Cultura Identidad y Republica (III) |
Por José Antonio Carcelén Pedraza
El 15 de enero de 1919 los trabajadores peruanos conquistan, el establecimiento de la jornada laboral de 8 horas, y con este logro acceden por vez primera, de modo orgánico, a la lucha política. El acontecimiento da paso además al fin de la llamada Republica Aristocrática, nombre asignado por Basadre a esta fase de nuestra historia caracterizada por un periodo sucesivo de gobiernos que transcurrieron desde 1895 hasta el levantamiento de los trabajadores en lucha frontal.
Durante este periodo se sucedieron 7 gobiernos electos. Al mismo tiempo, se afianza nuestra dependencia al capital financiero del imperialismo norteamericano, así el capital ingles y alemán. La oligarquía criolla una amalgama de comerciantes rentistas, y de terratenientes feudales, desarrolló una política de libre mercado. Las exportaciones de nuestros recursos agrarios, mineros y energéticos fueron el sostén falaz de ese trance histórico. Lima era el centro económico de la Republica.
Por aquel entonces, fue muy comentada la existencia de los “24 amigos”, un círculo cerrado, compuesto por los oligarcas más poderosos del Perú, quienes se reunían, periódicamente, en el Club Nacional, para decidir el destino de los peruanos.
Durante el primer gobierno de Alan García se conoció de la existencia del grupo “los 12 apóstolos” a quienes García favoreció, aun queda en la memoria colectiva los 5000 mil millones de dólares que se llevaron del país, dinero que el gobierno facilito con el compromiso de ser invertidos en el país y fue lo contrario: Una muestra más del ausente sentido patriótico del empresariado. El modelo de sociedad que preconizaban era de basamento europeo. Despreciaban todo lo andino, todo lo nacional. El criterio del ser nacional era el mismo que dejaron los invasores coloniales. El Perú fue saqueado, y los trabajadores de la ciudad explotados a mansalva, manteniéndose la servidumbre feudal en el campo. La irrupción de los obreros organizados en sus sindicatos paralizo Lima durante tres días. Tras la conquista de la jornada de 8 horas, cae ese periodo ignominioso de nuestra historia que fue dominado por una oligarquía con reminiscencias virreinales que además proclamaba públicamente sus sentimientos europeos.
A la par de los sucesos narrados hace su aparición la llamada generación del centenario, obreros, estudiantes, intelectuales que proponen otro modelo de sociedad, rompen con la dependencia en la literatura y el arte colonial, se abren a las ideas nuevas preconizadas por la revolución proletaria en la Unión Soviética, surgen los movimientos indigenistas pugnando contra el aparato esclavista del gamonalismo feudal y sobre todo a relievar la herencia cultural que nos identifica.
Encabeza este importante y decisivo grupo de peruanos José Carlos Mariátegui describiendo orientando los peligros del momento y legándonos un plan histórico hacia el porvenir, Organizo a los trabajadores en la CGTP y el sindicalismo de clase, en lo político organizo y doto al PCP de su primer programa Marxista leninista.
La jornada de lucha por las 8 horas de trabajo puso en la escena política a los trabajadores y en unión de amplios sectores ciudadanos. La insurgencia de los trabajadores, cambio con su accionar, el curso de la falaz República Aristocrática.
El 29 de agosto del año 75 el país se remecía por el Tacnazo, golpe de estado, denominado también “Segunda Face”, el cuartelazo fue encabezado por el General Francisco Morales Bermúdez contra el General Juan Velasco Alvarado. El propósito fue el desmontaje del proceso revolucionario. Hoy se sabe que la asonada fue propiciada por la CIA que por esos años operaba en Chile que había impuesto en el poder a Pinochet quien se encontraba en el poder. No es gratuito entonces cuando se le acusa haber participado en el Plan Cóndor. Morales Bermúdez modifico la ley de reforma Agraria, la ley de la Comunidad Industrial y la de Estabilidad Laboral. En el orden social, crece el desempleo se encarece los alimentos de primera necesidad, se implementan constantes devaluaciones monetarias. Se emprende una política de libre mercado con detrimento de la producción nacional, que hasta ese momento había sido favorecida por la aplicación de políticas que protegían su desarrollo, lo que condujo equívocamente a tipificar de populista, se abren a los mercados dando énfasis al capital foráneo y a políticas privatizadoras. El descontento se generaliza y alcanza su punto más alto con el histórico paro del 19 de julio del año 1977 convocado por la CGTP y que logrará paralizar todo el Perú.
