LOS JÓVENES EN LAS CALLES: VIRAJE POLÍTICO A LA VISTA
La naturaleza e intensidad de la lucha electoral profundiza la crisis política del país con imprevisibles consecuencias.
En el medio de un proceso electoral con vicios y lleno de incertidumbres, el nacionalismo se puso al margen de la contienda, precipitando nuevas fracturas en sus filas y colocando al gobierno de Ollanta Humala en una posición de extrema precariedad política, casi sin respaldo partidario.
En estas circunstancias, contrariamente a los deseos de la gran burguesía tradicional de imponer a sus candidatos favoritos: Keiko, Alan y PPK, lo real es que éste plan se ha resquebrajado casi por completo.
En el medio de esta lucha, bajo un ambiente de desconfianza creciente de la población hacia los órganos electorales, los jóvenes irrumpen luchando contra las pretensiones de imponer esas candidaturas, en particular se levanta una gran indignación contra las intenciones de favorecer a Keiko Fujimori. Estas nuevas movilizaciones de los jóvenes pueden provocar un viraje en la actual lucha electoral y en el conjunto de la vida política del país.
EL PLAN DE LA GRAN BURGUESÍA SE RESQUEBRAJA
La gran burguesía tradicional nunca perdonó al nacionalismo y a Ollanta Humala por haber movilizado al pueblo, y muy a pesar que éste gobierno siempre estuvo al servicio de sus intereses, ejecutó un plan para liquidarlos políticamente, utilizando en particular su poder mediático. Ollanta y Nadine hoy merecidamente están en la orfandad total y no pueden defenderse, porque impulsados por sus ambiciones personales y familiares traicionaron al pueblo, a las fuerzas progresistas e incluso a su más cercanos colaboradores.
Las elites dominantes tradicionales, aprovechando la ola de frustración ocasionada por la traición del nacionalismo, se preparó en todo este tiempo, una vez más, para imponer la dominación completa de la gran burguesía, de la nueva oligarquía. Diseñaron un escenario en el cual, al finalizar el mandato del gobierno nacionalista, el nuevo gobierno estaría bajo la conducción de una de sus alternativas. Los elegidos fueron PPK, Alan García y Keiko Fujimori. No apostaron por un único candidato. En el transcurso de la lucha, al comprobar las precariedades de PPK y Alan, era evidente que el apoyo principal lo recibía Keiko Fujimori.
Una vez iniciada la campaña electoral este plan entró en crisis, por el protagonismo ascendente de Cesar Acuña y de Julio Guzmán. El primero se convirtió una amenaza a esos planes porque al expresar a las capas emergentes podía convertirse en una nueva fuerza política con la que se vería obligada a negociar. El segundo fue alentado por un sector de la gran burguesía, pero desafiaba a la vieja representación política aprovechando las ansias de renovación que se han desarrollado en los diferentes sectores de la población.
El JNE expectoró a César Acuña y Julio Guzmán basándose en normas que no han sido aplicadas en los mismos términos en otros casos, en particular no han sido utilizadas en contra de Alan García y Keiko Fujimori. De este modo, en la práctica los órganos electorales rompieron con la imparcialidad que deberían mantener, capitularon ante la presión de los grandes medios de comunicación y, según diversos indicios, se observa una injerencia directa del Apra.
La parcialización del JNE en favor de los candidatos favoritos de la derecha ha profundizado las desconfianzas de amplios sectores de la población en estas elecciones. Fue el detonante para que los jóvenes decidan movilizarse masivamente, en particular en contra de la candidatura de Keiko, la hija del dictador Alberto Fujimori.
Los jóvenes están indignados, y se han declarado en rebeldía contra el cinismo de las autoridades electorales, de los candidatos favoritos de la derecha. Inspirados en la gran victoria contra la llamada ley pulpín, hoy se movilizan combativamente, con inocultable rabia pero al mismo tiempo con alegría, con esperanza y una sorprendente disciplina. Esta movilización juvenil está creando un nuevo escenario electoral, por lo tanto, va configurando una nueva realidad política en el país.
