Tras 'Cape Code' y 'Los bosques de Maine', Baile del sol publica 'Un yanqui
en Canadá', obras de Henry David Thoreau que se editaron póstumamente entre
1864 y 1866.
A Henry David Thoreau se le conoce sobre todo por su *Walden*, el relato
que publicó en 1854 como diario de su experiencia durante "dos años y dos
meses" en una cabaña construida por él mismo junto a la orilla de la laguna
de Walden, cerca de la ciudad de Concord, al noroeste de EE UU, allí donde
Emerson había formado su grupo de trascendentalistas.
También se han leído sus influyentes escritos políticos sobre la
desobediencia civil, sus textos a favor de la abolición de la esclavitud y
sus reflexiones acerca de una vida plena. Se pueden encontrar estudios
sobre su vida y sus ideas (*Thoreau. Biografía esencial*, de Antonio Casado
da Rocha), pero apenas se conocía, hasta la edición de *Los bosques de Maine
* (Baile del Sol, 2007) y *Cape Code* (Bailedel Sol, 2009), la materia
ideológica común a la mayor parte de su obra: *la concepción de la
naturaleza como el lugar privilegiado en el que el ser humano puede pensarse
*. Estos libros son anotaciones en forma de diarios de varios viajes,
algunos realizados en años diferentes, que tratan de explorar el territorio
nororiental norteamericano donde vive Thoreau. Las descripciones de
montañas, lagos, ríos; de fauna y flora, de tribus y actividad de cazadores
y empresas madereras; los sonidos y sensaciones. Y, sin embargo, estos
libros no son los de un "turista" que viera el territorio como lugar de
satisfacción ociosa, ni los de un "naturalista", enfrentado a la tarea de
catalogar y cartografiar lo que ve.
Desde el primer momento Thoreau intenta ver de otro modo. Este rasgo para
el que se requiere "dejar la ciencia de lado y disfrutar de aquella luz",
que hace que la naturaleza produzca la expectación de un lugar del
conocimiento, es significativo porque está en la base de toda una
literatura norteamericana que venía a retirarse del gran proyecto liberal
de construcción del capitalismo, sin abandonar por ello esta misma
ideología.
Thoreau siguió en este sentido el programa que Ralph Waldo Emerson puso al
frente de su La naturaleza: "Nuestra época es retrospectiva. Construye los
sepulcros de sus padres. Escribe biografía, historia y crítica. Las
generaciones que nos precedieron miraban a la cara a Dios y a la
naturaleza; nosotros, miramos con sus ojos. ¿Por qué no tener también el
privilegio de una relación original con el universo? ¿Por qué no tener una
poesía y una filosofía que inquieran en los arcanos, no en la tradición; y
una religión que nos sea revelada, y no la historia de la religión de
nuestros padres? Dentro del seno de la naturaleza por un tiempo, con su
afluencia de vida correteando alrededor y a través nuestro, invitándonos
con sus poderes a toda acción proporcionada a su natura, *¿por qué andar a
ciegas buscando entre los huesos del pasado, o hacer escarnio de todo lo
viviente por lo ajado de sus ropas? También hoy luce el sol.* Hay más lana
y lino en nuestros campos. Hay tierras nuevas, hombres nuevos, ideas
nuevas. Exijamos nuestras propias obras, y leyes, nuestro propio culto". Es
por ello que Thoreau ensaya una vida libre "de los puros artificios e
innecesarias labores", donde construir "considerando qué fin guardan en
relación con la naturaleza del hombre una puerta, una ventana, un sótano o
una buhardilla", buscar la soledad, "mirar lo que ha de ser visto" y entrar
en la naturaleza.
Pero esta vida olvida (es también función de la ideología) lo histórico del
ser humano, omite las determinaciones y la otra gran enunciación política,
'yo soy por otro', que se opone radicalmente a la del 'yo soy por mí mismo'
producida y reproducida hasta la nausea por las ideologías liberales. Así,
Thoreau, suscribiendo la conocida anotación de Emerson de que "no hay
Historia, sólo biografía", escribe en todos estos libros el nudo
fundamental de la ideología liberal: "vivir deliberadamente, enfrentarse
sólo a los hechos esenciales de la vida, y ver si puedo aprender lo que
ésta tenga que enseñarme". Entrar en la naturaleza, como entrar en lo
salvaje, es para Thoreau absorber lo vivo de ella, lo no sometido a la
humanidad, entrar en una edad primitiva. En la película de Sean Penn *Hacia
rutas salvajes* es posible encontrar esta directriz: el viajero abandona su
identidad civil, quema el dinero como si fuera un digger, abandona amigos y
familiares, y se dispone a llegar al centro de lo salvaje, afrontar qué se
es en tanto que individuo. Sólo que Penn restituye lo que falta en Thoreau:
a los otros seres humanos.
