MARIATEGUI 1929:
¿UN MILITANTE INCONSECUENTE?
(11 de julio de 2010)
Por Miguel Ángel Aragón
Con la finalidad de promover el estudio y debate de los problemas peruanos de actualidad, el 23 de mayo [de 2010] divulgamos nuestro comentario Algo más sobre Alberto Palomino, en el cual presentamos en forma ordenada Once (11) Temas concretos relacionados con el Problema Agrario Peruano. Superando las limitaciones en las cuales nos encontramos temporalmente en los últimos meses, nosotros hemos continuado buscando información, avanzando en el planteamiento de esos y otros problemas, que actualmente interesan a amplios sectores de la población peruana. Problemas que son motivo de asambleas masivas, pronunciamientos, movilizaciones, y que muchas veces llegan a las confrontaciones con los grupos de poder, y a las inevitables represiones. Hechos que, superando la censura oficial, no pueden ser ocultados, pero sí recortados y deformados, en las publicaciones diarias de los medios informativos. (Más abajo reproducimos nuestro comentario sobre Alberto Palomino)
Como temas adicionales, al tema central de nuestro comentario, tangencialmente agregamos la crítica a tres actitudes que consideramos erróneas en el actuar de algunos pocos activistas del frente unido del pueblo peruano. Un amigo, joven él, que se ha tomado el trabajo de leer nuestro texto, y enviarnos unas breves palabras, nos ha expresado su preocupación por una afirmación nuestra, anotada al final de nuestro comentario.
Según la opinión de nuestro amigo, él considera que no tiene base de sustento nuestra siguiente opinión: "quienes afirman que la base de unidad del Partido Socialista del Perú fue el marxismo-leninismo, nos presentan a Mariátegui como un militante inconsecuente, y un peligroso elemento anti partido".
Hubiéramos preferido continuar el desarrollo de nuestro comentario, abordando alguno de los once temas concretos que habíamos planteado como temas de investigación y debate [de palpitante actualidad], pero no podemos eludir "la observación" de nuestro interesado y preocupado amigo. Nuestro silencio podría asumirse como una aceptación de su duda y de su crítica.
I
Continuando con nuestro recién descubierto, y parece que incorregible estilo "lagotero", haremos una nueva concesión teórica a algunos de nuestros críticos, en este caso a los que están ubicados en el minúsculo e inconsistente campo del doctrinarismo intransigente.
[Siguiendo y repitiendo los argumentos de los autodenominados cruzados anti-revisionistas] asumamos, se entiende que solo por un momento, que es cierta la siguiente hipótesis: " en la Reunión de Barranco del 7 de octubre de 1928, a propuesta de José Carlos Mariátegui, se aprobó el marxismo-leninismo como Base de Unidad del Partido Socialista del Perú".
Si esa supuesta hipótesis fuese cierta, entonces, por simple y elemental lógica, podemos concluir que todos los asistentes a esa trascendental reunión, comenzando por el mismo Mariátegui, estaban en la obligación de aceptar, y agitar la Base de Unidad Partidaria recién aprobada. Por lo tanto, a partir de esa fecha en adelante, todos ellos estaban obligados a declararse "marxistas-leninistas convictos y confesos", superando la "vacilante", "timorata", e "indecisa" actitud de declararse solamente "marxista convicto y confeso" ( como reiteradamente lo hiciera JCM en varias oportunidades en el transcurso del año 1927, es decir antes de la Reunión de Barranco).
A los límites de esta breve respuesta escapa el poder analizar las declaraciones y el comportamiento de todos y cada uno de los asistentes a la reunión de constitución del Partido Socialista del Perú. Pero, nos resulta muy sencillo analizar la actitud del propio Mariátegui, teniendo en cuenta que, en la actualidad, sus escritos ya están ampliamente divulgados, y son ampliamente conocidos.
