Reportaje efectuado en el año de 1945, por el joven periodista Guillermo
Rouillon Duharte a Anna María Chiappe, a la sazón Concejal de la
Municipalidad de Barranco, precisamente, a 15 años del fallecimiento de su esposo José Carlos Mariátegui.
El presente documento es cortesía de Guillermo Yucra Moreno, editor del
libro: *Mariátegui, suscitador de peruanidad*; derechos reservados de
Armida Picón Vda. de Rouillon e hijos.
libro: *Mariátegui, suscitador de peruanidad*; derechos reservados de
Armida Picón Vda. de Rouillon e hijos.
En el apacible balneario de barranco donde
vivieran: Gonzales Prada, José María Eguren, Abraham Valdelomar, Juan Parra del
riego y otras figuras de nuestras letras, se domicilia la señora Ana María,
quien desde la desaparición de su esposo instalara en esa ciudad la librería
“Minerva” para sostener y dar educación a sus cuatro hijos.
Tanto la aptitud como la vida de esta
admirable y extraordinaria mujer
consagrada a la obra de José Carlos hacen que el Perú y su pueblo de
hallen en deuda. A ella se debe que se prolongara la existencia de ese gran
Apóstol. Que fuera orientador de un gran destino del hombre en nuestra patria.
Esa dedicación la reconoció Mariátegui, quien la exaltó diciéndole: “La vida
que te falta es la vida que me diste” en este verso –de un poema en prosa– se
resume la intensa comprensión espiritual y la identificación de estos dos seres
de resonancia anchurosa en la historia de la República.
Nadie puede olvidar que esta heroína de
ejemplar sacrificio alternó el trabajo, la crianza de sus hijos y la labor de
escribir la vida y creación del ilustre agonista. Su valentía y su inflamado
amor a la obra de su amado esposo ha salvado para bien del pueblo y del país,
grandes e invalorables documentos inéditos que las nuevas generaciones
recibirán con la biografía titulada “Diez años al lado de José Carlos Mariátegui”
que pronto aparecerá. En sus páginas están las horas más interesantes de esa figura
sin precedentes en el Perú.
Frente
a Ana María de Mariátegui
Tan pronto nos enteramos de la labor que como
Concejal de la Junta Transitoria de la Municipalidad de Barranco desarrolla la
señora Mariátegui, fuimos a visitarle
con el propósito de brindar sus opiniones
a nuestros lectores. La hallamos en la librería “Minerva” de esa Balneario del
Sur. Solo cuando sospechó la misión periodística que llevábamos quiso
convencernos de que sería
infructuosa nuestra acción. Es muy
modesta: procuró en todo momento no dar ocasión
para aparecer como personaje destacado.
Al preguntarle sobre el tiempo que vivía en
Barranco, nos manifestó que hacia alrededor de 9 años
–¿Y con qué
objeto vino a este balneario?
–“Fue para abrir este establecimiento que es
sucursal de la librería “Minerva””.
Una
mujer al servicio del pueblo
–¿Sabía de
antemano sobre su designación como
Concejal? inquirimos.
–“No: ni siquiera
sospechaba de tal nombramiento”
–¿Cómo la
notificaron?
–“Un jovencito amigo
de uno de mis hijos paso en la tarde por mi casa y me dijo que había visto mi nombre en la
lista de concejales. Me figure que capas había seria otra persona con mi mismo
apellido. En la noche halle debajo de la puerta una nota que me convenció que
no sé había equivocado”.
–¿Aceptó de inmediato
Ud.?
–“Requerida en esa
forma no tuve más, que hacerme cargo de
mis funciones”.
–¿Qué puesto
desempeña en la Municipalidad?
–“De Inspectora de Subsistencias”.
Grandes
obras se harán
–¿Podría decirnos
algo sobre su labor?
– “Mi labor es de
cooperar a la obra de conjunto que viene desarrollando la Junta Transitoria de
esta Municipalidad que tiene la suerte que la presida un alcalde tan amplio y
comprensivo”.
