificar, se ha limitado a decir: « ¿Dónde están? No los he visto». Lo que pasa es que a una persona de su calaña jamás se le puede ocurrir que alguien ayude sin figuretismo, sin asegurarse de que lo están enfocando las cámaras, sin tratar de jalar agua para su molino. Para que él crea que sí hemos hecho algo por los damnificados tendría que habernos visto por televisión paseándonos entre los cadáveres o poniendo avisos públicos que demuestren lo solidarios que somos. Podríamos hacer una lista muy larga de lo que hemos hecho y seguimos haciendo desde el día en que ocurrió el terremoto, pero no vamos a caer en eso. Estamos seguros de que hay muchas personas que lo saben porque con ellas nos hemos encontrado en las mismas acciones de colaboración, que no buscan competir con las de Laura Bozzo. Para comenzar, nosotros no tenemos que esperar a que haya un terremoto para ir a Ica o Huancavelica, pues trabajamos habitualmente en esos y en muchos otros lugares del país. En Huancavelica, el IDL tiene una oficina permanente, y en los otros lugares actuamos en alianza con los actores locales. Lo que sí aclaramos es que todo lo que ha significado desembolso de recursos económicos ha provenido de nuestros bolsillos y no de la cooperación internacional. Si hubiésemos dispuesto los recursos de dicha cooperación para actividades que no estaban programadas, habríamos incurrido en desviación de fondos. Hay fujimoristas y apristas amigos de M que nos acusan de desviar fondos, pero cuando se trata de atacar a las ONG, piden a gritos que gastemos los recursos en lo que ellos quieren. ¿Y a quiénes sí alaba este M, tan distinto de los otros Mariátegui, en su misma columna?: «Más bien solo he visto a la empresa privada y a congresistas de “derecha” y apristas chambeando duro en el lugar de la tragedia». Qué coherencia. Aprovechar el momento para seguir sobando al poder político y económico del que vive. Ahora, habría que preguntarle a la población afectada de Ica, Chincha, Pisco o Huancavelica si cree, como M, que el Gobierno, las empresas —por ejemplo, las exitosísimas agroexportadoras de la zona— y los apristas han respondido de acuerdo con la magnitud de la tragedia. Nuestra impresión es que el balance no es para nada positivo. Alan García y sus ministros tuvieron el gesto de ir a la zona al día siguiente, pero fue, sobre todo, solo eso: un gesto. Porque, en realidad, la ayuda demoró y sigue siendo insuficiente, y la desorganización e improvisación saltan a la vista hasta ahora. Y eso que Ica queda muy cerca. Y el presidente responsable de este caos, aquel que en señal de absoluta desinformación pidió la primera noche que agradeciéramos a Dios porque no había ocurrido una catástrofe, ha tenido la osadía de preguntar también por las ONG y la cooperación internacional. Surrealista: el presidente de la República pretende responsabilizar a las ONG y a la cooperación internacional por las carencias y errores del Estado del cual él es jefe desde hace más de un año —y por segunda vez— y del régimen que él lidera. ¿Junto con quién? Nada menos que con el titular de Producción, Rafael Rey, ministro tránsfuga, cercano amigo de M y, como él, claro defensor de las violaciones de derechos humanos —el país nunca podrá olvidar su defensa de la Ley de Amnistía de Fujimori— y enemigo de la lucha anticorrupción. Pero volvamos a M. ¿Con qué autoridad se atreve a juzgar quién ayuda y quién no? ¿Qué ha hecho él? Suponemos que no mucho, si, como ya varios se lo han sacado en cara, ni siquiera se tomó el trabajo de mandar cambiar la primera plana y los interiores del número de Correo que salió al día siguiente del terremoto, pese a que hubo el tiempo suficiente porque la catástrofe ocurrió a las 6:41 de la tarde. Fue el único periódico que no lo hizo. Pero más allá de lo ocurrido con el lamentable terremoto, ¿con qué autoridad moral, en general, pretende este M de Correo comportarse como si fuera una especie de conciencia nacional? Con la misma fuerza que ataca debería defenderse de una serie de acusaciones que hay contra él, y acá sí con pruebas muy concretas. M, por ejemplo, se jacta de ser partidario de un liberalismo que empieza en el libre mercado y se expande hasta la plena libertad de conciencia y de opinión. Pero ahí está Miguel Santillana y su censurada columna «Viernes del oso». Santillana se ganó el abrazo de oso en Correo por cuestionar los planteamientos de Hernando de Soto, gurú de Mariátegui y declarado intangible por él —sin que De Soto tenga la culpa—. Sin embargo, esta no fue la única vez que M usó su poder para publicar solo lo que le conviene. En la última semana, Mariátegui obligó a una redactora de Correo a escribir una nota a favor de la compra de los patrulleros de la PNP. La nota apareció publicada el sábado 11 de agosto pero sin rúbrica, porque la periodista se negó a firmarla. En Correo despiden a un prestigioso economista como Santillana y le abren la página a un