Siete meses después de la Reunión de Barranco, Mariátegui redactó, en mayo de 1929, los Cuatro Proyectos de Tesis Anexas al Programa, sobre La Situación Económica, La Lucha Antiimperialista, La Cuestión Indígena, y el Desarrollo de la Acción Clasista, con el objetivo manifiesto "que después del debate de las secciones y de las enmiendas que en su texto introduzca el Comité Central, quedarán definitivamente formuladas en el Primer Congreso del Partido".(Revisar: Punto 9º de los Principios Programáticos). (*)
En el segundo de los proyectos de Tesis mencionados, en Punto de Vista Antiimperialista, Mariátegui concluye su polémico alegato de la siguiente manera: "En conclusión, somos anti-imperialistas porque somos marxistas, porque somos revolucionarios, porque oponemos al capitalismo el socialismo como sistema antagónico, llamado a sucederlo…"
[¡Qué horror!, exclamarán nuestros "marxistas-leninistas". Después de la reunión de Barranco Mariátegui escribió en mayo de 1929 "somos marxistas" –"solamente somos marxistas"- de igual manera como ahora lo hacen más de un socialista sospechoso de desviación revisionista, tal como Miguel Aragón y tantos otros sospechosos más. Y con justa razón nuestros autoproclamados "m-l" se preguntarán: ¿Para Mariátegui, dónde quedó la supuesta "base de unidad partidaria" acordada el 7 de octubre del año anterior?]
Más o menos, por esa misma fecha, mayo de 1929, Mariátegui como parte del ensayo Defensa del Marxismo escribe el artículo Sentido Heroico y Creador del Socialismo, en el cual declaró "Los marxistas no creemos que la empresa de crear un nuevo orden social, superior al orden capitalista, incumba a una amorfa masa de parías ni de oprimidos, guiados por evangélicos predicadores del bien…"
[¡Que escándalo! Mariátegui en junio de 1929 se declaró "marxista a secas", renegando así de la base de unidad partidaria supuestamente acordada en octubre de 1928, renegando así del "marxismo-leninismo"]
Nosotros, ya "ebrios de citas", al trascribir por ahora solamente esas dos únicas y contundentes declaraciones de Mariátegui, posteriores a la Reunión de Barranco, encontramos que hemos llegado a una contradicción con la hipótesis supuesta, de la que estamos partiendo en este comentario.
Si estamos suponiendo que el 7 de octubre de 1928 se aprobó "el marxismo-leninismo como Base de Unidad Partidaria", como nos lo repite y machaca el doctrinarismo intransigente todas las semanas y a veces todos los días, entonces llegaríamos a la conclusión que "Mariátegui fue un militante inconsecuente". Porque él era el primero que estaba obligado a declararse en los dos textos que hemos citado, "somos marxistas-leninistas" y "los marxistas-leninistas no creemos", con la misma y repetida persistencia con que los actuales "marxistas-leninistas" peruanos, lo hacen reiteradamente. Cuidándose ellos, claro está, de no caer en ningún momento, en la "herejía" de autodenominarse "marxistas" (o "solamente marxistas" --¡UF!-- como despectivamente acostumbran denunciar y acusar), lo cual sería un grave riesgo para su militancia, puesto que podrían terminar excomulgados, y expulsados de la minúscula secta partidaria en la cual ellos militan.
A esa conclusión absurda nos quieren llevar, quienes desde la posición del doctrinarismo intransigente repiten y machacan que el 7 de octubre se acordó el "marxismo- leninismo" como Base de Unidad Partidaria.
Queda claro, que antes (en 1927) como después (en 1929), de la Reunión de Barranco (octubre de 1928), Mariátegui se declaró "marxista convicto y confeso", "somos marxistas" y "los marxistas no creemos", sin hacer la más mínima concesión a la imposición de la ortodoxia de la tendencia nacionalista gran rusa imperante en esos momentos en la Internacional Comunista, que desde el Congreso de la III Internacional del año 1925 había introducido, sin la menor sustentación, la palabreja compuesta "marxismo-leninismo", para intentar así "superar al viejo marxismo". Esa palabreja compuesta pronto encontró eco entre seguidistas insolventes y rastreros, y también entre repetidores acomodaticios del tipo de Codovilla o Ravines, y después, en los Jorge del Prado, y Abimael Guzmán de nuestro folklore comunista.
II
Como no podemos aceptar, ni avalar esa absurda conclusión, en primer lugar tenemos que desechar la absurda hipótesis de la cual hemos partido en este comentario, al suponer por un momento, y solo por un momento, que "el 7 de octubre se acordó el marxismo-leninismo como Base de Unidad del Partido Socialista del Perú"; y en segundo lugar, estamos en la obligación de preguntarnos seriamente ¿que se propuso y que se acordó realmente el 7 de octubre de 1928?
Mariátegui fue muy claro y preciso en el uso y manejo de los conceptos. En su Réplica a Luís Alberto Sánchez definió "El socialismo es un método y una doctrina, un ideario y una praxis". Pocos meses antes, en enero de 1927, había definido la teoría del proletariado, de la manera siguiente "El marxismo, del cual todos hablan pero que muy pocos conocen y, sobre todo, comprenden, es un método fundamentalmente dialéctico". Definiciones y precisiones similares las va a mencionar reiteradamente en su libro Defensa del Marxismo, diferenciando método de doctrina, entendido esta segunda característica como teoría, y no como doctrinarismo, desviación con la cual deslindó claramente.
