jueves, 21 de abril de 2011

Proceso del Populismo

 
La Esperanza del Pueblo y el Voto Nulo
Comentario Nº07
 
 
INTRODUCCION AL PROCESO DEL POPULISMO
(17 de abril de 2011)
Por Miguel Aragón
 
Edgar Bolaños en su comentario del día 07, (ver más abajo Comentario Nº 03) nos recuerda que "La ciencia estudia fuerzas y tendencias en cada proceso más allá de nuestros deseos".
 
Para que no quede duda alguna, reafirma "Y ese es precisamente  el punto: realidad objetiva"
 
Para responderle en esta tribuna de exposición, debate y agitación,  no vamos a repetir in extenso  todo lo que hemos venido escribiendo  al respecto  en otros artículos ya divulgados, y vueltos a reenviar bajo el título de "análisis concreto de la situación concreta". No podemos abusar tanto de este breve espacio, ni de la atención que nos brindan algunos pocos lectores.
 
No obstante, esforzándonos por hacer una breve síntesis, repetiremos lo siguiente:  
 
Para nosotros, la contradicción principal en la sociedad peruana es la contradicción entre el pueblo  y la clase dominante. No reconocemos con ese mismo carácter a la contradicción "entre la nación peruana y el imperialismo, principalmente norteamericana", como equívocamente repetíamos en el pasado, cuando en nuestros años juveniles militábamos en el comunismo peruano. Tampoco reconocemos con ese carácter de contradicción principal "la contradicción entre los nacionalistas y los neoliberales", que ahora es la única  contradicción, de la cual se habla en las filas de la "izquierda" peruana. Incluso no han faltado, quienes consideran que "la contradicción principal es con el fujimorismo".
 
Siendo esa la contradicción principal, es decir, entre el pueblo peruano y la clase dominante, reconocemos que no es la única contradicción. La sociedad peruana siendo tan reducida en población, con escasamente 30 millones de habitantes (menos de 1/7 de la población del Brasil, por el Este; y menos de 1/40 de la población de China, por el Oeste), la sociedad peruana, como toda sociedad    está formada por "un mar" de contradicciones internas.
 
En el campo de la clase dominante hay un sin número de contradicciones secundarias, ya sean por  el tipo de actividad empresarial a que se dedican (banca, comercio, agricultura, industria, etc), ya sea por el tipo de relaciones de dependencia con el capital extranjero (dependientes del capital norteamericano, del capital europeo, del capital japonés), ya sean por la orientación  política, etc.
 
Una de esas contradicciones secundarias dentro de la clase dominante es la existente entre la tendencia de restauración populista, y la tendencia del continuismo neoliberal.
 
El populismo se implementó en el Perú desde el golpe de estado dirigido por los generales Pérez Godoy- Lindley en junio de 1962, hasta el autogolpe del 5 de abril de 1992 dirigido por Alberto Fujimori,  su expresión legal fue la Constitución populista de 1979, que sintetizó los fundamentos del Estado benefactor.
 
El neoliberalismo  que se implementó desde el  mencionado golpe de estado de 1992,  y sancionado en el Referendo de 1993, se sigue aplicando hasta el presente, y se seguirá aplicando en el futuro (independientemente que Humala o Fujimori salga elegido presidente), hasta que  la clase dominante considere necesario un nuevo golpe de estado, o cuando el pueblo instaure un nuevo poder. La expresión legal del neoliberalismo es la Constitución neoliberal de 1993.  
 
Queda claro que en el Perú todo cambio, más o menos significativo, para afianzar a la clase dominante en el poder, incluido el cambio de Constitución, tiene que hacerse vía golpe de estado, sino revisemos en qué condiciones se establecieron las nuevas constituciones de 1920, 1933, 1979 y 1993. Todas fueron "hijas" de un golpe de estado previo, y no "madres" de los mismos. O dicho más simple, primero es el golpe de estado, y después la nueva constitución.
 
