sábado, 21 de enero de 2012

Rosa Luxemburg, Raúl Sendic y Lenintomando mate y discutiendo el poder en Uruguay, por Nestor Kohan

Rosa Luxemburg, Raúl Sendic y Lenin tomando mate y discutiendo el poder en
Uruguay
URUGUAY | 5 DE ENERO DE 2012
FUENTE: NÉSTOR KOHAN
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Insurgencia y reflexión Las clases dominantes latinoamericanas (cómplices y
al mismo tiempo fieles sirvientes del colonialismo y el imperialismo)
siempre han construido la imagen de un monstruo fantasmal y caricaturesco
para conjurar y reprimir la rebeldía de las clases populares. Primero
bautizaron a esa bestia demoníaca como «indígena caníbal» y «negro
cimarrón». Luego "jacobino sediento de sangre". Más tarde «anarquista
violador» y «comunista devorador de niños» (El pintor mexicano Diego Rivera
se reía mucho diciendo que como él era comunista, en la Unión Soviética
probó carne de bebé y le resultó muy sabrosa). Avanzando en el tiempo, ese
fantasma omnipresente adoptó la figura del «delincuente subversivo y
apátrida». Posteriormente lo satanizaron como «terrorista» hasta llegar a
nuestros días con el mote mediáticamente repetido desde Estados Unidos del
«narco-terrorismo».
El hilo rojo que atraviesa esa prolongada demonización es la atribución de
irracionalidad y locura demencial a nuestras rebeldías populares. Todo
insurgente es un delirante, completamente carente de razón y de toda lógica.
A contramano de ese relato macartista, reiterado y reciclado hasta el día
de hoy por la voz del amo, la insurgencia en América latina ha sido más que
prolífica en sus intentos de reflexión, fundamentación lógica y
argumentación razonada de sus rebeldías. La tradición de la escritura marca
una clara continuidad en toda la insurgencia. El Che Guevara, además de un
comandante guerrillero y un convencido comunista internacionalista es,
sobre todo, un escritor prolífico. El vértice más alto de toda una
tradición de escritura y pensamiento marxista insurgente.
«Una historia que no es cuento» (Orígenes, esplendor y derrota del
MLN-Tupamaros), el nuevo libro del revolucionario uruguayo Jorge Zabalza,
se inscribe de lleno en esa tradición demonizada por el poder.
Su reflexión histórica, teórica y política, valiosa en sí misma, se
refuerza por la propia trayectoria del autor. Zabalza es un militante
revolucionario que atravesó con dignidad los once años infernales de
tortura, aislamiento y encierro en una jaula (con luz eléctrica las 24
horas), sin poder hablar con nadie ni hacer gimnasia, los castigos y el
hostigamiento permanente al que lo sometieron los verdugos de la dictadura
militar en Uruguay junto al resto de la dirección político militar de los
Tupamaros.
La dictadura uruguaya y los rehenes
Uruguay, país hermano y vecino, es igual pero distinto a la Argentina.
Ambas sociedades cayeron bajo la bota feroz del Plan Cóndor y su represión
salvaje, orquestada a nivel continental por los instructores
norteamericanos en tortura y desaparición de personas. Sin embargo,
mientras que en Argentina el genocidio asumió la modalidad del exterminio
definitivo, en Uruguay la dictadura militar decidió conservar como rehenes
a los nueve integrantes de la dirigencia guerrillera para chantajear y
controlar cualquier posible respuesta popular.
Jorge Zabalza ("el tambero" para sus amigos y compañeros de militancia),
autor de este nuevo libro, es uno de aquellos nueve rehenes históricos, al
lado de Raúl Sendic [1925-1989], principal dirigente de los Tupamaros.
Dialogando con la militancia joven
El trabajo que comentamos no flexiona sus rodillas ante la nostalgia fácil
ni se estructura a partir del suspiro melancólico. Su impulso es bien
distinto.
Por el contenido, por la forma, por el lenguaje, este libro está dedicado a
la gente joven y a la nueva militancia uruguaya y latinoamericana. Su autor
incursiona y explica la historia uruguaya con expresiones sencillas,
claras, transparentes, comprensibles por todo el mundo. No hace falta ser
un "iniciado" en alguna secta para comprender las tesis de Zabalza.