La respuesta popular fue contundente, el movimiento sindical fue reprimido la dictadura despidió a 5000 trabajadores en gran mayoría dirigentes sindicales, repararse de este golpe solo puede entenderse por la fortaleza moral de los trabajadores y sindicalistas peruanos. Al felón Morales Bermúdez, solo le quedo peparar maletas. Fue convocada una Asamblea constituyente que dio paso a la Constitución de Año 79. La que se puso en vigencia, con el retorno de Fernando Belaunde Terry quien fue electo presidente de Republica en las elecciones Generales de 1980.
El miedo a las masas organizadas, el terror a las organizaciones políticas de vanguardia, su aislamiento, persecución o darle las espaldas, condujeron al fracaso a los procesos de cambio ya mencionados. La historia no miente, nos demuestra fehacientemente, que Nada será posible si no se cuenta con nuestro pueblo unido y organizado. Lo demás se comprueba, que quien postergue las exigencias que la historia peruana reclama, repetirá la farsa de nuestra vida Republicana que hemos descrito. Hoy, en condiciones que es la primera vez en nuestra historia republica que asume el gobierno una alianza de izquierdas y que enarbola un programa de concertación nacional destinado a la transformación de nuestro país dando énfasis al fortalecimiento de nuestro país en soberanía, fortalecimiento del estado, devolución de los derechos laborales conculcados, inclusión, fortalecimiento y solución a las demandas de nuestros pueblos originarios. Lucha en defensa de nuestro planeta y el medio ambiente, Salud y educación. Por una nueva constitución.
Fujimori asumió el poder del estado con un programa contra puesto a todo germen de neoliberalismo por eso la votación popular lo erigió presidente de la República. El primer año de su mandato hizo solo una finta hacia la izquierda, mientras con la oligarquía y el agente de la CIA montesinos, ganaba tiempo. Perpetro el autogolpe imitando a Leguia y enseguida vino el gobierno más corrupto, anti peruano y criminal de nuestra historia. La oligarquía lo sabe, actúa por herencias, lo primero que había que hacer era desmontar, desprestigiar, asesinar, a las organizaciones populares, partidos, sindicatos y líderes diligénciales. Mintió al pueblo que le dio su confianza. Tuvimos un breve Paréntesis con Paniagua, periodo en que debía asentarse la transición democrática, pero se frustró. Toledo se comprometió a reparar el desastre pero contra toda predicción acabo continuando con las políticas neoliberales dejadas por el fujimontesinismo. Otra traición. Mintió al pueblo peruano. Alan García paseo prometió un “cambio responsable” devolver los derechos arrebatados a los trabajadores, poner coto a los desmanes financieros granjeados por la oligarquía y termino enfangado en la corrupción, y entregado a las transnacionales caracterizándose como un gobierno entreguista y vende patria. Repitió su voracidad egocéntrica negociando los intereses nacionales. Mintió doblemente haciéndose acreedor al repudió popular y al juicio que a nombre de la nación debe responder además por los crímenes cometidos.
Hoy estamos en la antesala del cambio, el pueblo peruano ha dado su veredicto en dos vueltas electorales. El pueblo peruano que ha luchado denodadamente para que eso sea cierto esta expectante. Esta avisado. Ha sido testigo del juego antidemocrático de los sectores oligárquicos que fueron derrotados y que hoy con el pretexto de la concertación nacional pretenden paralizar el programa de GP. Indigna presenciar las concesiones en ministerios claves a sus antagonistas recientes. No es difícil entender que con ese equipo será muy difícil poner las primeras piedras básicas sustentables al cimiento programático destinado a cumplir con las promesas establecidas y que harán posible implementar el cambio.
