jueves, 3 de octubre de 2013

RAMON GARCIA : LIBERALISMO E IZQUIERDA DEMOCRATICA / PERU PROBLEMA Y POSIBILIDAD (QUINCENA -05)

Quincena-05
LIBERALISMO E
IZQUIERDA DEMOCRÁTICA

PERÚ: PROBLEMA Y POSIBILIDAD
ÍNDICE: -Prólogo a la Segunda Edición (3), .Dedicatoria (7), PRIMERO.- El sentido de la historia peruana (9), SEGUNDO.- Panorama de la formación histórica del Perú (14), TERCERO.- La lucha política durante la primera República (24), CUARTO.- Panorama y crítica de las inquietudes doctrinales iniciales, QUINTO.- La evolución de las clases sociales durante la República, SEXTO.- Piérola y el predominio del civilismo, SÉPTIMO.- Ubicación sociológica de González Prada, OCTAVO.- Leguía y el Leguiísmo, NOVENO.- El planteamiento de la cuestión social y José Carlos Mariátegui, DÉCIMO.- El centralismo y la subversión de las provincias, UNDÉCIMO.- La mujer en la vida peruana, DUODÉCIMO.- El Perú en el arte de José Sabogal, DÉCIMOTERCIO.- Perú: realidad y solución.
PRÓLOGO A LA SEGUNDA EDICIÓN
El crítico literario inglés Cyril Connolly recomendó a los autores que, en vez de dispersarse en proyectos heterogéneos, tratasen de concebir y ejecutar una obra grande. Muchos años antes de enunciada esta fórmula, surgieron libros como La iniciación de la República (1929 y 1930), La multitud, la ciudad y el campo en la historia del Perú (1929) y Perú: problema y posibilidad. Llenos de defectos, señalaron, sin embargo, tentativas para organizar y sistematizar investigaciones históricas planificadas; ellas, por lo general, resultaban de proyectos diversos a partir de 1919, convertidos en la materia prima de la cátedra de Historia del Perú (monográfico) desde 1928, según consta en el respectivo programa analítico que en folleto especial divulgó en su oportunidad.
El último de los ensayos antedichos tuvo como antecedente inmediato el proceso de las elecciones presidenciales y parlamentarias de 1931, cuando el autor comprobó que en ellas no tendría cabida porque sus puntos de vista estaban lejos de encajar dentro de las candidaturas entonces emergentes. Fue, a la vez, un mensaje de despedida al país, semanas antes de emprender un necesario viaje de estudios en el extranjero. También vino a ser una forma de recuerdo sobre el hecho esencial que la algarabía de la lucha hacía, a veces, olvidar: que el Perú no acababa de nacer y que sobre las perspectivas, en realidad negras, acumuladas en vísperas de días inmediatos, abríase, intacto, un amplísimo futuro.
El clima intelectual dentro del que surgió la producción juvenil de este autor, recogió ideas e inquietudes de origen mucho más complejo del que se podría suponer a primera vista. Estuvo ligado a un planteamiento temprano de historia social, todavía no separada de la historia política en su fase narrativa, como resultado de la pobreza general de conocimientos sobre temas elementales en ese campo y de la ausencia de obras con un tratamiento serio de la época dentro de un nivel que no fuere el de los textos escolares.
Pero es justo señalar, además, otros factores. No se trataba tan sólo de la influencia de las ideas de José Carlos Mariátegui y de Víctor Raúl Haya de la Torre. Dentro del grupo llamado “germancista” a comienzos de la década de los 920, llamados así para caracterizar a los jóvenes de la izquierda moderada partidarios de Germán Leguía y Martínez, habían salido libros tan sugerentes como los estudios de José Antonio Encinas sobre la necesidad de una legislación tutelar indígena y el de un gran amigo de todos los días, Alberto Solís, sobre el problema agrario. César Antonio Ugarte acababa de abrir para su tardíamente creada cátedra de historia económica, nuevos caminos. Un poco más lejos cronológicamente, la tesis de Alberto Ulloa Sotomayor sobre organización social y legal del trabajo