miércoles, 1 de febrero de 2012

DE CESAREO "CHACHO" MARTINEZ, DEL LIBRO SORDO CANTAR DE LIMA

del libro: El Sordo Cantar de Lima

NOCHE DE LUNA EN VILLA EL SALVADOR

Noche de púas bajo un cielo azogue.
¿Qué arguyen esas luces, allá sobre la espalda del océano, Padre Sol?

El viento arrastra sudores que informan de pesadillas y tormentos

en casuchas amarradas a estacas y humedecidas con el llanto de los vencidos.

Es la noche de los murmullos incontenibles.

La administración de llantos bajitos que se van quedando,

quedando dormidos,

empuñando la rosa que no tuvimos o el arma que soñamos.

Sueños que lustramos día y noche para que la rosa surja en esta tierra.

La mar suena y no sueña.

Extiendo mi lengua hacia ti, Madre Luna, aún no me abandones, déjame penetrar en el sueño.

Y veré cómo arde la nieve allá en los poblados deslucidos

de mi abuelo cóndor

No me abandones en el abandono.

Perfecto como que soy de tu raza, escucho los latidos de tu eternidad,

Pero mis niños nuevamente se quedaron dormidos sin comida,

deteriorados por la arena, carcomidos por las abluciones del hambre

Simple y devaluado como un perro que mea,

Siento la pesada roca de los ricos en mi nuca

y el trabajo de la arena me envejecerá en esta noche.
La mar sueña con locura.

Despertaría a mis hijos con mi llanto, quemaría mis argumentos, mataría a mis vecinos,

Pero no me plantes tu espalda Madre Luna.

El aire de la noche habla de sales y murmullos.

¿Volveré a soñar el sueño en que me vi soñando?

Quien conoce los oficios de la mar y la oscura

Mar de arenas

Teme quedarse despierto:
Altos animales en la sombra de niño acostumbraba solearme
oliendo la madre tierra
después de la lluvia después del encanto
perseguíamos a las mariposas con nuestros larguísimos dedos fosforescentes y las mariposas huían despavoridas y nosotros dale con nuestras fachas dale
asustando a los insectos
teníamos nuestro destino chiquito pero lo teníamos a flor
de labios a flor de suelos
los animales en la sombra nos echaban su aroma de luces
pardas los animales siempre los animales y los padres yo amaba a una madre que me contemplaba desde el azul
y todas sus maneras buscaban la manera de celebrarme tuve
un padre tierno y adulto
un padre que criaba una mosca un padre que mató a una
mula a puñetazos siempre
los puñetazos teníamos un molinero donde Tú brillabas
como de agua
y el agua corriendo a las diez de la mañana en domingo
los insectos
os insectos y nosotros bajo el sol en domingo las personas
mayores eran árboles

árboles rumorosos que se conducían con sensatez

y con sensatez

nos enseñaban a oír las estrellas y jamás debíamos pedrear

al arco iris

porque eran las señales de los dioses oh los dioses y los abismos

los abismos de los cerros de Catahuasi profundos abismos

donde la nada canta feo

los animales en la sombra y los insectos en la punta

de nuestros dedos

corríamos hacia nuestro destino con la garganta desgañitada

y los ojos en los claros de las quebradas

recuerdo

añoranzas de hierbas tibias fustigadas por los moscardones

a la media tarde

cuando el lomo sagrado de las bestias brilla en ese horizonte

encantado de alfalfa y retamas

recuerdo

Lima era una palabra labrada en cristal donde la mañana

muy niñita

corría por las calles repartiendo alfeñiques

¿quién no deseaba conocer el mar?

El mar suena las paredes se retuercen.

Mi cabeza se inquieta/ se revuelca/ se detiene.

Y muy pronto se alzará, demencial, la oscura mar de arenas.

Oh, arenas, despertar de púas bajo un cielo azogue.

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