joven cuyo principal mérito es ser hijo del ministro de Vivienda, Garrido Lecca, el de la frase referida a los «periódicos-higiénicos». A este joven se le da la oportunidad de exponer ideas tan brillantes como la de considerar inservibles los espacios culturales que transmite el canal del Estado. Hay que reconocer que la incontinencia de Mariátegui no es general. Nos referimos a cuando se deshace en halagos al hablar de su ex patrón De Soto, quien también dirige una ONG y hasta está en contra de la ley anti ONG, hecho del que no se da por aludido M. Nos referimos a su relación cada vez más íntima y hasta promiscua, periodísticamente hablando, con el régimen. Sucede que según fuentes bien informadas, M se reúne con Alan García en Palacio de Gobierno por lo menos una vez cada quincena. Los días de reunión son lunes o jueves, y quien le hace siempre un espacio en su agenda es el secretario de Palacio, Luis Nava, que también es el proveedor de notas «exclusivas» para Correo. En sus columnas, M ahora llega al extremo de atacar hasta a encuestadoras de prestigio simplemente porque reflejan la caída de popularidad del régimen: «Tengo mis serias dudas sobre esa encuesta de la PUCP (hecha por caviares y justo soltada en un momento difícil, como para desestabilizar adrede), pero este gobierno se merece mejores dígitos». El director de Correo tampoco ha terminado de aclarar su famoso viaje a Tailandia, que tiene todos los visos de haber formado parte de un lobby mediático. Tal como demuestra el blog Desde el tercer piso sobre la base de un informe de Raúl Wiener aparecido en La Primera, Mariátegui, además de aceptar la invitación de la empresa Suez Energy Internacional —que tiene intereses comerciales en nuestro país—, usó su espacio editorial para hablar a favor de estos. César Lévano, director de La Primera y prestigioso periodista, uno de los tantos blancos de Mariátegui, se encargó de darle clases de ética: «Un periodista no debe viajar por cuenta de una empresa ajena al medio en que trabaja […] Claro está que los periodistas honestos no requieren de códigos para seguir siéndolo». ¿Así es la nuez? M no se cansa de llamar «el loquito» a muchos. Pero tomando en cuenta su ridícula y absurda obsesión por llamar «caviar» a todas las personas con las que discrepa, ¿el loquito no será él? Y lo hace, además, jugando en pared con Expreso y La Razón: dime con quién andas y te diré quién eres. Es difícil precisar el concepto que para él tiene la expresión caviar, ya que en ella incluye desde los demócratas de Estados Unidos hasta Humala, pasando por Salomón Lerner, la Defensora del Pueblo y la presidenta Bachelet. Para terminar, les dejamos, a manera de anexo, algunos párrafos textuales de M. Sin comentarios. ¡Caviar¡ ¡caviar! ¡caviar!  «Veo ayer comunicados de los eternos caviares de siempre, demandando resucitar una nueva versión del nefasto Instituto Nacional de Planificación para que otra vez creemos suculentos nidos de burócratas y este sector tenga más chambas estatales, a título individual o mediante sus lucrativas ONG. ¡O sea, más tetas para los golosos presupuestívoros rojos, más Estado para sus apetitos ideológicos! ¡Ahora quieren capturar las regiones y las municipalidades por esta vía! ¡Son como amebas! ¡Todo quieren copar! Mira quiénes firman y te diré qué quieren: CGTP, Conveagro, Cepes, Desco, ANC, la Coordinadora de DDHH, Rolando Ames, Javier Iguíñiz, Humberto Campodónico […] Pero Del Castillo seguro los convoca...».  «Es que la caviarada —se nota clarito en el reciente activismo de la ONG Comisión Andina de Juristas y en el inusual comunicado de la PUCP, más un oportuno sondeo suyo— quiere tirarse todo abajo para meter a dos suyos (Villanueva y Ramos) allí adentro —ya tienen a Landa— y tirarse abajo la Ley de ONG, pelear su crucial caso PUCP-Cipriani (que va a acabar tarde o temprano allí) y recobrar el peso político-ideológico-administrativo que perdió con la salida de su padrino Toledo y con su posterior hecatombe electoral (la izquierda junta no llegó al 1.5%). ¡Creen que nadie se percata de sus intenciones!».  «[La Defensoría del Pueblo] No hace más que joder y joder a la Policía durante las intervenciones. Están 100% alineados con los revoltosos y 100% en contra de los pobres tombos. Estos le tocan un pelo a un revoltoso y ya están gritando “¡Derechos Humanos!” y armándoles líos [...] Esa es otra institución capturada por caviares permisivos, cuya ideología los hace pensar que no se puede reprimir jamás, lo que es una estupidez».  «[…] mientras que aquí tenemos harto por explotar, explorar y desarrollar siempre y cuando no permitamos que curas demagogos, rojos miopemente fiscalistas, funcionarios caviares, ONG ambientalistas dementes (vean el filme Mine your own business), ignorantes que creen que los cerros están vivos o son divinidades y otros infelices más no dejen desarrollar a este sector, tan clave en impuestos y divisas para el país».


