martes, 26 de febrero de 2013

Un Tema de Actualidad, La Humildad de la Arrogancia



---------- Mensaje reenviado ----------
De: Rebeca Montes <rmontes2000@gmail.com>
Fecha: 26 de febrero de 2013 11:01
Asunto: Un Tema de Actualidad, La Humildad de la Arrogancia
Para:


Un Tema de Actualidad


La Humildad de la Arrogancia



Por: Mauricio García Villegas



La renuncia del Papa Benedicto XVI ha sido vista como un acto de humildad. Así lo han señalado líderes espirituales y políticos alrededor del mundo.



Eso me ha hecho recordar los años difíciles que tuvo Juan Pablo II, agobiado por la enfermedad, al final de su pontificado. En esa ocasión, los líderes de la Iglesia y del mundo admiraban el gran sacrificio que hacía el papa por mantenerse en el cargo cuando sus fuerzas le faltaban. A nadie se le ocurrió entonces decir que el papa carecía de humildad por el hecho de no renunciar. Al contrario, mucha gente interpretó su persistencia en el solio pontificio como un signo de bondad y de entrega. La verdad es que los papas, como todos los gobernantes que detentan un gran poder, nunca pierden y todo lo que hacen es interpretado a su favor.



Pero aquí quisiera hablar de cómo la arrogancia y la humildad pueden ser actitudes complementarias. Quienes detentan un poder absoluto pueden permitirse el lujo de ser humildes sin tener que asumir las consecuencias que ello acarrea. Fidel Castro, por ejemplo, solía aparecer en su traje de campaña verde oliva, sin una sola medalla o condecoración, como cualquier soldado, lo cual lo hacía ver más grande de lo que era ante los ojos de sus admiradores.



Los papas del Vaticano hacen algo parecido. Claro, no lo digo por lo de las medallas o las condecoraciones (nadie supera a los papas en el arte de vestirse con ostentación), sino por ese toque de humildad que le ponen a todo lo que dicen y hacen.



El hecho mismo de que los papas se consideren santos vivientes, depositarios de una verdad supuestamente revelada por Dios y líderes espirituales de la humanidad, es ya un acto de inmodestia difícil de superar. Es verdad que los papas actuales son más recatados que los de antes. Benedicto XVI nunca se atrevería, por ejemplo, a otorgar puestos en el cielo a cambio de dinero para construir catedrales, como lo hizo León X en el siglo XVI (origen del cisma protestante). Sin embargo, el papa hace cosas que, guardadas las proporciones de tiempo y lugar, se parecen a las de sus antecesores, como decir que la Iglesia no se impuso ante los indios de América porque éstos la recibieron con los brazos abiertos, o ser indiferente ante los sufrimientos humanos causados por la falta de métodos anticonceptivos, o reducir la actividad sexual al ojo maniqueo de la teología vaticana, o negar la posibilidad de que las parejas homosexuales tengan una vida fundada en el amor conyugal.



Pero no es por tener fe que los papas hacen gala de esa humilde arrogancia. Hay millones de creyentes en el mundo, incluidos monjas y sacerdotes, que por su fe se someten a una vida llena de privaciones y sacrificios en beneficio de los demás. Es la mezcla de fe y poder lo que envenena a los jerarcas de la Iglesia. No sólo a ellos; la fe ha servido con demasiada frecuencia para justificar la indolencia de muchos laicos. Como dice una señora "de bien", caricaturizada por Antonio Mingote: "Digan lo que digan, al cielo seguiremos yendo los mismos de siempre".



Pero la mezcla de fe y poder es particularmente peligrosa en los gobernantes. Cuando las ideas se defienden con la convicción de que son verdades reveladas y no argumentos razonables pero discutibles, el debate político se convierte en una cruzada mesiánica y los contradictores en enemigos de Dios y de la humanidad.



El gran secreto político de los papas, que también son gobernantes depositarios de un gran poder, consiste en esa capacidad para presentar un mensaje moral, con frecuencia sectario e intransigente, con el lenguaje del amor y de la humildad.



EL ESPECTADOR

Colombia-Bogotá, 16.02.13. Pág.10



            Nota.-Es muy cierto lo que señala el articulista. ¿Cómo entender la actitud de Juan Pablo II y de Benedicto XVI? ¿Ambas como expresión de humildad? Por algo la Iglesia Católica fue de las primeras en desarrollar estudios de propaganda y agitación con su Escuela de Propaganda de la Fe. Y ya se filtran las causas reales que están detrás de esta renuncia. Y, como siempre, no pueden ocultarse los problemas económico-financieros.



Ragarro
                                                                                      26.02.13



--
Luis Anamaría http://socialismoperuanoamauta.blogspot.com/
http://centenariogeorgettevallejo.blogspot.com/
http://socialismoperuano.blog.terra.com.pe/
cel 993754274

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

PLANETA PERU

PlanetaPeru: buscador del Perú

Seguidores

Archivo del Blog