martes, 8 de diciembre de 2015

GUSTAVO ESPINOZA M : PERU. UNA DERROTA QUE GOLPEA A TODOS


PERU. UNA DERROTA QUE GOLPEA A TODOS
Por Gustavo Espinoza M. (*)
Los resultados electorales del proceso venezolano celebrad el pasado domingo 6, constituyen una clara derrota del movimiento popular.
Más allá de consuelos menores y de consideraciones destinadas a atenuar los efectos del hecho, lo real es que se inscriben en los grandes anhelos del Imperio por acabar con la resistencia de los pueblos de nuestro continente a sus planes de dominación.
Las razones de esa derrota y los factores que aportaron a ella pueden ser de dominio mundial, pero el balance crítico y autocrítico corresponde, en primer lugar, a los propios venezolanos, que son los que tienen más a la mano los elementos de juicio suficientes para saber en qué acertaron y en qué se equivocaron en estos duros -e inéditos- años de la construcción de una sociedad nueva en la Patria de Bolívar.
Es de esperar, solamente, que la discusión que se haga, sea constructiva y ayude a avanzar. Lo decimos porque aquí, como en otras ocasiones, habrán de existir también los elementos corrosivos y disolventes que, en nombre del "debate profundo",  promuevan la discordia y la discrepancia en lugar de aportar a la unidad, que hoy resulta más urgente que nunca.
A los venezolanos les corresponde, antes que a nadie, poner énfasis en aquellos factores que facilitaron los planes del enemigo. Y es aquí que hay que recordar lo que un viejo y experimentado amigo de la historia -el camarada Lenin- nos dijo sin ambages:
"La actitud de un partido político ante sus errores es uno de los criterios más importantes y más seguros para juzgar de la seriedad de ese partido y del cumplimiento efectivo de sus deberes hacia su clase y hacia las masas trabajadoras. Reconocer abiertamente error, poner al descubierto sus causas, analizar la situación que los ha engendrado y discutir atentamente los medios de corregirlos; eso es lo que caracteriza a un partido serio; en eso consiste el cumplimiento de sus deberes; eso es educar e instruir a la clase, y después a las masas".
A los demás nos preocupa prioritariamente reflexionar  sobre la incidencia del proceso venezolano en el plano más amplio Y sobre todo, analizar las consecuencias que se han de derivar en cada uno de nuestros países, escenarios también de la misma confrontación que hoy separa a los pueblos, del Imperio. Porque lo de Venezuela, es parte de una confrontación global. 
Y es que hay que llamar la atención en torno a que lo ocurrido en Venezuela tendrá una repercusión muy peligrosa en América Latina y aún en otros continentes. Objetivamente, el suelo americano ha venido siendo escenario de una dura lucha en la que los pueblos han asestado fuertes golpes a sus enemigos. Hoy, pareciera cambiar el rumbo de los vientos.
Contrariando el pesimismo cabe recordar que en el pasado asomaron hechos similares. En 1990 los Sandinistas tuvieron que ceder el Poder en Nicaragua; pero embolsaron bien la derrota, superaron sus limitaciones y ganaron nuevamente la adhesión ciudadana administrando hoy una gestión exitosa que asoma consolidada.
La Administración norteamericana, y los instrumentos con los que cuenta -incluidos los Servicios Secretos- vienen conspirando contra nuestra región de manera constante e ininterrumpida. En los últimos años, los denominados "Golpes blandos" afectaron a Honduras, Paraguay, e incluso Guatemala; y se sumaron a estrategias perversas orientadas en unos casos a caotizar a nuestros países y a desmoraliza, y aún envilecer, a los pueblos haciéndoles consentir prácticas en extremo corruptas.
La teoría del "caos organizado", diseñada en los años 70 por Brezzinski tuvo un claro propósito: generar factores de corrosión al interior de los Estados para debilitar su capacidad de defensa. Consistió en accionar, a la sombra de su clase dominante, un conjunto de elementos perversos: la delincuencia, el narcotráfico, el terrorismo y otros complementarios, asegurando que no salieran de su control. Y así ha ocurrido.
Quizá el punto de partida para esa política pueda situarse en los años 70 del siglo pasado, con las dolorosas experiencias de Uruguay y Chile primero, y Argentina  después. En aquellos años, se valieron de la institución armada y la usaron como instrumento de dominación. Pero el surgimiento de personalidades militares como los generales Velasco, Seregni o Pratt; les indicaron que no podrían tener confianza plena en los uniformados; y que les era mejor valerse de los recursos tradicionales, añadiéndoles un elemento clave: los medios de comunicación.
A estos, los convirtieron en las últimas décadas en pieza clave de su política. La concentración de Medios en una sola o en pocas manos, como ocurre hoy en Perú, Argentina, Brasil o Venezuela surge como un elemento decisivo en la lucha por la captación de la conciencia de los ciudadanos de nuestros países. Someterlos y doblegarlos, es su misión esencial.
Resultará extremadamente difícil que, en nuestro continente, prospere un proceso de cambios profundos si ellos no incluyen una modificación radical en la tenencia y el uso de los medios de comunicación.
El otro elemento, es la estructura política de la dominación. Es verdad que está integrada por pequeñas camarillas de Poder, y alentada por caudillos o caciques desprestigiados y moralmente o descalificados; pero su uso resulta indispensable para el efecto de la aplicación de sus políticas. Por eso en  el Perú se empeñan en alentar a lo que tienen a mano, para denigrar la experiencia bolivariana.  
Personajes aviesos como Alan García o Alejandro Toledo, expresiones vivas de la corrupción mas desenfrenada, hablan de "la inmoralidad" del gobierno de Caracas; en tanto que Keiko Fujimori condena a "la dictadura de Chávez y Maduro·". Mientras eso ocurre, las presentadoras de la Tele ofician de "analistas políticos" y despotrican de la vida venezolana a su antojo.
Esa misma "tele", en colusión con congresistas cómplices, presentan a personajes oscuros para que hablen "de las agendas de Nadine" como una manera de involucrar al Estado Venezolano en supuestas tratativas financieras con el gobierno peruano.
Lo hacen con un doble efecto.  Por un lado, desprestigiar al gobierno actual de Venezuela; y, por otro, "curarse en salud" advirtiéndoles a los peruanos acerca de lo que "podría ocurrir en el Perú" si "tomáramos el camino de Chávez". 
Ellos no pueden negar los avances logrados por el pueblo de Venezuela en materia de cultura, educación, salud, derechos laborales y sociales y otros campos del accionar humano. Entonces, no se refieren a ellos. Ni los mencionan. Hablan de problemas que crearon en el país llanero sus adláteres, la clase dominante y los medios de comunicación a su alcance Y abogan -eso sí, por quienes delinquieron en el esfuerzo por derribar al régimen bolivariano haciendo uso de métodos terroristas que causaron muerte y destrucción..
Claro que han olvidado ya de hablar del "fraude electoral" y del "sometimiento de las instituciones electorales a la voluntad del régimen". Hoy, esas expresiones asoman extremadamente encontradas con la realidad. Prefieren entonces hablar de la "falta de libertades" o de "presos de conciencia". Pero no dicen una palabra de los 43 muertos ni de los ingentes daños que causaron a la vida ciudadana.
Es bueno que aprendamos a diferenciar el grano de la paja. Pero es más importante aún que despleguemos una verdadera lucha política para impedir que la mente de los peruanos se vea sometida otra vez a los designios de una Clase envilecida y en derrota. No olvidemos nunca que hoy, Venezuela gopea a todos (fin)
(*) Del Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera / http://nuestrabandera.lamula.pe





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