CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
DÍA
VALLEJO
EN EL CALLAO
90 ANIVERSARIO DEL VIAJE
DE CÉSAR VALLEJO A PARÍS
ACTIVIDAD EN COORDINACIÓN CON
LA DIRECCIÓN REGIONAL DE CULTURA
DEL CALLAO
INSTITUCIONES ADHERENTES:
– MUNICIPALIDAD DE SAN MIGUEL
– MAMMALIA, COMUNICACIÓN Y CULTURA
– ASOCIACIÓN DE CHALANEROS DEL CALLAO
– EMBAJADA POÉTICA DE SAN MIGUEL
– POESÍA EN EL PUERTO
– DIARIO CALLAO
PROGRAMA:
CONDUCCIÓN GENERAL
MANUEL CHUMO GUTIÉRREZ
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
FILIAL CALLAO
FASE 1
MUELLE DÁRSENA
PLAZA GRAU DEL CALLAO
9.30 AM. SALUDO Y BIENVENIDA
A CARGO DE DANILO SÁNCHEZ LIHÓN,
PRESIDENTE DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
9.10 AM DIANA DEL ADIÓS Y EL REGRESO
CORNETA DE LA MARINA DE GUERRA DEL PERÚ
9.15 AM. PASEO EN CHALANA POR EL MAR
Y ARROJO DE OFRENDAS FLORALES.
10.00 MITIN POÉTICO.
PROCLAMAS Y POEMAS
EN LA ROTONDA DEL MUELLE DÁRSENA.
ERIBERTO GALINDO CARO
ERICK GALINDO DÁVILA
LILY CUADRA
MIGUEL BLÁSICA
WALTER VILLANUEVA
NORI ROJAS MOROTE
SANTIAGO RISSO
VICENTE GONZÁLEZ
ROSA MUÑOZ
MIGUEL CONTRERAS
CÉSAR ITURREGUI
FASE 2
11.00 AM. PASACALLE
POR EL CALLAO
MARCHA DE ESCOLTAS,
DELEGACIONES Y
BANDAS DE GUERRA
FASE 3
SOLEMNE ACTUACIÓN
ARTÍSTICO LITERARIA
DIRECCIÓN REGIONAL DEL CALLAO
JR. SALAVERRY 208, ESQ. CON JR. LIBERTAD
CUADRA 2, CALLAO MONUMENTAL
TELÉFONO: 465-9900
11.30 PM. SALUDO Y BIENVENIDA
A CARGO DEL DIRECTOR REGIONAL DE CULTURA
JUAN AUGUSTO FERNÁNDEZ VALLE
11. 40 PM. CONFERENCIA MAGISTRAL
EL ADIÓS Y EL REGRESO EN CÉSAR VALLEJO
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
LECTURA DE POEMAS:
POESÍA EN EL PUERTO
PABLO BRICEÑO
DANIEL YUPANQUI
JOSÉ BARDALES
CHARO PALOMA
FÉLIX LLAQUE
LUCY MARTÍNEZ ZUZUNAGA
MANUEL RUÍZ PAREDES
PEDRO LÓPEZ GANVINI
SAMUEL SOPLÍN
SUSY MORALES
FASE 4
ALMUERZO
DE CAMARADERÍA
*****
CONVOCATORIA
XV ENCUENTRO INTERNACIONAL
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
TELÚRICA DE MAYO, 2014
LIMA:
MARTES 20
Y MIÉRCOLES 21
TRUJILLO
JUEVES 22
SANTIAGO DE CHUCO
VIERNES 23
SÁBADO 24
Y DOMINGO 25
DEL MES DE MAYO
PÁGINA WEB
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*****
Teléfonos Capulí:
420-3343 y 420-3860
99773-9575
*****
CALENDARIO
DE EFEMÉRIDES
14 DE JUNIO
NACE
JOSÉ CARLOS
MARIÁTEGUI
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
LA VIDA
HEROICA
Danilo Sánchez Lihón
"La vida
tiene instinto
de flecha".
José Carlos Mariátegui
1. Adhesión
total
Cuenta Ciro Alegría que estando en Huamachuco formaron un círculo literario con varios jóvenes aficionados a las letras en donde leían y comentaban libros y artículos de los escritores contemporáneos, así como daban a conocer sus creaciones propias.