Por ejemplo, cuando quiere explicar las características históricas de
Uruguay, apela a la expresión "el país de los amortiguadores", refiriéndose
tanto al populismo como al predominio de las formas hegemónicas, que
marcaron la mayor parte de la historia uruguaya hasta la década del sesenta
cuando la lucha de clases se tensa y el capitalismo uruguayo muestra su
verdadero rostro de crueldad y represión.
El público de lectores y lectoras sabrá disfrutar de esa sencillez pensada
a propósito para saltar obstáculos y generar debates entre quienes no
vivieron los años '60, aunque seguramente los antiguos militantes también
encontrarán materia de polémica, como sucedió anteriormente con la
biografía de Zabalza Cero a la izquierda que en noviembre de 2007 motivó
una batahola (con trompadas y empujones generalizados) en el parlamento
uruguayo, a la vista de todo el mundo.
Antonio Gramsci y la historia de una organización
Escribir la historia de una organización política implica indagar en la
historia de una sociedad y un país. Eso nos enseñó Gramsci. Ninguna
organización, por más significativa o emblemática que fuera, puede
comprenderse en sí misma, al margen de sus coordenadas históricas,
políticas y sociales.
Y eso es precisamente lo que en su libro hace Zabalza, intentando no sólo
reconstruir la historia del Movimiento de Liberación Nacional- Tupamaros
(MLN-T) sino también hundir el escalpelo en las raíces históricas de la
sociedad uruguaya, sus formas predominantes de dominación y resistencia,
sus oscilaciones entre "los amortiguadores" (el predominio del consenso) y
la represión (el privilegio de la violencia de las clasesdominantes y el
terrorismo de estado).
Todo ese ejercicio de reconstrucción histórica persigue un objetivo claro y
una meta inequívoca en estas páginas: rastrear las fuentes y orígenes
delas posiciones
actuales —que Zabalza cuestiona, rechaza e impugna— de la política oficial
uruguaya, incluyendo las del Frente Amplio y el presidente «Pepe» Mujica
(quien también fuera otro de los rehenes históricos). Y no sólo las de sus
políticas económicas, ya de por sí discutibles, sino también las raíces de
la bochornosa política oficial del Frente Amplio y de Mujica hacia las Fuerzas
Armadas y su impunidad, frente a las cuales Zabalza recuerda como
ineludible antecedente lasactitudes de colaboración con los militares de
algunos dirigentes tupamaros encarcelados, así como también el intento de
fundamentación ideológica de esa colaboración, sustentado en el Documento
Nº5 del MLN-T.
En ese movimiento del pensamiento, Zabalza elude la mirada exclusivista
sobre su propia organización —sectarismo sumamente común en lashistoriografías
oficiales de la izquierda tradicional, socialista, comunista, maoísta o
trotskista, incluso también compartido por los peronistas y otros
nacionalistas— para proponer en cambio un ángulo macro donde no sólo la
guerrilla tupamara ocupa el centro de la escena sino que también el Frente
Amplio y toda la izquierda uruguaya se convierte en protagonista de su
libro. En ese plano Zabalza recorre cada una de las inflexiones en la
difícil y no siempre fácil relación entre el Frente Amplio y los Tupamaros.
Un punto de llegada, con sujeto y con historia
El relato y la reflexión que Zabalza nos propone en «Una historia que no es
cuento» (Orígenes, esplendor y derrota del MLN-Tupamaros) constituye el
punto de llegada de sus libros anteriores. Este autor y a había publicado
anteriormente varios volúmenes: El Tejazo y otras insurrecciones; La
estaca; El miedo a la democracia y Lo viejo y sabido. A esos trabajos se
agregaron más tarde s u biografía Cero a la izquierda. Una biografía de
Jorge Zabalza de Federico Leicht [Montevideo, Letraeñe, 2007] y Raúl
Sendic, el tupamaro. Su pensamiento revolucionario [Montevideo, Letraeñe,
2011] en el cual Zabalza reúne y comenta los principales textos e
intervenciones políticas —materiales muchas veces desconocidos o
inhallables— del principal ideólogo de la insurgencia.
«Una historia que no es cuento» es la coronación sintética de esa prologada
reflexión política.
A diferencia de aquella literatura pedagógica inspirada en el
estructuralismo de Louis Althusser y Marta Harnecker, tan difundidos en los
cursos de formación de la militancia de izquierda de nuestro continente, el
marxismo del Tambero es un marxismo con sujeto y con historia, que sustenta
cada una de sus formulaciones políticas en el análisis histórico de la
lucha de clases tal como se dio en la situación específica de Uruguay y tal
como se da en el conjunto de países de Nuestra América.
