CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de lautopía andina
2013 AÑO
EVANGELIO VALLEJO DE LA SOLIDARIDAD
Y UNIVERSALIDAD DEL MUNDO ANDINO
JULIO, MESDEL MAESTRO;
DEL SANTUARIOHISTÓRICO
DE MACHUPICCHU; BATALLA
DEHUAMACHUCO, LEONCIO
PRADO; YFIESTAS PATRIAS
*****
IMÁGENES DEL I FESTIVAL
DE LA DANZA DEL PALLO TRADICIONAL
EN EL XIV CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
EN SANTIAGO DE CHUCO
CUNA DEL VATE UNIVERSAL
HACER CLIC AQUÍ:
http://www.youtube.com/watch?v=Okpw1mTvqVI&feature=youtu.be
*****
PRÓXIMAS ACTIVIDADES
DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
PRESENTACIÓN
DEL LIBRO DEPOESÍA
EL HOMBRE
Y SU ÁNGEL
DE
DANILOSÁNCHEZ LIHÓN
PANEL
DEPRESENTACIÓN:
RAMÓN NORIEGA
EMILIOSÁNCHEZ LIHÓN
JULIO YOVERA
CONDUCCIÓNGENERAL
MANUEL RUIZPAREDES
SÁBADO 17 DEAGOSTO
5 PM.
CASA DE LALITERATURA
PERUANA.ANTIGUA ESTACIÓN
DESAMPARADOS
7 PM.
AULA CAPULÍ
EN ELRESTAURANTE
EL CORDANO
*****
PARTICIPACIÓN
DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
COMO JURADO CALIFICADOR
JUEGOS FLORALES ESCOLARES NACIONALES
"UN PAÍS DE TODAS LAS ARTES"
CONCURSO REGIONAL DE DECLAMACIÓN
CON LA PARTICIPACIÓN DE NIÑOS Y JÓVENES
REPRESENTANTES DE 45 UGELES DE LA REGIÓN
"LA LIBERTAD" EN SANTIAGO DE CHUCO
TEATRO MUNICIPAL TÚPAC AMARU
DE SANTIAGO DE CHUCO,
LUNES 19 DE AGOSTO, 2013
SE SELECCIONARÁN A LOS REPRESENTANTES
QUE COMPETIRÁN EN LA ETAPA FINAL NACIONAL
GERENCIA REGIONAL DE EDUCACIÓN,
UGEL SANTIAGO DE CHUCO
*****
TeléfonosCapulí:
420-3343 y420-3860
99773-9575
capulivallejoysutierra@gmail.com
dsanchezlihon@aol.com
*****
28 DE JULIO
FELIZ
DÍA DE
LA PATRIA
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
MI TAROLA
EN EL
DESFILE
Danilo Sánchez Lihón
"Quien le dijo que yo
andababuscándola"
Felipe AriasLarreta
1. Primero
sé bueno
– ¡Silvia! ¡Silvia! ¡Amormío!
Repite Wilfredo mirándonosprovocativamente a los ojos.
Él ha llegado de Trujillo,ha conseguido matrícula en el Sexto grado de
Primaria en nuestra escuela. Es elmás vivo, quien se atreve a muchas
cosas, el que puede abordar a una chica enla calle, pero con Silvia no
se atreve.
– El que no puede seconsuela hablando. A Silvia ni le importas. Hasta
creo que ni te conoce –ledice César.
– Pero un día será mía.Mañana es el desfile, y de repente me enfermo
para verla pasar desde latribuna, mientras ustedes serranitos sudan
marchando.
– Oye, a ti nunca te harácaso. Es demasiado para ti. Ni pienses –le dice Antuco.
– Seré ingeniero algún día,entonces vendré y me casaré con ella.
– Primero estudia, sé buenoy logra que no te aplacen en los exámenes.
Después pretende mirarla.
2. Ensayar
en la Bandade Guerra
Alfredo le ha dicho eso,atrevidamente y con riesgo a que le pegue.
Nosotros lo miramos sorprendidos.
– ¿Y tú, por qué hablastanto? ¿Ah? De repente también estas enamorado de ella.
– ¿Y quien no? –intervieneel más chiquito–. Todos aquí están
enamorados de ella, solo que nadie se atrevea hablarle.