 Por simple analogía  comprendemos que una nueva constitución impuesta por el pueblo y para el pueblo, como la que aspiramos todos los socialistas peruanos,  solamente será resultado de la previa instauración de un nuevo poder, y no antes.
 
La consigna tan manoseada de  "convocar Asamblea Constituyente", que algunos despistados han agitado en los últimos meses, la consideramos "puro cuento",  para entretener a niños ingenuos.  Acaso no se han enterado que las primeras constituciones burguesas (norteamericana, francesa, o de algún país sud americano) fueron posteriores, y no anteriores a las respectivas revoluciones. Acaso no se han enterado que las primeras constituciones  socialistas (rusa, china, o cubana) fueron posteriores, y no anteriores a las respectivas revoluciones socialistas en esos países.  
 
Por otro lado, otras de las  contradicciones secundarias de nuestra sociedad, son las existentes entre nosotros, dentro del campo del pueblo peruano. Por lo mismo que el pueblo está formado por más del 95% de población (por más de 28 millones de personas), el pueblo es un campo donde existen gran número de contradicciones internas, pero todas son secundarias con respecto a nuestra contradicción principal con la clase dominante.
 
Lo que nos debe unir dentro del campo del pueblo, por encima de nuestras diferencias particulares, es nuestra lucha contra el enemigo común, es decir nuestra lucha contra la clase dominante peruana.
 
Con motivo de las últimas elecciones,  hay quienes consideran que el populismo es parte del pueblo, reconociendo ellos que no lo consideran revolucionario, afirman que es una tendencia "reformista",  y nos dicen que es una variante de la "izquierda democrática". Pero  no se toman el trabajo de explicar que el populismo ya estuvo en el poder en el Perú; que su orientación económica y política ya se aplicó, con nefastos resultados,  durante treinta años,  entre 1963 y 1992;  que sus principales representantes políticos fueron el Partido Acción Popular, el Partido Popular Cristiano, la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), y las Fuerzas Armadas Populares (Velasco - Morales).
 
Y si bien, esos grupos políticos y militares se turnaron en la administración del gobierno, quienes realmente estuvieron en el poder, durante  esos treinta años, fueron los mismos dueños de los bancos, de las empresas comerciales mayoristas, y de las empresas mineras, que ya estaban en el poder antes de 1963.
 
Y siguen siendo  los mismos  que continuaron en el poder después de 1992, y que continúan  hasta el presente. Es decir, quien estuvo en el poder durante esos treinta años de predominio del populismo fue  la clase dominante peruana, la misma clase que actualmente sigue en el poder, con el único cambio superficial que hace 20 años  abandonaron su careta populista, para aplicar  ahora el neoliberalismo.  
 
O tal vez ocurra, que algún socialista entre las filas del pueblo, esté pensando  que los grupos familiares Romero, Brescia, Benavides, fueron afectados en lo más mínimo por la política populista. Alguien puede dudar que en ese periodo ellos se hicieron más ricos que antes.  
 
Bueno es recordar que la reforma agraria de 1969 se impuso  en cumplimiento de las orientaciones continentales de La Alianza para el Progreso, y por necesidad de  los grandes propietarios de la tierra latifundaria; que la nacionalización de los pozos de petróleo de la Brea y Pariñas se implementó a pedido de la misma  IPC, empresa que recibió una jugosa compensación por la venta de los mencionados pozos; que la creación del Banco de la Nación se hizo para atender los reclamos de los propios dueños de los Bancos privados; y así sucesivamente, podríamos ir señalando cuales fueron las características del largo  periodo de sucesión de los gobiernos de orientación populista (1962-1990), que cumplían fielmente las orientaciones de la CEPAL, inspirada en las orientaciones del economista Keynes, artífice de la política del Estado benefactor, aplicada  desde 1930 hasta 1980 en la mayoría de países capitalistas.   
 
Y esa vieja orientación económica y política, que llevó a la sociedad peruana  a la más grave crisis de su historia republicana entre los años 1975 y 1992,  periodo de hundimiento y bancarrota, es la misma orientación que ahora nos ofrecen envuelta en papel celofán, como si fuera una política "reformista", "renovadora", para "la gran transformación".
 