Dejando a un costado aquellos viejos modelos esquemáticos del marxismo
estructuralista, cargados de metafísica y formulaciones vagas y genéricas,
la reconstrucción de Zabalza también marca el terreno crítico frente a
lasnuevas
modas y los "últimos gritos" de la academia neoyorkina (multiculturalismo)
o parisina (posmodernismo), igualmente difundidos en nuestras latitudes.
Incluso cuando en el libro de Zabalza aparece mencionado el concepto de
"multitud" (tan bastardeado por Toni Negri y sus discípulos sumisos y
aplaudidores), Zabalza se cuida muy bien de escupir o insultar contra
las organizaciones
revolucionarias, de las que nunca reniega ni se arrepiente y a las que
continúa reivindicando y caracterizando como necesarias.
Balance histórico del Uruguay
Para presentar sus conclusiones Zabalza se toma el trabajo previo de
recorrer la historia de Uruguay y ensayar una suerte de balance a partir de
contar la historia desde abajo, desde la lucha popular y no como producto
de la bondad o maldad de «los importantes» políticos.
En esa tarea, identifica grandes periodos históricos, cuya instancia de
inflexión está dada por la crisis de legitimación de las clases dominantes
y la irrupción de la violencia política en la rebeldía popular.
Analizando el Uruguay de José Batlle y Ordoñez [1856-1929], caracterizado
como "el país de los amortiguadores" y su doctrina de la supuesta
"excepcionalidad" del país oriental frente al resto de América latina,
Zabalza nos invita a mirar y pensar las reformas burguesas y el populismo
desde abajo, desde las luchas sociales, entendiendo sus políticas sociales
como concesiones de la clase dominante a la lucha popular.
Según sus propias palabras, en su balance Zabalza afirma: (a) " Si bien la
figura de José Artigas dominó el escenario político del siglo XIX, desde
los años iniciales del siglo XX fue don José Batlle y Ordóñez quien impuso
su perfil ideológico y político a la historia del Uruguay"; (b) "El
batllismo fue el salvador de la patria burguesa" y (c) " mientras los
Batlle apostaron a crear condiciones en que no hicieran necesarias las
rebeliones
sociales, en los '60 la clase dominante te jugó a la represión y el
terrorismo de Estado".
En su óptica, la inflexión histórica y el "fin de la Suiza de América" se
produce entre la crisis económica de 1955 y sobre todo el 14 de agosto de
1968 cuando muere asesinado de un balazo el estudiante universitario Liber
Arce. Hecho que golpea la conciencia popular a fondo, poniendo también en
crisis la ilusión en la inviolabilidad de la legalidad
parlamentaria-republicana.
Hasta ese momento, todos, pero absolutamente todos en Uruguay adoptaban
como paradigma indiscutido de las formas de hacer política (reaccionaria o
progresista) la república parlamentaria. Todos… menos Raúl Sendic. Zabalza
reproduce un artículo del futuro fundador del MLN-Tupamaros publicado en
febrero de 1958 en el periódico El Sol donde Sendic señala: " la democracia
de nuestro país, como la democracia burguesa en todos lados, no resiste la
prueba de fuego de la lucha declases". Más adelante cita otro artículo de
Sendic, de 1963, sintomáticamente titulado "¿Un revólver o la
constitución?".
Esforzándose por desplazar la explicación de la emergencia de la lucha
armada en Uruguay del fondo oscuro y lúgubre marcado por una supuesta
"irracionalidad mesiánica y delirante", Zabalza reconstruye el debate
ideológico en el seno del cual se debatió a nivel popular dicha estrategia
de lucha. Allí estudia la polémica entre tres periódicos que hicieron época
y marcaron tendencia: El Popular del PCU que proponía avanzar mediante
reformas legales; Marcha, de Aníbal Quijano y Época (fundada por cinco
organizaciones: PS, MRO, MIR, MAPU y los anarquistas) que promovía la lucha
armada.
Luchas sociales y clandestinidad
En la reconstrucción de Zabalza los Tupamaros nacen y emergen de la lucha
social, como parte integrante del horizonte que amalgamaba la organización
clasista y combativa del sindicato UTAA de los trabajadores cañeros —los
"peludos" en la jerga uruguaya—y la lucha de los barrios proletarios de El
cerro y La Teja, en Montevideo, la capital de Uruguay. La insurgencia es
producto de esa doble lucha, rural-urbana, atravesada por los trabajadores
del campo y la ciudad.