– Yo conozco a uno que nodice nada, pero su corazoncito late con
fuertes golpes por dentro.
– Ese eres tú, poeta –diceLucho empujándome con el hombro, y sonriendo.
– ¡Ya, ya! No se metanconmigo que yo nada digo –replico tratando de defenderme.
– ¿Vamos a verla?–sugieren.
– ¡Si ella nunca sale! Soloquerrás mirar el portón y el ventanal de su
casa –añade Antuco.
– Algo es algo.
– A veces sale a comprar–dice otro–. ¡Vamos, por si acaso!
– Yo tengo que ensayar en laBanda de Guerra. ¡Adiós! –me despido.
3. Una
estrella
Esa tarde, próxima aldesfile del 28 de julio, vamos a ensayar con
redoblantes y cornetas de la nuevaBanda de Guerra, comprada en Francia
por los hijos de Santiago residentes enTrujillo y Lima.
Una tarola mayor, cincotambores de aros rojiblancos, seis cornetas
fulgurantes y un clarín.
La tarola mayor, aquellaque dará la orden para iniciar o callar a la
banda, es delgada y reluciente,toda plateada, con el brillo sereno de
un lucero, con el cuero liso yresonante, que no puede ser sino de un
animal divino.
El profesor, después de unaarenga y nosotros con el rostro hacia el
frente y sin mirarle a él sino a unhorizonte imaginario, nos asigna
los instrumentos.
Nadie sabe si le tocaráalguno de los nuevos que han llegado.Abre la
faja de cuero, avanza y se detiene delante de mí. Con la banda
abiertala cruza sobre mis hombros y mi pecho.
Es como si recibiese unaestrella.
– Gracias –balbuceo.
4. Lascornetas
con sus notas
Tocar la tarola es como entraren el fragor de una batalla, es hacerse
cargo de un destacamento decombatientes que arremeten y entran al
ataque con pasos guerreros. Oyéndola,las tejas de los techos resbalan
hacia abajo y las paredes de las casas seabomban de emoción y de
miedo.
Silvia es Brigadier Generalde la Escuela de Mujeres. ¡Cómo late el
corazón al verla pasar, alta y seriacon su blusa blanca y su falda de
pliegues perfectos!
El día 28 de julio por lamañana, la Escuela en pleno está lista para
iniciar el desfile. En columnas dea tres formadas las secciones.
– ¡Compañías! ¡Atención!
– ¡Marchen! –suena la vozdel Director.
Dejamos caer las baquetasen los redoblantes al mismo tiempo que las
cornetas atruenan el espacio con susnotas puntiagudas. Todos damos el
primer paso y al unísono las tres cuadras deestudiantes, marchan para
tomar el emplazamiento en la Plaza de Armas.
5. Se tensan
los cuerpos
La gente se arremolina paravernos pasar con los estandartes en alto.
– ¡Así muchachos!
– ¡Así se marcha! ¡Así!
Detrás, nuestros compañerosde la escolta asientan firme el paso en las
piedras disparejas.
Terminada la misa y losdiscursos alusivos a la Emancipación del Perú,
somos los primeros en avanzarpor la vía de El Comercio. Damos la
vuelta e ingresamos por la calle principalrumbo a la Plaza de Armas.
Frente al Municipio está la tribuna oficial con lasautoridades en
pleno.
Dos cuadras antes la genteespera alborotada, con los ojos brillantes
de entusiasmo, con escarapelas en elpecho y banderas en la mano.
Antes de entrar a labocacalle de la plaza se hacen las últimas arengas.
– ¡Banda de Guerra!¡Listos!
Todos los que tocantambores tensan sus cuerpos con los brazos en alto.
Los que tocan cornetas laslevantan y las hacen girar tres veces con la
mano revolviendo los banderines yacercando la boquilla a los labios
que se los enjugan.
6. Dora elsol
del mediodía
– ¡Paso de desfile!
– ¡Marchen!
Las cornetas estallanmientras el parlante se desgañita diciendo:
"¡Inicia el desfile laBanda de Guerra de la Escuela de Varones 271, el
glorioso Centro Viejo deSantiago de Chuco, la escuela donde estudió
César Vallejo, Carlos MiñanoMendocilla, héroe de Zarumilla, Luis de la
Puente Uceda caído en MesaPelada..., quienes tomarán su emplazamiento
al lado de la tribuna principal!