En los dos únicos documentos ( lo resaltamos en negrita, porque solamente fueron dos documentos y no "tres documentos") en los cuales Mariátegui utilizó el concepto "marxismo-leninismo" (es decir en los Principios Programáticos del PS del P de octubre de 1928, y en La Libertad y el Dogma de junio de 1929), Mariátegui se refirió al "marxismo-leninismo" como "método", pero nunca le concedió el carácter de teoría o doctrina; y por lo tanto, nosotros no podemos entender el "marxismo-leninismo" como Base de Unidad del Partido Socialista del Perú.
Repasemos nuevamente la última parte del Punto 4º de los Principios Programáticos: "La praxis del socialismo marxista en este periodo es la del marxismo-leninismo. El marxismo-leninismo es el método revolucionario de la etapa del imperialismo y de los monopolios. El Partido Socialista del Perú, lo adopta como su método de lucha". (Las negritas son nuestras) Si observamos con detenimiento, Mariátegui es muy preciso en el uso de los conceptos: al "marxismo-leninismo" lo define como "praxis", "método revolucionario" y "método de lucha".
Ni en ese, ni en otro documento, Mariátegui se refirió al "marxismo-leninismo" como doctrina en particular, ni como teoría en general. Mientras que cuando utilizó el concepto "marxismo" no dudó en definirlo a la vez como "método" y también como "teoría" o "doctrina"
III
¿Significa la anterior constatación que Mariátegui "no fue leninista", y por el contrario fue un "anti-leninista" solapado? ¿Significa esta defensa que hacemos de Mariátegui, que nosotros no nos consideremos leninistas, o que rechazamos el leninismo?
Ni lo uno, ni lo otro. Por eso, no tomamos en cuenta, las acusaciones gratuitas que el doctrinarismo intransigente nos hace a cada rato sin presentar ninguna prueba, ni sostener ningún fundamento. Lo que nosotros hemos dicho y escrito, como bien se nos recuerda, citando una carta nuestra dirigida a nuestro compañero y amigo Jaime Lastra a comienzos de 2009, es lo siguiente "no consideramos correcto decir Mariátegui marxista-leninista". Nunca hemos pensado, afirmado, ni escrito, que "Mariátegui no fue leninista", y mucho menos que "Mariátegui fue anti-leninista". Nuestras fundamentadas razones para esta afirmación las tendremos que desarrollar en otro texto. No podemos abusar más, del espacio dedicado a responder la consulta de nuestro amigo.
Aprovechamos si, para reiterar la recomendación de dedicar lo mejor de nuestro tiempo y esfuerzo a la aplicación del método marxista (o si prefieren del "método marxista-leninista") al conocimiento y definición de los problemas actuales de la realidad peruana, comenzando por los aspectos derivados del problema primario del Perú, del problema de la tierra. Esos temas si le interesan, si atraen la atención, y si movilizan a cientos y miles de trabajadores; a diferencia de la prédica del doctrinarismo intransigente, que solo es motivo de confusión, para unos pocos e ingenuos estudiantes totalmente desligados de la acción clasista.
(*) Aprovechamos esta oportunidad, para señalar tres errores muy comunes en el movimiento socialista peruano.
En primer lugar, los Proyectos de Tesis Anexas al Programa que Mariátegui escribió en mayo de 1929, fueron cuatro, y no solamente tres, como algunos erróneamente siguen escribiendo (entre ellos Ramón García y su copista y hasta hace poco fiel repetidor Eduardo Ibarra).
En segundo lugar, Mariátegui nunca escribió una Tesis denominada El Problema de las Razas en América Latina, como algunos siguen repitiendo (entre ellos Eduardo Ibarra en varios de sus documentos).
En tercer lugar, las Cuatro Tesis fueron escritas por Mariátegui con el objetivo principal de servir como documentos a ser debatidos y aprobados en el Primer Congreso del Partido Socialista del Perú, que estaba en preparación en los dos últimos años de vida de Mariátegui. Entonces no es cierto que Mariátegui los preparó con el objetivo de "ser presentados en la Conferencia Comunista de Buenos Aires, realizada en junio de 1929", conclusión errónea que algunos siguen repitiendo (entre ellos Eduardo Ibarra en varios de sus documentos), desconociendo así y minimizando el trabajo de preparación del Primer Congreso del Partido Socialista del Perú, evento que hasta ahora continua a la espera de su realización.