Le agradecemos muy sinceramente al Dr. Félix Jiménez, jefe "formal" del Plan de Gobierno del Partido Nacionalista Peruano, por haber publicado horas antes de las elecciones del domingo  10 de abril, un comentario  en la página de Actualidad Económica del suplemento Domingo del diario La República.
 
Bajo el muy significativo título de El retorno del Estado promotor del desarrollo,   Jiménez, como quien  confiesa en la intimidad sus reales intenciones, propone lo siguiente: "El Banco Mundial llama la atención sobre la necesidad de introducir ajustes en las políticas públicas fortaleciendo la capacidad del estado , tanto por el lado de su rol promotor como por el lado presupuestal o de los recursos indispensables  para hacer realidad los objetivos de dichas políticas", y agrega "Se le asigna entonces al Estado la responsabilidad de cambiar el estilo de crecimiento: consolidarlo en el marco de un desarrollo más incluyente" 
 
Como principal medida práctica, el Dr. Jiménez propone "La introducción de ajustes en las políticas públicas exige, por lo tanto, elevar la presión tributaria, y esto no se puede hacer sin eliminar el carácter regresivo del sistema tributario. La reforma tributaria es una necesidad" (Suplemento  Domingo, del diario La República, domingo 10 de abril, pag. 13)
 
Nos preguntamos ¿a qué Estado se refiere el Dr. Jiménez?, y ¿qué estado demanda que  retorne? Acaso se está refiriendo a "un nuevo estado", como el que proponemos los socialistas.
 
¡ No señores !, se está refiriendo al viejo, obsoleto y anacrónico Estado peruano, que fue un  estado feudal durante el siglo XIX, y continuó como estado burgués a lo largo del siglo XX, estado que vive parasitariamente del trabajo del pueblo peruano por cerca de doscientos años. Y para fortalecerlo, el Dr. Jiménez  propone "elevar la presión tributaria", es decir ¡Más Impuestos!.
 
El pueblo peruano demanda un cambio, pero un cambio hacia adelante, el Cambio Social; y no un cambio hacia atrás como pretenden los populistas. La Esperanza del pueblo no es restaurar el populismo, viejo conocido nuestro.
 
Nos hemos preocupado por ser lo más breves posibles, apretando ideas,  para exponer nuestra opinión "sobre las fuerzas y tendencias" que nos reclama Edgar Bolaños. Para continuar debatiendo sobre el mismo tema, ahora esperamos que él exponga su propia opinión sobre las "fuerzas y tendencias" en el actual proceso. Para llevar adelante un debate serio por lo menos tienen que exponerse  dos posiciones, y salir del limbo de las evasivas.
 
Agradecemos muy sinceramente a Bolaños que nos ubique en el campo de los "revolte". Ya estábamos preocupados porque otros críticos ubicados en el "izquierdismo de gabinete"  nos consideran en el campo de los reformistas.
 
Totalmente de acuerdo, con Bolaños "El revolucionario combate el orden social, sus instituciones y sus crímenes, codo a codo a los trabajadores en sus diversas manifestaciones de descontento".
 
Por eso mismo, no pensamos votar apoyando al candidato de la burguesía Ollanta Humala. Tampoco pensamos votar por la candidata Fujimori. No lo hicimos el año 1990, cuando Fujimori con el apoyo de  la "izquierda" peruana  se enfrentó al derechista Mario Vargas, y con mayor razón, no lo haremos ahora. El año 1990 ejercimos nuestro derecho al Voto Nulo, y en estas elecciones presidenciales persistiremos en el Voto Nulo, como una manera de afirmar la autonomía del sector más consciente del pueblo con respecto a la política burguesa.
 
