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LA REVOLUCIÓN DE 1911
En
los primeros 50 años de resistencia, el pueblo chino enfrentó principalmente la
Guerra del Opio (1840-1842), el Movimiento del Reino Celestial Taiping
(1850-1863), la Guerra Chino-Japonesa (1894), el Movimiento Reformista (1898),
el Movimiento Yijetuan (1899-1901) Pero no pudo derrocar la dinastía manchú ni
derrotar al imperialismo (de ocho potencias agresoras)
Esta
tarea le requirió otros 50 años de lucha. Y en este lapso hay dos procesos
históricos, la Revolución de 1911 y la Revolución de Nueva Democracia (1919-1949)
Tras
la agresión de las ocho potencias en 1900 (Inglaterra, Estados Unidos,
Alemania, Francia, Rusia, Japón, Italia, Austria), la dinastía Qing (Ching)
hizo pública su decisión de “granjearse la complacencia de las diversas
potencias a expensas de los recursos materiales del China” Era una política de
subasta. Cedió Hong Kong, Macao, Taiwan, más de siete lugares estratégicos;
permitió la apertura de 62 centros comerciales, la instalación de “concesiones”
en 16 ciudades. Así el imperialismo logró extender una inmensa red para saquear
al pueblo, en confabulación con los terratenientes, burgueses compradores y
usureros del capital mercantil. La inversión extranjera alcanzó la suma de más
de 2000 millones de taeles de plata, más de diez veces mayor que el capital
nacional; y así los imperialistas acapararon hasta el 90% de la industria
pesada, del transporte, del mercado del país.
Pero
eso no fue todo. Implantaron el control sobre las aduanas e ingresos
tributarios de China mediante tratados desiguales, empréstitos,
indemnizaciones. Así dominaban a China en el terreno financiero y económico. Y
hasta acantonaron tropas en la propia capital Beijing. La independencia del
país era una mera formalidad.
En
este panorama, la burguesía china mostraba una doble tendencia, a la revolución
y a la conciliación. Con las masas obrero-campesinas tenía propensión a la
alianza, pero se confabulaba con el feudalismo e imperialismo en contra de
ellas.
Sun
Yat-sen (1866-1925) se educó en el exterior. En las escuelas misioneras donde
estudió asimiló la mentalidad de la burguesía occidental. Se graduó de médico
en Hong Kong. Le sirvió de gran estímulo el presenciar la heroica resistencia
popular a los intentos de EUA de anexionarse Hawai. Así inició su carrera
política organizando o participando en varias ligas revolucionarias, hasta que
en 1904 formó la Liga Revolucionaria (Tungmenjui) Con un partido revolucionario
unificado sustituyó los anteriores grupos aislados, amplió la unidad de los
revolucionarios y fortaleció sus fuerzas. Formuló los Tres Principios del
Pueblo: el nacionalismo (derrocar la dinastía Qing), la democracia (implantar
la república), la vida del pueblo (igualdad de derechos)
Los
reformistas de 1898, ante el posible derrocamiento del gobierno Qing, mostraron
su odio ante la inminente revolución democrático-burguesa. Y usaron la táctica
de atacar al gobierno en menor escala y ayudarlo en mayor escala. Pero los
revolucionarios enarbolaron la bandera de la lucha armada llamando a derrocar
la dinastía Qing, señalando que este gobierno se había convertido desde tiempo
atrás en lacayo del imperialismo. Esta polémica reforma-revolución duró varios
años.
Sin
embargo, la Tungmengjui no pasó de ser una débil alianza entre los
revolucionarios burgueses y los elementos antimanchúes de la clase
terrateniente. Si con los reformistas lograron éxitos, ante los imperialistas
no tuvieron suficiente valor para enfrentar el desafío de sus adversarios.
Igualmente, ante los terratenientes mostraron debilidad en el problema de la
propiedad de la tierra y el apoyo a las masas campesinas.
Mao
Zedong, analizando esa etapa revolucionaria señala que la fuerza principal es el pueblo; las fuerzas motrices son el proletariado, campesinado, miembros de
otras clases dispuestos a luchar contra el imperialismo y el feudalismo; las fuerzas básicas son los obreros y
campesinos, que constituyen el 90% de la
población.
