From: Colectivo Perú Integral <cperuintegral@gmail.com>
Date: Wed, 23 May 2012 06:24:03 -0500
Subject: Socialismo Peruano Hoy, De Activista a Activista (37), Para
Tejer la Red-10, La Planificación en el Perú(2-4),
To:
*Socialismo Peruano Hoy*
*De Activista a Activista* (37)
*PARA TEJER LA RED-10*
* *
*LA PLANIFICACIÓN EN EL PERÚ *(2-4)
*Carlos Zuzunaga Flórez*
Una reflexión sobre la historia de la planificación conforme la
conocemos hoy parece pertinente al abordar su historia en el Perú.
El Cirque Blackett en la Gran Bretaña parece inaugurar en el
mundo moderno la planificación integral para una emergencia de guerra.
Personajes como J. Galbraith y Nelson Rockefeller participaron en la puesta
en práctica del New Deal de F. D. Roosevelt, quien fue considerado como
progresista avanzado en su política de reconstrucción después de la crisis
de 1929
Usada la planificación para la recuperación de Europa después
de la segunda guerra mundial, fue sin embargo desestimada casi unánimemente
como una receta para la vida económica de los Estados Unidos, derogadas las
regulaciones de emergencia de tiempo de guerra. Tampoco fue recomendada en
principio para los países que recibían ayuda de los Estados Unidos en la
década de 1950; pero en la década siguiente ocurre una clara reacción
originada en la revolución cubana, cuando la Alianza para el Progreso
aconseja, entre otras reformas, la de planificar las economías, surgiendo
entonces la paradojal situación de que un país enemigo de la planificación
central alienta a los gobiernos que reciben su ayuda a implantar políticas
antiliberales, con la consecuencia inevitable de que se fortalecía con ello
a los gobiernos y de un modo u otro se debilitaba más aún a las ya
raquíticas posibilidades de formación de una economía libre en el mundo
subdesarrollado.
Acaso en tal contradicción debe encontrarse un trasfondo
equívoco, pues la planificación de las micro-unidades económicas, que se
practicó con éxito en el mundo industrial y que en ellos se alentó, pudiera
haberse supuesto que sirviera para organizar como empresas, esto es, como
micro-economías, a los países subdesarrollados.
El resultado fue manifiestamente contraproducente para los
países de ese modo inducidos a planificar. La penetración del capital
extranjero y la exportación neta de excedentes y de capitales hacia el
mundo industrial se incrementaron y a ello contribuyó la vacilante política
internacional de los Estados Unidos que, con su influencia indudable en la
política de las Naciones Unidas, no solamente permitió sino que alentó, a
través de las comisiones Económicas Regionales -la CEPAL en este caso- un
tipo de políticas anti-liberales, contrarias a la tradición de los países
industriales. Estas políticas, cuyo análisis se hará con algún detalle en
el capítulo pertinente, fueron igualmente vacilantes y por tanto
contribuyeron a desorientar a los gobiernos que emplearon esfuerzos y
tomaron decisiones que luego resultaron contrarias a su mejor interés. Vale
la pena mencionar entre ellas, en secuencia dramática de fracasos, la
política de sustitución de importaciones, los esfuerzos de integración
económica hasta hoy infructuosos y la postulación de un programa de
desarrollo compulsivo formulada en algún momento por Prebisch en un informe
para el Banco Interamericano de Desarrollo.
Lo cierto es que este juego de contradicciones se orienta en la
debilidad de la economía -y consiguientemente de la estructura democrática-
de nuestros países. La planificación es un sustituto poco inocente de la
realidad del desarrollo. Es pensar en un futuro que el subconsciente sabe
por anticipado que no tendrá lugar. Entre tanto, la necesidad de los
centros de poder de entenderse con gobiernos fuertes impulsó la ilusión
planificadora en los países pobres. Richard Meier cree en la necesidad de
crear un Estado efectivo como justificación de los planes, un Estado con
instituciones que reúnan información que interesa a la distribución de
conocimientos y la adjudicación de poder. Y ello se aplica, aunque con
resultados diversos, tanto en los países socialistas como en los
subdesarrollados que se aprecian de ser solamente socializantes.