Somos pocos, es cierto, pero somos. No nos ponemos a la cola de las organizaciones políticas de la burguesía. No apoyamos a Fujimori el año 1990, no apoyamos a Toledo el año 2000 y 2001, y tampoco apoyaremos a Humala el 2011. En la comedia de la política criolla peruana, ese    papel rastrero se lo dejamos a la "izquierda" peruana, tan despistada como el año 1919, cuando apoyaron al "gobierno revolucionario" de Augusto Leguía, que venía de dar un golpe de estado contra el gobierno de Pardo, último exponente del viejo  partido civilista.
 
 
 
COMENTARIO Nº03 De Edgar Bolaños – 07 de Abril

--- El jue 7-abr-11, Cuatro Atletas del Apocalipsis y un pastorcito <edboma3@gmail.com> escribió:
 
De: Cuatro Atletas del Apocalipsis y un pastorcito <edboma3@gmail.com>
Asunto: [TacnaComunitaria] VOTO DIGNO = VOTO VICIADO
A:
perunuevo2020@yahoo.com.mx

Fecha: jueves, 7 de abril de 2011, 20:05
 
Miguel Aragón a nuestra PREGUNTA y respuesta, publicada el 06 de Abril, opone su llamado al Voto Digno. Su réplica destila un sentimiento adquirido en el curso de las últimas décadas: "Los socialistas que hemos tomado conciencia de esta ilógica lógica no tenemos porque seguir al pueblo engañado y manipulado, sino Votar Nulo…" (Preguntamos en voz alta: ¿por qué el pueblo es manipulado y engañado?) Nuestro camarada sabe perfectamente que el socialismo es ciencia pero también es emoción. Un sentimiento espontáneamente jamás podrá llegar a ser ciencia. La ciencia estudia fuerzas y tendencias en cada proceso más allá de nuestros deseos. Lenin, estudiando a Hegel, concluía que "la dialéctica de las cosas produce la dialéctica de la ideas, y no a la inversa."[1] El subjetivismo, muchas veces sin darse cuenta, pretende que la "dialéctica subjetiva" produce la dialéctica de las cosas. Nuestro comentario trata de tendencias en las elecciones 2011. No trata de cómo piensa fulano o mengano sino de cómo actúan las fuerzas sociales en el proceso en curso. El marxismo estudia las relaciones y tendencias de las fuerzas sociales. No pierde el tiempo en suposiciones ni especulaciones sobre el cómo deberían actuar. No se anticipa a las síntesis, a las transacciones, que sólo pueden operarse en la historia real. "La dialéctica –acotaba Lenin a Hegel– no está en el entendimiento del hombre sino en la realidad objetiva."[2] Y ese es precisamente el punto: realidad objetiva.

Veamos, de otra parte, que es el VOTO DIGNO, que nos trata de vender el vecino de Santiago de Surco, el mismo lo aclara, es el voto nulo. Y el voto nulo es el voto viciado. El voto nulo es un voto mal ejecutado en una elección. Un voto nulo puede ser accidental o intencional. Si es intencional es un voto de rechazo. Votar viciado es una forma de manifestar nuestra indignación, el descontento, la rabia contenida contra el stablishment. El Révolte arroja lágrimas de pedro[3] o garabatea la cédula de sufragio. El revolucionario combate el orden social, sus instituciones, sus injusticias y sus crímenes, codo a codo a los trabajadores en sus diversas manifestaciones del descontento.

Pero, dejemos en la palabra a Miguel Aragón:( Ver Comentario Nº 02, más arriba)

[1] Lenin, Cuadernos Filosóficos, Pág. 186

[2] Lenin, Cuadernos Filosóficos, Pág. 189

[3] "El pueblo se defendió lanzando sobre la tropa lágrimas de San Pedro, (vulgo piedras)". Ricardo Palma
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Publicado por Cuatro Atletas del Apocalipsis y un pastorcito para
TacnaComunitaria el 4/07/2011 06:05:00 PM




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Luis Anamaría http://socialismoperuanoamauta.blogspot.com/
http://centenariogeorgettevallejo.blogspot.com/
http://socialismoperuano.blog.terra.com.pe/
cel 993754274

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