Los odios de M  Miembros de ONG: «M.O.N.G.O.S», «latosos tigres de papel».  Estar en contra de ley anti ONG: «Intervencionistas y marxistas».  Ley anti ONG: «Formalizarse en un simple registro».  Activistas de derechos humanos agrupados en ONG: «Grupete de cincuentones y sesentones que fracasaron políticamente como comunistas radicales de jóvenes como de caviares de mayores».  Patria Roja: «Casi tan malo como Sendero».  Ministerio Público: «Capturado por los caviares bajo Paniagua y Toledo».  Latinoamérica: «Cretinoamérica».  Evo Morales: «Indocumentado (no tiene ni siquiera primaria completa)».  Milton Friedman: «El amauta».  Nelson Manrique: «Siempre estuvo atraído por la violencia».  Velasco: «Maldito».  Negreiros: «Tremendo desgraciado, un monstruo egoísta que no piensa en los jóvenes, en los informales y en los desempleados y que tan sólo legisla para conservar sus votos sindicales».  Constitución de 1979: «Mamarracho socialistoide».  Provincianos: «Salvajes, Ignorantes y Anarcos».  Campesinos que protestan contra las mineras: «Ignorantes que creen en divinidades».  Vladimiro Huaroc: «Alcahuetero de la violencia».  Perú 21: «Rojos y Caviares».  Canal 7: «Monumental desperdicio».  Chofer peruano: «Imbécil anárquico».  Peatón peruano: «Imbécil suicida».  «[…] no queda más que preguntarse si debemos admitir que somos simplemente un país de salvajes (fenómeno que se agudiza en provincias)».  «Es impresionante qué duros de mollera somos los peruanos para interiorizar algunos elementos básicos de economía».  «Bloqueen trenes, asalten turistas, cóbrenles US$100 por entrar a Machu Picchu... Síganla cagando, mis estimados cusqueños, síganla cagando».  «[A los guías de turismo] A esos imbéciles les he escuchado cada cosa delante de los turistas españoles que he sentido vergüenza ajena y aplaudo la paciencia de éstos, que simplemente les sonríen, compasivos».  «¡Grandes aportantes al crecimiento del Producto Bruto Interno en su más literal acepción! Pero nuestra tierra es pródiga en valores para lanzar cojudeces».  «[A los cocaleros] Sólo les deseo una cosa: que ustedes y todos sus hijos se vuelvan adictos. No habría nada más delicioso que ver al alacrán envenenarse con su propio veneno». ********************************************************************* El Instituto de Defensa Legal es una voz desde la sociedad civil, independiente de los partidos políticos, abierta a las opiniones plurales de muchos, que trata de combinar capacidad de propuesta con la más exigente fiscalización a los responsables de los asuntos públicos. Los artículos firmados en Ideelemail representan exclusivamente la opinión de sus autores y no necesariamente las del Instituto de Defensa Legal. Los artículos pueden reproducirse a condición de citar la fuente de origen. ********************************************************************* NOTA: Ideelemail, publicación electrónica del Instituto de Defensa Legal, está disponible gratuitamente también como archivo de Word, lo que permite una mejor presentación y más fácil lectura. Los interesados pueden solicitarla a beatriz@idl.org.pe

1 comentario:

  1. Bueno al final Ernesto de la Jara fue peor que su huachafamente odiado Alditus. Al apoyar a Humala por que violó menos derechos humanos que Fujimori, no tienen sangre en la cara ustedes!!!!

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