Todo proceso contiene su propio movimiento, que esta determinado por los dictados que la realidad histórica define, así como el movimiento de masas que debe imprimir a ese desarrollo su propia dinámica en cauce al cumplimiento de sus fines. ¿Estaremos ante el establecimiento de un nuevo piso del neoliberalismo en nuestra patria? Tal como reza la canción popular “Toda repetición es una ofensa” en nuestro caso hemos sido ofendidos demasiado y un mentiroso más seria inconcebible. En los próximos cien días se aclarará el panorama, será el fin de la incertidumbre. Tiempo en que nuestro pueblo no descansará fortaleciendo sus organizaciones así como los partidos integrantes de nuestra izquierda que deberán darán impulso a su unidad más férrea, fortaleciendo el frente único, al lado de nuestro pueblo, capaces de garantizar el proceso de cambios: “Un orden jurídico y económico no puede ser, en todo caso, la obra de un caudillo sino de una clase. Cuando la clase existe, el caudillo funciona como su intérprete y su fiduciario. No es ya su árbitro personal, sino un conjunto de intereses y necesidades colectivas lo que decide su política. El Perú carecía de una clase burguesa capaz de organizar un estado fuerte y acto”.
Tenemos que trabajar con la conciencia de nuestro pueblo dándole énfasis a la definición y sostenimiento de nuestra cultura identitaria nacional. La gobernalidad democrática debe implicarse en esta insoslayable tarea. La democratización de la cultura pasa fundamental mente por este requisito. El pilar de gobierno en el ámbito cultural tiene que ir más allá de la simple difusión de grupos artísticos, o en la propagación de las diversas formas de expresión, sean en danzas, teatro, música, literatura, pintura y otras expresiones. Difundir arte es correcto, lo importante, es cómo se llega, cómo se inserta, como los creadores están dispuestos a nacionalizar hacia el mundo sus expresiones. El cuadro prioritario de nuestros acervos tiene necesariamente que tomarse en cuenta, el mapeo y la creación de una política cultural que diseñe contenidos y prioridades tienen que dotarse de estrategias para avanzar en este terreno. El estado peruano no debe asumir la preservación y el desarrollo cultural como un negocio sujeto a engordar el burocratismo y la caja fiscal, Es un requisito vital asumir las expresiones culturales nativas que se desarrollan y se amplifican en nuestros pueblos como parte sustantiva del proyecto nacional, base de nuestra identidad nacional. Decíamos anteriormente, todo depende además: cómo se conceptúa el término cultura, dijimos, cultura es todo, técnicas, ciencias, lenguaje, costumbres ancestrales, folklore, etc., ese es uno de los ámbitos donde corresponde desarrollar caminos a la libre inclusión de nuestras identidades. Y la supuesta multipluralidad, de apariencia compleja, posee para su emplazamiento puntos programáticos que son sinónimos a todos los peruanos.
El otro aspecto esta relacionado a viabilizar la dicotomía entre tradición y modernidad. En un pasado reciente, a raíz de la vulgarización del término, globalización, sinónimo de la mundialización del capitalismo neoliberal, un sector de intelectuales confrontó estos conceptos oponiendo tradición contra modernidad o viceversa. Mariátegui nos decía: “No existe, pues, un conflicto real entre el revolucionario y la tradición, sino para los que conciben la tradición como un museo o una momia. El conflicto es efectivo sólo con el tradicionalismo. Los revolucionarios encarnan la voluntad de la sociedad de no petrificarse en un estadio, de no inmovilizarse en una actitud. A veces la sociedad pierde esta voluntad creadora, paralizada por una sensación de acabamiento o desencanto. Pero entonces se constata, inexorablemente, su envejecimiento y su decadencia. La tradición de esta época la están haciendo los que parecen a veces negar, iconoclastas, toda tradición. De ellos es, por lo menos, la parte activa. Sin ellos, la sociedad acusaría el abandono o la abdicación de la voluntad de vivir renovándose y superándose incesantemente”.