Relata que uno de los autores que más los inspiraba y fortalecía era José Carlos Mariátegui al cual admiraban y seguían fervorosamente como a un adalid, de quien estaban pendientes y leían todo lo que salía de su pluma, a quien reconocían como un guía y una personalidad poderosa, delectando palabra por palabra y frase por frase suya devorando todo lo que escribía.
Lo sentían como el punto de apoyo para sostenerse en la vida. Clave fundamental para lo que sentían, pensaban e imaginaban en cuanto a transformar el Perú y el mundo. Voz cantante, sonante e irrefutable para hacer el cambio y la revolución social en el Perú y América.
Tal era la admiración que encargaron a una integrante del grupo para que viajara a Lima portando una carta de saludo y declarándole su adhesión total y plena.
2. Aquella tarde
honda
En esa carta le decían que estaban listos a su llamado como militantes de la causa del pueblo que él defendía, para marchar juntos a construir la patria hermosa que todos anhelamos, instaurando el orden socialista con el cual soñaba dicha generación.
Sea el poeta que sea, fuera el narrador que fuera, se tratara de este o el otro hombre de ideas, con Mariátegui sentían que tenían a un portaestandarte para todas las proezas y empeños que había que realizar.
Cuando esa amiga regresó y les contó que aquel coloso que imaginaban como la figura de un gigante rozagante y pletórico era un inválido postrado en una silla de ruedas, sin una pierna que habían amputado a la altura del muslo, cuenta que se echaron a llorar.
Era un llanto en donde se mezclaba la tristeza con la cólera, el quebranto con el coraje; pero más la acrecentada admiración. Mucho más que antes, vasta e inconmensurable como la cordillera de los andes que contemplaban al frente aquella tarde honda y anubarrada.
3. Volvió
presuroso
Otro testimonio de la marca indeleble que insufló José Carlos Mariátegui es la vida y muerte de José María Arguedas quien, como lo confesó él mismo todos sus latidos estuvieron dedicados y consagrados al Perú.
La tarde del día 28 de noviembre de 1969, en que se disparó los dos balazos que le cegaron la vida, había llamado a su amigo Alfredo Torero para entregarle sus cartas de despedida que había escrito, luego de tomar la decisión ineluctable de su suicidio en la Universidad Nacional Agraria.
Alfredo relata que presentía que esas cartas eran de adiós porque le pesaban tanto que inclinaban y quebraban su cuerpo, pero no podía comentar con él lo que era su suposición, ni mucho menos abrir las cartas y leerlas para correr a salvar la vida de su amigo y apóstol del Perú irredento.
Habiendo demorado unos momentos en otra oficina haciendo un trámite, al acercarse para abordar su automóvil encontró prendida en la plumilla del vehículo una nota de José María en donde le pedía que por favor volviera a su oficina.
Volvió Alfredo presuroso, con la esperanza que hubiera algún cambio en relación al asunto que él temía, quizá solicitándole la correspondencia que le había encargado entregar a su esposa y amigos.
4. El destino
nos debe
Pero no se trataba de eso, sino que lo había llamado por última vez para preguntarle lo siguiente:
– ¡Alfredo! –Le dijo con el corazón en la mano– ¿Tú crees que surgirá entre los estudiantes un José Carlos Mariátegui?
Alfredo, reponiéndose de la sorpresa, y mirándose ambos a los ojos, sabiendo que José María estaba poniendo en orden sus últimos pensamientos y emociones, le respondió:
– Yo creo que sí, José María.
Vio entonces cómo ese hombre abatido que en breves minutos iba a descerrajarse dos tiros de revólver en la cabeza, se erguía luminoso, alzaba los hombros y sonreía confiado, seguro y ya lleno de esperanzas.
Por la respuesta de Alfredo Torero sabemos entonces que José María Arguedas murió en paz, optimista y tranquilo. Y con la convicción total y plena de que el Perú iba a encontrar el destino promisorio y halagüeño que por lo mucho que hemos sufrido el destino nos debe a todos los peruanos.