Hoy se ofrece doctrinariamente la oposición entre
planificación, en cualquiera de sus grados, y economía de mercado, en el
entendimiento erróneo de que la libertad de comercio con absoluta falta de
intervención estatal habría existido en algún momento en la historia
económica, lo que ciertamente fue menos cierto que en otra época cualquiera
en la del mercantilismo europeo en que concurría a su éxito una alianza
estrecha entre las fuerzas "privadas" de producción, que contribuían
generosamente al mantenimiento del poder, y el proteccionismo y otras
regulaciones emanadas del propio poder.
La crítica contra el mercado fue inaugurada solamente en 1920
con "La Economía del Bienestar" de Pigou y continuada con éxito
sobresaliente, dadas las nuevas condiciones sociales e históricas, por la
"Teoría General" de Keynes. Ese material permitió luego que
Rosenstein-Rodan diera forma a su divulgada teoría de que la economía del
mundo subdesarrollado no saldría de su lamentable condición sin ser
centralmente planificada dejando de lado las fuerzas del mercado.
Rosenstein-Rodan y Scitovsky afirmaron que los precios eran inadecuados
para determinar las decisiones de inversión; pero no proporcionaron un
sustituto válido que haya podido funcionar eficazmente en las economías
pobres, particularmente en los países que se empeñan en mantenerse
democráticos, que es evidentemente el tema que nos interesa.
Myrdal y Singer siguieron a Rosenstein-Rodan y a Scitovsky al
destacar el costo, para ellos inaceptable, de las decisiones basadas en las
leyes del mercado, pero fueron igualmente incapaces de proporcionar una
receta sustitutoria de eficacia probada. Dudley Seers trabajó desde Sussex
y en América Latina en una clara posición neo-marxista encaminada a romper
los vínculos externos –como si tal fuera el caso del neo-marxismo en la
práctica- propendiendo a la autarquía, al cambio de los estilos de vida y
de consumo y a la acentuación de los nacionalismos.
Un gobierno fuerte, con planificación o sin ella, democrático o
autoritario, es un instrumento de nacionalismo efectivo, con las
consecuencias contradictorias que el nacionalismo muestra en la historia
política, económica y bélica. Así W. A. Lewis considera que planear
requiere en los países atrasados la existencia de un "gobierno fuerte,
competente y honesto", que es exactamente lo que no pueden mostrar los
países atrasados, sin embargo de lo cual se les incita a planificar. Mas
añade Lewis que a falta de tales condiciones es acaso mejor que no haya
planeación y que se deje la economía a las leyes del mercado. Vale la pena
recordar que Lewis consideraba a los discípulos de Lenin como "una orden
sacerdotal muy preparada y disciplinada que llevará a la práctica las
instrucciones sin vacilación"
*******
Unos párrafos sobre los diversos tipos de planificación parecen
pertinentes para ubicar mejor el cuadro de nuestro examen de su proceso
histórico en el Perú.
En la medida en que fue practicada en los Estados Unidos desde
Roosevelt, la panificación favoreció la racionalidad productiva, luego
facilitada sustancialmente por el uso generalizado de la computación. Tal
grado de racionalidad, sin el incremento de la modernización electrónica,
existía sin embargo ya desde antes del ensayo británico arriba mencionado.
El ser humano ha tratado de aplicar cierto grado de previsión racional a
sus decisiones, particularmente en eventos críticos como la movilización de
recursos bélicos, pues bien puede decirse que Gengis Kan planificaba ya la
guerra y sus requerimientos, y que comparadas con sus estrategias de
previsión las guerras europeas del Renacimiento y las expediciones de los
cruzados resultaban ser aventuras relativamente irracionales.
En el caso de las economías occidentales, la experiencia de la
planificación de guerra en gran escala favoreció luego a la empresa privada
en lo que preferimos llamar micro-planificación o planificación de las
micro-unidades económicas; pero la planificación central se puso en
práctica en forma compulsiva, generalizada y excluyente sólo en los países
socialistas y con los resultados que ya fueron aludidos y que no es el caso
discutir aquí en detalle.
Si la intervención del Estado ha sido real desde que él existe,
como se ha dicho a propósito del mercantilismo inglés y francés, el
dirigismo resulta ser un segundo paso posterior a la intervención en que
aparentemente se dejaba hacer y de dejaba pasar. El dirigismo se convierte
así en la antesala para la planificación global. Como resumen de este En
efecto, la planificación llamada indicativa, practicadaproceso puede
afirmarse que en una primera etapa el Estado interviene, aun absteniéndose,
pues la abstención es en buena parte aparente;
Que en una segunda etapa se hace dirigista como en el New Deal de los
Estados Unidos, con la posibilidad de retroceder a la primera etapa y
tratar de este modo de "desregular" la economía, lo que ha sido notorio en
los últimos gobiernos republicanos de ese país. En una última etapa, la
intervención estatal se convierte en planificación global. Pero aún en tal
caso hay una sutil e importante diferencia que merece destacarse.