Los nervios se tiemplan,las miradas se fijan al frente, los sentidos se crispan.
Mientras tomamos nuestroemplazamiento el parlante anuncia:
– ¡Ya se divisa elestandarte de la escuela de varones 271, el Centro
Educativo que ha dado tantoshijos ilustres a la patria...!
Se alza una nube de polvoque dora el sol del mediodía.
7. Paso
de vencedores
Aparece la escolta.
Seis muchachos espigadoscomo juncos mirando a lo alto.
A la primera línea blanca,pintada sobre el suelo, la voz de quien
lleva la bandera se oye como trueno ylos otros levantan el pie más
arriba de la altura de sus cabezas con un sonidoparejo.
– ¡Esa es mi escuela!–Grita alguien desde lejos–. ¡Esa es mi escuela!
Detrás viene el brigadier.Con una voz que llega hasta las últimas
filas, exclama:
– ¡Paso de vencedores…!¡Marchen!
8. Giran
las cornetas
El suelo donde estamosparados, se estremece. De la tribuna, hombres y
mujeres con los ojosiluminados, aplauden entre el fragor de las
cornetas. De los balcones caennubes de flores.
Los estudiantes vanmarchando con paso victorioso.
Cada pie cayendo en elsuelo coincide con el golpe que damos en el
redoblante y el latido de nuestroscorazones.
Detrás vienen las seccionesen columnas de alumnos que desfilan con
paso metálico y parejo, mientras lagente se arremolina a los costados.
Terminado el desfile de nuestroplantel, a una cuadra de distancia
enfila la escolta de la Escuela de Mujeres272.
"Y ahora hará su paso otroemblema de nuestro pueblo donde se forma lo
mejor de nuestra niñez y juventudfemenina".
Seis alumnas vestidas conuniforme azul y guantes blancos avanzan con
el Pabellón Nacional.
Giran las cornetas haciendosonar sus acordes.
La escolta acompasa suspisadas, y en la primera línea blanca marchan
con un movimiento parejo ycadencioso, la cadera y el busto tirados
hacia adelante.
9. Los tambores
trastabillan
– ¡Bravo! –gritan de lastribunas–. ¡Bravo!
Hacia el fondo el polvo esuna niebla transparente que deja ver sus
filas perfectas de brazos que se alzanregularmente.
Adelante va la BrigadierGeneral. El rostro erguido, la boina levemente
echada para un lado, los guantesy el bastón blancos.
¡Es ella, Silvia!
Avanza solitaria.
En la primera línea detierra blanca levanta el bastón hacia lo alto.
Nosotros reventamos losredoblantes marcando el compás también con los
pies y elevando las rodillas ala altura de la cadera, sin movernos de
nuestro sitio.
Al tiempo que baja subastón, tendiéndolo hacia un costado, voltea el
rostro enérgico.
Allí siento sus ojos en misojos.
El corazón me palpitaintensamente, pierdo el compás y los tambores trastabillan.
10. Unaemoción
profunda
A los golpes alocados de mitarola los redoblantes también caen en
falso y se produce un desbarajuste.
El maestro voltearápidamente y mirándome marca con su varita el
compás, alzando los brazos yrecuperando el ritmo y el paso marcial de
la Brigadier de la Escuela deMujeres.
Levemente puedo ver enaquel rostro hermoso un mohín de sonrisa.
Terminado el desfile y bajoel sol de julio caminamos por las calles
empedradas con los tambores ya ensilencio.
Tengo una sensación deculpa, por un lado, y por otro una emoción
profunda embargando mi pecho.
– ¿Qué pasó con el compás?–alcanza a decirme el maestro.
– Creo que tuve undesvanecimiento –consigo decirle.
11. Alero
que sequiebra
En el salón donde guardamoslos instrumentos desenfundo la correa que
me atraviesa el hombro, aflojo lasmariposas de la tarola a fin de
destemplarla. Acaricio los aros plateados.
Salgo entre los últimos,cuando las calles están desiertas…
Camino cabizbajo y absorto.
Al voltear la esquina de labotica distingo a lo lejos a Silvia. Está
en el pórtico de su casa.
