domingo, 3 de mayo de 2020

GUSTAVO PEREZ HINOJOZA : DE LA PANDEMIA Y LA CRISIS ECONÓMICA A LA RETOMA DEL OBJETIVO POLITICO DE CLASE

Por primera vez en mucho tiempo nos toca conmemorar el 1° de Mayo, sin manifestaciones ni actos públicos, por las medidas de Cuarentena dictadas por la Emergencia generada por el COVID-19. 

No obstante ello nos permite reflexionar en torno a esta fecha y a los objetivos de clase de los trabajadores. Desde su institución oficial, el 1° de Mayo de 1886 se ha constituido en una fecha a rememorar por marcar un hito en la lucha de los trabajadores por sus derechos laborales y sociales. Así ésta con los mártires obreros de Chicago implica la conquista mundial de la jornada laboral de 8 horas, que permitiría a su vez 8 horas de descanso y 8 horas de estudio, permitiendo la recuperación y conservación de las fuerzas físicas e intelectuales gastadas en la jornada laboral, y la preparación teórica de los trabajadores para futuros combates. 

Por mas de un siglo la conmemoración de esta fecha ha permitido ensombrecer o llevar al olvido una fecha aún mas importante para los trabajadores en camino a la justicia social y política : el 18 de Marzo de 1871, la Comuna de París, la conquista del poder político por los trabajadores y la sustitución del Estado burgués por una organización democrática generada desde las bases, los Concejos Comunales o Municipales. Si el 1° de Mayo de 1886 significa una conquista en la lucha entre capital y trabajo en el seno del proceso productivo el 18 de Marzo de 1871 significa una conquista en el gobierno del destino social y político de los trabajadores poniendo en tela de juicio la misma propiedad de los medios de producción y el proceso de enajenación explotación de la plusvalía; y su aplastamiento bárbaro e inmisericorde nunca debe velar su importancia e impedirnos seguir recogiendo sus imperecederas lecciones. Tras el 18 de Marzo de 1871 y venciendo el terror de su represión vendrán conquistas de clase parecidas para los trabajadores como la Revolución de Obreros, campesinos y soldados de Octubre de 1917, en Rusia, y luego, la Revolución China, la Revolución Coreana, la Revolución Vietnamita y la Revolución Cubana. 

El heroísmo y la audacia de la conquista del poder político en estas importantes experiencias terminaran, lamentablemente, haciendo serias concesiones de clase a la burguesía, el capitalismo y el imperialismo, como son el mantenimiento del poderoso y centralizado aparato estatal heredado de la burguesía, en desmedro de las experiencias democráticas comunales de los trabajadores, y el mantenimiento y desarrollo de las fuerzas productivas capitalistas en la creencia que éstas serían neutras y no tendrían carácter de clase (caso del taylorismo “socialista”), concesiones que terminaron por minar las experiencias revolucionarias mencionadas dejándolas inconclusas, sin dejar de reconocer sus avances en materia organizativa de salud y educación, etc.

 Entender lo anterior  nos permitirá comprender que ni la experiencia de construcción socialista de Lenin, Stalin y Trotsky estaba exenta de errores, y por tanto su recuperación no es una solución socialista revolucionaria, ni la profundización del capitalismo de Estado, posterior a Stalin, sin éstos tampoco, y nos permitirá retomar el legado revolucionario original de Marx sobre la organización comunal o soviética y la producción socialista, afortunadamente más afín al legado socialista revolucionario del Amauta José Carlos Mariátegui sobre las comunidades andinas y la cooperación comunal. Ello a su vez nos permitirá romper con la condena positivista de creer en el “progreso capitalista que conllevará al triunfo socialista” y en el supuesto desarrollo lineal ascendente de la historia, que inmovilizó y desarmó a los trabajadores en mas de una ocasión histórica, y retomar la tarea de detener al capitalismo antes que éste termine por acabar con la naturaleza y la vida del planeta. En el día de hoy, dispersos y encerrados por la cuarentena sanitaria, suspendidos de nuestro vinculo laboral, prohibidos del comercio ambulatorio, de “moto taxear” o prestar servicios individuales de gasfitería, carpintería y albañilería e incluso de volver a nuestras provincias de origen, les dejo estas polémicas reflexiones que si rompen el pasivismo social y el congelamiento teórico, ya habrán empezado a lograr un objetivo. ¡Viva el 1° de Mayo! ¡Viva la Comuna de París! ¡Viva la lucha de los trabajadores por un mundo mejor!

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