En efecto, la planificación llamada indicativa, practicada
sobre todo en Francia, acompaña y al mismo tiempo encamina la ruta de los
factores económicos, particularmente practicando una economía mixta con
énfasis particular en la asignación de recursos financieros. Es claro, por
tanto, que la planificación indicativa es algo más y algo distinto que el
simple dirigismo.
La planificación global o centralizada se hace, en cambio,
imperativa y es ella la que mira sobre todo en el largo plazo la totalidad
del mapa de una economía, afectando por tanto la libertad personal y
eliminando enteramente la libertad de mercado. Esto último, la eliminación
de la libertad de mercado y precios, es natural y obvio en una política
centralmente planificada; pero no lo es igualmente, si bien la realidad lo
exige, el que tal eliminación lleve consigo graves limitaciones a la
libertad de las personas y de sus ideas, incluyendo la libertad de
desplazamiento y de expresión de disensiones. Mas como la planificación
global e imperativa no puede menos que arrastrar la limitación de las
libertades individuales y de los derechos humanos, ella resulta
necesariamente anti-democrática en el sentido en que la democracia es
entendida en el mundo occidental.
*(…)*
*Nota*.- El *Socialismo Peruano* tiene un objetivo declarado:
el Cambio Social del capitalismo al socialismo. Es importante tener
posición ante la planeación inducida y la planeación compulsiva. Y, sobre
todo, tener posición ante la economía de mercado. ¿Es el socialismo una
economía de mercado, donde hay banco, dinero, mercancía, mercado, ley del
valor? ¿Pueden desaparecer estas categorías en la etapa inicial de la
construcción de una nueva sociedad sin explotados ni explotadores?
Para Tejer la Red, la CEPAL y el mercado socialista son temas
centrales de debate.
Ragarro
23.05.12
--
Luis Anamaría http://socialismoperuanoamauta.blogspot.com/
http://centenariogeorgettevallejo.blogspot.com/
http://socialismoperuano.blog.terra.com.pe/
cel 993754274
Date: Wed, 23 May 2012 06:24:03 -0500
Subject: Socialismo Peruano Hoy, De Activista a Activista (37), Para
Tejer la Red-10, La Planificación en el Perú(2-4),
To:
*Socialismo Peruano Hoy*
*De Activista a Activista* (37)
*PARA TEJER LA RED-10*
* *
*LA PLANIFICACIÓN EN EL PERÚ *(2-4)
*Carlos Zuzunaga Flórez*
Una reflexión sobre la historia de la planificación conforme la
conocemos hoy parece pertinente al abordar su historia en el Perú.
El Cirque Blackett en la Gran Bretaña parece inaugurar en el
mundo moderno la planificación integral para una emergencia de guerra.
Personajes como J. Galbraith y Nelson Rockefeller participaron en la puesta
en práctica del New Deal de F. D. Roosevelt, quien fue considerado como
progresista avanzado en su política de reconstrucción después de la crisis
de 1929
Usada la planificación para la recuperación de Europa después
de la segunda guerra mundial, fue sin embargo desestimada casi unánimemente
como una receta para la vida económica de los Estados Unidos, derogadas las
regulaciones de emergencia de tiempo de guerra. Tampoco fue recomendada en
principio para los países que recibían ayuda de los Estados Unidos en la
década de 1950; pero en la década siguiente ocurre una clara reacción
originada en la revolución cubana, cuando la Alianza para el Progreso
aconseja, entre otras reformas, la de planificar las economías, surgiendo
entonces la paradojal situación de que un país enemigo de la planificación
central alienta a los gobiernos que reciben su ayuda a implantar políticas
antiliberales, con la consecuencia inevitable de que se fortalecía con ello
a los gobiernos y de un modo u otro se debilitaba más aún a las ya
raquíticas posibilidades de formación de una economía libre en el mundo
subdesarrollado.
Acaso en tal contradicción debe encontrarse un trasfondo
equívoco, pues la planificación de las micro-unidades económicas, que se
practicó con éxito en el mundo industrial y que en ellos se alentó, pudiera
haberse supuesto que sirviera para organizar como empresas, esto es, como
micro-economías, a los países subdesarrollados.
