¡ PERO MAS PERUANOS
QUE BOLSHEVIQUIS O MAOISTAS !
El carácter de la Revolución Peruana es
un punto diferencial no solo entre Mariátegui y la Internacional
Comunista sino aún entre éste y Haya de La Torre, Izquierda Unida y Sendero
luminoso, que el compañero Eduardo Ibarra aborda en su artículo que comento.
No ha trascendido mucho, pues casi ningún texto lo
señala, la obvia diferencia entre la Revolución para América Latina, planteada
por el VI Congreso de la Internacional Comunista (la misma que centralmente
debía luchar contra el feudalismo y las formas precapitalistas de explotación y
por el desarrollo consecuente de la revolución agraria por un lado, y contra el
imperialismo extranjero y por la independencia nacional, por el otro),
reflejada en la I Conferencia Comunista latinoamericana, de Buenos Aires, de
Junio de 1929, cuya transición a la dictadura del proletariado era posible, por
regla general, solamente a través de una serie de etapas preparatorias, como
resultado de todo un periodo de transformación de la revolución
democrático-burguesa en revolución socialista, y la planteada por Mariátegui,
que era la Revolución Socialista.
LA REVOLUCIÓN “PERUANA” DE MA-KIA-TE-JI
Pese a ello existen estudiosos compañeros que se
esfuerzan en encontrar similitudes entre
los caminos revolucionarios de Mao y de Mariátegui y plantean que :
“2. Mariátegui consideró que la revolución
peruana es una revolución socialista con dos etapas” (Eduardo Ibarra.
“Radiografía de un Confusionista”).
…“pues, por un lado, el socialismo,
efectivamente, supone, antecede, abarca la revolución democrática, y supone,
antecede y abarca la revolución democrática, porque la dirección del
proletariado en esta revolución es el factor que garantiza su transformación en
revolución socialista proletaria
…“Cuando
decimos “revolución de nueva democracia”, indicamos la primera etapa de dicha
revolución y su perspectiva histórica. Y cuando decimos “revolución
socialista”, indicamos su segunda etapa con prescindencia absoluta de la
primera. Pero si dijéramos que la revolución peruana es una “revolución
socialista con dos etapas”, estaríamos denominándola teniendo en cuenta
precisamente su proceso general”…” sin menoscabo de la diferencia entre su
etapa democrática y su etapa proletaria” (Eduardo Ibarra ““Mao y
Mariátegui”, 07/10/02)
Añadiendo :
“Pero Pérez borra de un plumazo el
entrelazamiento de las dos etapas de la revolución peruana: “el carácter
Socialista y no Nacional Democrática (solo antiimperialista y
antifeudal) que éste [Mariátegui] diese (sic) a la Revolución Peruana”.
De este modo tergiversa la teoría mariateguiana acerca del carácter socialista
con dos etapas de nuestra revolución” (Eduardo Ibarra. “Radiografía de un
Confusionista”).
Habría que reconocer hasta aquí, que estos últimos
compañeros esbozan con bastante didáctica la mejor conclusión a la que el
movimiento socialista peruano llegó sobre la Revolución Socialista de
Mariátegui, bajo la profunda influencia que ejerció sobre este movimiento el
“maoísmo” (entendido como la copia y aplicación mecánica de la estrategia de la
Revolución China a nuestra realidad concreta). Pruebas al canto.
Tal y como señalamos líneas arriba, ellos basan el
desarrollo de este tema en sus propios textos (“Mao y Mariátegui”, 07/10/02),
en los cuales tratan de “la relación
entre el pensamiento de Mao y el pensamiento de Mariátegui”…”pero solo en el marco de la teoría maoísta
de la revolución china y la teoría mariateguiana de la revolución peruana,”…
Para esto suelen citar reveladoramente el “Informe en el II Congreso de toda Rusia de
las Organizaciones Comunistas de los Pueblos de Oriente”, 22 de noviembre
1919, de V.I.Lenin :
…”apoyándoos
en la teoría y la práctica comunes a todos los comunistas, debéis saber aplicar
esa teoría y esa práctica, adaptándoos a condiciones específicas que no se dan
en los países europeos; a condiciones en las que la masa fundamental la
constituye el campesinado, y la tarea a resolver no es la lucha contra el
capitalismo, sino contra las supervivencias del medioevo”.
¡Ojo que Lenin se refiere a los pueblos de
Oriente!.