Desde su perspectiva polémica y crítica ya desde el período fundacional del
MLN-T se podían vislumbrar las diversas tendencias que lo atravesaron y lo
marcaron hasta el día de hoy (enero, 2012).
En esa reconstrucción histórica, política e ideológica, Zabalza identifica
dos derrotas igualmente trágicas sufridas por los insurgentes. Una, la
primera, de carácter político-militar, producida en 1972. La otra, más
perdurable y profunda, de tipo ideológica, sería la más actual, en la cual
los tupamaros —al menos sus principales cabezas públicas— habrían sido
cooptados por el poder, el orden establecido, el statu quo.
El MLN-T, Cuba y el Che Guevara
Nada o casi nada queda al margen del balance ensayado por Zabalza en este
apretado y sintético libro.
Por ejemplo, el autor se anima a reexaminar la influencia de la Revolución
Cubana y la participación de los uruguayos en la OLAS (Organización
latinoamericana de Solidaridad, reunida en La Habana en agosto de 1967), el
vínculo difícil y la disputa entre las estrategias del PC uruguayo y el MLN
Tupamaro.
Y allí Zabalza destaca la originalidad y la herejía de los Tupamaros,
incluso frente a Cuba hasta el límite de dialogar críticamente con el mismo
Guevara quien en alguno de sus escritos otorgaba cierta credibilidad a la
tesis de la supuesta "excepcionalidad" del Uruguay batllista. Desoyendo
hasta al mismo Che Guevara, los embriones tupamaros comenzaron a preparar
la lucha clandestina y armada desde 1961.
No hubo entonces aplicación mecánica de ningún esquema extranjero, al
contrario. Los tupamaros en este punto desoyeron los "consejos" cubanos y
pensaron la insurgencia de acuerdo a su propia realidad. Por eso Zabalza
afirma que: " Para que el mensaje fuera recibido por sus destinatarios, el
empleo de la violencia guerrillera debió adecuarse a la cultura política
del Uruguay Batllista". Los problemas estratégicos del naciente MLN-T
fueron marcados por el dilema de una insurgencia bajo democracia burguesa.
Una triple polémica
En su balance el libro no apunta a presentar un mero racconto lineal de
hechos históricos (cronología de acciones y crecimiento del MLN-T hasta su
derrota). La genealogía que nos propone Zabalza apunta a mostrar la
construcción de una fuerza social y el desarrollo de la conciencia a partir
de la insurgencia y la rebeldía popular.
En esa reflexión estratégica, Zabalza despliega una triple polémica.
En primer lugar, discute los presupuestos de la izquierda tradicional (hoy
adoptados como dogma indiscutido por todo el Frente Amplio), cuyo principal
teórico fue el intelectual Rodney Arismendi ([1913-1989], secretario
general del PC uruguayo). Arismendi elaboró en Uruguay la estrategia de
"avanzar en democracia", fórmula de compromiso entre Moscú y La Habana,
formulada en su libro Lenin, la revolución y América Latina (1970),
teorizada y reelaborada a su vez en Argentina por Héctor Pablo Agosti
[1911-1984] con sus elucubraciones sobre una supuesta "democracia renovada".
¿Qué era la "democracia avanzada" de Arismendi? En opinión de Zabalza dicha
estrategia expresaba un punto de vista progresista "funcional al país de
los amortiguadores", es decir, al Uruguay del predominio de las formas de
dominación capitalista republicana.
Los tupamaros polemizaron con dicha concepción, disputando no sólo en el
terreno político sino incluso en el campo sindical, enfrentando con la
tendencia clasista y combativa a la línea tradicional del Partido Comunista.
En segundo lugar, Zabalza somete a discusión a la corriente del
nacional-populismo de Jorge Abelardo Ramos [1921-1994] y Vivian Trías
[1922-1980], junto con Arturo Jauretche [1901-1974] y Raúl Scalabrini Ortiz
[1898-1959], teóricos de la colaboración con el ejército y apologistas de
la burguesía nacional. La sombra ideológica de todos estos autores está
presente, según Zabalza, en el Documento Nº5 del MLN- Tupamaros, elaborado
en 1971, fuente y antecedentes de muchísimos errores y desviaciones
posteriores (hasta el día de hoy). Allí se encuentra el germen ideológico
de los bochornosos intentos de colaboración con las Fuerzas Armadas de
algunos dirigentes tupamaros prisioneros bajo la dictadura así como también
una de las claves de explicación del proceso de negociación y
conversaciones de la guerrilla con los militares genocidas entre el 26 de
junio de 1972 y el 26 de agosto del mismo año (éste es sin duda uno de los
puntos más álgidos, ríspidos y controvertidos de todo el libro).
