sábado, 19 de diciembre de 2009

LENIN Y EL PRINCIPIO DE LA CRÍTICA

¡Mariátegui ha regresado para quedarse definitivamente entre nosotros!

 

Un Tema de Actualidad (1-4)

LENIN Y EL PRINCIPIO DE LA CRÍTICA

Los estatutos del Partido Comunista incluyen la crítica y la autocrítica como uno de los principios fundamentales para el funcionamiento de la organización. Esos dos deberes "no son el método para excusar los errores reiterados de militantes y de organismos y sólo es completa cuando se materializa en la práctica"

Lenin hizo de la crítica de opiniones erróneas, tendencias regresivas y desviaciones prácticas el mas riguroso de sus quehaceres. El enriquecimiento teórico que le legó a la revolución está constituido por los escritos elaborados a lo largo de la lucha teórica. Su crítica no era el simple análisis formal de las tesis sino de la indagación de la raíz de clase que determinaba las expresiones ideológicas. Aquí nos limitamos a rastrear algunas de las orientaciones que les planteó a los militantes sobre el ejercicio de la crítica.

Es claro que el derrotero que deben recorrer los revolucionarios es casi totalmente nuevo y original. "Ninguno de los problemas que debimos encarar -dice Lenin- pudo ser resuelto al primer intento; cada uno de ellos hubo que emprenderlo por segunda vez". El método correcto e infalible no pudo ser descubierto nunca en forma inmediata. La crítica y autocrítica vinieron a ser tarea cotidiana; una forma de contribuir a la búsqueda de la alternativa justa; un deber cuya importancia es grande "no solo desde el punto de vista de la verdad teórica, sino también desde el ángulo práctico"

Para todos los humanos la lectura de la realidad objetiva es problemática. Sin embargo, las dificultades se multiplican cuando se trata de transformar esa realidad. La presión ejercida por las clases privilegiadas, que necesitan dominar al pueblo en el interior de su propia conciencia, las ilusiones que se crean en el contexto de la lucha de interese opuestos, el efecto de victorias y de derrotas no siempre asimilado en su verdadero valor, todos reclaman un debate permanente para lograr comprender la dirección que hayan tomado los procesos sociales, para asimilar acertadamente las experiencias, para disipar las falsas interpretaciones del momento vivido, para corregir el rumbo de las acciones emprendidas. La crítica muestra entonces su alcance trascendental.

Lenin subrayó la importancia de una "actitud crítica con los propios errores". En una carta a los obreros alemanes decía que "hoy conocemos nuestras tareas mucho más clara, concreta y palmariamente que ayer; no tememos señalar abiertamente nuestros errores, para corregirlos". Hacía énfasis en que "nuestra fuerza consistió y consistirá en nuestra capacidad de evaluar las más duras derrotas con plena seguridad y de aprender de ellas qué aspectos de nuestra actividad debemos modificar". La crítica hacia los errores de las corrientes divergentes ha de ser implacable, según Lenin, pero igualmente implacable ha de ser hacia los errores propios y en relación con todos los niveles de la organización. Calificaba de indigna la crítica formulada "en forma disimulada, ambigua y confusa". "El partido del proletariado debe aprender a adoptar una severa actitud crítica ante las resoluciones de sus representantes" y disimular sus faltas sería otro "pecado imperdonable".

"Unidad de acción y libertad de crítica" es el principio que señala los límites para el ejercicio legítimo de esta última.

"Fuera de los límites de la unidad de acción, (puede y debe darse) la más amplia y libre discusión y censura de los pasos, decisiones y tendencias que consideremos perjudiciales". El criterio es de no romper la unidad de ninguna acción concreta ya decidida por el Partido. Otra forma escogida por Lenin para enunciar el mismo principio expresa que "la crítica, dentro de los límites de las bases del programa del partido debe ser absolutamente libre". El programa exige la unidad de la acción revolucionaria y ningún enunciado, ninguna conducta contraria a esa unidad podría ser admisible. Además, en momentos que en el Partido no (se) ha definido aún la conducta que debe observarse en una determinada circunstancia, los comunistas pueden discutir con libertad las propuestas que surjan y así contribuir a la definición de la alternativa óptima. La lucha ideológica puede y debe desplegarse dentro de estos vastos límites, sin llegar a la escisión y conservando la unidad de acción del proletariado. Así, no solo es posible encontrar el rumbo acertado sino que en el interior de las discusiones es donde "puede elaborarse la verdadera opinión pública de nuestro partido"

Carlos Sánchez Ramos, Contribución al debate ideológico.

Primera Edición Enero 2010

162 págs. 13.5 x 21.5 cms

Capítulo 14, págs. 97-99

Nota.- El tema de la crítica y autocrítica está más vigente que nunca en la preparación de la organización, así como el sentido revolucionario y el sentido común, que sigue en próxima entrega.

Ragarro

14.12.09


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