A continuación nos señalan que “En el parangón” (NOTA MIA : el paralelo
entre Mao y Mariátegui, que es el objeto del ensayo de Ibarra a que nos
referimos), “hay que señalar que el
proceso de la revolución china pasó victoriosamente por su etapa de nueva
democracia y por su etapa socialista”…
Más adelante citan algunos párrafos de Mao y de Mariátegui
sobre la predominancia del modo capitalista de producción en las condiciones de
semicolonialidad y semifeudalidad de sus respectivos países, y añaden :
“Estas observaciones dan cuenta de la
coincidencia entre Mariátegui y Mao en punto a la concepción de la
revolución, concepción que sirve de base para la estrategia revolucionaria en
el Perú y que sirvió de base para la estrategia revolucionaria en China”.
Para precisar esta estrategia explicitan :
“Mao utilizó el término “nueva democracia”
por primera vez en diciembre de 1937, y con él expresó el concepto de
“revolución antiimperialista y antifeudal de las grandes masas
populares bajo la dirección del proletariado”(OE, t.2, p.339). De acuerdo a Mao, esta revolución, en la
medida en que, por su contenido social, es una revolución democrático-burguesa,
desbroza “el camino al desarrollo del capitalismo” (ibídem, p.358); sin embargo, en la medida en que está
dirigida por el proletariado, “abre precisamente un camino aún más amplio al
desarrollo del socialismo” (ibídem). Así, pues, la revolución de nueva
democracia “es la preparación necesaria para la revolución socialista, y la
revolución socialista es la dirección inevitable para el desarrollo de la
revolución democrática” (ibídem, p.343)”.
Y para que no tengamos duda alguna del objetivo de
este análisis, concluyen :
“La coincidencia entre Mariátegui y Mao es
indudable en cuanto al entrelazamiento y a la diferencia entre la revolución
democrática y la revolución socialista”.
Añadiendo más adelante :
“En la medida en que ni Mao ni Mariátegui
fueron, demócratas burgueses sino socialistas proletarios, su lucha por la
revolución democrático burguesa era concebida como un paso necesario en su
lucha por el socialismo”.
Por último citando y malinterpretando a Mariátegui
en el “Prólogo a Tempestad en loa Andes”,
Octubre de 1927 y en “Respuesta al
Cuestionario Nº 4 del Seminario de Cultura Peruana”, Revista “La Sierra”, y
comparándolo con la tesis de Mao sobre la revolución de nueva democracia, que
en tanto revolución democrático-burguesa, desbroza el camino al desarrollo del
capitalismo pero que al estar dirigida por el proletariado abre un camino mas
amplio al desarrollo del socialismo, concluyen que :
“Esta es una notable coincidencia entre
Mariátegui y Mao acerca de las posibilidades históricas vitales todavía del
capitalismo en las condiciones del dominio político del proletariado en países
de escaso o relativo desarrollo capitalista”.
En conclusión, la parte IV del artículo “Radiografía de un confusionista”, del
31/07/10 y el ensayo “Mao y Mariátegui”,
del 07/10/02, de Eduardo Ibarra, nos revelan en pocas y resumidas cuentas que, la
posición sobre el carácter de la Revolución Peruana de estos compañeros NO ES
PRECISAMENTE LA DE MARIÁTEGUI sino la del VI Congreso de la Internacional
Comunista y de la I Conferencia Comunista latinoamericana de Buenos Aires, de
Junio de 1929 (remozada con la copia y aplicación “creadora” de la experiencia
de la Revolución China a nuestra realidad), so pretexto del parangón entre Mao
y Mariátegui, posición compartida con las huestes de Abimael Guzmán, que
explica sus afinidades denunciadas en nuestro artículo : “El pez fuera del
agua” por su boca muere”, del 08/07/10.
NI CALCO NI COPIA: LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA DE
MARIÁTEGUI
Quizás arrepentido de haber borrado “a chinazo limpio” la especificidad de la
Revolución Socialista que enunciará Mariátegui, estos compañeros concluyen que
:
“El pensamiento de Mao no abarca toda la
riqueza de nuestra realidad particular y, por lo tanto, no es aplicable a ella
SINO APROXIMADAMENTE.” (Nota: las mayúsculas son mías y no del texto
original).