Yo camino por la vereda deenfrente e impulsado por una fuerza que no
entiendo, paso a la vereda pegada asu casa, donde está ella.
Estando ya cerca, nosmiramos. Ella serena, pero pálida como un alero
que se quiebra.
12. Lasmiradas aletean
prisioneras
– ¡Hola Silvia! –digo,deteniéndome.
Ella sonríe, creo que aloír pronunciar su nombre como yo lo he pronunciado.
– ¡Hola! –responde.
Silencio.
Las miradas aleteanprisioneras sin poder moverse ni abrir sus alas.
– Ustedes marcharon muybien esta mañana –prosigo.
– ¡Ah!... Y ¿Por quédejaron de tocar cuando pasamos?
– Fue culpa mía, digo sindejar de mirarla–. Me equivoqué en dar los compases.
– ¿Siempre te distraes?–dice traviesa.
13. Un
jardín
– No me había ocurridoantes. Ni volverá a ocurrir, porque no volveré a
tocar en la Banda de Guerra.
Ella se apena.
– ¿Qué pasó?
– Yo mismo lo he decidido.
Sus ojos se ponen serios einmensos. Nos quedamos largo rato mirándonos.
– ¿No crees que también hasido culpa mía? –dice.
No sé cuanto tiempoestuvimos con los ojos de uno, empozados en los
ojos del otro.
– ¡Te quiero! –Balbucea.
Y echa a correr,desapareciendo tras las rosas, las hortensias y
limoneros del patio de su casa;y luego veo su sombra cruzar como un
hálito y desaparecer por su corredor,dejándome solo, mirando desde
afuera aquel patio inmenso, con un jardín dondeestallan todas las
flores.
Texto que puede ser reproducido
citando autor y fuente
Teléfonos:420-3343 y 420-3860
dsanchezlihon@aol.com
danilosanchezlihon@gmail.com
Obras de Danilo SánchezLihón las puede solicitar a:
Editorial San Marcos: ventas@editorialsanmarcos.com
Editorial Bruño, Perú:ventas@brunoeditorial.com.pe
Instituto del Libro y laLectura: inlecperu@hotmail.com
Ediciones Altazor:edicionesaltazo@yahoo.es
Si no desea seguir recibiendo estos envíos
le solicitamos, por favor, hacérnoslo saber
--
Luis Anamaría http://socialismoperuanoamauta.blogspot.com/
http://centenariogeorgettevallejo.blogspot.com/
http://socialismoperuano.blog.terra.com.pe/
cel 993754274
Construcción y forja de lautopía andina
2013 AÑO
EVANGELIO VALLEJO DE LA SOLIDARIDAD
Y UNIVERSALIDAD DEL MUNDO ANDINO
JULIO, MESDEL MAESTRO;
DEL SANTUARIOHISTÓRICO
DE MACHUPICCHU; BATALLA
DEHUAMACHUCO, LEONCIO
PRADO; YFIESTAS PATRIAS
*****
IMÁGENES DEL I FESTIVAL
DE LA DANZA DEL PALLO TRADICIONAL
EN EL XIV CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
EN SANTIAGO DE CHUCO
CUNA DEL VATE UNIVERSAL
HACER CLIC AQUÍ:
http://www.youtube.com/watch?v=Okpw1mTvqVI&feature=youtu.be
*****
PRÓXIMAS ACTIVIDADES
DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
PRESENTACIÓN
DEL LIBRO DEPOESÍA
EL HOMBRE
Y SU ÁNGEL
DE
DANILOSÁNCHEZ LIHÓN
PANEL
DEPRESENTACIÓN:
RAMÓN NORIEGA
EMILIOSÁNCHEZ LIHÓN
JULIO YOVERA
CONDUCCIÓNGENERAL
MANUEL RUIZPAREDES
SÁBADO 17 DEAGOSTO
5 PM.
CASA DE LALITERATURA
PERUANA.ANTIGUA ESTACIÓN
DESAMPARADOS
7 PM.
AULA CAPULÍ
EN ELRESTAURANTE
EL CORDANO
*****
PARTICIPACIÓN
DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
COMO JURADO CALIFICADOR
JUEGOS FLORALES ESCOLARES NACIONALES
"UN PAÍS DE TODAS LAS ARTES"
CONCURSO REGIONAL DE DECLAMACIÓN
CON LA PARTICIPACIÓN DE NIÑOS Y JÓVENES
REPRESENTANTES DE 45 UGELES DE LA REGIÓN
"LA LIBERTAD" EN SANTIAGO DE CHUCO
TEATRO MUNICIPAL TÚPAC AMARU
DE SANTIAGO DE CHUCO,
LUNES 19 DE AGOSTO, 2013
SE SELECCIONARÁN A LOS REPRESENTANTES
QUE COMPETIRÁN EN LA ETAPA FINAL NACIONAL
GERENCIA REGIONAL DE EDUCACIÓN,
UGEL SANTIAGO DE CHUCO
*****
TeléfonosCapulí:
420-3343 y420-3860
99773-9575
capulivallejoysutierra@gmail.com
dsanchezlihon@aol.com
*****
28 DE JULIO
FELIZ
DÍA DE
LA PATRIA
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
MI TAROLA
EN EL
DESFILE
Danilo Sánchez Lihón
"Quien le dijo que yo
andababuscándola"
Felipe AriasLarreta
1. Primero
sé bueno
– ¡Silvia! ¡Silvia! ¡Amormío!
Repite Wilfredo mirándonosprovocativamente a los ojos.
Él ha llegado de Trujillo,ha conseguido matrícula en el Sexto grado de
Primaria en nuestra escuela. Es elmás vivo, quien se atreve a muchas
cosas, el que puede abordar a una chica enla calle, pero con Silvia no
se atreve.
– El que no puede seconsuela hablando. A Silvia ni le importas. Hasta
creo que ni te conoce –ledice César.
– Pero un día será mía.Mañana es el desfile, y de repente me enfermo
para verla pasar desde latribuna, mientras ustedes serranitos sudan
marchando.
– Oye, a ti nunca te harácaso. Es demasiado para ti. Ni pienses –le dice Antuco.
– Seré ingeniero algún día,entonces vendré y me casaré con ella.
– Primero estudia, sé buenoy logra que no te aplacen en los exámenes.
Después pretende mirarla.
2. Ensayar
en la Bandade Guerra
Alfredo le ha dicho eso,atrevidamente y con riesgo a que le pegue.
Nosotros lo miramos sorprendidos.
– ¿Y tú, por qué hablastanto? ¿Ah? De repente también estas enamorado de ella.
– ¿Y quien no? –intervieneel más chiquito–. Todos aquí están
enamorados de ella, solo que nadie se atrevea hablarle.
– Yo conozco a uno que nodice nada, pero su corazoncito late con
fuertes golpes por dentro.
– Ese eres tú, poeta –diceLucho empujándome con el hombro, y sonriendo.
– ¡Ya, ya! No se metanconmigo que yo nada digo –replico tratando de defenderme.
– ¿Vamos a verla?–sugieren.
– ¡Si ella nunca sale! Soloquerrás mirar el portón y el ventanal de su
casa –añade Antuco.
– Algo es algo.
– A veces sale a comprar–dice otro–. ¡Vamos, por si acaso!
– Yo tengo que ensayar en laBanda de Guerra. ¡Adiós! –me despido.
3. Una
estrella
Esa tarde, próxima aldesfile del 28 de julio, vamos a ensayar con
redoblantes y cornetas de la nuevaBanda de Guerra, comprada en Francia
por los hijos de Santiago residentes enTrujillo y Lima.
Una tarola mayor, cincotambores de aros rojiblancos, seis cornetas
fulgurantes y un clarín.
La tarola mayor, aquellaque dará la orden para iniciar o callar a la
banda, es delgada y reluciente,toda plateada, con el brillo sereno de
un lucero, con el cuero liso yresonante, que no puede ser sino de un
animal divino.
El profesor, después de unaarenga y nosotros con el rostro hacia el
frente y sin mirarle a él sino a unhorizonte imaginario, nos asigna
los instrumentos.
Nadie sabe si le tocaráalguno de los nuevos que han llegado.Abre la
faja de cuero, avanza y se detiene delante de mí. Con la banda
abiertala cruza sobre mis hombros y mi pecho.
Es como si recibiese unaestrella.
– Gracias –balbuceo.
