La probidad en el ejercicio político dista de ser un valor en las democracias precarias en las cuales reina las corruptelas, las sucias maniobras políticas y la venta de mil y una impunidades. Ejemplo de hombre probo y consecuente con sus ideas de izquierda fue Javier Diez Canseco, sociólogo y congresista en el Perú, lamentablemente fallecido el día de hoy. Su memoria queda intacta para quienes supimos apreciar su valía más allá de los disensos. He de recordar que los intentos de lapidarlo moral y políticamente se basaron en la mentira y cabildeo mafioso apro-fujimorista. Javier antes de fallecer obtuvo un mandato judicial a su favor limpiando su imagen pública y si no pudo retornar al Congreso fue porque estaba librando una batalla estoica y titánica contra el cáncer que iba minando su organismo. Por lo expuesto, nos sumamos a quienes hoy han convertido en el dolor de su pérdida en estímulo para bregar por una sociedad libre de las excrecencias aprofujimoristas, en buen motivo para seguir transitando en pos de un mundo mejor, libertario y justiciero.
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