ALGO MAS SOBRE ALBERTO PALOMINO
(23 de mayo de 2010)
Por Miguel Aragón
En el homenaje con motivo del 62º Aniversario de Alberto Palomino, realizado en el local de la "Confederación Campesina del Perú", en abril de 2009, el investigador Daniel Chumpitaz, dijo algo muy cierto: "El mejor homenaje a Palomino es continuar la investigación que él desarrolló sobre El Problema Agrario en el Perú". Esas palabras tenían, y mantienen el significado, y la fuerza, de todo un Llamamiento y Compromiso Generacional.
I
Ha transcurrido un año, más de cincuenta semanas, y nos resulta obligatorio hacer el balance del cuánto se ha avanzado en el cumplimiento de ese Llamamiento, que por necesidades de la actual lucha social, cada vez más amplia, variada y combativa, se convierte en una Obligada Voz de Orden para la intelectualidad peruana.
Hace poco, en una carta personal, expresamos que Alberto Palomino fue uno de los pocos hombres de nuestra generación que se atrevió a aplicar el método marxista a la interpretación y conocimiento de los problemas concretos de nuestra propia realidad. Para ser justos, reconocemos que no fue el único, pero si uno de los pocos, que tuvieron ese atrevimiento, superando y marcando distancias con las declamaciones vacías, sobre temas teoréticos abstractos y abstrusos, en que otros entretenían, y siguen entreteniendo, su ocio, sus dudas y sus divagaciones.
La primera década del presente siglo, en la cual nos ha tocado vivir, coincidiendo con la temporal reanimación económica y relativo crecimiento capitalista que está atravesando el país, se está caracterizando por la intensa reanimación de las movilizaciones y luchas campesinas de los pobladores andinos y de los pobladores de la región amazónica, todos ellos movidos por el problema de la tierra, reafirmando y poniendo nuevamente este problema, como el problema primario del Perú.
Precisamente, la seria y medular investigación realizada por Palomino, es la expresión teórica que logró captar, con la debida anticipación, las raíces o gérmenes de las grandes luchas que se estaban incubando en lo más profundo de la realidad peruana. Como dijo Chumpitaz, "nuestra tarea y compromiso actual es continuar esa investigación", que refleje en la teoría, los nuevos factores reales que se han ido formando en el campo peruano en las últimas décadas.
Hasta quienes no están vinculados directamente con la realidad del problema de la tierra en el Perú, pueden percibir, a través de las noticias periodísticas, los diverso problemas concretos que se presentan en la actualidad en el agro peruano, problemas que reclaman que la intelectualidad de espíritu renovador y con conciencia clasista, los afronte seriamente, interpretando cada uno de ellos, partiendo de las necesidades de las masas trabajadoras del campo, y divulgando lo esencial de los mismos, para que sirva de orientación en esta perseverante lucha de siglos.
II
Como es conocido, la clase terrateniente feudal peruana, en los primeros cien años de vida republicana siguió viviendo parasitariamente como en los tiempos del coloniaje español, explotando el trabajo servil de las masas indígenas. Nunca se preocupó por ampliar la frontera agrícola, ni por modernizar la explotación agropecuaria. Simplemente se conformó con explotar las tierras que ya habían sido ganadas previamente, desde varios siglos antes, por los ayllus ancestrales, y trabajosamente acrecentadas por la acción de las comunidades.
Recién al comenzar el siglo XX, algunos sectores de la clase terrateniente, que necesitaban y buscaban aburguesarse y modernizarse al impulso de la evolución económica mundial, aliados con la burguesía peruana en crecimiento, intentaron modernizar algunos sectores del agro y ampliar la frontera agrícola. Así, bajo el gobierno de Augusto Leguía (1919-1930), se contrataron técnicos extranjeros como Sutton, se formaron las Comisiones Técnicas para promover los grandes proyectos de irrigación, como fueron Olmos en el norte, y Majes en el sur, a los que después se sumaron otros proyectos más, aunque de menor envergadura.
Han pasado cerca de cien años, y la mediocre burguesía peruana, anclada al pasado por sus resabios aristocráticos, y enfeudada al capital extranjero, sigue siendo incapaz de resolver los problemas propios, que en su momento le planteó la necesidad del crecimiento capitalista mundial.