Después de todo, fue el propio Mariátegui quien se
encargó de señalar las diferencias entre nuestro proceso revolucionario y el
chino :
“La
colaboración con la burguesía, y aún de muchos elementos feudales, en la lucha
anti-imperialista china, se explica por razones de raza, de civilización
nacional que entre nosotros no existen”…..”En Indo-América las circunstancias no son las mismas. La aristocracia y
la burguesía criollas no se sienten solidarizadas con el pueblo por el lazo de
una historia y de una cultura comunes”.
“En nuestros
países el factor clasista es más decisivo, está más desarrollado. No hay razón
para recurrir a vagas fórmulas populistas tras de las cuales no pueden dejar de
prosperar tendencias reaccionarias”
(“Punto de vista anti-imperialista”).
Mariátegui pone incluso en tela de juicio el
pretendido carácter semicolonial de nuestra realidad que para Mao resulta tan
inobjetable en su caso :
“¿Hasta que punto
puede asimilarse la situación de las repúblicas latinoamericanas a la de los países
semicoloniales?” (“Punto de vista antiimperialista”)
Pues bien, el carácter socialista de nuestra
Revolución fue claramente establecido por Mariátegui, señalando " La revolución latinoamericana, será nada y
más y nada menos que una etapa, una fase de la revolución mundial. Será simple
y puramente, la revolución socialista”. ("Aniversario y Balance",
Septiembre de 1928).
Y se reafirma más tarde, en la parte final de su
Tesis enviada a la I Conferencia Comunista latinoamericana, señalando, "somos antiimperialistas porque somos
marxistas, porque somos revolucionarios, porque oponemos al capitalismo el
socialismo como sistema antagónico, llamado a sucederlo, porque en la lucha
contra los imperialistas extranjeros cumplimos nuestros deberes de solidaridad
con las masas revolucionarias de Europa "
("Punto de vista antiimperialista", Mayo de 1929).
Y en la nota "Del autor", que preparó y envió el propio Mariátegui (como
información sobre su actividad política, para la serie de conferencias en
Buenos Aires que organizará para él, Samuel Glusberg,) éste precisa sobre sí
mismo, que "Prepara actualmente un
libro sobre política e ideología peruana, que será la exposición de sus puntos
de vista sobre la Revolución Socialista en el Perú y la crítica del
desenvolvimiento político y social del país, y bajo este aspecto la
continuación de la obra cuyos primeros jalones son los 7 Ensayos, "…(en
"Ideología y Política", Pág.15); libro cuyos originales supuestamente
fueron enviados por Martínez de la Torre a César Falcón, en Madrid, y
lamentablemente desaparecieran.
Mariátegui incluso, se adelanta a precisar que
tareas que son usualmente consideradas como típicamente democrático burguesas
tendrán un tratamiento singular en un país como el nuestro, en que un "formal capitalismo ya está establecido,
aunque no se ha logrado aún la liquidación de la feudalidad y nuestra
incipiente y mediocre burguesía se muestra incapaz de realizarla,"…precisando
"El advenimiento político del
socialismo no presupone el cumplimiento perfecto y exacto de la etapa económica
liberal, según un itinerario universal. Ya he dicho en otra parte que es muy
posible que el destino del socialismo en el Perú sea en parte el de realizar,
según el ritmo histórico a que se acompase, ciertas tareas teóricamente
capitalistas" ("Respuesta al Cuestionario Nº 4 del Seminario de
Cultura Peruana", Revista "La Sierra", en "Ideología y
Política", Págs.263 a 273).
Cuando Mariátegui señala en esta cita que “Ya he dicho en otra parte que”.. se
refiere a la Presentación a "Tempestad en los andes", de Luis E.
Valcárcel, de Octubre de 1927, donde en abierta polémica con sus detractores
señala :
"Mentes
poco críticas y profundas pueden suponer que la liquidación de la feudalidad es
empresa típica y específicamente liberal y burguesa y que pretender convertirla
en función socialista es torcer románticamente las leyes de la historia. Este
criterio simplista de teóricos de poco calado, se opone al socialismo sin más
argumento que el de que el capitalismo no ha agotado su misión en el Perú. La
sorpresa de sus sustentadores será extraordinaria cuando se enteren que la
función del socialismo en el gobierno de la nación, según la hora y el compás
histórico a que tenga que ajustarse, será en gran parte la de realizar el
capitalismo –vale decir las posibilidades históricamente vitales todavía del
capitalismo- en el sentido que convenga a los intereses del progreso
social" ("La Organización del proletariado", Ediciones
"Bandera Roja", 1967, Pág.180).