en el Perú, tan injustamente olvidada en tiempos posteriores, estaba llena de datos y de puntos de vista valiosos. La triunfante lucha por la jornada de las ocho horas en 1919 y las campañas del anarcosindicalismo iniciadas heroicamente desde comienzos del siglo eran un llamado de atención a los movimientos populares, o sea un rompimiento con prejuicios elitistas para oír nuevas voces en la escena nacional e internacional. La Constitución de 1920, al reconocer a las comunidades indígenas por vez primera en la historia pródiga de nuestras Cartas políticas, había legalizado un hecho histórico antiquísimo convirtiéndolo en una novedad revolucionaria, si bien aquí el “derecho del legislador” cumplió la misión de seguir los pasos del “derecho de los profesores” o graduandos expresado en múltiples tesis universitarias no sólo en San Marcos sino también en Cusco y Arequipa. La presencia de un hombre de tan novedosa e independiente formación filosófica y de tan auténtica preocupación indigenista como la de Pedro Zulen, el “chino” Zulen, en la tarea de reanimar y renovar la biblioteca universitaria de Lima entre 1923 y 1925 no había sido, por cierto, infecunda, a pesar del tiempo breve -¡qué breve!- de su duración.
El entusiasmo juvenil que entonces prodigó este autor en su aventura intelectual, quizás con una fecundidad excesiva, no estuvo acompañado por oriflamas retóricas ni por la laxitud documental. Con todas sus limitaciones y todos sus errores, hoy indudables y acaso inevitables, evidenció -y que ello le sirva de circunstancia atenuante en el severo ánimo de quienes sean sus jueces- una nota de desinterés y de seriedad en la intención y de paciencia y cuidado sistemático para el manejo de las fuentes aunque nadie le había enseñado el manejo de ellas en la diaria y tan grata experiencia en la Biblioteca Nacional durante más de diez años.
Perú: problema y posibilidad, fue una obra muy ambiciosa. Se atrevió a empezar con breves notas sobre la cultura humana, caminó con ufanía por la ruta multisecular del Perú y, en sus palabras finales*, trasladó su esperanza a épocas mejores. El fervor con que estas páginas fueron escritas, contagió a un sector de sus lectores, al hallarlas, además, breves, y más o menos sencillas. Dicha actitud se ha mantenido a través de los años hasta convertir a este libro, que muchos han conocido sólo a través de su título, en un verdadero mito. Facilitó su atractivo el título mismo.
El planteo de todo ser humano lleva en sí la interrogante cotidiana que se deriva de los distintos senderos abiertos a la acción, muchos de ellos complejos y difíciles. A la vez induce a la creencia de que, a pesar de todo, se puede tener la aptitud de afrontar, siquiera en parte, las pruebas deparadas por la vida. Cada individuo está envuelto en problemas; pero, encima de ellos cabe no la certeza, no la seguridad, ni siquiera la probabilidad pero sí, al menos, la posibilidad de encontrar soluciones a corto, mediano o largo plazo. Trasladando esta secuela de pensamiento a un plano colectivo, resulta aplicable a los pueblos en vías de desarrollo. No son una realidad definitivamente consumada, no han llegado a constituirse en todos orgánicos, no están aún “en forma”; el suyo es un proceso difícil y contradictorio, que puede tener retrocesos y desviaciones, si bien mantiénense como sociedades abiertas, es decir con la esperanza a pesar de todas las contradicciones. Esperanza que no se debe encuadrar dentro de grupos dominantes, cualesquiera que ellos sean, sino proyectarse sobre sus trabajadores en los distintos campos en que ellos despliegan sus actividades.
Y, ya desde el punto de vista de los engranajes que mueven a los hombres y a los pueblos en el tiempo, se reafirma aquí la dinámica de la historia dentro de la cual, no lo olvidemos nunca, el pasado es, de un modo u otro, una fuerza condicionante para las inevitables transformaciones del futuro.