4. Lascornetas
con sus notas
Tocar la tarola es como entraren el fragor de una batalla, es hacerse
cargo de un destacamento decombatientes que arremeten y entran al
ataque con pasos guerreros. Oyéndola,las tejas de los techos resbalan
hacia abajo y las paredes de las casas seabomban de emoción y de
miedo.
Silvia es Brigadier Generalde la Escuela de Mujeres. ¡Cómo late el
corazón al verla pasar, alta y seriacon su blusa blanca y su falda de
pliegues perfectos!
El día 28 de julio por lamañana, la Escuela en pleno está lista para
iniciar el desfile. En columnas dea tres formadas las secciones.
– ¡Compañías! ¡Atención!
– ¡Marchen! –suena la vozdel Director.
Dejamos caer las baquetasen los redoblantes al mismo tiempo que las
cornetas atruenan el espacio con susnotas puntiagudas. Todos damos el
primer paso y al unísono las tres cuadras deestudiantes, marchan para
tomar el emplazamiento en la Plaza de Armas.
5. Se tensan
los cuerpos
La gente se arremolina paravernos pasar con los estandartes en alto.
– ¡Así muchachos!
– ¡Así se marcha! ¡Así!
Detrás, nuestros compañerosde la escolta asientan firme el paso en las
piedras disparejas.
Terminada la misa y losdiscursos alusivos a la Emancipación del Perú,
somos los primeros en avanzarpor la vía de El Comercio. Damos la
vuelta e ingresamos por la calle principalrumbo a la Plaza de Armas.
Frente al Municipio está la tribuna oficial con lasautoridades en
pleno.
Dos cuadras antes la genteespera alborotada, con los ojos brillantes
de entusiasmo, con escarapelas en elpecho y banderas en la mano.
Antes de entrar a labocacalle de la plaza se hacen las últimas arengas.
– ¡Banda de Guerra!¡Listos!
Todos los que tocantambores tensan sus cuerpos con los brazos en alto.
Los que tocan cornetas laslevantan y las hacen girar tres veces con la
mano revolviendo los banderines yacercando la boquilla a los labios
que se los enjugan.
6. Dora elsol
del mediodía
– ¡Paso de desfile!
– ¡Marchen!
Las cornetas estallanmientras el parlante se desgañita diciendo:
"¡Inicia el desfile laBanda de Guerra de la Escuela de Varones 271, el
glorioso Centro Viejo deSantiago de Chuco, la escuela donde estudió
César Vallejo, Carlos MiñanoMendocilla, héroe de Zarumilla, Luis de la
Puente Uceda caído en MesaPelada..., quienes tomarán su emplazamiento
al lado de la tribuna principal!
Los nervios se tiemplan,las miradas se fijan al frente, los sentidos se crispan.
Mientras tomamos nuestroemplazamiento el parlante anuncia:
– ¡Ya se divisa elestandarte de la escuela de varones 271, el Centro
Educativo que ha dado tantoshijos ilustres a la patria...!
Se alza una nube de polvoque dora el sol del mediodía.
7. Paso
de vencedores
Aparece la escolta.
Seis muchachos espigadoscomo juncos mirando a lo alto.
A la primera línea blanca,pintada sobre el suelo, la voz de quien
lleva la bandera se oye como trueno ylos otros levantan el pie más
arriba de la altura de sus cabezas con un sonidoparejo.
– ¡Esa es mi escuela!–Grita alguien desde lejos–. ¡Esa es mi escuela!
Detrás viene el brigadier.Con una voz que llega hasta las últimas
filas, exclama:
– ¡Paso de vencedores…!¡Marchen!
8. Giran
las cornetas
El suelo donde estamosparados, se estremece. De la tribuna, hombres y
mujeres con los ojosiluminados, aplauden entre el fragor de las
cornetas. De los balcones caennubes de flores.
Los estudiantes vanmarchando con paso victorioso.
Cada pie cayendo en elsuelo coincide con el golpe que damos en el
redoblante y el latido de nuestroscorazones.
Detrás vienen las seccionesen columnas de alumnos que desfilan con
paso metálico y parejo, mientras lagente se arremolina a los costados.
Terminado el desfile de nuestroplantel, a una cuadra de distancia
enfila la escolta de la Escuela de Mujeres272.
