viernes, 15 de febrero de 2013

ANTONIO RENGIFO : VEJEZ Y AJEDREZ


 VEJEZ Y AJEDREZ

A Joel, mi nieto.


 

Para arribar a una vejez saludable y derrotar a la adversidad hay que ejercitar y estimular los músculos y la mente.  Tanto con la gimnasia de mantenimiento como también con la práctica del ajedrez, puesto que el ajedrez es gimnasia mental, tal como lo dijo Lenin, el conductor y estratega de la revolución socialista rusa.  Esa gimnasia mental estimula la irrigación cerebral tan venida a menos en la ancianidad y frena el deterioro intelectual.  En suma, el ajedrez es una de las medicinas preventiva para el problema más grave y frecuente de los ancianos:  la enfermedad mental.

 


 

Contra El Alzheimer.


La enfermedad de Alzheimer es degenerativa y progresiva del cerebro.  Se considera la primera causa de demencia senil.  Una manera de estimular el cerebro para que funcione es ejercitarlo mediante la práctica del ajedrez o de la vocación profesional.  Sabemos, por un principio de la biología, que órgano que no se usa, se atrofia.  El ajedrez contrarresta la pérdida de la memoria, de la atención y de la capacidad de raciocinio.  En el campo de batalla del ajedrez se presentan problemas que tienen que solucionarse; la manera de hacerlo es evaluando la situación y tomando decisiones oportunas; puesto que la desorientación es sancionada con la derrota.  Así jaqueamos al Alzheimer que nos acecha.

 

El cerebro no debe jubilarse con la edad avanzada tal como lo dijo y lo demostró con su vida Rita Leví Montalcini, neuróloga italiana y premio Nobel de medicina 1986:

 

Mi cerebro pronto tendrá un siglo; pero no conoce la senilidad.  El cuerpo se me arruga, es inevitable, ¡pero no el cerebro!

 

Contra la depresión

En la época actual las enfermedades de la personalidad como la depresión y la adicción a las drogas son de alta incidencia.  Se están propagando en el mundo más que las enfermedades infecciosas.  La época actual se caracteriza, entre otros rasgos, por la alta competitividad, el culto a la juventud y el desprecio hacia los ancianos.  Muchas veces, la depresión conduce al suicidio y desencadena otras enfermedades que también conducen a la muerte.

 

Los ancianos, aficionados al ajedrez, difícilmente padecemos de depresión; ya que la pasión por el ajedrez llena buena parte de nuestra vida y nos permite pensar o elaborar ideas, tomar decisiones ante situaciones dilemáticas, ejercitar el control emocional y la capacidad de concentración.  El ajedrecista anciano no se preocupa desmesuradamente de las pequeñas cosas de la vida ni cae en la inactividad.

 

Contra la soledad

La soledad es relativa, es decir, podemos estar acompañados y sentirnos solos.  Pero cualquiera que fuese nuestra sensación de soledad, la contrarrestamos al alternar en un torneo con niños y jóvenes que tanta falta nos hace. Asimismo, la pasión por el ajedrez nos ofrece la oportunidad de cultivar amistades de diversa condición social que muchas veces duran toda la vida.  Y siempre, con nuestras amistades, jugamos con la expectativa y el entusiasmo de la primera vez.  Ya la literatura ha dado cuenta de ello.  En las primeras páginas de la novela de García Márquez El amor en los tiempos del cólera los entrañables lazos afectivos que se generan entre los aficionados al ajedrez, aunque fuesen personalidades disímiles, como el refugiado antillano Jeremiah de Saint-Amour, de una austeridad primitiva y el doctor Juvenal Urbino; quien no sólo era el médico más antiguo y esclarecido de la ciudad, sino el hombre más atildado..  Ese prodigio se logra porque ante un tablero de ajedrez, todos somos iguales y por la pasión indomable, como ya lo expresó Gabriel García Márquez.

 

La pasión por el ajedrez

El guerrillero y teórico de la guerra de guerrillas Ernesto Guevara, el Ché, fue aficionado al Ajedrez desde niño y en su gloriosa vida conservó su gran cariño hacia el Ajedrez.  En cierta ocasión le expresó con nostalgia al Gran Maestro checo-alemán, Ludek Pachman:  

Tu sabes, camarada Pachman, no disfruto el ser un Ministro, preferiría jugar al Ajedrez como tú o hacer una revolución en Venezuela.

(Citado por Pachman en sus Memorias).

 

El ajedrez apasiona, tiene un misterioso encanto que embriaga.  En él encontramos riesgo, aventura, poderío y belleza; atributos que atraen irrefrenablemente.  Por eso, quien se inicia en el ajedrez, difícilmente lo abandona...  En palabras del inolvidable Gran Maestro danés Bent Larsen:

 

El ajedrez es una hermosa amante a la que volvemos una y otra vez, sin que nos importe las muchas veces que nos rechaza. 