UNA JORNADA NACIONAL QUE PUEDE PRODUCIR UN VIRAJE POLÍTICO
Los jóvenes organizados en la plataforma ¡Keiko No Va, Fujimori Nunca Más!, han convocado a una movilización nacional para el 5 de abril.
Si ese día las movilizaciones juveniles se convierten en una gran jornada nacional de lucha de todos los pueblos del Perú, existe la posibilidad que ese acontecimiento sea la antesala de la derrota del fujimorismo; y si los órganos electorales se atreven a implementar un fraude para imponer ilegalmente una candidatura, inevitablemente, se enfrentarán a un pueblo movilizado por una juventud dispuesta a luchar por la dignidad y el futuro de nuestra patria.
En estas horas de incertidumbres, de crisis política, la movilización de los jóvenes renuevan las esperanzas en la lucha democrática contra las fuerzas más reaccionarias. Los candidatos escogidos por las élites dominantes pueden ser derrotados, comenzando por Keiko Fujimori. Alan puede ser enterrado definitivamente y PPK puede quedarse con la misma frustración del 2011.
El Movimiento por el Socialismo (Voz Socialista), en los últimos años -en diferentes momentos-, al igual que otras organizaciones, luchó por impulsar un movimiento democrático progresista, con la participación de la izquierda unificada. Sacando lecciones de la historia política, de las luchas recientes, consideró que debería lucharse por este tipo de movimiento, y que era posible conquistar la victoria, movilizando al pueblo y aprovechando la inevitable lucha en las alturas, las contradicciones entre la gran burguesía y la burguesía emergente. Con satisfacción constatamos ahora que por un camino relativamente diferente se ha abierto la posibilidad de la victoria democrática en contra de las fuerzas más reaccionarias.
Ciertamente el triunfo no está asegurado del todo. Existe la posibilidad que las bases sociales de la burguesía y la pequeña burguesía emergentes, de las capas más atrasadas y enajenadas del pueblo, pueden cerrar filas en torno a alguno de los proyectos alentados por la gran burguesía, incluido el mismo fujimorismo. Esa posibilidad no podemos descartarla. Además de los intereses primarios de cada una de las clases sociales, también dependerá de factores más subjetivos, de la política que apliquen cada una de las organizaciones y dirigentes. Ante los cambios en el escenario electoral, los reaccionarios, movilizando toda su capacidad operativa, pueden actuar con mayor astucia y eficacia. Los representantes de los partidos y movimientos democráticos pueden cometer serios errores, como por ejemplo priorizar sus diferencias, convertir estas contradicciones en una lucha fratricida y colocar en segundo plano la lucha contra el fujimorismo.
Las organizaciones de izquierda, muy a pesar de las fracturas, de las distancias emocionales, creadas por los graves errores del pasado reciente y durante el impulso de las actuales plataformas electorales, hoy debemos luchar por unir nuestras fuerzas, por recuperar los espacios de la izquierda, sin perder de vista que la tarea política más apremiante, más importante, es derrotar al fujimorismo.
En el momento actual, las tareas de las organizaciones de izquierda, se resumen en apoyar con firmeza y responsabilidad la lucha iniciada por los jóvenes y la campaña de la compañera Verónica Mendoza y del Frente Amplio.
El Movimiento por el Socialismo que está comprometido con la lucha por un futuro socialista llama a los trabajadores, a la juventud más progresista, a organizarse rápidamente con el objetivo de derrotar al fujimorismo. Esta es la forma concreta de avanzar hoy en la lucha contra el neoliberalismo y el capitalismo. No es posible construir victorias del futuro si no logramos triunfos del presente.
¡Keiko no va, Fujimori nunca más!
Lima, 17 de marzo de 2016.
Movimiento por el Socialismo
No hay comentarios.:
Publicar un comentario