5. Sincero
y límpido
Con esa honda satisfacción murió el autor de Todas las sangres, pensando que un nuevo Mariátegui se elevaría entre nosotros.
Y es que la vida de José Carlos, en quien el Perú sería el tema central e insoslayable de su existencia, es vida fecunda y heroica.
Quien vivió pese a su invalidez como un rayo fulgurante. Y apasionadamente, pese a ser corporalmente endeble e indefenso.
Porque nació en la escasez y pobreza, y su vida siempre fue de sacrificio y de estricto cumplimiento del deber, sea como hijo, padre, hombre y ciudadano.
Cuenta por ejemplo su hija mayor Gloria, y se conmueve ahora al recordar este hecho, cómo su padre estando en su lecho de muerte le extendió el sobre con el dinero de la pensión de ese mes, que tenía que darle y él nunca falló.
Por eso su vida es una espada blandiéndose pero impoluta; es un cometa incendiando sin chamuscarse. Apasionado, sincero y límpido.
Vivió en al arte, en la política, en las ideas, haciendo periodismo pero sin contaminarse nunca de bajezas.
6. La vida
de un mártir
A quien la carencia económica lo obligó a trabajar siempre para proveer de sustento a su familia.
Y nunca pudo dar descanso a su pluma porque muchos dependían de ella para saber hallar el camino a sus vidas.
Pero también para alentar la causa a la que tenía comprometido sus ideales.
Pese a que los médicos le recomendaban descanso y reposo nunca lo tuvo, hecho que terminó minando su salud y acortándole la vida.
Vivió enfermo y acosado, perseguido por las dictaduras de turno y por la incomprensión incluso de políticos jóvenes que parecían alentar ideas de renovación.
Apresado varias veces fue despojado de sus bienes, y en alguna ocasión golpeado salvajemente por un grupo de militares.
Pero su vida es generosa y desprovista de prejuicios y dogmatismos. Es la vida de un mártir. Discreto en sus asuntos personales, aunque sufrió mucho, pero su temperamento era no hablar de sus males ni problemas, ni mucho menos de sus dolencias.
7. A escondidas
se amaron
Nació con tuberculosis artrítica u ósea, debido a que su madre padeció de anemia crónica a causa al desgaste vital que tuvo que hacer para criar y proteger a sus hijos que la muerte los fue arrebatando.
Antes de José Carlos cuatro hermanos suyos murieron de niños, pese al cuidado abnegado de su madre, una mujer dedicada en cuerpo y alma a su trabajo y al cuidado de sus hijos.
Ya en el vientre de su madre era raquítico y tenía la enfermedad que después se le agravó y terminó arrebatándole la vida a la edad de 36 años.
Y es que ella sufrió el abandono constante de quien fuera su esposo, un aristócrata que no se sabe cómo apareció en Sayán, distrito de Chancay, al norte de Lima, aunque luego la familia emigra a la ciudad de Huacho, en donde ella trabajaba en el taller de su familia dedicada a la talabartería.
Y fue que un día ella al asomarse a la ventana distinguió a un apuesto jinete montado en un caballo brioso ricamente enjaezado. Se miraron y quedaron mutuamente enamorados. Se conocieron y a escondidas se amaron.
8. Una lápida
de silencio
Era un forastero descendiente directo de una familia aristócrata que llegó a Sayán buscando destino, pero que más bien huía de sí mismo.
Allí conquistó a la muchacha más hermosa del lugar que cayó fascinada por la galanura de quien aparecía como representante de una clase superior.
Ella era simpática y en su persona se reunían todas las virtudes de la mujer provinciana y de clase popular. Aquel galán le demostró que para él no existía ser más precioso que ella en el mundo. Y se entregaron en cuerpo y alma.
Después de engendrarle la primera hija se casó con ella pero adulterando su nombre. Sin embargo desaparecía por largo tiempo y volvía solo para engendrar con ella un nuevo hijo.
No obstante, tiempo después rompió con él hasta el punto de sellar con una lápida de silencio total, peor que el de un sepulcro su relación con él, cuando supo que había adulterado su nombre.
Pero más cuando ella lo interpeló acerca de si era pariente de un hereje y apóstata, como fue don Javier Mariátegui y Tellería, que resultaba ser su abuelo, y quien no quiso confesarse ni recibir los santos óleos en el momento de morir.