"Y ahora hará su paso otroemblema de nuestro pueblo donde se forma lo
mejor de nuestra niñez y juventudfemenina".
Seis alumnas vestidas conuniforme azul y guantes blancos avanzan con
el Pabellón Nacional.
Giran las cornetas haciendosonar sus acordes.
La escolta acompasa suspisadas, y en la primera línea blanca marchan
con un movimiento parejo ycadencioso, la cadera y el busto tirados
hacia adelante.
9. Los tambores
trastabillan
– ¡Bravo! –gritan de lastribunas–. ¡Bravo!
Hacia el fondo el polvo esuna niebla transparente que deja ver sus
filas perfectas de brazos que se alzanregularmente.
Adelante va la BrigadierGeneral. El rostro erguido, la boina levemente
echada para un lado, los guantesy el bastón blancos.
¡Es ella, Silvia!
Avanza solitaria.
En la primera línea detierra blanca levanta el bastón hacia lo alto.
Nosotros reventamos losredoblantes marcando el compás también con los
pies y elevando las rodillas ala altura de la cadera, sin movernos de
nuestro sitio.
Al tiempo que baja subastón, tendiéndolo hacia un costado, voltea el
rostro enérgico.
Allí siento sus ojos en misojos.
El corazón me palpitaintensamente, pierdo el compás y los tambores trastabillan.
10. Unaemoción
profunda
A los golpes alocados de mitarola los redoblantes también caen en
falso y se produce un desbarajuste.
El maestro voltearápidamente y mirándome marca con su varita el
compás, alzando los brazos yrecuperando el ritmo y el paso marcial de
la Brigadier de la Escuela deMujeres.
Levemente puedo ver enaquel rostro hermoso un mohín de sonrisa.
Terminado el desfile y bajoel sol de julio caminamos por las calles
empedradas con los tambores ya ensilencio.
Tengo una sensación deculpa, por un lado, y por otro una emoción
profunda embargando mi pecho.
– ¿Qué pasó con el compás?–alcanza a decirme el maestro.
– Creo que tuve undesvanecimiento –consigo decirle.
11. Alero
que sequiebra
En el salón donde guardamoslos instrumentos desenfundo la correa que
me atraviesa el hombro, aflojo lasmariposas de la tarola a fin de
destemplarla. Acaricio los aros plateados.
Salgo entre los últimos,cuando las calles están desiertas…
Camino cabizbajo y absorto.
Al voltear la esquina de labotica distingo a lo lejos a Silvia. Está
en el pórtico de su casa.
Yo camino por la vereda deenfrente e impulsado por una fuerza que no
entiendo, paso a la vereda pegada asu casa, donde está ella.
Estando ya cerca, nosmiramos. Ella serena, pero pálida como un alero
que se quiebra.
12. Lasmiradas aletean
prisioneras
– ¡Hola Silvia! –digo,deteniéndome.
Ella sonríe, creo que aloír pronunciar su nombre como yo lo he pronunciado.
– ¡Hola! –responde.
Silencio.
Las miradas aleteanprisioneras sin poder moverse ni abrir sus alas.
– Ustedes marcharon muybien esta mañana –prosigo.
– ¡Ah!... Y ¿Por quédejaron de tocar cuando pasamos?
– Fue culpa mía, digo sindejar de mirarla–. Me equivoqué en dar los compases.
– ¿Siempre te distraes?–dice traviesa.
13. Un
jardín
– No me había ocurridoantes. Ni volverá a ocurrir, porque no volveré a
tocar en la Banda de Guerra.
Ella se apena.
– ¿Qué pasó?
– Yo mismo lo he decidido.
Sus ojos se ponen serios einmensos. Nos quedamos largo rato mirándonos.
– ¿No crees que también hasido culpa mía? –dice.
No sé cuanto tiempoestuvimos con los ojos de uno, empozados en los
ojos del otro.
– ¡Te quiero! –Balbucea.
Y echa a correr,desapareciendo tras las rosas, las hortensias y
limoneros del patio de su casa;y luego veo su sombra cruzar como un
hálito y desaparecer por su corredor,dejándome solo, mirando desde
afuera aquel patio inmenso, con un jardín dondeestallan todas las
flores.
Texto que puede ser reproducido
citando autor y fuente
Teléfonos:420-3343 y 420-3860
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