Insistimos
en que nos dé detalles de sus planes y trabajos que realiza:
– “Uds. –nos responde
la señora– saben que si no hay dinero es muy
poco lo que se puede hacer en relación con el bienestar de un pueblo.
Actualmente hemos pedido apoyo en este
sentido al Gobierno; en caso de no recibirlo estamos decididos a levantar un
empréstito con una empresa particular. Nuestra
primera tarea –agrega– es tratar de solucionar la carestía de los
artículos de primera necesidad para lo cual la Municipalidad adquirirá éstos y
los ofrecerá a los pequeños comerciantes a precios de costo salvando los
obstáculos de problema de transporte. Con esta medida se abaratara la vida.
También hemos acordado que cuando el Frigorífico no pueda satisfacer la
necesidad de esta población se beneficiaran en esta localidad las reses con el
fin de cubrir la demanda de los consumidores. Muy pronto se construirán barrios
para los empleados y obreros”.
–¿Qué medidas se han
tomado en pro de la asistencia social?
–“Con respecto a la asistencia social se ha
empezado a construir locales cerca del Parque Confraternidad –o sea del lugar
donde está ubicada la laguna– donde los niños podrán desayunarse y tomar lunch-.
En estos refectorios funcionará un dispensario que controlará el peso, el
desarrollo mental y físico del niño”.
La
mayoría de nuestras mujeres aun no tienen conciencia de su misión
–¿Su opinión sobre la
mujer?
–“La mujer peruana
tiene capacidad, pero no está preparada porque no se le da la oportunidad. No
se preocupa por el desarrollo de su personalidad por el complejo de
inferioridad que le oponen en todo momento y que muy pocas son las que salvan
de este obstáculo. A nuestras mujeres –nos dice– no se les da los conocimientos
que requieren de acuerdo con el siglo en que vivimos”.
–¿Cuál cree usted que
sería la salida como paso inicial para
la solución de este problema?
–“Estimo que el
problema es bastante complejo, pero opino que sería una medida acertada
orientar a las mujeres sobre su responsabilidad frente a la vida. Prepárense
para que ha base de cultura sean buenas colaboradoras de sus esposos y
excelentes madres de familia. Además, es necesario crear instituciones que
culturicen a las mujeres, pero evitando que las orientadoras sean señoras
ajenas a los problemas del pueblo”.
José
Carlos Mariátegui y sus proyecciones
–¿Díganos señora: se
inspira Ud. en la obra de Mariátegui?
–“Mi respuesta está
en que he consagrado mi vida a él. Considero que José Carlos no solo me
pertenece a mí, sino también a todo el pueblo. Esto lo comprendí desde cuando
estaba de novia; en cierta ocasión con motivo de brindarle una fotografía le
escribí la dedicatoria expresándole lo siguiente: “Mi cariño a Mariátegui y mi admiración para el hombre”. Se puede comprobar
que apreciaba su valor. Poseía una extraña intuición. Estaba segura que el
porvenir nos deparaba a José Carlos como a mí: luchas, angustias, tragedias y
que los momentos de felicidad serian regateados. Para terminar debo
declarar que desde que conocí a mi
esposo no he dejado de seguir sus ideas intensamente humanas”.
Mientras Ana María conversa, vibra de emoción
ante el recuerdo del más grande agonista que ha dado el Perú al mundo. El
movimiento de sus manos y de sus ojos le
dan profunda expresión de ternura. Es una madre que no solo cuida de sus cuatro
hijos sino también de todo el pueblo peruano a quien considera sangre de su
carne.
Y como Mariátegui no
ha muerto como todos los muertos de la tierra, ella lo espera y, día vendrá en
que todo el pueblo lo llevará donde Ana María en lo más recóndito de su alma.
* Reportaje publicado el jueves 27
de diciembre de 1945, bajo el título original que en la presente edición se le
asigna. Véase: Periódico Jornada, año
II, n° 229, Lima, p. 3. (Nota del editor)
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