Y volverá sobre lo mismo, en el Prefacio a "El
Amauta Atusparia" de Ernesto Reyna, de 1930, donde manifiesta :
"En
nuestra América española, semi-feudal aún, la burguesía no ha sabido ni querido
cumplir las tareas de la liquidación de la feudalidad. Descendiente próxima de
los colonizadores españoles, le ha sido imposible apropiarse de las
reivindicaciones de las masas campesinas. Toca al socialismo esta empresa"
(“Ideología y Política", Pág.188).
Culminando: “Solo
la acción proletaria puede estimular primero y realizar después las tareas de
la revolución democrático-burguesa, que el régimen burgués es incompetente para
desarrollar y cumplir” (“Principios programáticos del Partido Socialista”,
“Ideología y política”, Págs.160 y 161)
¿Qué implica lo señalado por Mariátegui en estas
cuatro últimas citas?.
Pues sencilla y llanamente que habla de una
Revolución Socialista, “del socialismo
en el gobierno de la nación”, que cumplirá de paso “las tareas de la revolución democrático-burguesa”, incumplidas por
la burguesía, y no del necesario desarrollo de una etapa democrático burguesa,
de “nueva democracia” o “etapa económica
liberal” (como la denomina Mariátegui) bajo dirección proletaria, como
parte de una revolución que solamente en su segunda etapa será socialista,
propiamente dicha.
En cuanto a la cita : “Cumplida su etapa democrático-burguesa, la revolución deviene en sus
objetivos y en su doctrina revolución proletaria” (“Principios
Programáticos del Partido Socialista”, “Ideología y Política”, Pág.162), en
concordancia con lo anteriormente expuesto y por su ubicación física al final
en el documento en que se exponen los “Principios
Programáticos del Partido”, describe el proceso en curso, lo que venía
sucediendo en el Perú de 1920, pues, la etapa democrático-burguesa se había
cumplido no en la forma revolucionaria que hubiese sido deseable (a este
respecto ver V.I.Lenin. “Apreciación del
momento”, Abril de 1917”) sino con el desplazamiento de la alianza de la
aristocracia terrateniente y el imperialismo inglés, representada por el Civilismo,
del Gobierno, por una nueva alianza entre la burguesía industrial, la pequeña
burguesía improductiva y el imperialismo yanqui, representada por el Leguiismo
(al igual que en Rusia con el ascenso de Kerenski), y en consecuencia ya no
cabía mas el planteamiento de esta etapa, correspondiendo a la Revolución
Socialista, en su primera fase, el cumplimiento de las tareas
democrático-burguesas irresueltas. La etapa a desarrollar ya no es la “Cumplida”…”etapa democrático-burguesa” sino la “revolución proletaria” o socialista.
LA EXTEMPORÁNEA ETAPA DE “NUEVA DEMOCRACIA”
Salta la pregunta, ¿pero cómo y cuando se cumplió
dicha etapa democrático-burguesa que determinó que la tarea del momento,
planteada por Mariátegui fuese ya la Revolución Socialista?.
Tal y como anota Miguel Aragón, una ubicación
histórica de los trabajos de Mariátegui, evidencian que, a diferencia de Haya
de la Torre, éste constató que el ascenso al poder de Augusto B. Leguía, en su
segundo periodo, significó el desplazamiento de la oligarquía exportadora,
representada por el Civilismo, y su reemplazo por una alianza de intereses,
entre la fracción burguesa industrial, la pequeña burguesía improductiva
(sectores medios) y el imperialismo yanqui, cuya penetración en nuestra
economía, aún desplazando al imperialismo inglés, profundizó nuestra
dependencia.
Se trataba pues ya, de la burguesía en el Poder, en
alianza con el imperialismo, y no la aristocracia terrateniente en alianza con
éste.
Al respecto Ernesto Yépez del Castillo señala
"Leguía si bien en lo fundamental
no alteró la riqueza y privilegio de las clases dominantes, significó en cambio
el desplazamiento definitivo de la fracción hegemónica civilista de las
instancias más altas del poder político" "Un siglo de desarrollo
capitalista" , IEP, Campodónico Ediciones S.A., Pág.283).
Baltazar Caravedo Molinari coincide: "Todas las fuerzas sociales no vinculadas al
sector agrario exportador y terrateniente estuvieron objetivamente entrelazadas
en una lucha anticivilista, que Leguía supo utilizar para asumir el poder.