El crecimiento capitalista requería de más tierras cultivables, requería de mayores planes de irrigación, de planes de modernización de los cultivos y de los sistemas de riego; demandaba vías de comunicación para la comercialización de los productos, sentía la necesidad de la producción y suministro de energía eléctrica, sea hídrica o térmica, así como del suministro, mantenimiento y renovación de maquinaria agrícola; y demandaba la industrialización de los productos de la tierra, todo ello acompañado de un financiamiento oportuno y adecuado, y complementado de una nueva educación de carácter práctico orientada a la modernización de la producción agropecuaria. Pero la burguesía peruana ha demostrado, durante más de cien años, que es una clase incapaz de cumplir con esas tareas propias del crecimiento capitalista. [La mayor parte de la burguesía peruana no dirige ni conduce el crecimiento económico capitalista en el país; simplemente se deja llevar y aprovecha parasitariamente ese crecimiento]. Ante este vacío, una nueva clase es la llamada a afrontar la dirección de esas necesarias tareas democrático burguesas, tareas cuya realización sigue pendiente. Esa nueva clase, el proletariado rural, es la que sigue formándose en el campo, se sigue formando dentro de las comunidades andinas y de las comunidades nativas amazónicas; esa nueva clase es la que está luchando por asumir la dirección de la urgente renovación peruana, y esa nueva clase es la que necesita el apoyo de la intelectualidad, que tiene la obligación de aportar elementos de investigación, de crítica y de análisis de los problemas de la realidad profunda del país.
III
Para continuar con el trabajo de investigación, para cumplir con el reto que nos dejó Alberto Palomino, tenemos que afrontar seriamente la investigación de los siguientes, entre otros, problemas concretos de palpitante actualidad:
1. El Asunto Olmos. Debemos desentrañar, que ocurre con el Proyecto de Irrigación de las pampas de Olmos, cuales son los intereses de clase que actualmente están en disputa, detrás de las declaraciones altisonantes y demagógicas, de los funcionarios del gobierno de turno.
2. El Asunto Majes. Investigar porque ha fracasado la Licitación del Proyecto Majes II. Que intereses hay detrás de las disputas localistas, para la ejecución del Proyecto de la Represa de Angostura.
3. El Asunto de la última Ley de Uso de los Recursos Hídricos, decretada por el actual gobierno [gobierno de Alan García]. Cuáles son los intereses de clase que se esconden detrás de esa Ley. Quienes son los perjudicados mayoritarios, y quienes los principales beneficiados en el negociado de las aguas de riego, recurso natural que cada vez adquiere más importancia y será el centro de las disputas en el futuro.
4. La nueva legislación para la producción de Etanol. Cuáles son los grupos de poder económicos, peruanos y extranjeros, que están detrás de esa legislación. Como afectará la distribución de las aguas de riego, y cómo afectará la producción alimentaria que requiere la población.
5. La disputa por los recursos hídricos en Moquegua, y las demandas de los sectores afectados por el gran Proyecto Minero Tía María
6. Las intensas disputas por el control de los nuevos complejos agro industriales de Cartavio, Pucalá y Andahuasi, en el norte del país. Que intereses de clase representan cada uno de los bandos en contienda, que en sus enfrentamientos han derivado en decenas de trabajadores muertos, heridos y presos.
7. Cuáles son los alcances de los planes de integración peruano brasileña. Las necesidades de promover los proyectos hidro-energéticos, y el mega proyecto de Inambari. Cuáles son los problemas de fondo y los secundarios, y cuáles son los intereses de clase que están en disputa en ese proyecto ubicado en el encuentro de los departamentos de Cusco, Madre de Dios y Puno.
8. Los efectos positivos y negativos para el crecimiento de la economía peruana, de la construcción de los varios ramales de las Carreteras Interoceánicas, que tienen como objetivo unir las costas de los océanos Pacífico y Atlántico, cruzando transversalmente los territorios de Perú y Brasil.
9. Incidencia de los proyectos de explotación petrolera, gasífera y minera en la extensa región amazónica.
10. La política de aranceles a los productos agrícolas, que ha sido establecida de acuerdo a los Tratados de libre Comercio con EEUU y otros países.
11. La evolución de la política de financiación de las campañas agrícolas anuales, y los nuevos planes de financiación agrícola que se vienen implementando.
Esta es una primera relación de problemas concretos de palpitante actualidad, que la hemos preparado dentro de las limitaciones de acceso a información, en las que nos encontramos en los últimos meses. Para ampliarla y alcanzar un panorama más completo de las luchas en el campo peruano, se necesita de un trabajo y colaboración más amplia y solidaria.