Lima, noviembre de 1978
El autor.
REALIDAD Y SOLUCIÓN (*palabras finales)
El destino de América está en ser proyección de Europa y realizarse cada vez más plenamente en ella, si bien adoptando al asimilar esa proyección, módulos propios. La renovación científica y cultural de Europa en los siglos XV y XVI dio lugar al nacimiento de las culturas indoamericanas. La Revolución Francesa y toda la inquietud cultural y política de Europa y Norteamérica a fines del siglo XVIII y principios del XIX contribuyeron decisivamente a la Emancipación. Todos aquellos hechos, teóricamente extraños a nuestra realidad, inaplicables a nuestro medio, disociadores del orden de cosas antiguo, dieron lugar a la creación primero y al desenvolvimiento luego, del espíritu americano. Y los tránsitos hacia el socialismo que ocurran en el mundo, nos afectarán ahora fatalmente en forma más rápida e interna.
El socialismo es, ante todo, un modo de abordar los problemas, y un espíritu. No pueden el capitalismo pleno ni el régimen intermedio actual solucionar los problemas precapitalistas del Perú ni menos los angustiosos problemas del capitalismo ya desarrollado que también existen, porque la esencia de esos regímenes vigentes está en su subordinación al interés de unos cuantos, en su egoísmo, en su codicia, en su tendencia mecanicista y pecuniaria. ¿Cómo podrían, por ejemplo, resolver eficientemente la cuestión del sistema tributario, la cuestión de la tierra, cuyos trabajadores son mantenidos en la servidumbre, la cuestión de las negociaciones e industrias en gran escala cuyos provechos no van tampoco a quienes las hacen productivas? Por eso, la única solución está en el socialismo. Acabando con el capitalismo, sistema de vida económica y social, puede el socialismo manejar el capitalismo entendido como conjunto de instrumentos modernos de producción y abordar los problemas precapitalistas en el sentido de procurar el beneficio de los más
Eso será la tarea no de hoy pero sí del futuro. Demorará, sufrirá, derrotas y traiciones, será o no precedido por estadios previos, pero el socialismo vendrá. Es por ello que las nuevas generaciones, precisamente, más que todas las otras, éstas que vienen, tienen un formidable rol ante sí y el deben de procurar su mejor capacitación.
Con el socialismo debe culminar el fatigoso proceso de formación histórica del Perú. Dentro de él, vinculado más que nunca al continente y a la humanidad, el Perú debe encontrar su realidad y su solución.
Jorge Basadre, 1931
BIBLIOTECA AYACUCHO, 1992
Título N°177
Diseño / Juan Fresán
Impreso en Venezuela
398 págs. total
15 x 22.5 cms
Jorge Basadre (1903-1980), desde muy joven incursionó en el campo intelectual. En 1919 publica su primer artículo, El Capitán Benites, (revista Ideal) En 1923 es redactor del Boletín Bibliográfico (Biblioteca de la UNMSM) En 1926 comienza a colaborar en la revista Amauta. En 1928 es profesor de “Historia del Perú, (curso monográfico UNMSM) De su copiosa producción son: La Iniciación de la República La multitud, la ciudad y el campo (1929), La defensa del ex presidente Leguía, Perú: problema y posibilidad, La Nueva Democracia (1931), Historia de la República (1939, que alcanzó 16 volúmenes en 1969), La promesa de la vida peruana (1943), Meditaciones sobre el destino histórico del Perú (1947), Peruanos del siglo XIX, Peruanos del siglo XX (1981); sus inéditos Satanismo, corrupción y dependencia en el Perú republicano (1981), La metodología de la historia (1990)
Ejerció funciones públicas y llegó a Ministro de Educación en los gobiernos de Bustamante (1945) y Prado (1958) Devino así en el representante más importante e influyente de la izquierda democrática en el país.