En los tres libros de viajes de Thoreau los seres humanos apenas son algo
más que parte del territorio. Penn los muestra como una relación. Con todo,
el gran mito liberal fracasa: Thoreau lee la naturaleza, la comprende y le
da un sentido solamente a partir de lo que la cultura y la sociedad ha
hecho con él. De lo que otros han hecho de él. La naturaleza es,
verdaderamente, un documento de cultura. Las constantes interpretaciones de
sonidos, lugares, animales y situaciones a partir de textos literarios como
*El paraíso perdido* de Milton o *Robinson Crusoe,* de mitos y otras obras
científicas (mapas y descripciones de naturalistas de otros viajeros) lo
ejemplifican bien. El proyecto de Emerson, que Thoreau emprende, de
"retirarse tanto de sus aposentos como del resto de los hombres" para estar
solos es imposible.
Los libros de Thoreau lejos de nuestro tiempo en buena medida, nos permiten
vislumbrar entre sus páginas el momento crítico en el que la ideología
liberal se quebró, el modo en que se produjo la división y la dominación de
unas tendencias filosóficas sobre otras, de la disfunción y las
contradicciones en que empezó a manifestarse la ideología liberal en un
momento histórico en que triunfa el desarrollismo capitalista (sostenido en
el liberalismo económico) y el parlamentarismo (sostenido en el liberalismo
político). La naturaleza en estos libros trata de invertir la dirección de
esa historia. Como residuo ha funcionado contra la sociedad industrial y
después contra la sociedad de consumo, influyendo en el anarquismo y en el
ecologismo. Años después de Thoreau, otros escritores, como Jack London o
Bruno Traven, abordaron la naturaleza como parte de una relación social.
Entonces el liberalismo ya había entrado en conflicto con el socialismo y
la naturaleza fue desplazada del debate ideológico.
Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/Thoreau-la-naturaleza-como.html<http://www.rebelion.org/%20http://www.diagonalperiodico.net/Thoreau-la-naturaleza-como.html>
--
Dr.Ricardo Melgar Bao
melgarr@gmail.com
Área de Antropología Social
Centro INAH Morelos
Matamoros 14, Colonia Acapatzingo, Cuernavaca, Morelos, México.62440.
Teléfax (0052 777) 312 31 08
--
Luis Anamaría http://socialismoperuanoamauta.blogspot.com/
http://centenariogeorgettevallejo.blogspot.com/
http://socialismoperuano.blog.terra.com.pe/
cel 993754274
en Canadá', obras de Henry David Thoreau que se editaron póstumamente entre
1864 y 1866.
A Henry David Thoreau se le conoce sobre todo por su *Walden*, el relato
que publicó en 1854 como diario de su experiencia durante "dos años y dos
meses" en una cabaña construida por él mismo junto a la orilla de la laguna
de Walden, cerca de la ciudad de Concord, al noroeste de EE UU, allí donde
Emerson había formado su grupo de trascendentalistas.
También se han leído sus influyentes escritos políticos sobre la
desobediencia civil, sus textos a favor de la abolición de la esclavitud y
sus reflexiones acerca de una vida plena. Se pueden encontrar estudios
sobre su vida y sus ideas (*Thoreau. Biografía esencial*, de Antonio Casado
da Rocha), pero apenas se conocía, hasta la edición de *Los bosques de Maine
* (Baile del Sol, 2007) y *Cape Code* (Bailedel Sol, 2009), la materia
ideológica común a la mayor parte de su obra: *la concepción de la
naturaleza como el lugar privilegiado en el que el ser humano puede pensarse
*. Estos libros son anotaciones en forma de diarios de varios viajes,
algunos realizados en años diferentes, que tratan de explorar el territorio
nororiental norteamericano donde vive Thoreau. Las descripciones de
montañas, lagos, ríos; de fauna y flora, de tribus y actividad de cazadores
y empresas madereras; los sonidos y sensaciones. Y, sin embargo, estos
libros no son los de un "turista" que viera el territorio como lugar de
satisfacción ociosa, ni los de un "naturalista", enfrentado a la tarea de
catalogar y cartografiar lo que ve.
Desde el primer momento Thoreau intenta ver de otro modo. Este rasgo para
el que se requiere "dejar la ciencia de lado y disfrutar de aquella luz",
que hace que la naturaleza produzca la expectación de un lugar del
conocimiento, es significativo porque está en la base de toda una
literatura norteamericana que venía a retirarse del gran proyecto liberal
de construcción del capitalismo, sin abandonar por ello esta misma
ideología.