Frente a estos autores tan admirados por otros dirigentes tupamaros Zabalza
se esfuerza y logra ser contundente al señalar que: " El olfato ideológico
de Raúl Sendic no lo engañaba nunca, prefería tener en su cabecera el
«Tratado de Economía Marxista» de Ernest Mandel".
Quizás por eso, en su anterior libro Raúl Sendic, el tupamaro. Su
pensamiento revolucionario Zabalza recuerda la solidaridad concreta y
explícita de Sendic con los guerrilleros argentinos del Movimiento Todos
por la Patria (MTP, una de las derivaciones del PRT-ERP argentino) que
atacaron el cuartel militar de La Tablada en 1989. Cuando otros preferían
mirar para el costado o amigarse con los militares, al salir de la prisión
el viejo Sendic seguía identificando a las Fuerzas Armadas (no sólo a las de
Uruguay sino a las de Argentina y América Latina) como una de lasinstituciones
claves del aparato de estado burgués.
En tercer y último lugar, Zabalza polemiza y formula un debate interno
dentro de la insurgencia tupamara. En ese rubro cuestiona los relatos
oficiales (principalmente de Eleuterio Fernández Huidobro, pero no sólo de
él) sobre el MLN-T. A lo que agrega una mirada crítica sobre el
"aparatismo" y al "militarismo" presentes en la estrategia originaria de
los Tupamaros.
De estas últimas dos polémicas al interior de Tupamaros, una es más
coyuntural y tiene que ver con la deriva actual del gobierno de «Pepe»
Mujica y el modo en que éste se legitima con la lucha del pasado. La otra
es más estratégica y está vinculada en gran medida a las concepciones
políticas originarias de los Tupamaros.
En este último caso, Zabalza apunta a señalar el déficit de haber concebido
la toma de Montevideo únicamente a través de un aparato militar y no a
partir de la combinación de todas las formas de lucha, desde la guerrilla
hasta la insurrección popular armada.
Rosa Luxemburg, Sendic y Lenin… tomando mate y discutiendo el poder en
Uruguay
Al recorrer las acciones históricas que caracterizaron al MLN-T Zabalza
incursiona en la teoría del doble poder, amalgamando a Rosa Luxemburg yLenin a
partir de la experiencia histórica del guevarismo uruguayo en el seno del
cual Zabalza diferencia la concepción del doble poder basado en un aparato
de masas armado (del cual la guerrilla es expresión) de aquella otra donde
sólo se reducía el doble poder a un aparato militar.
En este punto Zabalza cuestiona uno de los núcleos duros del pensamiento
tupamaro histórico, focalizando su mirada crítica en la insurrección
concebida como "una operación técnica de aparato militar" equivalente a
tomar Montevideo por asalto, en lugar de entenderla como la expresión de la
conciencia y del poder del pueblo armado en un territorio, tal como
históricamente se dio en "el tejazo" (dentro de Uruguay), en el cordobazo
(en Argentina) y en la Intifada (en los territorios de Palestina ocupados
por Israel).
Zabalza no deja lugar a dudas. No se arrepiente ni es un renegado o un
converso. Sigue pensando que había que apostar por la toma de Montevideo…
pero no como producto de una técnica militar de un grupo sino "como
resultado de 100 tejazos".
A la hora de identificar el núcleo del error estratégico que este libro se
esfuerza por pensar y discutir Zabalza sostiene que resulta erróneo
intentar privilegiar la estructura o aparato (entendido como partido,
movimiento u organización político-militar) en lugar de apostar por el
pueblo armado y organizado junto a las armas organizadas. Ni pura
espontaneidad ni pura organización político-militar, sino la conjunción,
articulación y simultaneidad de ambas.
Multitudes insurrectas y grandes masas en movimiento pero con organización
político militar… Esa es la apuesta política y teórica de Zabalza en este
libro. Una mirada luxemburguista y leninista al calor de la tradición de
Raúl Sendic y la experiencia rebelde concreta de Uruguay.