Propósito para el que también aprovechó los conflictos entre los capitales
norteamericanos e inglés dentro del país. A los primeros les interesaba
desplazar del poder a los civilistas, para lograr mejores condiciones políticas.
Leguía se convirtió así en el hombre que abrió el camino al capital
norteamericano y a la industria nativa" ("Burguesía e industria
en el Perú 1933-1945", IEP, 1976, Págs.37 y 38).
Igualmente Manuel Burga y Alberto Flores Galindo
precisan: "La vieja casta civilista
fue despojada del poder político manteniendo intactas sus bases económicas".
…"Leguía se apoyó en los sectores
medios, en los medianos propietarios y más aún desplegó una intensa actividad
para romper con la preponderancia de las viejas castas de terratenientes en el
campo sin afectar la estructura económica imperante "…y "Sus planes políticos, en los primeros años,
estuvieron dirigidos a quitar el poder político a la viejas castas dominantes:
oligarquía costeña y gamonalismo andino. Paralelamente desarrolló un ambicioso
programa (burocracia, obras públicas e irrigaciones) destinado a crear una
clase media adicta y obsecuente. Para lograr esto tuvo que entregar el país a
la influencia omnímoda del imperialismo norteamericano" ("Apogeo
y Crisis de la República aristocrática", Rikchay Perú, Febrero de 1980,
Págs. 133,134 y 140).
Por su parte, Julio Cotler coincide: …"la burguesía nacional, de la que Leguía era
su más lúcido representante, procuraba ampliar, profundizar y centralizar el
aparato estatal a fin de lograr la hegemonía política. Con ello, los
terratenientes dejarían de significar un obstáculo político a su desarrollo y
la burguesía se convertiría en el único interlocutor valedero del capital
imperialista con capacidad para negociar su asociación dependiente", y
"el país experimentaba un proceso
de transformación social, fundado en la consolidación del capitalismo y la
realización de la hegemonía política de la burguesía nativa asociada con el
capitalismo imperialista,"…("Clases, Estado y Nación en el
Perú", IEP, Julio del 2005, Págs.178 y 210).
En su momento, Mariátegui, analizando lo que venía
aconteciendo en Latinoamérica, constataba:
“En la
América indo-española se cumple gradualmente, un proceso de liquidación de ese
régimen oligárquico y feudal que ha frustrado, durante tantos años, el
funcionamiento de la democracia formalmente inaugurada por los legisladores de
la revolución de la independencia”.
“En
Argentina, verbigracia, la ascensión al poder del Partido Radical canceló el dominio
de las viejas oligarquías plutocráticas. En México, la revolución arrojó del
gobierno a los latifundistas y a su burocracia. En Chile, la elección de
Alessandri, hace cinco años, tuvo también un sentido revolucionario” (“La
perspectiva de la política chilena”, Mundial, 13 de Febrero de 1925, en “Temas
de nuestra América”, Pág.141).
“El
irigoyenismo representa el capital financiero, la burguesía industrial y urbana
y se apoya en la clase media y aún en aquella parte del proletariado a la cual
el socialismo no ha conseguido aún imponer su concepción clasista. Es la
izquierda del antiguo radicalismo; propugna una política reformista que hace
casi inútil el programa socialdemocrático, prolonga el viejo equívoco radical
de que en los países donde el capitalismo se encuentra en crecimiento, conserva
sus resortes históricos” (“La batalla electoral de la Argentina”, Mundial,
13 de Febrero de 1925, “Temas de nuestra América”, Pág.138).
Y para nuestro caso particular, continuará
señalando comparativamente con los casos de Alessandri e Irigoyen :
“Nuestro
fenómeno alessandrista o irigoyenista se ha producido ya: es el leguiismo.
Tiene como corresponde al medio, las limitaciones y las gazmoñerías de un
criterio clerical, conservador; no ha tocado al capital, ni siquiera a la vieja
aristocracia; ha mantenido todos los prejuicios; pero es, en parte, nuestro
motín pequeño-burgués rápidamente usufructuado por el gran capital y, sobre
todo, por las finanzas extranjeras” (Carta de José Carlos Mariátegui a
Eudosio Ravines, 31 de diciembre de 1928, Correspondencia de Mariátegui, Tomo
II, Pág. 490).
