VALLEJO DESDE CUBA

Alex Pausides es un poeta cubano extraordinario nacido el 24 de marzo de 1950. Sus poemas han sido traducidos al inglés, francés, ruso, italiano, alemán, portugués. Actualmente es vicepresidente de la Asociación de Escritores y coordinador del Festival Internacional de la Poesía de La Habana y del Proyecto Cultural Sur. Ha publicado, entre otros: Ah mundo amor mío (1978), Aquí campeo a lo idílico (1978), La casa del hombre (1995), Elogio de la Utopía (1997), Llaman desde algún sitio feliz (1998), Pequeña Gloria (2000). He aquí un poema inédito inspirado en César Vallejo, gracias al poeta Oscar Limache, "Embajador de la cultura peruana en Cuba".


Hablando con la lluvia un día de fuego

I

Piedra blanca
La última vez que vi a César Vallejo
fue un jueves de abril de 1938
venía con el mundo en las manos
a cada rato entraba al pecho
y se acostaba en la tierra con vallejo
y le decía no mueras te amo tanto
y bajo el delirante aguacero
blandía su corazón como una espada
aún lluvia Vallejo sobre el mundo
ojo arrasado que no escampa

II

Los platos dislantes
Pero cómo ibas a probar siquiera tales
[platos distantes sin ternura
si el sírvete dulzón te atrista el paladar
y se agrisan en la espera las verduras
Qué hambre hermano qué patada colosal en
[el estómago sin lindes
y el amor tremolante como un pendón
Hueso clavado en la víscera
flauta fina donde el dolor alza su llovizna
pero contra cómo iba a ondear tranquilo
[este muchacho
con la madre triste como una res en la
[talanquera
sin entrarse al pecho y escurrirle un zumo
-el único zumito que tenía-
alargarle algún pañuelo al horizonte
pronta la navaja rajando las derrotas
o morirse de una vez sin jueces sin pan sin
[más testigos
camino que desemboca en ese ojeroso
[amanecer
Húmeda boñiga la tristeza nieto rafagoso del
[delirio
Caramba se atollan viejo los dulces fieros
[pájaros
de pulsarnos la entraña en tu alambre
[tensísimo

III

vallejo andaba con un pan al hombro
y qué hambre
vallejo vivía con la vida en la mano
y qué muerte
vallejo dolía bálsamo en la férula
y cuánta sangre en el saludo
al borde bélico del sena
y encima de aquel hombre
qué niño qué cadáver

IV

La poesía me viene de los siglos
Pasa por mi cuarto con su lámpara
[legendaria
Ah eres tú abraham
vete bien buen viaje
los yaravíes están encabritando la tristeza
empujan contra el águila un cóndor
[poderoso
y las llamas dejan ya de ser tan melancólicas
Si escuchas a antonio por ahí dile
que a veces paso por su olmo y florece
que se arregle bien la ternura el campanario
la fuente los cantares
pronto el barco zarpará y no debe andar
tan desnudito por esos mares de dios
Dale una palmada al mambí
sóbale un poco el corazón
en ese sitio en el que lino el alma el exilio la
[viruela
le empaparon de espuma unos zapatos
para que pilar se los diera
a una niña enferma y pobre
y adonde la vida lo abocó a la plenitud
entre el machete dos ríos
y el caballo corriendo hacia el abismo
revísale el pecho que la brisa dio de canto
y lo golpeó mucho
tanto como para dejarlo dormido medio siglo
el me trae un manojo de versos y repúblicas
y un puñado de semillas
y un arroyo limpio creciendo entre las lomas
úntale la flor que lleva al viento
Váyale bien mi viejo
esta mañana comemos mucho en su cuchara
al borde feliz del desayuno
pero eso sí vallejo póngase
un pan enorme en su hambre
en el frío un abrigo
en sus mundiales ganas de amar una mujer
un viernes de pasión un asno
un mapa de españa algún mendigo
alguna cosa en que seguir creciendo
llénese la amistad de amigos
la eternidad se lo pide de todo corazón

V

hablando con la lluvia un día de fuego
Lluvia verde que sepultas a vallejo no lo creas
no se marchó de parís con aguacero
como dicen que dijo un día de fiebre
se quedó en la tierra al frente de su pecho
empujando con su llaga oxigenada
el fuego el pan repartido
en pequeñas patadas colosales y tiernas al
[mendigo





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