Dentro de esa reflexión estratégica se inscribe y resulta fundamental el
capítulo "Justicia popular y doble poder" donde Zabalza le otorga contenido
concreto al "poder popular", esa expresión tan bastardeada y manipulada que
hoy en día se utiliza —sobre todo en la literatura posmoderna y
autonomista— como comodín difuso, vago e indeterminado, sencillamente para…
no decir nada y eludir los problemas de fondo.
A diferencia de esa literatura posmoderna, frívola, superficial y
políticamente correcta, que posa de "radical" abanicando un florido
repertorio de neologismos académicos para terminar en la práctica
legitimando los reformismos institucionales más mundanos, timoratos y
pusilánimes…, Zabalza analiza el proceso de construcción de poder popular
en Uruguay explayándose sobre el proceso histórico que "llevó la violencia
a los barrios de la burguesía". Porque en nuestros tiempos resulta muy
elegante y hasta exquisito hablar del PODER con mayúsculas y en abstracto
(sobre todo si se citan un par de autores franceses o italianos a la moda)
pero siempre bajo la condición muda y escondida de no molestar ni incomodar
a nadie.
Desde una actitud diametralmente opuesta Zabalza recuerda la estrategia
tupamara de hacer sentir a las clases dominantes que ellas también podían
recibir en carne propia y en sus propios territorios los embates de la
lucha de clases y el ejercicio de la fuerza material en manos del pueblo
organizado. Sendic nunca renegó de la violencia de abajo como una respuesta
contra la violencia de arriba, de la violencia popular contra la violencia
de las clases dominantes, de la violencia revolucionaria contra el
terrorismo de estado.
Tal vez por eso, en una convención del MLN-T de 1987, Raúl Sendic planteó
públicamente —como recuerda el periodista Carlos Fazio— que el método
guerrillero seguía siendo válido en la lucha por la liberación de los
pueblos latinoamericanos: "Que ahora no lo usemos aquí", dijo Sendic, "no
quiere decir que no sea válido en otro avance del fascismo".
Pero además de recordar el lado "poco simpático" y políticamente incorrecto
de la confrontación en el Uruguay, Zabalza también recrea los múltiples
lazos y expresiones de poder popular en los que se basó y a los que alentó
la insurgencia tupamara: desde la red fábrica-barrio en laspoblaciones del
Cerro y La Teja hasta los hospitales populares pasando por los comités de
apoyo (CAT) al MLN-T hasta la constitución de los comités de base del
Frente Amplio, que en gran medida fueron durante un tiempo autónomos
de las grandes
superestructuras partidarias electorales. En síntesis, Zabalza sostiene que
los movimientos de base constituyeron durante mucho tiempo territorios de
disputa entre la estrategia del frente electoral y la de la guerrilla
tupamara. Disputa tensionada que también abarcó el plano sindical en la
Convención Nacional de Trabajadores (CNT) y el debate entre los dirigentes
sindicales Mario Acosta (PC) y Héctor Rodríguez (Tendencia clasista y
combativa).
Pensando en las futuras insurgencias
A diferencia de algunos sobrevivientes de los años 70 que hoy apelan a sus
medallas y honores del pasado para LEGITIMAR un presente gris y mediocre,
Zabalza no se resigna ni se entrega. Rememora, recuerda, relata y cuenta,
pero no para hundir, enlodar, delatar, pedir perdón y sentenciar con el
dedo "ese no es el camino". Al contrario.
Lo más sugerente del libro reside en que los análisis críticos de Zabalza
eluden el arrepentimiento de los quebrados y los conversos y la frivolidad
académica de los posmodernos y sus derivados autonomistas. Lo que Zabalza
reclama, en el análisis histórico de la estrategia de la insurgencia de los
Tupamaros (en la cual se jugó el pellejo y la vida), apunta a la creación
de poder popular desde abajo, organizado y dispuesto a la confrontación con
el capitalismo y la burguesía.
Este libro expresa y condensa la mirada aguda de un experimentado militante
revolucionario que analiza los tiempos pretéritos para transmitir alas nuevas
generaciones un balance estratégico y así alentar nuevas insurgencias. La
clave de este libro no está en el pasado, aunque de eso se trata, sino en
el futuro, en las nuevas rebeliones que vendrán en el país de Artigas, los
Tupamaros y Raúl Sendic. Le guste a quien le guste.
--
Luis Anamaría http://socialismoperuanoamauta.blogspot.com/
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cel 993754274

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