jueves, 17 de noviembre de 2011

DURA REALIDAD: CUBA 58 MEDALLAS DE ORO, PERÚ CERO. LA ECONOMÍA CRECE, ¿Y EN EDUCACIÓN CÓMO ESTAMOS?

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CUBA 58 MEDALLAS DE ORO, PERÚ CERO. LA ECONOMÍA CRECE, ¿Y EN EDUCACIÓN CÓMO ESTAMOS?
Escribe:
Gerardo Alcántara Salazar
       Los gobernantes peruanos se ufanan de administrar un país, Perú, que más crece en economía y, el mundo acepta y aplaude. ¿Qué sucedería si la cordillera de los Andes que cruza el territorio peruano no estuviera repleta de oro, plata, cobre y otros metales? Simplemente sería un país indigente. Perú, como Venezuela, vive de una economía parasitaria, de extraer la riqueza que naturaleza ha puesto ahí donde se encuentra.
       Miles de millones de dólares que beneficia a las empresas extranjeras y algunas de propiedad de empresarios peruanos crean esa ilusión de éxito económico y bonanza, de buenos ingresos per cápita, que no corresponde a la realidad, porque en los hechos los montos no se reparten en partes alícuotas entre los habitantes del país y no tiene por qué ser tampoco así, porque los peruanos no hemos contribuido a crear esa riqueza. No somos la naturaleza que ha puesto esos recursos ahí y no participamos en la creación de valor en la economía, porque el valor que se agrega a la economía es igual a los intangibles que cada ser humano tiene en el cerebro y se materializa en el proceso productivo, agregando cada cual valor a la economía según el potencial no de sus músculos sino de los intangibles que fluye de su mente.
Y los intangibles no se establecen en el cerebro de la gente por azar, por milagro o magia, sino mediante la educación, esa educación que la ministra Salas no ha contribuido a mejorar desde su posición de miembro del Consejo Nacional de Educación ni da muestras de entender ahora, porque de la noche a la mañana los intangibles que circulan en su cabeza no pueden ser reemplazados por otros ni mejorar misteriosamente. Sigue siendo ella y sus recursos mentales.
       Los esfuerzos que se vienen produciendo en el Perú tienen las limitaciones de los intangibles de sus líderes, por más que se premie o condecore incautamente a quienes se cree que están descubriendo la pólvora. El voluntarismo es insuficiente si no tiene esos valores mentales debidamente instalados en cerebro de cada líder o burócrata.
       Por lo demás, la educación debe ser holística y debe corresponder a la política de estado. Un país condenado a vivir en los extramuros de la economía, Cuba aislada por década de la economía internacional, pese a no tener los volúmenes de riqueza que exhibe Perú, demuestra que siendo escasa la tiene mejor distribuida y direccionada. No es casualidad que siempre destaque en las competencia deportivas en el ámbito mundial y en los últimos panamericanos se coloque en segundo lugar, solamente superado por Norteamérica, la gran potencia mundial en la conquista de medallas de oro, alcanzado sus deportistas nada menos que 58 preseas de oro, mientras que Perú con la algarabía del éxito económico en medio de la crisis capitalista global, conquista cero medallas de oro. Cuba, además de las de oro, obtiene 35 de plata y 54 de cobre.
       El crecimiento económico debe traducirse en desarrollo y este concepto implica la realización personal que debe demostrarse entre otras cosas en la salud física y mental de los jóvenes, lo cual obviamente se evidencia en la cosecha de preseas en las competencias deportivas.
       En los panamericanos del 2011, Perú se ubica en los últimos lugares con dos medallas de plata y cinco de cobre, superando solamente a Bolivia y Paraguay.
       Este desempeño en el deporte tiene su correlato en la Educación. Tal como sostiene PISA del 2009, refiriéndose a los países de Latinoamérica y el Caribe:
"Los países de la región se ubicaron en el tercio inferior en todas las materias
evaluadas. Chile obtuvo el mejor desempeño de la región en lectura y ciencias, pero empató con otros países en matemática. Panamá y Perú tuvieron el peor desempeño de la región en todas las materias evaluadas".[1]
      Durante el segundo gobierno del Arquitecto Fernando Belaunde Terry se dio la Ley Universitaria vigente, la 23733, pero sólo muy parcialmente se ha empezado a cumplir el artículo 53 hace un año. La educación es lo último que interesa a los gobiernos de turno y no solamente la educación preuniversitaria se encuentra en los extramuros, sino también la universitaria, pese a que en el país vivimos con el espejismo de contar con la Universidad Decana de América. Así como la edad de las personas, en cuanto tal,  no es garantía de nada, con el de las instituciones sucede lo mismo.
      La educación, el conocimiento, es la mejor garantía de la democracia, de la posibilidad de que la gente pueda realizar actividades económicas potenciadas y con mejores ingresos. Es en buena cuenta, la mejor garantía de la inclusión y de la estabilidad social. Finalmente, no existe mejor garantía que la educación para tener un país rico, exitoso y fuerte.
      La minería como actividad económica es valiosa, siempre que no cree problemas ambientales. Otorga buenos salarios a quienes tienen empleo en esas empresas. Ofrece ingresos al fisco y el canon. Pero estadísticamente no ofrece empleo directo a más del 0.5% de la población económicamente activa.
      Solamente la educación puede potenciar la productividad del cien por ciento de la población. Es, a diferencia del asistencialismo, la mejor garantía de la inclusión social. Es también la mejor garantía del incremento de la productividad, tan indispensable en el mundo de la globalización.

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