La
nueva clase obrera había surgido en los años 40 del siglo XIX, incluso antes
que la burguesía china. Antes de la Revolución de 1911, los obreros
industriales chinos eran más de 600 mil, suma muy pequeña ante la población
total pero que representaba las fuerzas productivas avanzadas, con
concentración fabril y triple lucha contra el imperialismo, feudalismo,
capitalismo. Pero no tenía organización ni dirección propias.
Centro
industrial era Shanghai. Y otro centro importante era Wujan. Y de ahí partió la
Revolución de 1911 contra los mandarines, comerciantes opulentos y firmas
extranjeras. Se había intensificado la lucha por la recuperación de la
soberanía nacional, por recuperar las minas de carbón y de hierro en poder de
empresarios británicos.
Las
agitaciones ferroviarias estaban en alza. El gobierno Qing había
“nacionalizado” los ferrocarriles chinos, pero sólo para entregárselos en
subasta al imperialismo. El pueblo luchó contra esta farsa, que facilitaba el
saqueo imperialista que invertía para controlar las arterias vitales del país y
así controlar el comercio, explotación de minas, silvicultura, comunicaciones
telegráficas, incluidos los privilegios para instalar aduanas, acantonar y
transportar sus propias tropas. En resumen, “de más esferas de influencia se
adueñaría quien mayor longitud de ferrocarril controlara”
En
agosto de 1911, la Corte manchú confiscó por la fuerza el ferrocarril
Yichang-Wansien. Los accionistas de la compañía ferroviaria realizaron un mitin
con decenas de miles de manifestantes. Siguieron las protestas y
manifestaciones, hasta que el 10 de octubre de 1911 estalló el levantamiento de
Wuchang. Este levantamiento reunía condiciones objetivas (agudas
contradicciones de clases, contradicción con los imperialistas, base de masas
como verdadero potencial para la revolución) Y condiciones subjetivas
(indignación ante la extranjerización hasta del personal técnico, equipos
mecánicos, bases ferroviarias, constructores de caminos; y sobre todo los
esfuerzos de los revolucionarios con una perseverante labor de más de diez
años)
El
Levantamiento de Wuchang, dirigido
por los revolucionarios con Sun Yat-sen a la cabeza es conocido también como Revolución de 1911 (Del Doble Diez)
Wuchang,
Shanghai, Nankin fueron los baluartes de la revolución. Pero la
contra-revolución no estaba quieta. Con su jefe Yuan Shi-kai pasó a la
contraofensiva con el apoyo del imperialismo. Faltaba a la revolución sólida
dirección, comando militar unificado, poder administrativo eficiente. Por eso
se planteó la necesidad de un poder central. Con Sun Yat-sen se reunieron los
representantes de 17 provincias. Con el voto de 16 fue elegido Sun Yat-sen, y
así surgió la “República China” con Presidente, Vice-Presidente y nueve
miembros del gabinete, formándose el Gobierno Provisional.
El
gran mérito de la revolución de 1911 fue el haber derrocado dos mil años de
dominación feudal. El emperador Puyi (1906-1967), abdicó el 12 de febrero de
1912
Pero
el 14 de febrero Sun Yat-sen tuvo que renunciar. Y el 15 de febrero se reunió
el Senado, que con 17 votos de las provincias eligió a Yuan Shi-kai (1859-1916,
con un voto más que Sun Yat-sen; después se proclamaría temporalmente emperador)
La
Revolución de 1911 trasladó mecánicamente el esquema occidental obsoleto. Y
fracasó. Por eso, “lo importante no reside en el título sino en la esencia, no
en la forma sino en el contenido. Lo esencial es qué clase está en el Poder. Es
la inter-relación entre el sistema de Estado y el sistema de gobierno. Uno es
la posición política que ocupan las diversas clases sociales en un país dado.
Otro es la forma de su estructura”
Es
la gran lección de esta etapa de resistencia. Por eso, la
misión de la lucha antimperialista y anti feudal recayó históricamente en la
clase obrera china.
Ragarro
01.03.13
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