Thoreau siguió en este sentido el programa que Ralph Waldo Emerson puso al
frente de su La naturaleza: "Nuestra época es retrospectiva. Construye los
sepulcros de sus padres. Escribe biografía, historia y crítica. Las
generaciones que nos precedieron miraban a la cara a Dios y a la
naturaleza; nosotros, miramos con sus ojos. ¿Por qué no tener también el
privilegio de una relación original con el universo? ¿Por qué no tener una
poesía y una filosofía que inquieran en los arcanos, no en la tradición; y
una religión que nos sea revelada, y no la historia de la religión de
nuestros padres? Dentro del seno de la naturaleza por un tiempo, con su
afluencia de vida correteando alrededor y a través nuestro, invitándonos
con sus poderes a toda acción proporcionada a su natura, *¿por qué andar a
ciegas buscando entre los huesos del pasado, o hacer escarnio de todo lo
viviente por lo ajado de sus ropas? También hoy luce el sol.* Hay más lana
y lino en nuestros campos. Hay tierras nuevas, hombres nuevos, ideas
nuevas. Exijamos nuestras propias obras, y leyes, nuestro propio culto". Es
por ello que Thoreau ensaya una vida libre "de los puros artificios e
innecesarias labores", donde construir "considerando qué fin guardan en
relación con la naturaleza del hombre una puerta, una ventana, un sótano o
una buhardilla", buscar la soledad, "mirar lo que ha de ser visto" y entrar
en la naturaleza.
Pero esta vida olvida (es también función de la ideología) lo histórico del
ser humano, omite las determinaciones y la otra gran enunciación política,
'yo soy por otro', que se opone radicalmente a la del 'yo soy por mí mismo'
producida y reproducida hasta la nausea por las ideologías liberales. Así,
Thoreau, suscribiendo la conocida anotación de Emerson de que "no hay
Historia, sólo biografía", escribe en todos estos libros el nudo
fundamental de la ideología liberal: "vivir deliberadamente, enfrentarse
sólo a los hechos esenciales de la vida, y ver si puedo aprender lo que
ésta tenga que enseñarme". Entrar en la naturaleza, como entrar en lo
salvaje, es para Thoreau absorber lo vivo de ella, lo no sometido a la
humanidad, entrar en una edad primitiva. En la película de Sean Penn *Hacia
rutas salvajes* es posible encontrar esta directriz: el viajero abandona su
identidad civil, quema el dinero como si fuera un digger, abandona amigos y
familiares, y se dispone a llegar al centro de lo salvaje, afrontar qué se
es en tanto que individuo. Sólo que Penn restituye lo que falta en Thoreau:
a los otros seres humanos.
En los tres libros de viajes de Thoreau los seres humanos apenas son algo
más que parte del territorio. Penn los muestra como una relación. Con todo,
el gran mito liberal fracasa: Thoreau lee la naturaleza, la comprende y le
da un sentido solamente a partir de lo que la cultura y la sociedad ha
hecho con él. De lo que otros han hecho de él. La naturaleza es,
verdaderamente, un documento de cultura. Las constantes interpretaciones de
sonidos, lugares, animales y situaciones a partir de textos literarios como
*El paraíso perdido* de Milton o *Robinson Crusoe,* de mitos y otras obras
científicas (mapas y descripciones de naturalistas de otros viajeros) lo
ejemplifican bien. El proyecto de Emerson, que Thoreau emprende, de
"retirarse tanto de sus aposentos como del resto de los hombres" para estar
solos es imposible.
Los libros de Thoreau lejos de nuestro tiempo en buena medida, nos permiten
vislumbrar entre sus páginas el momento crítico en el que la ideología
liberal se quebró, el modo en que se produjo la división y la dominación de
unas tendencias filosóficas sobre otras, de la disfunción y las
contradicciones en que empezó a manifestarse la ideología liberal en un
momento histórico en que triunfa el desarrollismo capitalista (sostenido en
el liberalismo económico) y el parlamentarismo (sostenido en el liberalismo
político). La naturaleza en estos libros trata de invertir la dirección de
esa historia. Como residuo ha funcionado contra la sociedad industrial y
después contra la sociedad de consumo, influyendo en el anarquismo y en el
ecologismo. Años después de Thoreau, otros escritores, como Jack London o
Bruno Traven, abordaron la naturaleza como parte de una relación social.
Entonces el liberalismo ya había entrado en conflicto con el socialismo y
la naturaleza fue desplazada del debate ideológico.
Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/Thoreau-la-naturaleza-como.html<http://www.rebelion.org/%20http://www.diagonalperiodico.net/Thoreau-la-naturaleza-como.html>
--
Dr.Ricardo Melgar Bao
melgarr@gmail.com
Área de Antropología Social
Centro INAH Morelos
Matamoros 14, Colonia Acapatzingo, Cuernavaca, Morelos, México.62440.
Teléfax (0052 777) 312 31 08
--
Luis Anamaría http://socialismoperuanoamauta.blogspot.com/
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