Sierra Montenegro, Toribio. Obrero Gráfico, propagandista y organizador sindical. «Era de
regular estatura y tez blanca», así lo describió su compañero Julio
Portocarrero. Participó en la fundación del colectivo libertario «Luz y Amor»
en el Puerto de El Callao el año de 1911 al lado de Emilio Costilla Larrea y
Héctor Merel. Portocarrero refrenda la amistad que hubo entre Sierra y su
compañero Costilla, pero deja dudas razonables cuando afirma que: «No le daba
importancia al movimientos sindical», toda vez que no se explicaría los cargos
para los que fue elegido durante los movimientos obreros adheridos a las
tácticas de la llamada «acción directa»
auspiciadas tanto por las corrientes anarcosindicalistas como por las
sindicalistas revolucionarias.
Secretario General de la Federación Gráfica del Perú. Su vinculación
con el grupo libertario «Luchadores por
la Libertad» era ya visible el año de 1914. Su colaboración periodística intitulada
«Impresiones» y publicada en La
Protesta versó acerca de las condiciones de trabajo en la hacienda «El
Naranjal» en Lima. Le siguieron otros artículos de su autoría publicados en el
mismo medio periodístico, que fue el más importante vocero anarquista de su
tiempo. Para entonces, ya era un conocido líder obrero; lo evidencia su participación
como orador de fondo en el Teatro Mazzi con motivo de la conmemoración del 1º
de mayo de 1914 y en el homenaje a Francisco Ferrer Guardia, organizado por la
Unificación Obrera Textil Vitarte, el 17 de octubre, y en el homenaje a los
mártires de Chicago, en noviembre del mismo año. Más de una crónica sindical
menciona sus dotes de orador y polemista.
En 1915, viaja a Huacho en calidad de propagandista y organizador
sindical. En 1917, se integra al grupo ácrata «Luz y Amor». En 1918 publicó su
relato pedagógico libertario intitulado «Lógica de la impiedad», una crítica a
las concepciones socialdarwinistas muy difundidas por esos años. Participa como
dirigente intergremial durante la huelga por la jornada de las 8 horas. El 12
de enero de 1919, es elegido Secretario de Actas del Comité de Huelga. Participa
al lado de Octavio Cárdenas y Manuel Zerpa de la iniciativa de editar El Obrero Gráfico a partir de octubre
como vocero de la Federación Gráfica del
Perú. En octubre los dueños de imprenta desconocieron
a la Federación Gráfica del Perú y su pliego de reclamos. El periódico Prensa
Unida responsabilizó a Sierra como el principal fabricante de sindicatos y
huelgas. Replicó desde las páginas del Obrero Gráfico a sus acusadores: «En
cuanto que soy promotor de huelgas eso es una mentira, las huelgas no las
promuevo yo, sino el hambre, la necesidad imperiosa del ser humano que quiere y
debe vivir como un hombre civilizado. En cuanto a que soy propagandista del
sindicalismo, esto es verdad, porque comprendo que por medio de esta
organización el obrero podrá conseguir su mejoramiento económico y su elevación
moral y clasista. No solo soy propagandista del sindicalismo, sino de ideales
más avanzados de mejoramiento de reforma social.»
Hacia 1921se distancia del anarcosindicalismo. Publica el artículo «La
Política» en Armonía Social núm. 6
de febrero del mismo año, en donde asume la política obrera, en base a la
experiencia de la revolución rusa frente a los ataques del anarquismo y
anarcosindicalismo. Adhiere a la «política maximalista» que cree diferente y
opuesta a la «política burguesa». Cofundador de la Sociedad Editora Obrera «Claridad».
En 1926 ocupó el cargo de Secretario General de la Federación Gráfica
del Perú y participó en la campaña pro-abolición de la ley de conscripción
vial, por lo que fue detenido al lado de Amador Larrea a fines de marzo. Fue enviado,
en octubre del mismo año, a la isla San Lorenzo y liberado por presión
sindical. En 1927, concurrió al II Congreso Obrero Local, organizado por la
FOL, en calidad de representante de la Sociedad Editora Obrera «Claridad». A
mediados de junio fue detenido y deportado a Panamá, por su supuesta
participación en un «complot comunista». En 1931 participó como candidato a una
diputación por El Callao integrándose a la Célula Parlamentaria Aprista. En
1932 participó en la lucha política regional en el norte del país, pero al
igual que Enrique Ávila se opacaron en dicho proceso al decir del historiador
Jorge Basadre. Durante la sesión del 19 de septiembre cerró filas con la
izquierda parlamentaria a favor de la abolición de la pena de muerte, al lado
de: Alberto Arca Parró, Luciano Castillo, Hildebrando Castro Pozo, Saturnino Vara Cadillo y Luis Velasco Aragón. En
1933, en sociedad con Enrique Ávila sustentaron una moción en la Cámara de
Diputados a favor de la elevación a garantía constitucional del derecho de
asociación: «…para que el Estado garantice y apoye a las Federaciones y
Estatutos de Empleados, Obreros, Campesinos y Profesionales, siempre que tengan
por finalidad su reivindicación económica y la defensa de sus derechos, y a
todas las Sociedades de Previsión Social, Cajas de Ahorro, Montes de Piedad y
Cooperativas de Consumo.» Recogieron sus inquietudes y demandas los artículos
44 y 45, del Capítulo I dedicado a las Garantías Nacionales y Sociales de la
Constitución aprobada el 29 de marzo de 1933.
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