 

La pasión no es efímera, es duradera.  Se posesiona de uno de por vida.  Los aficionados estamos poseídos por el espíritu del ajedrez.  Tal es así, que lo practicamos hasta avanzada edad.  Un caso proverbial de longevidad en la práctica del ajedrez es el de Francisco Benko (1910-2010) y Ossip Berstein (1882/1962); quien continuaba participando en torneos internacionales.  Benko a los 98 años continuaba dando jaques y Berstein en 1954, a los 72 años obtuvo una brillante victoria ante el joven Miguel Najdorf; quien, en esa época, era uno de los mejores jugadores del mundo.  (A esa memorable partida la llamaron La inmortal del Rio de la Plata). 

 

Nuestro compatriota, Esteban Canal (Chiclayo 1896/Varece, Italia, 1981) brilló en Europa en los años 20 y 30 en donde se cotejó con los astros del ajedrez mundial.  Una de las variantes de la apertura italiana ostenta su nombre. En 1950 recibió el título de Maestro Internacional. Posteriormente la FIDE le concedió honoríficamente el título de Gran Maestro Internacional en 1977.  Ha sido el más veterano en recibir el título de Gran Maestro Internacional.

 

Pues bien, que la pasión por el ajedrez no se convierta en una obsesión o posesión psicopatológica, adictiva; ya que el desarrollo humano es integral y armónico.  Quien únicamente se dedica al ajedrez desde niño y solo sabe de ajedrez termina por hipertrofiar su cerebro de ajedrez con consecuencias funestas para su estabilidad emocional; tal es el caso de Bobby Fischer, para quien, según sus palabras, el ajedrez es la vida misma.  En cambio, Anatoli Karpov manifestó: el ajedrez es mi vida, pero mi vida no es solo el ajedrez.

 

Final del ciclo vital y final de una lid ajedrecística.

Hagamos un paralelo entre el ciclo vital y las etapas de una lid ajedrecística. La etapa final de nuestra vida es la vejez; aunque gran parte de la población muere antes de entrar en la senectud.  Igualmente en el ajedrez, la mayoría de partidas se definen en el medio juego y, aún antes como las llamadas partidas miniatura.  Por lo tanto, no son muchas las partidas que llegan a la etapa de finales ni tampoco son muchos los hombres que arriban a la vejez.  Entonces:

 

¿Para qué preocuparse de la vejez cuando se tiene la certeza de morir en la juventud?

 

Este planteamiento del maestro argentino Roberto Grau tiene la finalidad didáctica de demostrar porque son débiles todos los jugadores en finales.  Igualmente, los viejos somos vulnerables.  Pero no todos llegamos en las mismas  condiciones a la vejez; puesto que se llega a la vejez por un proceso, por un plan de vida.  La vejez se va prefigurando desde joven, día a día.  Es decir:

La vejez no se improvisa.

(Leonor Pulido, monja colombiana,

en conversación con el autor)

 

Igualmente sucede en una lid ajedrecística.  Desde la apertura se elabora y desarrolla un plan que se ha originado en una idea.  En los finales de una partida recién se revela la estrategia empleada y las jugadas profilácticas que han conducido a curarnos en salud y a llegar en buenas condiciones a los finales de una lucha, de una vida.  Ya que

la estrategia requiere pensar, la táctica requiere observación.

Max Euwe, (1901/1981) holandés y campeón mundial (1935/37).

 

Los errores en la etapa final de la vida y en el ajedrez

Paradójicamente, la vida sin errores sería monótona, aburrida y torturante; pero, felizmente, eso no es así., lo que le confiere a la vida, y al ajedrez, la fascinación de una aventura.  Únicamente en la etapa de la apertura y del medio juego –lo mismo que en la juventud- se tiene la opción de cometer errores y, a la vez, la opción de rectificar el rumbo.  En otras palabras, lo ha dicho el Gran Maestro estadounidense de origen letón, Edmar Mednis: 

 

después de una mala apertura, hay una esperanza en el juego medio. Pero una vez que estas en finales, el momento de la verdad ha llegado.

 

En la etapa final de una lid ajedrecística, como en la vejez, los errores por pequeños que pudieran cometerse son más graves y hasta irreparables; ya no hay tiempo para rectificarse.  Por eso, hay que conocer, previsoramente, la teoría de los finales.  Puesto que:

 

Las Aperturas te enseñan aperturas. ¡Los Finales te enseñan Ajedrez!

(Stephan Gerzadowicz)

 

La formulación de Gerzadowicz, como tal, es concisa y requiere interpretarla.  Ya se dijo que el ajedrez es como la vida y conocemos que el inicio de la vida, en nuestro tema, es la apertura.  Al llegar a la vejez, recién tenemos la posibilidad de saber lo que es la vida.

 

Conocimiento de la teoría sobre la vejez y los finales en ajedrez

A la vejez llegamos, parafraseando a al poeta César Vallejo, más por experiencia vivida que por teoría aprendida.  Sin embargo, la teoría también juega un papel importante.  Porque si en una lid de ajedrez llegamos a la etapa final con cierta ventaja y desconocemos la teoría, aún el adversario puede derrotarnos.  Para que eso no suceda tenemos que resolver problemas de finales que han planteado diversos autores y estudiar tratados de finales. Que no son otra cosa que la compilación y sistematización de la experiencia de los geniales ajedrecistas de todos los tiempos.  En ninguna actividad deportiva existen tantos libros como en el ajedrez.  Sin embargo, ya se estudie o se practique, lo que caracteriza a un ajedrecista es la capacidad de concentración e imaginación.