9. Donde nació
aquel niño
Por estos hechos ella siempre creyó que había un estigma en sus hijos, por tener la ascendencia genética de seres que no eran creyentes, contrarios a la iglesia y que habían renegado de Dios.
Así la vida de doña Amalia la Chira fue una penuria constante, cargar una cruz y un calvario permanentes, tanto que para huir de su marido terminó refugiándose en una tierra que no era la suya, gracias a la protección de una familia amiga que se compadeció de ella.
Se trasladó a Moquegua en donde nació su hijo José Carlos en cuya partida de nacimiento su madre figura como "viuda", pese a que su esposo aún vivía y con quien tiempo después todavía tendría otro hijo.
José Carlos por el lugar en donde residía su madre debió nacer en Huacho ya que ella llegó a Moquegua solo para refugiarse, y en donde nació aquel niño el 14 de junio de 1894.
10. Alcanza
rejones
Por la enfermedad que padecía José Carlos, mientras otros jugaban él tenía que mirar. Mientras otros estaban al centro del campo de juegos él tenía que estar afuera.
Aunque todo le interesaba y por todo mostraba curiosidad esforzándose por participar en toda actividad.
Por ser así cuando cursaba el segundo año de estudios primarios jugando con un compañero en el patio de la escuela se cayó, se golpeó la rodilla y ya no pudo ponerse en pie.
Trasladado a un hospital de Lima estuvo internado cuatro meses en la Maison de Santé. Para siempre quedó como un hombre que no podía caminar normalmente.
Se le anquilosó la pierna. Y a partir de entonces se referían a él como: "El cojito Mariátegui".
Nunca más asomó a un aula de clases a seguir estudios en una escuela. Fue un autodidacta consumado. Ingresó casi niño a trabajar en los talleres del diario "La Prensa", ganando el salario de tres soles semanales en el oficio de "alcanza rejones", salario que entregaba íntegro a su madre.
11. Tocar
las estrellas
A la edad de 20 años ya había escrito el periodismo mejor elaborado, más luminoso y combativo de su época.
Viajó y permaneció cuatro años en Europa, residiendo principalmente en Roma, seis meses en Alemania y por temporadas breves en París. A su retorno publicó libros como "La escena contemporánea y "Siete ensayos de la realidad peruana".
En 1924 le amputaron la pierna derecha. Tenía 30 años y fue la única vez que sus amigos lo vieron llorar.
Fundó y dirigió la revista Amauta y el periódico Labor. Fundó el Partido Socialista en nuestro país y organizó la Central General de Trabajadores del Perú.
En marzo del año 1930 la tuberculosis inflamatoria le produjo una septicemia que motivó de su muerte ocurrida un miércoles de Semana Santa.
Murió asediado por la enfermedad, por la pobreza y por la dictadura el 16 de abril del año 1930.
Su muerte es la muerte de un guerrero, de un visionario y de un prócer. Quien nació condenado a ser un guiñapo postrado en una cama y a no valerse por sí mismo y a sobrevivir por conmiseración, pero quien se elevó desde su propia fatalidad hasta tocar las estrellas.
12. Una filiación
y una fe
Ahora es el símbolo de la fortaleza suprema, dirigente de masas, valeroso, faro y antorcha encendida que nos guía en lo más oscuro y proceloso del camino.
De quien buen número de intelectuales a quienes se les consulta cuándo se quebró el Perú contestan: cuando murió Mariátegui.
Es una estrella en el firmamento, por su honestidad, su carisma y su genio; por su renuncia a toda ventaja, halago y concupiscencia.
De allí que mientras exista mundo desde cualquier lugar del planeta cualquier hombre lúcido, con conciencia social recordará a este gladiador aunque físicamente inválido, a fin de darse fuerzas para luchar a favor del pan, el bien y la belleza.
Es creador del socialismo en el Perú, pero más del modelo de cómo hacer política, ética, coraje e inteligencia y no solo para el Perú sino para nuestro continente y el mundo.
Es el forjador de la conciencia social del país por su calidad humana y moral Apóstol con una filiación y una fe cual es el amor social.
Texto que puede ser reproducido
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