Hacer compatibles lo nuevo, en proceso de continuidad, partiendo de raíces culturales en permanente sincretismo, ha sido la practica social de nuestra patria, es lo que Arguedas llamo todas las sangres. El pluralismo es uno de los signos de nuestra época. Si se supera la escisión y las visiones excluyentes que la acompañan, nuestra identidad es una ventaja. Nos será posible construir la nación a partir de nuestra heterogeneidad. Las múltiples perspectivas sociales y las distintas fases de nuestra herencia plural seguirán enriqueciendo nuestro tejido intercultural. Hace algunos años, Max Hernández, nuestro celebrado Sicoanalista, en una de sus conferencias magistrales nos dejo en la memoria dos interrogantes y una afirmación: 1.- ¿Hoy es otro el rostro del Perú? 2.- ¿Nos reconocemos todos en el? Y, 3.- ¡Nuestra identidad es nuestra real historia!
A propósito del personaje de la novela Conversación en la Catedral del premio Nobel Mario Vargas Llosa,Santiago Zavala: “¡En que momento se jodio el Perú!” podríamos decir sin tapujos, que nunca se jodio. Nació, mal.
Hay quienes pensaban que la presencia del actual orden de acontecimientos determinados fundamentalmente por la gran revolución tecnológica y científica condenaba al ser humano al anonimato, negado, a toda posibilidad de identidad, era el fin de los estados nación, de las fronteras, el fin de las ideologías por consiguiente de las utopías. “Ideas tradicionales”, pontificaban los antagonistas.
Era además el triunfo del capitalismo y el fracaso del socialismo. Para algunos, solo quedaba vigente Marx. Lenin y el leninismo habían perecido. La lucha de clases, la obrera, las ideologías pasaron al desván de las obsolescencias y se admitían peyorativamente como expresiones nostálgicas de los viejos jurasicos para demonizarlos. Había que desaparecer signos, símbolos ideas del “pasado” Se pretendió mediante la Globalización antidemocrática someternos al imperio del mercado neocolonial y de la individualidad. Muchos adjuraron, unos se fueron a la pasividad en espera de tiempos mejores, otros renegaron y se fugaron al campo enemigo, otros convinieron, desde su intimidad en reconocer a la socialdemocracia como opción revolucionaria. Los augurios han pasado, nada de lo que pregonaron se ha dado. El gran capital imperial ha fracasado estrepitosamente y el socialismo, el sindicalismo clasista, la lucha de clases, el Marxismo-leninismo esta mas vivo que nunca.
“Por que la promesa de la vida peruana sentida con tanta sinceridad, con tanta fe y con tanta abnegación por próceres y tribunos, ha sido a menudo estafada o pisoteada por la obra coincidente de tres grandes enemigos de ella: los Podridos, los Congelados y los Incendiados. Los Podridos, han prostituido y prostituyen palabras, conceptos hechos e instituciones al servicio de sus medros, de sus granjerías, de sus instintos y de sus apasionamientos. Los Congelados se han encerrado dentro de ellos mismos, no miran sino a quienes son sus iguales y a quienes son sus dependientes, considerando que nada más existe. Los Incendiados se han quemado sin iluminar, se agitan sin construir. Los Podridos han hecho y hacen todo lo posible para que este país sea una charca; los Congelados lo ven como un páramo; y los Incendiados quisieran prender explosivos y verter venenos para que surja una gigantesca fogata. Toda la clave del futuro está allí: que el Perú escape del peligro de no ser sino una charca, de volverse un páramo o de convertirse en una gigantesca fogata. Que el Perú no se pierda por la obra o la inacción de los peruanos." (Basadre, Jorge. La Promesa de la Vida Peruana. Lima, Editorial Mejía Baca.)
Hoy vivimos jalonados por un rio democratizador, que se suman a nuestras demandas políticas y programáticas por asumir el poder, en la palestra de nuestras luchas hablamos y luchamos por Ecología, en defensa de nuestro planeta. Genero, por la real democratización de los derechos de las mujeres. Por la libre elección a las opciones sexuales. Por el Multiculturalismo inclusivo. El Concepto de identidad vive en la orden del día de las organizaciones populares de políticos y de intelectuales progresistas, ello nos obliga a un permanente estudio para acercarnos mas a nosotros mismos, uniendo todo lo que nos identifica en camino a cualificar lo diverso en el sentido peruanizador.
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