“El proceso
leguiista es la expresión política de nuestro proceso de crecimiento
capitalista, y si algo se le opone radicalmente, si algo es su antítesis y su
negación, es justamente nuestro socialismo, nuestro marxismo, que pugnan por
afirmar una política basada en los intereses y en los principios de las masas
obreras y campesinas, del proletariado, no de la inestable pequeña burguesía”
(Carta de José Carlos Mariátegui a Moisés Arroyo, 30 de julio de 1929,
Correspondencia de Mariátegui, Tomo II, Pág. 610).
Y finalmente:
“El
leguiísmo no se atreve a tocar la gran propiedad. Pero el movimiento natural
del desarrollo capitalista –obras de irrigación, explotación de nuevas minas,
etc.- va contra los intereses y privilegios de la feudalidad. Los
latifundistas, a medida que crecen las áreas cultivables, que surgen nuevos
focos de trabajo, pierden su principal fuerza: la disposición absoluta e
incondicional de la mano de obra”. (“Punto de vista anti-imperialista”,
en “Ideología y política”, Pág. 93).
Y añade, ejemplificando lo antes señalado, con el
conflicto surgido entre las obras de regadío, efectuadas en Lambayeque, por la
Comisión Técnica presidida por el Ingeniero norteamericano Sutton, y la
conveniencia de los grandes terratenientes feudales de la zona :
“La amenaza
de que se les arrebate el monopolio de la tierra y el agua, y con él el medio
de disponer a su antojo de la población de trabajadores saca de quicio a esta
gente y la empuja a una actitud que el gobierno, aunque muy vinculado a muchos
de sus elementos, califica de subversiva o anti-gobiernista”
((“Punto de vista anti-imperialista”, en “Ideología y política”,
Págs. 93 y 94).
LA INTERNACIONAL COMUNISTA Y LA REVOLUCIÓN DE
MARIÁTEGUI
La propia Internacional Comunista, a través de V.M.
Miroshevski, Asesor del Buró Latinoamericano y funcionario de la Internacional
Comunista, imputa a Mariátegui el darle este carácter a la Revolución,
indicando en su célebre artículo “El
populismo” en el Perú. Papel de Mariátegui en la historia del pensamiento
social latinoamericano” (publicado en español en “Dialéctica, La Habana,
Volumen I, número 1, mayo-junio de 1942), que:
“En
1926-1928, Mariátegui propaga las ideas del “socialismo” pequeñoburgués, se
convierte en un propagandista de la “revolución campesina socialista”. …”Mariátegui tenía la convicción de que el
Perú marcharía hacia la revolución por su propio camino, por un camino
“especial””.
Que “reconociendo
que las tarea fundamental de la revolución peruana era la “liquidación de las
consecuencias de la conquista española”, Mariátegui “adjudicaba a ésta un carácter socialista”.
Que “La
nacionalización de la tierra y su entrega en usufructo permanente a los
campesinos comuneros que organizarían en ella la economía socialista es el
programa del “mariateguismo””.
Que “Lo
original en el planteo de Mariátegui reside en que, para fundamentar su
afirmación del carácter socialista de la revolución inmediata en el Perú apela
a argumentos que parten del romanticismo nacionalista, de la idealización del
régimen social inca, de la fetichización “populista” de la comunidad campesina”.
Que…”Mariátegui
consideraba posible comenzar la revolución en el Perú directamente con la lucha
por la creación del régimen socialista”.
Y “refutando” tales tesis señalará que: “La tarea inmediata de la revolución en el
Perú consiste no en la lucha por la organización de la sociedad socialista,
sino en la lucha por el derrocamiento de la dominación de clase de los
terratenientes y del yugo imperialista”.
Que “Las
ideas de Mariátegui en su aspecto primario, en el aspecto en que las desarrolló
en el periodo precedente a su paso hacia la IC, fueron las ideas del
“socialismo” pequeñoburgués, una versión especial de populismo adaptada al Perú”.,
y
Añadiendo falazmente que: “Mariátegui reconoció al final de su vida la debilidad de su posición
pequeñoburguesa y venciendo la ideología “populista” entró en el camino de la
lucha por la hegemonía del proletariado en la revolución democrático burguesa,
antifeudal y antiimperialista”.
Resulta pues evidente que Mariátegui planteaba el
carácter Socialista de la Revolución Peruana aún en contradicción con lo
planteado por la Internacional Comunista, y así lo reconocían sus críticos y
detractores…más francos.
08 de Septiembre del 2010.
Gustavo Pérez Hinojosa
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