El resultado fue manifiestamente contraproducente para los
países de ese modo inducidos a planificar. La penetración del capital
extranjero y la exportación neta de excedentes y de capitales hacia el
mundo industrial se incrementaron y a ello contribuyó la vacilante política
internacional de los Estados Unidos que, con su influencia indudable en la
política de las Naciones Unidas, no solamente permitió sino que alentó, a
través de las comisiones Económicas Regionales -la CEPAL en este caso- un
tipo de políticas anti-liberales, contrarias a la tradición de los países
industriales. Estas políticas, cuyo análisis se hará con algún detalle en
el capítulo pertinente, fueron igualmente vacilantes y por tanto
contribuyeron a desorientar a los gobiernos que emplearon esfuerzos y
tomaron decisiones que luego resultaron contrarias a su mejor interés. Vale
la pena mencionar entre ellas, en secuencia dramática de fracasos, la
política de sustitución de importaciones, los esfuerzos de integración
económica hasta hoy infructuosos y la postulación de un programa de
desarrollo compulsivo formulada en algún momento por Prebisch en un informe
para el Banco Interamericano de Desarrollo.
Lo cierto es que este juego de contradicciones se orienta en la
debilidad de la economía -y consiguientemente de la estructura democrática-
de nuestros países. La planificación es un sustituto poco inocente de la
realidad del desarrollo. Es pensar en un futuro que el subconsciente sabe
por anticipado que no tendrá lugar. Entre tanto, la necesidad de los
centros de poder de entenderse con gobiernos fuertes impulsó la ilusión
planificadora en los países pobres. Richard Meier cree en la necesidad de
crear un Estado efectivo como justificación de los planes, un Estado con
instituciones que reúnan información que interesa a la distribución de
conocimientos y la adjudicación de poder. Y ello se aplica, aunque con
resultados diversos, tanto en los países socialistas como en los
subdesarrollados que se aprecian de ser solamente socializantes.
Hoy se ofrece doctrinariamente la oposición entre
planificación, en cualquiera de sus grados, y economía de mercado, en el
entendimiento erróneo de que la libertad de comercio con absoluta falta de
intervención estatal habría existido en algún momento en la historia
económica, lo que ciertamente fue menos cierto que en otra época cualquiera
en la del mercantilismo europeo en que concurría a su éxito una alianza
estrecha entre las fuerzas "privadas" de producción, que contribuían
generosamente al mantenimiento del poder, y el proteccionismo y otras
regulaciones emanadas del propio poder.
La crítica contra el mercado fue inaugurada solamente en 1920
con "La Economía del Bienestar" de Pigou y continuada con éxito
sobresaliente, dadas las nuevas condiciones sociales e históricas, por la
"Teoría General" de Keynes. Ese material permitió luego que
Rosenstein-Rodan diera forma a su divulgada teoría de que la economía del
mundo subdesarrollado no saldría de su lamentable condición sin ser
centralmente planificada dejando de lado las fuerzas del mercado.
Rosenstein-Rodan y Scitovsky afirmaron que los precios eran inadecuados
para determinar las decisiones de inversión; pero no proporcionaron un
sustituto válido que haya podido funcionar eficazmente en las economías
pobres, particularmente en los países que se empeñan en mantenerse
democráticos, que es evidentemente el tema que nos interesa.
Myrdal y Singer siguieron a Rosenstein-Rodan y a Scitovsky al
destacar el costo, para ellos inaceptable, de las decisiones basadas en las
leyes del mercado, pero fueron igualmente incapaces de proporcionar una
receta sustitutoria de eficacia probada. Dudley Seers trabajó desde Sussex
y en América Latina en una clara posición neo-marxista encaminada a romper
los vínculos externos –como si tal fuera el caso del neo-marxismo en la
práctica- propendiendo a la autarquía, al cambio de los estilos de vida y
de consumo y a la acentuación de los nacionalismos.