JCM mencionaba y comentaba sus actividades. Señala que “Jorge Basadre y Luis Alberto Sánchez, en sus ensayos históricos abandonan la rutina de la anécdota y la crónica” (10.07.25); que “ha expresado hace dos años, en un estudio que lo enaltece, la génesis de esta ley (La conscripción vial, 05.03.26); que “En la generación universitaria de Sánchez -lo certifican los trabajos de Jorge Guillermo Leguía, Jorge Basadre, Raúl Porras Barrenechea, Manuel Abastos-, aparece, como una reacción, ese ascetismo de la biblioteca que en los centros de cultura europeos alcanza grados tan asombrosos de recogimiento y concentración” (24.08.28) Es lo que nos sigue faltando hasta ahora.
Estudioso, muy estudioso, y con más afinidad ideológica con LAS que con JCM. Esto se puede constatar con las respuestas al Cuestionario N° 4 del Seminario de Cultura Peruana, de La Sierra, revista que pretendía competir con la revista Amauta.
Basadre responde señalando que “El rol de las clases medias es fundamental, sobre todo en países como los nuestros aún no plenamente capitalistas. Que no haya tenido un Marx que defina su trayectoria, no disminuye ese rol, evidente por lo menos en las etapas de transición. No constituyen las clases medias los dos o tres núcleos reunidos en las sociedades de empleados de comercio ni los llamados huachafos. Clases medias son todos los que no son latifundistas ni grandes industriales, ni tampoco obreros manuales. Firmemente creo que nada sólido ni estable se podrá por ahora hacer en el Perú sin el apoyo de las clases medias, al menos en sus sectores más dinámicos y conscientes, sin que ello quiera decir que les otorgue un rol exclusivo. (La Sierra, Lima, año III, No. 29, pp. 53-55 y 60)
JCM había respondido que “No me parece el caso de formular un programa cabal sobre el problema agrario. Por mi parte, creo que dentro de los límites de una encuesta, sólo cabe formular puntos de vista generales. Yo me obligo a precisar y explicar mejor los míos en próximos estudios. Lo que dejo dicho basta para definir mi posición ante este problema. Estoy por una solución social, nacional, revolucionaria, como la que en México ha planteado la revolución agrarista. (La Sierra, año I, N° 2, febrero de 1927)
Una encuesta, un cuestionario, en verdad es un examen, como un “paso”. Y la revista La Sierra se cuidaba mucho de expresar sus propias opiniones al respecto, que sin embargo eran muy notorias por su posición ante la revista del Socialismo Peruano.
Su copiosa producción fue un esfuerzo inmenso. Pero mayormente fue para la cátedra, para la intelectualidad, para las “clases medias” Por eso, hasta llegó a acuñar el término “república aristocrática” para una etapa de la historia nacional (1895-1919) pero que circula sin beneficio de inventario de manera global. De esta etapa son los gobiernos de Eduardo López de Romaña (1899-1903), Manuel Candamo Iriarte (1903-1904), José Pardo y Barreda (1904-1908), Augusto B. Leguía (1908-1912), Guillermo Billinghurst (1912-1914), Óscar R. Benavides (1914-1915), José Pardo y Barreda (1915-1919) ¿Tenían algo de aristócratas estos gobiernos? Etimológicamente, aristocracia significa gobierno de los mejores (de aristos = el mejor) Y lo que había era el gobierno del gamonalismo, como bien lo analizó JCM en su prólogo a Tempestad en los Andes, y lo repitió en sus 7 Ensayos.
Su método fue informativo, descriptivo, de narrativa social y política, pues el socialismo para él “será la tarea no de hoy pero sí del futuro” Diferente del método analítico que desarrolla JCM en 7 Ensayos y en toda su obra de crítica y preparación.
Ragarro

01.07.13

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

PLANETA PERU

PlanetaPeru: buscador del Perú

Seguidores

Archivo del Blog