 

 

La simplificación en la vida y en el ajedrez

En la etapa final de una lid ajedrecística el tablero se ha simplificado, hay menos piezas; ahora los humildes peones valen más que el caballo o el alfil y adquieren un valor extraordinario por su posibilidad de coronar.  El rey se transforma en una pieza activa, su rápida centralización es la base del éxito en gran número de finales de peones. Aquí hay que saber la regla de la oposición, la creación de un peón pasado, triangulación, la regla del cuadrado, etc.  Hay finales no solo con peones, sino con diversas piezas.  Un ejemplo.  El maestro argentino Roberto Grau advierte que en los finales de torres, tiene ventaja la torre que ataca al peón libre rival, desde atrás.  Esto obliga a defenderlo con la otra torre.  Este es una simple y cierta apreciación.  Pero hay muchas otras...

 

Así como el tablero se simplifica en la etapa final de una lid ajedrecística, también en la última etapa del ciclo vital a nosotros los ancianos se nos simplifica la vida. Nuestros hijos han abandonado el nido para fundar nuevos hogares y tal vez la viudez haya ocurrido –aunque son más viudas que viudos-, también algunos familiares y amigos han fallecido.  Ahora se patentiza el resultado de un balance de nuestra vida.  Y la utilidad de haber conocido algo de Gerontología para conservar una vejez saludable y, de esta manera, derrotar a la adversidad, es decir, evitar un jaque mate por descuido y falta de previsión.

 

El tono vital

Si los ancianos ajedrecistas, o no ajedrecistas, mantienen aún el tono vital es porque han encontrado con esfuerzo una pasión que les da sentido a su vida.  Nunca se aburren ni sienten que su vida está vacía.  A pesar de los pesares, la vida se aligera. .Ambos tipos de ancianos practican la fascinación por la vida.  Pues, vivir es un arte como lo es el ajedrez en donde la rigidez mental es un estorbo y todo es relativo. Tanto en la vida como en el ajedrez hay que tener la valentía de aceptar un desafío y de enrolarse en una aventura; en la aventura de jugar Ajedrez.  En el Ajedrez se encuentra de todo tal como lo conceptúa mi admirado Misha Thal (1936/1992) el jugador más querido y popular de todos los tiempos:  

 

El Ajedrez es el patíbulo y el jardín del Edén.

 

El encanto irrenunciable del Ajedrez

A pesar que el ajedrez es una competencia hasta cierto punto despiadada; sin embargo, posee un encanto irrenunciable como lo ilustra el siguiente anécdota cuyos protagonistas fueron los Grandes Maestros Najdorf (Argentina) y Boleslavski (Unión Soviética):

 

-Najdorf: -     Acepta usted dejar la partida tablas (empatada).
-Boleslavski:  No
-Najdorf
: -    Entonces, usted juega para ganar.

-Boleslavski:  No.
-Najdorf:       Juega por lo tanto a tablas
-Boleslavski:  No
-Najdorf: - Así pues, usted juega a perder.
-Boleslavski:  No.
-Najdorf: - Entonces, qué es lo que usted pretende?
-Boleslavski: - Jugar!

 

●● ▼●●

 

 

Antonio Rengifo Balarezo

rengifoantonio@gmail.com


Escrito 04/03/07


Nueva versión: 17/08/2011

Dos partidas mencionadas en Vejez y Ajedrez:

La inmortal del Río de la Plata (1954) Ossip Berstein – Miguel Najdorf


La inmortal peruana,(Budapest,1934)  jugada en simultáneas por el primer Gran Maestro peruano Esteban Canal (Chiclayo, Perú, 16 de abril de 1896 – Varese, Italia, 1981):


 

Libro recomendado:

Karpov, Anatoli:

EL AJEDREZ, aprender y progresar

Editorial Paidotribo, Colecc. Caissa,

2da. edición. Barcelona pp. 270.-


 

 

 


 

Francisco Benko

(1910-2010)


 

 


Ossip Bernstein

(1882/1962)

 


 

 


 

El guerrillero y teórico de la guerra de guerrillas Ernesto Guevara, el Ché.  Aficionado al Ajedrez desde niño y conservó en su gloriosa vida, un gran cariño hacia el Ajedrez

 


Esteban Canal

(Chiclayo, Perú 1896/Varece, Italia, 1981)



 

 

 


 

El autor del artículo, al lado del mausoleo de Alejandro Alekhine (1892/1946) Cementerio Montparnass, División 8, sepultura 3.

3, Boulevard Edgar Quinet 75014 Paris.

(Foto: Cecilia Linares. Julio 2006)

 

 

 

 


 

Elmer y el conejo Bugs Bunny

¿Quién va ganando?

 


 

 

 

 

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