Un gobierno fuerte, con planificación o sin ella, democrático o
autoritario, es un instrumento de nacionalismo efectivo, con las
consecuencias contradictorias que el nacionalismo muestra en la historia
política, económica y bélica. Así W. A. Lewis considera que planear
requiere en los países atrasados la existencia de un "gobierno fuerte,
competente y honesto", que es exactamente lo que no pueden mostrar los
países atrasados, sin embargo de lo cual se les incita a planificar. Mas
añade Lewis que a falta de tales condiciones es acaso mejor que no haya
planeación y que se deje la economía a las leyes del mercado. Vale la pena
recordar que Lewis consideraba a los discípulos de Lenin como "una orden
sacerdotal muy preparada y disciplinada que llevará a la práctica las
instrucciones sin vacilación"
*******
Unos párrafos sobre los diversos tipos de planificación parecen
pertinentes para ubicar mejor el cuadro de nuestro examen de su proceso
histórico en el Perú.
En la medida en que fue practicada en los Estados Unidos desde
Roosevelt, la panificación favoreció la racionalidad productiva, luego
facilitada sustancialmente por el uso generalizado de la computación. Tal
grado de racionalidad, sin el incremento de la modernización electrónica,
existía sin embargo ya desde antes del ensayo británico arriba mencionado.
El ser humano ha tratado de aplicar cierto grado de previsión racional a
sus decisiones, particularmente en eventos críticos como la movilización de
recursos bélicos, pues bien puede decirse que Gengis Kan planificaba ya la
guerra y sus requerimientos, y que comparadas con sus estrategias de
previsión las guerras europeas del Renacimiento y las expediciones de los
cruzados resultaban ser aventuras relativamente irracionales.
En el caso de las economías occidentales, la experiencia de la
planificación de guerra en gran escala favoreció luego a la empresa privada
en lo que preferimos llamar micro-planificación o planificación de las
micro-unidades económicas; pero la planificación central se puso en
práctica en forma compulsiva, generalizada y excluyente sólo en los países
socialistas y con los resultados que ya fueron aludidos y que no es el caso
discutir aquí en detalle.
Si la intervención del Estado ha sido real desde que él existe,
como se ha dicho a propósito del mercantilismo inglés y francés, el
dirigismo resulta ser un segundo paso posterior a la intervención en que
aparentemente se dejaba hacer y de dejaba pasar. El dirigismo se convierte
así en la antesala para la planificación global. Como resumen de este En
efecto, la planificación llamada indicativa, practicadaproceso puede
afirmarse que en una primera etapa el Estado interviene, aun absteniéndose,
pues la abstención es en buena parte aparente;
Que en una segunda etapa se hace dirigista como en el New Deal de los
Estados Unidos, con la posibilidad de retroceder a la primera etapa y
tratar de este modo de "desregular" la economía, lo que ha sido notorio en
los últimos gobiernos republicanos de ese país. En una última etapa, la
intervención estatal se convierte en planificación global. Pero aún en tal
caso hay una sutil e importante diferencia que merece destacarse.
En efecto, la planificación llamada indicativa, practicada
sobre todo en Francia, acompaña y al mismo tiempo encamina la ruta de los
factores económicos, particularmente practicando una economía mixta con
énfasis particular en la asignación de recursos financieros. Es claro, por
tanto, que la planificación indicativa es algo más y algo distinto que el
simple dirigismo.
La planificación global o centralizada se hace, en cambio,
imperativa y es ella la que mira sobre todo en el largo plazo la totalidad
del mapa de una economía, afectando por tanto la libertad personal y
eliminando enteramente la libertad de mercado. Esto último, la eliminación
de la libertad de mercado y precios, es natural y obvio en una política
centralmente planificada; pero no lo es igualmente, si bien la realidad lo
exige, el que tal eliminación lleve consigo graves limitaciones a la
libertad de las personas y de sus ideas, incluyendo la libertad de
desplazamiento y de expresión de disensiones. Mas como la planificación
global e imperativa no puede menos que arrastrar la limitación de las
libertades individuales y de los derechos humanos, ella resulta
necesariamente anti-democrática en el sentido en que la democracia es
entendida en el mundo occidental.
*(…)*
*Nota*.- El *Socialismo Peruano* tiene un objetivo declarado:
el Cambio Social del capitalismo al socialismo. Es importante tener
posición ante la planeación inducida y la planeación compulsiva. Y, sobre
todo, tener posición ante la economía de mercado. ¿Es el socialismo una
economía de mercado, donde hay banco, dinero, mercancía, mercado, ley del
valor? ¿Pueden desaparecer estas categorías en la etapa inicial de la
construcción de una nueva sociedad sin explotados ni explotadores?
Para Tejer la Red, la CEPAL y el mercado socialista son temas
centrales de debate.
Ragarro
23.05.12
--
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