LA PRIMERA PRESIDENTA DEL PERÚ
José Luis Ayala
Solo hay dos opciones políticas que competirán el domingo 10 de abril con ocasión de elegir a la primera presidenta del Perú en el siglo XX. Los electores deberán escoger entre dos tendencias muy claras: El insoportable continuismo político o la necesaria como urgente renovación histórica. En otras palabras, los electores peruanos debemos liquidar de una vez por todas al neoliberalismo e instaurar un gobierno de izquierda democrática. No hay otras tendencias políticas: Keiko Fujimori o Verónika Mendoza, los demás candidatos están descartados por no haber propuesto una opción ideológica distinta. Así, no hay más que dos candidatas Keiko Fujimori, representa a la cleptocracia, saqueo de las arcas del Estado, corrupción, sobre todo la promesa de liberar el reo Alberto Fujimori Fujimori y a los pocos meses a Vladimiro Montesinos. Verónika Mendoza sí es la opción política correcta.
Aunque el poder fáctico haya tratado de minimizar la marcha contra el 5 de abril de 1992, la movilización especialmente de jóvenes, es una muestra de lo que sucederá en las ánforas el 10 de abril. Esa sí fue una verdadera encuesta que no convocó ningún partido ni medio de comunicación. Los jóvenes manifestaron el hastío general del pueblo peruano, sobre todo en referencia a las frustraciones colectivas del nefasto gobierno de la señora Nadín Heredia y su esposo Ollanta Humala. Todos esos jóvenes no votarán de ninguna manera por Keiko Fujimori Higuchi, lo harán sin duda alguna, por quien representa una alternativa de cambio.
Una lectura correcta de lo sucedido el 5 de abril pasado entonces vendría a ser. No es verdad que Keiko Fujimori, cuente con el apoyo ni simpatía del porcentaje que le atribuyen las encuestadoras. El fujimorismo no es una ideología ni partido, es un movimiento familiar de asaltantes en torno a la nefasta presencia de Alberto Fujimori, quien formó un clientelismo en zonas pobres y marginadas. El fujimorismo, representa al pasado que nos ha llevado a la pobreza, sicariato, asaltos, crímenes de policías y violencia social, de ninguna manera encarna un proyecto histórico futuro, capaz de comprometer a los jóvenes. A Keiko Fujimori no le creen nada, sobre todo quienes han salido a manifestar un evidente rechazo, hartazgo y cansancio.
Las encuestadoras que durante tanto tiempo ganaron miles de dólares, han sido incapaces de decir: nos equivocamos. ¿Cuál habría sido la reflexión de los asesores políticos de Keiko Fujimori? Optaron por aconsejarle suspender mítines y decirle a la patrona de la marmaja, que haga un llamado a los jóvenes para evitar la violencia. Nada más, ni una palabra más, ni se le ocurra leer el mamotreto sin valor político que presentó durante el fallido debate presidencial. Frente a la nueva realidad, sin duda le dijeron que no se refiera a la movilización en su contra. El lema: “Keiko Fujimori, no va”, fue muy claro. Miles de jóvenes de quienes se decía no saber nada del fujimorismo, ahora se conoce que están muy bien enterados de los crímenes, asalto al erario nacional, asesinatos de estudiantes de La Cantuta, etc., etc.
¿Quién convocó para que los jóvenes dijeran “Fujimori, nunca más”? Un conglomerado politizado, ideologizado, anti sistema y sobre todo, convencido que es la oportunidad para poner fin a un período nefasto de la historia del Perú. Es también la más extraordinaria respuesta en el siglo XX de parte de los jóvenes peruanos a Francis Fukuyama, quien vaticinó el fin de las ideologías y triunfo absoluto del liberalismo económico en el mundo. Fukuyama no imaginó jamás que el movimiento de descolonización política e ideológica, tendría cada vez más fuerza. En términos globales, la marcha contra Keiko y el fujimorismo, significa también un rechazo al sistema de exclusión, a la economía inviable de la que con tanta propiedad ha teorizado Oswaldo de Rivero (El mito del desarrollo: las economías no viables del siglo 21). No faltaron quienes creyeron que la historia había terminado con la plenitud y respeto a los derechos humanos, falso.
¿En qué medida impactará la información en referencia al escándalo llamado Panama Papers? Allí aparecen nombres de personas vinculadas al fujimorismo, debido al trabajo del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ). Se trata de un paraíso fiscal y triangulación de dinero sucio para las campañas de Keiko Fujimori, para eso están sus allegados y personajes fujimoristas, implicados desde hace muchos años en latrocinios al Estado. Si ese hecho sucediera en vísperas de elecciones en cualquier país civilizado del mundo, nadie votaría por Kuczynski, Alan García y menos por Keiko Fujimori. Pero el nivel de información y cultura política del gran electorado peruano, no entiende lo que realmente ha sucedido.
Ese hecho me hace recordar una anécdota cuando desempeñaba la función de Director General de Relaciones Públicas y Protocolo en el Jurado Nacional de Elecciones. Defenestrado el presidente del JNE Carlos Castañeda La Fontaine, por gestión directa de los miembros titulares ante Alberto Fujimori Fujimori, fue designado César Polak Romero. Luego de una semana de intensa campaña para enseñar a votar correctamente, Polak Romero me preguntó: ¿Quién le ha autorizado realizar esa peligrosa actividad? El presidente y el Pleno del JNE, respondí. Luego preguntó: ¿Qué sucederá el día que los indios y los ignorantes sepan votar bien? Yo solo obedezco las directivas del JNE, respondí. Han venido a quejarse personas que tienen que ver con la seguridad interna. Retire todos los spots bajo responsabilidad, ordenó. Tenía razón, cuando no se educa a un pueblo a votar, lo hace siempre inducido por los medios que apoyan a determinada forma de pensar. Mejor aun cuando hay miles de votos viciados y nulos.
Entonces, votar por Keiko, PPK, Barnechea o García, significa votar por el fujimorismo y el pasado político. Los cuatro representan a la misma opción letal con distinto lenguaje y rostros. No lo dicen pero para eso están los intelectuales, los escritores, los científicos sociales, especialmente los historiadores. Aunque muchos se callan, saben que el fujimorismo le ha hecho tanto daño al Perú, como la guerra de invasión, saqueo y exterminio a cargo de Chile en 1879 y las hordas del terrorismo que tanto daño y muertes causó en el Perú. Así, no hay otra alternativa que votar por el pasado o el futuro. Entonces, la primera presidenta del Perú será Verónika Mendoza. Por ahora, lo importante es que pase a la segunda vuelta.
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