En torno a la mayoría de estos problemas concretos hay intensa agitación y movilización de amplios sectores de la población, agrupados en frentes municipales y provinciales, que están organizados en varios departamentos del país, luchando por la defensa de sus intereses concretos. Todas las semanas se divulgan noticias de las movilizaciones y enfrentamientos de amplios sectores de la población contra las fuerzas represivas, luchas que muchas veces han tenido como consecuencia inmediata, decenas de muertos, heridos y presos.
Para ser consecuentes, con el Llamamiento y Voz de Orden de Chumpitaz, tenemos que atrevernos a analizar estos problemas concretos que actualmente están en debate entre la población trabajadora, problemas que interesan y movilizan a amplios sectores de la población peruana. Tenemos que analizarlos aplicando el método dialéctico, partiendo en cada caso del análisis de las clases sociales, y no perdernos en divagaciones abstractas y abstrusas, como por ejemplo sobre "la denominación de la teoría del proletariado", tema del pasado, totalmente ajeno a las actuales preocupaciones de las más amplias masas de trabajadores.
IV
La generación actual, para ingresar a la segunda mitad de su gestión generacional, y comportarse realmente como una generación adulta, en primer lugar, tiene que desechar la demagógica gritería "anti-imperialista, anti-feudal y anti-fascista", que no es otra cosa, que una nueva versión solapada del "anti-imperialismo" hayista. Mariátegui nunca fue "anti-nada", a diferencia de Haya que se declaraba y pavoneaba a voz en cuello, de ser "anti-leguiista" y "anti-imperialista", mientras que por lo bajo concertaba con la burguesía peruana para oponerse al surgimiento y desarrollo del movimiento socialista. Mariátegui siempre fue un hombre afirmativo, positivo, creador. "Llámeme simplemente socialista", declaró enfáticamente, en su polémica con el diletantismo pequeño burgués de esos tiempos.
En segundo lugar, los elementos más conscientes de la actual generación, tienen que superar las improductivas "tribuna de discusión y debate", que en los hechos, no son otra cosa, que un tardío remedo de las campañas de "extensión universitaria" que Haya promovía y actuaba a través de la Universidad Popular Manuel González Prada. Por el contrario, los elementos más conscientes, deben atreverse a proponer formas de organización de trabajo intelectual orgánico y positivo, con objetivos y plazos definidos, en los cuales tienen que presentarse y verse los resultados concretos de la investigación.
En tercer lugar, los elementos más volitivos de la generación actual, tienen que estar alertas para no dejarse embaucar por la gritería del doctrinarismo intransigente. ¿Qué les propone como cuestión central, esta vieja y superada tendencia --que sigue anclada en los debates de los años 60 y 70--, para desviar su atención en los problemas peruanos? Su afirmación central, y eje de su campaña diversionista y confusionista, es que "el marxismo-leninismo fue la base de unidad del Partido Socialista del Perú, base de unidad acordada, según ellos, el 7 de octubre de 1928 en la Reunión de Barranco".
¿Cuánto de cierto y correcto tiene esta atrevida afirmación, que ha encontrado fácil y superficial eco, en algunos distraídos estudiantes universitarios?
Veamos en forma breve, porque no hay razón para invertir más tiempo del necesario, los peligros reales que encierra esa afirmación, que mientras más se le repite, suena más vacía.
1.- En primer lugar niegan el carácter marxista del leninismo
2.- En segundo lugar, niegan la vigencia del marxismo. Hay que ir "más allá del marxismo" nos proponen [Al elevar la palabreja compuesta "marxismo-leninismo" a la categoría de teoría o doctrina, el doctrinarismo nos está planteando la necesidad de ir "más allá del marxismo"].
3.- En tercer lugar, consideran innecesaria, la actual necesidad de persistir en la defensa del marxismo
4. En cuarto lugar, nos presentan a Mariátegui como un militante inconsecuente, y un peligroso elemento anti partido.
Indudablemente que a esas bagatelas intrascendentes, no se les puede considerar un desarrollo del Camino de Mariátegui. Más adelante, encontraremos el tiempo para sustentar cada uno de estos cuatro puntos del doctrinarismo, puntos que solo persiguen distraer la atención de jóvenes incautos, para alejarlos del necesario estudio de la realidad profunda de los problemas peruanos, y de la necesaria acción clasista al lado de las amplias masas de trabajadores y pobladores, que están luchando a lo largo y ancho del país, en defensa de sus reivindicaciones concretas.
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